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FilipinasAnuario de los testigos de Jehová 2003
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Marlon era de la clase de personas que siempre está metida en problemas. En su pueblo era conocido por ser un hombre con muchos vicios: tabaco, borracheras, drogas y malas compañías. Su madre se interesó en el mensaje del Reino cuando los Testigos la visitaron. A fin de dirigirle el estudio, unos precursores recorrían caminos polvorientos y enlodados. Al principio, Marlon no demostró ningún interés en estudiar, sino que se limitaba a pasar por allí de vez en cuando. Aun así, aquellos hermanos se interesaron por él. Con el tiempo, no solo comenzó a estudiar, sino que incluso se cortó la melena —que le llegaba hasta la cintura— para asistir a su primera reunión en el Salón del Reino. Progresó rápidamente, y los cambios que hizo en su vida sorprendieron a los vecinos. En la actualidad, Marlon sirve de precursor y dedica mucho tiempo a llevar el mensaje a otras personas. ¿Qué lo motivó a aceptar la verdad? Él reconoce que la perseverancia con que los precursores acudían a dirigirle el estudio a su madre fue lo que lo convenció de que tenían la verdad.
Puede que algunos no parezcan de la clase de personas que se inclinan a aceptar la verdad. Sin embargo, los proclamadores de las buenas nuevas no prejuzgan a la gente sin darle la oportunidad de oír el mensaje. Cierto día, una precursora especial dio testimonio en una casa de la pequeña isla de Marinduque. Al terminar, preguntó si allí vivía alguien más. Le dijeron que había una familia en el piso de arriba, pero le advirtieron: “No se moleste en subir; él es una persona violenta y se enfurece con facilidad”. Sin embargo, la precursora consideró que aquel hombre merecía la oportunidad de escuchar el mensaje del Reino. Cuando subió, se encontró con un señor que parecía estar esperándola. Con una sonrisa le ofreció un estudio bíblico gratuito en su hogar, y le sorprendió que el hombre, llamado Carlos, aceptara encantado. Así que se inició un estudio bíblico con él y su esposa.
En la segunda visita, Carlos le confesó que tanto él como su esposa tenían problemas tan graves, que incluso habían intentado suicidarse. Cuando la precursora estaba predicando en el piso de abajo, Carlos había pegado la oreja al suelo y había escuchado cómo trataban de disuadirla de subir las escaleras. Al oír eso, le había pedido a Dios que nuestra hermana no hiciera caso y subiera, puesto que quizás ella fuera la respuesta a su petición de lograr paz mental. El estudio de la Biblia les proporcionó dicha paz. Ambos se bautizaron al mismo tiempo, y la esposa de Carlos sirve en la actualidad de precursora regular.
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FilipinasAnuario de los testigos de Jehová 2003
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Los precursores han ayudado a personas que se encontraban en todo tipo de circunstancias. Primitiva Lacasandile, precursora especial en la región del sur de Luzón, inició un estudio bíblico en un pueblo con una pareja de escasos recursos que tenía dos niños. Cierto día en que Primitiva llegó para dirigir el estudio, se sobresaltó al ver al mayor de los niños colgado dentro de un saco y llorando. Primitiva recuerda: “La madre empuñaba un cuchillo y estaba a punto de matarlo. La detuve y le pregunté por qué iba a hacer aquello. Ella me respondió que a causa de sus penurias económicas”. Primitiva le expuso las pautas bíblicas para resolver el problema, y gracias a eso se salvó la vida del niño. La pareja prosiguió el estudio bíblico y comenzó a acudir a las reuniones, a pesar de que tenían que caminar ocho kilómetros para llegar al lugar donde se congregaban. Ambos progresaron y se bautizaron, y ahora él es anciano de la congregación. Primitiva relata: “En la actualidad, el chico que estuvo a punto de morir es precursor regular. La obra que Jehová encomendó a sus siervos realmente salva vidas, tanto ahora como en el futuro”.
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Pascual y María Tatoy, quienes servían de precursores regulares, acompañaron al precursor especial Angelito Balboa para predicar en el territorio de la isla Coron, situada en el lado oeste de las Filipinas. A fin de ganarse la vida, Pascual iba a pescar con otro hermano y María preparaba tortas de arroz para venderlas.
Cuando el superintendente de circuito los visitó, les señaló la necesidad existente en otra isla, la de Culion. En ese lugar había un hospital de leprosos y tan solo cuatro publicadores. El superintendente invitó a los Tatoy a mudarse allí. Pascual y María aceptaron, y Jehová ha bendecido sus esfuerzos, pues los cuatro publicadores de Culion ya se han convertido en dos congregaciones.
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