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De Pilato a Herodes, y devuelto a PilatoLa Atalaya 1990 | 15 de diciembre
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De Pilato a Herodes, y devuelto a Pilato
CUANDO los judíos acusan a Jesús de decir que es un rey, Pilato entra de nuevo en el palacio del gobernador para interrogarlo. Aunque Jesús no trata de ocultar que es rey, explica que su Reino no presenta ninguna amenaza para Roma.
“Mi reino no es parte de este mundo —dice Jesús a Pilato—. Si mi reino fuera parte de este mundo, mis servidores habrían peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero, como es el caso, mi reino no es de esta fuente.” Así Jesús admite tres veces que tiene un Reino, aunque no es de fuente terrestre.
Pero Pilato sigue presionándolo: “Bueno, pues, ¿eres tú rey?”. Es decir, ¿eres rey aunque tu Reino no sea parte de este mundo?
Jesús le hace saber a Pilato que ha llegado a la conclusión correcta, pues contesta: “Tú mismo dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz”.
Sí, la misma existencia de Jesús en la Tierra tiene como fin dar testimonio de “la verdad”, en particular la verdad acerca de su Reino. Jesús está dispuesto a ser fiel a esa verdad aun a riesgo de perder la vida. Aunque Pilato pregunta: “¿Qué es la verdad?”, no espera más explicación. Ha oído suficiente para rendir juicio.
Pilato regresa a la muchedumbre que espera fuera del palacio. Evidentemente con Jesús a su lado, dice a los sacerdotes principales y a sus acompañantes: “No hallo ningún delito en este hombre”.
Encolerizados por la decisión, las muchedumbres empiezan a insistir: “Alborota al pueblo enseñando por toda Judea, sí, comenzando desde Galilea hasta aquí”.
El fanatismo irracional de los judíos tiene que asombrar a Pilato. Por eso, mientras los sacerdotes principales y los ancianos siguen gritando, Pilato se vuelve hacia Jesús y pregunta: “¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?”. Con todo, Jesús no trata de contestar. La tranquilidad que despliega frente a las absurdas acusaciones maravilla a Pilato.
Cuando Pilato se entera de que Jesús es galileo, ve la oportunidad de librarse de llevar responsabilidad por él. El gobernante de Galilea, Herodes Antipas (hijo de Herodes el Grande), está en Jerusalén para la Pascua, de modo que Pilato hace que lleven ante él a Jesús.
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De Pilato a Herodes, y devuelto a PilatoLa Atalaya 1990 | 15 de diciembre
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Pilato regresa a la muchedumbre que espera fuera del palacio. Evidentemente con Jesús a su lado, dice a los sacerdotes principales y a sus acompañantes: “No hallo ningún delito en este hombre”.
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