¡Sucesos importantes en un país pequeño!
¿PUEDE usted hallar el Gran Ducado de Luxemburgo en un mapa? Este pequeño país está anidado precisamente donde se juntan las fronteras de Bélgica, Francia y Alemania. Aunque pequeño, ciertamente no es insignificante. Su capital, la ciudad de Luxemburgo, es una de las sedes de las Comunidades Europeas. También es un prestigioso centro financiero, en el que actualmente hay 125 bancos. Sin embargo, ¡el Gran Ducado de Luxemburgo solo mide 2.586 kilómetros cuadrados (999 millas cuadradas), y su población es de solo 372.000 personas!
Se puede comprender, pues, que la contribución de los testigos de Jehová de Luxemburgo a la gran obra de predicar el Reino por todo el mundo sea relativamente pequeña al compararla con la de los Testigos de los países mucho mayores que nos rodean. Con todo, el desarrollo de la predicación del Reino aquí nos hace pensar en Zacarías 4:10: “Porque, ¿quién ha despreciado el día de las cosas pequeñas?”. Como un ángel le dijo a aquel profeta hebreo, “‘no por una fuerza militar, ni por poder, sino por mi espíritu’, ha dicho Jehová de los ejércitos”. (Zacarías 4:6.) Así nuestra obra, por modesta que sea, ciertamente tiene su valor. Por la guía del espíritu de Dios, redunda en alabanza a él.
‘Los días de las cosas pequeñas’
En Luxemburgo la testificación acerca del Reino empezó entre 1922 y 1925, cuando un grupito de cristianos de Estrasburgo, Francia, vinieron a Luxemburgo a distribuir tratados. Aunque el grupo era pequeño, los mensajes impresos eran poderosos. Considere los títulos de aquellos tratados: Un desafío a los líderes del mundo, Una advertencia a todos los cristianos y Eclesiásticos denunciados. Se necesitaba mucho valor para esparcir estos mensajes, pues el 96% de la población del Gran Ducado de Luxemburgo constaba de católicos romanos que se adherían estrechamente a su religión y sus tradiciones.
Durante 1930 y 1931 se exhibió en Luxemburgo el Foto-Drama de la Creación. En cierto modo aquellas exhibiciones y sus resultados nos recuerdan el ministerio de Jesús. Grandes muchedumbres acudían a escuchar a Jesús y ver y experimentar las curaciones que hacía, pero contadas personas llegaban a ser sus discípulos. (Mateo 4:23-25; 23:37.) En las exhibiciones del Foto-Drama en la ciudad de Luxemburgo, muchedumbres de unas 300 personas atestaban cada noche el salón alquilado. Pero pocas regresaban para escuchar el discurso relacionado con las exhibiciones y las sesiones de preguntas y respuestas de las semanas siguientes. Al principio había 20 ó 30 personas, después 10, y finalmente 4. Solo estas pocas personas manifestaban aprecio duradero por el alimento espiritual que se les ofrecía.
Las recompensas de la perseverancia
En 1931 los primeros luxemburgueses empezaron a predicar en su país. No fue fácil hacerlo. La Iglesia Católica Romana había lanzado una campaña de propaganda llena de odio contra el pueblo de Dios, y ejerció presión en la policía para que causara cuanta dificultad fuera posible a los que iban de casa en casa en su ministerio. La policía confiscaba la literatura, daba advertencias o arrestaba a algunos casi cada vez que los hermanos servían en el campo. ¿Dejaría de extenderse la adoración verdadera en el Gran Ducado? ¡Al contrario! Poco después de ser echado del país August Riedmueller, el primer Testigo que predicó de tiempo completo en este país, se bautizaron diez luxemburgueses, el 25 de septiembre de 1932, y participaron regularmente en la predicación, a pesar de las dificultades que les presentaba la policía.
