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Aire¡Despertad! 2023 | Núm. 1
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Nuestro planeta: diseñado para preservar la vida
Nuestro planeta es capaz de mantener un suministro constante de aire limpio para todos los seres vivos que respiran. Pero esto solo es posible cuando el ser humano no contamina en exceso el planeta. Veamos algunos ejemplos:
Los bosques son conocidos por su capacidad de absorber dióxido de carbono. Pero lo que mucha gente no sabe es que los manglares —ecosistemas costeros y húmedos— pueden hacer este trabajo mucho mejor. De hecho, el papel de los manglares es importantísimo. Pueden eliminar del aire cinco veces más dióxido de carbono que las selvas tropicales.
Según unos estudios recientes, algunas macroalgas, como el quelpo o kelp, no solo atrapan dióxido de carbono, sino que también lo entierran. Las láminas del quelpo pueden viajar grandes distancias gracias a que tienen pequeñas vesículas llenas de gas que le sirven de flotadores. Cuando están lejos de la orilla, esos “flotadores” estallan, y el quelpo se hunde y se lleva el dióxido de carbono al fondo del océano, donde al parecer queda enterrado durante muchos siglos.
Durante el confinamiento provocado por el COVID-19, se vio claramente que nuestra atmósfera puede recuperarse. De hecho, como en el 2020 muchas fábricas dejaron de trabajar y el tránsito de vehículos se redujo drásticamente, los niveles de contaminación bajaron muchísimo y la calidad del aire mejoró muy rápido. Según el Informe mundial sobre la calidad del aire 2020, más del 80 % de los países monitoreados notaron mejoras en la calidad del aire poco después de que empezara el confinamiento.
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