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La isla del Coco: sus leyendas de tesoros escondidos¡Despertad! 1997 | 22 de septiembre
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La isla del Coco: sus leyendas de tesoros escondidos
Por el corresponsal de ¡Despertad! en Costa Rica
A UNOS 480 kilómetros de la costa sudoeste de Costa Rica se encuentra una isla conocida por sus leyendas de tesoros escondidos. Hay quienes creen que Robert Louis Stevenson basó su famoso libro La isla del tesoro en las leyendas de tesoros enterrados allí por los piratas.
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La isla del Coco: sus leyendas de tesoros escondidos¡Despertad! 1997 | 22 de septiembre
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La leyenda de tesoros escondidos
En una era en la que la comunicación y el comercio internacionales dependían de los viajes marítimos, el asalto a mano armada en alta mar, es decir, la piratería, constituía una amenaza para la sociedad. Los piratas también se robaban unos a otros.
Tras saquear una pequeña población costera u otro barco, la tripulación se repartía el botín. De modo que cada pirata tenía que buscar la manera de que sus compañeros no le quitaran su parte de las ganancias robadas. El método preferido consistía en esconder el tesoro en un lugar secreto con la esperanza de recogerlo más tarde. La clave para encontrar un tesoro escondido radicaba en el mapa del tesoro, cuyas crípticas indicaciones solo comprendía quien lo había trazado.
Una de las leyendas de la isla del Coco cuenta de una banda de piratas cargada de oro y joyas obtenidos saqueando barcos y ciudades a lo largo de la costa pacífica de Centroamérica. Como en la isla abundaban el agua dulce y la carne (a finales del siglo XVIII llevaron allí cerdos), el capitán del barco decidió utilizar la isla del Coco como su base de operaciones.
Según cierta versión de la historia, les tomó un día entero dividirse el despojo. El oro lo medían con ollas. Temiendo que sus codiciosos compañeros les quitaran su parte del botín, todos los piratas optaron por enterrarla en algún lugar de la isla. Escalaron con sogas los acantilados que bordean la costa, y cada uno se adentró por su cuenta en la selva tropical. Si bien algunos confiaron en su memoria, otros regresaron con mapas que solo ellos podían descifrar y que les conducirían de nuevo a su tesoro. Pero todo aquel esfuerzo agotador fue en vano. La leyenda sigue contando que después de ocultar las riquezas, los piratas zarparon en su galeón en busca de más botín. Al llegar al siguiente puerto, el capitán, temiendo que estallara un motín, desembarcó a los sospechosos y levó anclas. Pretendía que los identificaran como piratas y los ahorcaran, y casi lo consiguió. Lo que no se imaginaba era que los dos miembros de su tripulación con grado más alto harían un trato con las autoridades para capturarlo. La armada británica envió de inmediato un barco tras el galeón, y logró capturar y dar muerte tanto al capitán como a su tripulación.
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