En 1934, antes de la II Guerra Mundial, los 15 publicadores de este país distribuyeron 3.164 ejemplares de literatura bíblica. ¡A menudo viajaban en bicicletas de 80 a 100 kilómetros (50 a 60 millas) diarios! Una hermana informó: “Mi bicicleta era mi ‘compañera’ constante. Predicar en una aldea tras otra llegó a ser mi actividad favorita, especialmente los domingos”.
Los ejércitos alemanes invadieron el Gran Ducado de Luxemburgo en 1940, y durante los cinco años siguientes nuestros hermanos tuvieron que efectuar su obra clandestinamente. Algunos fueron arrestados. Después de meses en prisión se les puso en libertad tras de recibir la orden firme de no seguir predicando públicamente como testigos de Jehová. (Véase Hechos 4:17, 18.) Dos hermanos fueron enviados a campos de concentración. No obstante, los demás hermanos se mantuvieron tan activos como pudieron, y la cantidad de los estudios bíblicos con personas interesadas en la verdad aumentó de 6 en 1942 a 20 en 1944. Y mientras que 23 personas informaron servicio ministerial en el campo en 1939, en 1946 hubo un nuevo máximo de 30.
Se ve la bendición de Jehová
En las décadas desde entonces, Jehová Dios ha bendecido con gran aumento la predicación del Reino en Luxemburgo. En 1988 la cantidad de los Testigos alcanzó un máximo de 1.336. Ahora, como promedio, hay 1 testigo de Jehová por cada 327 habitantes en el territorio de nuestra sucursal. ¡Más de 2.900 personas asistieron a la celebración de la Cena del Señor el 1 de abril de 1988, o sea, 1 persona por cada 148 habitantes! También se manifiesta mucho interés en el ministerio de tiempo completo. Allá en 1955 había solo 5 trabajadores de tiempo completo, o precursores, ¡pero en mayo de 1988 hubo un total de 190 en el campo!
Este aumento ha hecho necesario agrandar la sucursal. La sucursal de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract que se estableció aquí originalmente en septiembre de 1955 consistía en dos habitaciones de un hogar privado. El 12 de septiembre de 1987 se inauguró un nuevo complejo de edificios que incluye la sucursal y un Hogar Betel de 20 habitaciones. También se dedicó un excelente nuevo hogar de misioneros con tres apartamentos y dos Salones del Reino.
Se predica en toda oportunidad
Luxemburgo es verdaderamente internacional. Los luxemburgueses mismos hablan tres idiomas. Sin embargo, puesto que de cada 4 habitantes 1 viene de algún país extranjero, comúnmente se hablan muchos idiomas.
Los extranjeros vienen a trabajar para las Comunidades Europeas, en los muchos bancos o en oficios manuales. Por eso tenemos congregaciones francesas, italianas y portuguesas que atienden a estos grupos de personas de habla extranjera.
Una de nuestras hermanas portuguesas nos cuenta lo que le sucedió en un vuelo reciente: “Llevé conmigo algunas revistas por si se me presentaba la oportunidad de testificar informalmente. En nuestra primera parada hubo que reparar el avión. No se permitió que nadie saliera. Al principio, yo sencillamente no me atrevía a hacer lo que mi corazón me decía. Oré a Jehová intensamente para que me fortaleciera para aprovechar aquella oportunidad.
”Medité brevemente sobre el asunto, y entonces pregunté a las azafatas o camareras si podía ofrecer a los pasajeros unas revistas animadoras y provechosas. Me permitieron hacerlo, y con gusto hablé libremente con los pasajeros, fila por fila, como al predicar de casa en casa. Pude dejar 12 revistas y un folleto en manos de algunas personas, y tuve muy buenas conversaciones con la gente.
”La última persona a quien hablé me dijo condescendientemente que no necesitaba ayuda, porque era clérigo evangélico. Tampoco le parecía correcto que yo hubiera hablado a los pasajeros. Con prudencia continué hablando con él sobre el terreno común de la fe en Dios y del aprecio que se le debe mostrar por las bendiciones que otorgará a los que creen en él. Después de la conversación, el pastor me dio encomio por tener fe y por el denuedo que mostré al hablar a todos los pasajeros.
