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En mayo de 1924 el Partido Nazi tenía 32 escaños en el Reichstag o parlamento alemán. Para mayo de 1928 tenía solo 12 escaños. Sin embargo, en 1930 la Gran Depresión económica se extendió por el mundo; aprovechando la situación, los nazis se recuperaron notablemente, pues obtuvieron 230 de los 608 escaños en las elecciones alemanas de julio de 1932. Poco después, el ex canciller Franz von Papen, Caballero Papal, acudió en ayuda de los nazis. Según unos historiadores Von Papen tenía la visión de un nuevo Sacro Imperio Romano. Su propio corto tiempo en el puesto de canciller había sido un fracaso, de modo que ahora esperaba obtener poder mediante los nazis. Para enero de 1933 había logrado que los amos de las industrias apoyaran a Hitler, y por astutas intrigas se aseguró de que Hitler llegara a ser el canciller alemán el 30 de enero de 1933. Él mismo fue hecho vicecanciller, y Hitler lo usó para conseguir el apoyo de sectores católicos de Alemania. Dentro de dos meses de haber obtenido el poder, Hitler disolvió el parlamento, envió a miles de líderes de la oposición a campos de concentración y empezó una franca campaña de opresión contra los judíos.
7 El 20 de julio de 1933 el Vaticano desplegó su interés en el poder en ascenso del nazismo cuando el cardenal Pacelli (quien después llegó a ser el papa Pío XII) firmó en Roma un concordato entre el Vaticano y la Alemania nazi. Von Papen firmó el documento como representante de Hitler, y Pacelli confirió allí a Von Papen la elevada condecoración papal de la Gran Cruz de la Orden de Píob. En su libro Satan in Top Hat (Satanás en sombrero de copa), Tibor Koeves escribe sobre esto: “El concordato fue una gran victoria para Hitler. Le dio el primer apoyo moral que había recibido del mundo, y de la fuente más ensalzada”. El concordato requería que el Vaticano dejara de apoyar al Partido Central Católico alemán, y así aprobaba el “estado totalitario” de un solo partido de Hitlerc. Además, su artículo 14 declaró: “El nombramiento de arzobispos, obispos y otros por el estilo se emitirá solo después que el gobernador, instalado por el Reich, se haya asegurado debidamente de que no existen dudas respecto a puntos políticos generales”. Para fines de 1933 (proclamado “Año Santo” por el papa Pío XI), el apoyo del Vaticano se había convertido en un factor importante en el empuje de Hitler hacia la dominación mundial.
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b La obra histórica de William L. Shirer The Rise and Fall of the Third Reich (La subida y caída del Tercer Reich) declara de Von Papen que “ningún alemán fue más responsable que él de la subida de Hitler al poder”. En enero de 1933, Von Schleicher, ex canciller alemán, dijo de Von Papen: “Demostró ser un traidor de tal calaña que a su lado Judas Iscariote es un santo”.
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