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  • La controversia: ¿cómo se originó el universo?
    ¿Existe un Creador que se interese por nosotros?
    • Entre ellas se cuenta la intensidad exacta de cuatro fuerzas fundamentales a las que la materia debe todas sus propiedades y transformaciones. Al hablar de fuerzas fundamentales, es posible que haya quien titubee y se diga: “Este tema es solo para físicos”. Pero no es así. Vale la pena examinar los hechos básicos porque tienen una incidencia en nuestra vida.

      La intensidad justa

      Las cuatro fuerzas fundamentales ejercen su influencia tanto en la inmensidad del cosmos como en el mundo infinitesimal de las estructuras atómicas. Puede decirse que afectan a todo lo que vemos a nuestro alrededor.

      Los elementos fundamentales para la vida, (particularmente el carbono, el oxígeno y el hierro) no podrían existir si las cuatro fuerzas que operan en el universo no tuvieran la intensidad justa. Ya se ha hecho mención de una de ellas: la gravedad. Otra es la fuerza electromagnética. Si esta fuera mucho más débil, los electrones no se mantendrían alrededor del núcleo del átomo. “¿Sería esto grave?”, quizá nos preguntemos. Sin duda, porque los átomos no podrían combinarse para formar moléculas. Por el contrario, si esta fuerza fuera mucho más intensa, el núcleo atómico atraería hacia sí a los electrones. No podría producirse ninguna reacción química entre los átomos, lo que haría imposible la vida. Incluso desde este punto de vista, está claro que nuestra existencia depende de la intensidad justa de la fuerza electromagnética.

      Y lo mismo es cierto a escala cósmica: una pequeña variación de la fuerza electromagnética afectaría al Sol, alterando la luz que llega a la Tierra y haciendo difícil o imposible la fotosíntesis. También podría privar al agua de sus singulares propiedades, esenciales para la vida. De modo que, de nuevo, la intensidad justa de la fuerza electromagnética es determinante para la vida.

      Igualmente fundamental es la intensidad de la fuerza electromagnética con relación a las otras tres fuerzas. Por ejemplo, algunos físicos calculan que esta es 10.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 (1040) de veces más fuerte que la gravedad. Añadir un cero más a este número pudiera parecer un cambio pequeño (1041). Pero en ese caso la gravedad sería proporcionalmente más débil, y el doctor Reinhard Breuer explica lo que esto supondría: “Con menos gravedad las estrellas serían menores, y la presión de la gravedad en su interior no elevaría la temperatura lo suficiente como para provocar las reacciones de fusión nuclear: el Sol no brillaría”. Puede imaginarse las consecuencias para la vida en la Tierra.

      ¿Y si la gravedad fuera proporcionalmente más fuerte porque dicho número tuviera solo 39 ceros (1039)? “Con tan solo esta pequeña modificación —continúa Breuer— una estrella como el Sol vería acortada sustancialmente su vida.” Según otras opiniones, la precisión de la intensidad de estas fuerzas es aún mayor.

      Dos cualidades sobresalientes del Sol y otras estrellas son, sin duda, su eficiencia y estabilidad a largo plazo. A modo de ilustración: sabemos que es preciso ajustar la mezcla de carburante y aire para que el motor de un automóvil funcione debidamente; los ingenieros diseñan complejos sistemas mecánicos y electrónicos para optimizar su rendimiento. Si así es en el caso de un simple motor, ¿qué no será en el de las eficientes estrellas “nucleares” como el Sol? Las fuerzas claves implicadas están ajustadas con gran precisión, optimizadas para la vida. ¿Fue casualidad tal exactitud? A Job, un hombre de la antigüedad, se le preguntó: “¿Dictas tú las leyes de los cielos o estableces su influjo sobre la tierra?” (Job 38:33, Franquesa-Solé). Ningún ser humano lo ha hecho. Por tanto, ¿a qué puede atribuirse esa precisión?

      Dos fuerzas nucleares

      La estructura del universo implica mucho más que únicamente la intensidad justa de la gravedad y la fuerza electromagnética. Nuestra vida depende también de otras dos fuerzas físicas.

      Estas dos fuerzas funcionan en el núcleo de los átomos, y son claros indicativos de reflexión previa. Piense en la fuerza nuclear fuerte (interacción fuerte), que mantiene unidos a los protones y neutrones en el núcleo del átomo. Esta fuerza de unión permite la formación de diversos elementos, ligeros (como el helio y el oxígeno) y pesados (como el oro y el plomo). Se piensa que si fuera solo un 2% más débil, solo existiría el hidrógeno. Por el contrario, si fuera un poco más intensa, únicamente existirían elementos pesados, pero no el hidrógeno. ¿Afectaría este hecho a nuestra vida? Pues bien, si no hubiera hidrógeno en el universo, el Sol no tendría el combustible que necesita para irradiar su vital energía. Y, por supuesto, no tendríamos ni agua ni alimento, pues el hidrógeno es un ingrediente esencial de ambos.

      La cuarta fuerza en cuestión, llamada la fuerza nuclear débil (interacción débil), controla la desintegración radiactiva. Influye asimismo en la actividad termonuclear del Sol. ¿Se puede hablar también de la intensidad justa de esta fuerza? Freeman Dyson, matemático y físico, explica: “La débil interacción es millones de veces más débil que la fuerza nuclear. Es precisamente lo bastante débil para que el hidrógeno en el Sol se consuma a un ritmo lento y constante. Si la interacción débil fuese mucho más fuerte o mucho más débil, todas las formas de vida que dependen de las estrellas similares al Sol también se encontrarían en dificultades”. En efecto, este ritmo preciso de combustión del hidrógeno calienta nuestra Tierra —pero no la abrasa— y nos mantiene vivos.

      Además, los científicos creen que la fuerza débil desempeña un papel en las explosiones de las supernovas, que constituyen el mecanismo de producción y distribución de la mayoría de los elementos. “Si estas fuerzas nucleares fueran de algún modo ligeramente diferentes, las estrellas no podrían producir los elementos de los que usted y yo estamos hechos”, explica el físico John Polkinghorne.

      Podría decirse más, pero probablemente sea suficiente. La intensidad de estas cuatro fuerzas fundamentales está sorprendentemente bien ajustada. “Parece que en todo lo que nos rodea vemos pruebas de que la naturaleza lo hizo exactamente como debía hacerse”, escribió el profesor Paul Davies. En efecto, la intensidad justa de las fuerzas fundamentales ha hecho posible la existencia y funcionamiento del Sol, de nuestro agradable planeta con el agua que sustenta la vida, de la atmósfera, esencial para la vida, y de una gran cantidad de valiosos elementos químicos que se hallan en la Tierra. Pero pregúntese: “¿Por qué es tan precisa la intensidad de estas fuerzas, y a qué puede atribuirse?”.

  • La controversia: ¿cómo se originó el universo?
    ¿Existe un Creador que se interese por nosotros?
    • Cuatro fuerzas físicas fundamentales

      1. Gravedad: fuerza muy débil a nivel atómico. Sus efectos son más evidentes sobre los grandes cuerpos: planetas, estrellas y galaxias.

      2. Electromagnetismo: fuerza clave de atracción entre protones y electrones, que permite la formación de las moléculas. Los rayos constituyen una evidencia de su poder.

      3. Fuerza nuclear fuerte: fuerza que une a los protones y neutrones en el núcleo del átomo.

      4. Fuerza nuclear débil: fuerza que controla la desintegración de los elementos radiactivos y la actividad termonuclear eficiente del Sol.

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