”Ahora la persona sentada a mi lado empezó a hacerme preguntas, ¡y hablamos por casi tres horas!”.
Nuestros hermanos también han mostrado celo excepcional en su servicio de casa en casa. Un superintendente de circuito informa lo que sucedió en una congregación: “El momento culminante vino cuando nos reunimos para el ministerio en el campo el domingo por la mañana. ¡De los 109 publicadores de la congregación, 102 estuvieron presentes para salir a predicar! Se esforzaron mucho por invitar a todo interesado al discurso público que se presentaría por la tarde, y como resultado el salón se llenó; ¡vinieron 198 personas! Era la primera vez que algunas de aquellas personas asistían a una de nuestras reuniones, ¡aunque en el territorio de esa congregación hay 1 Testigo por cada 50 habitantes!”.
Los jóvenes también dan buen uso a sus oportunidades de proclamar el mensaje del Reino. Dos adolescentes, al enterarse por La Atalaya del 1 de abril de 1985 de que algunos de nuestros hermanos estaban en prisión en Turquía, decidieron visitar al embajador turco. Informaron:
“Lo primero que hicimos fue conseguir una cita. Al principio la secretaria no nos tomó en serio. Para convencerla de nuestra sinceridad, le mostramos ejemplares, en varios idiomas, de la revista que contenía el informe. Impresionada, tomó las revistas y se las llevó a la oficina del embajador. Diez minutos después regresó y nos dijo que volviéramos en dos semanas, pero que el embajador se quedaría con las revistas e investigaría las graves acusaciones que se hacían en ellas. Esto nos pareció una buena señal.
”Cuando regresamos a la embajada para nuestra cita, el embajador fue muy bondadoso y amigable. Nos mostró un mensaje telegráfico que había enviado al gobierno turco para investigar varios detalles del informe de nuestras revistas. Los detalles le fueron verificados, y dieron a nuestra queja mucho peso.
”El embajador quedó muy impresionado por la objetividad del artículo, que no tenía exageraciones ni criticaba injustamente a los líderes políticos. Pudimos hablarle por hora y media sobre la soberanía de Dios, la neutralidad cristiana y el hecho de que el hombre no puede gobernar con éxito al hombre. Dijo que comprendía nuestra postura y preguntó qué podía hacer para ayudar. Sugerimos que le informara a su gobierno sobre la reunión que habíamos tenido con él y que dijera a los funcionarios lo que él pensaba de toda la cuestión. Él concordó en hacerlo, y pidió varios ejemplares de la revista para enviarlos a diferentes representantes del gobierno. También dijo que abriría un archivo para la información pertinente y trataría de ayudar en lo que pudiera”.
Pocos meses después La Atalaya informó que un decreto del Tribunal Supremo de Turquía había puesto en libertad a los Testigos. Cuando se enteraron de eso, los jóvenes volvieron a visitar al embajador, y este los recibió amablemente.
De la historia de la proclamación del Reino aquí en el Gran Ducado de Luxemburgo vemos lo sabio de no despreciar “el día de las cosas pequeñas”, sino confiar en que el espíritu de Jehová nos dará a cada uno la fortaleza necesaria para hacer su voluntad hasta que esté completa. Con la ayuda de Jehová Dios, ha habido sucesos importantes aquí en el pequeño territorio de la sucursal de Luxemburgo. Clamamos con voz fuerte a ustedes los que todavía no están ‘engrandeciendo a Jehová’ con nosotros para que lo hagan, y así “gusten y vean que Jehová es bueno”. (Salmo 34:3, 8.)
[Fotografía en la página 27]
Aunque tiene más de 80 años, Victor Bruch, quien estuvo en un campo de concentración durante la II Guerra Mundial, sirve como anciano cristiano
[Mapas en la página 25]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
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Países Bajos
República Federal de Alemania
Bélgica
Luxemburgo
Francia
150 km
100 mi
[Mapa]
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República Federal de Alemania
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Luxemburgo
Luxemburgo
Francia
Metz