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“Dios siguió haciéndolo crecer” (1 Cor. 3:6).Anuario de los testigos de Jehová 2017
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Precursores incansables llegan a nuevos territorios
Para 1992, todavía quedaban regiones en las que los Testigos no habían predicado. Teniendo en cuenta la profunda crisis económica que había en el país, ¿cómo llegarían a esos nuevos territorios?
Tamazi Biblaia, que vivía en Georgia occidental por aquel entonces, recuerda: “Un superintendente viajante se reunió con algunos de nosotros para ver qué se podía hacer. No teníamos mucha información sobre cómo organizar el sistema de precursores especiales, pero sabíamos que había que predicar con urgencia” (2 Tim. 4:2). De modo que seleccionaron a 16 precursores y los asignaron a diferentes lugares del país (vea el mapa adjunto).
Lugares donde algunos precursores sirvieron durante cinco meses.
En mayo de 1992, se llevó a cabo una reunión de tres horas en Tiflis para animar a los precursores que habían sido destinados por cinco meses a los nuevos territorios. Cada mes, los ancianos los visitaron para fortalecerlos y darles la ayuda material que necesitaron.
Manea Aduashvili y Nazy Zhvania fueron dos precursoras asignadas a una ciudad llamada Ozurgeti. Manea, que entonces tenía 60 años, recuerda: “Sabíamos que cerca de Ozurgeti vivía una señora interesada en la verdad. Así que tan pronto nos mudamos, hicimos planes para visitarla. Cuando llegamos a la casa, nos estaba esperando. ¡Y había invitado a 30 personas más! Ese día comenzamos varios cursos bíblicos”.
Los meses siguientes fueron igual de productivos. En tan solo cinco meses, 12 publicadores estaban listos para bautizarse.
Los esfuerzos valen la pena
Pavle Abdushelishvili y Paata Morbedadze, otros dos hermanos precursores, fueron enviados a Tsageri. Esta localidad está situada en una región de fuertes tradiciones mezcladas con enseñanzas de la cristiandad.
Paisaje cerca de Tsageri
El crudo invierno se acercaba y los cinco meses que Pavle y Paata debían estar en Tsageri iban llegando a su fin. A Paata lo invitaron a servir en otro lugar para traducir publicaciones. Así que su compañero, Pavle, tenía que tomar una decisión. Él cuenta: “Sabía que quedarme en Tsageri durante el invierno sería duro. Pero nuestros estudiantes de la Biblia necesitaban ayuda, así que decidí quedarme”.
Pavle recuerda: “Me fui a vivir con una familia. Predicaba la mayor parte del día y por la tarde me unía a la familia alrededor de la estufa de leña que tenían en la sala, situada en la planta baja. Cuando llegaba la hora de subir a mi habitación, me ponía un gorro calentito y me echaba una manta gruesa por encima”.
Cuando los ancianos fueron a ver a Pavle en la primavera, ya había 11 personas que reunían los requisitos para ser publicadores. Al poco tiempo, todas se bautizaron.
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