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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1989
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1989
w89 15/5 pág. 30

Ponderando las noticias

Un reexamen

Génesis 1:1 declara: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra”. Por más de un siglo científicos que favorecen la teoría de la evolución han criticado este versículo de la Biblia. Sin embargo, “ahora muchos de ellos están reexaminando este argumento —el más antiguo, y uno muy sólido— a favor de la existencia de un Creador”, informa The Orange County Register, periódico de California.

Por ejemplo, el artículo señala lo que dice el biólogo australiano Michael Denton en su libro Evolution: A Theory in Crisis. Él sostiene que desde la publicación del libro de Darwin Sobre el origen de las especies hasta ahora no ha habido prueba alguna que sostenga la teoría darviniana.

También el Register cita del libro The Mystery of Life’s Origins: Reassessing Current Theories, (El misterio de los orígenes de la vida: un reexamen de las teorías actuales) escrito por tres científicos. Según el periódico, ellos explican que la vida no pudiera haber empezado por casualidad, y “alegan que la explicación más plausible para el origen de la vida es un ‘Creador que está más allá del cosmos’”. En apoyo de este punto de vista el artículo menciona que a menudo se cita al astrónomo británico Fred Hoyle “por su declaración de que el creer que la primera célula se originó por casualidad es como creer que un tornado que pasara por un depósito de partes de aviones pudiera producir un [avión] Boeing 747”.

Para algunos científicos las pruebas en apoyo de una Causa Suprema son inequívocas. Sin embargo, ¿qué hay de los que persisten en negar la existencia de un Creador? Esas personas harían bien en considerar estas palabras del profeta Isaías: “¡Qué perversidad la de ustedes! ¿Acaso al alfarero mismo se le debe considerar igual al barro? Pues, ¿debe decir la cosa hecha respecto a su hacedor: ‘Él no me hizo’?”. (Isaías 29:16.)

Obsesión mortífera

En enero de este año, Theodore Robert Bundy, perpetrador de una serie de asesinatos, fue ejecutado en la silla eléctrica de la Prisión Estatal de Florida (E.U.A.). A él se le había vinculado con la muerte violenta de 36 mujeres, aunque las autoridades sospechan que la cifra de víctimas pudiera ascender a 100.

En una entrevista antes de su ejecución, Bundy confesó que la pornografía estuvo entre los factores más influyentes en su comportamiento criminal. Según su entrevistador, el Dr. James Dobson, “a los 12 o 13 años de edad él empezó a hallar pornografía en las farmacias, hasta al andar por las calles, y así se hizo adicto; quedó obsesionado”, informa el Daily News.

La confesión de Bundy es como la de Arthur Gary Bishop, otro asesino convicto que fue ejecutado el año pasado por el asesinato (y abuso sexual) de cinco niños. Según The Tribune, periódico de San Diego, California (E.U.A.), Bishop alegó que “la pornografía había sido ‘devastadora’ para él como niño y lo llevó al desastre”. Bishop citó a un sicólogo que, durante la vista de su caso, testificó que “cuando la gente se hace adicta [a la pornografía] se intensifican sus deseos y se endurecen sus sentimientos normales, y la gente tiende a poner en práctica lo que ha visto”. Bishop admitió: “Eso fue lo que me pasó a mí. Soy un pederasta homosexual convicto de asesinato, y la pornografía fue un factor determinante en ello”.

Aunque personas que han confesado asesinatos han admitido que la pornografía es destructiva, para muchos todavía es entretenimiento inofensivo. Sin embargo, a estos aplica la advertencia de Isaías 5:20: “¡Ay de los que dicen que lo bueno es malo y lo malo es bueno, los que ponen oscuridad por luz y luz por oscuridad!”.

Ningún misterio

The Toronto Star, periódico canadiense, informa que Phyllis Smith, ministra de la Iglesia Unida, dice que parece que las preguntas de pacientes que se hallan cerca de la muerte ponen a prueba la fe de algunos clérigos. Según Smith, “los moribundos preguntan sobre los misterios de la vida y la muerte y nadie puede contestarles”. Dice: “No tenemos que sentirnos amenazados solo porque nos parezca que no tenemos todas las respuestas”. Smith sostiene que si surgen preguntas espirituales difíciles los clérigos “no tienen que defender a Dios”.

Aunque es verdad que personas individualmente quizás no siempre puedan contestar todas las preguntas relacionadas con la vida y la muerte, la Biblia sí puede. ¿No deberían saber lo que la Palabra de Dios dice los que afirman ser ministros de Dios? El apóstol Pedro dijo que los compañeros de creencia deberían estar “siempre listos para presentar una defensa ante todo el que les exija razón de la esperanza que hay en ustedes”. (1 Pedro 3:15.) Los cristianos primitivos entendían sin dificultad la condición de los muertos o lo que le espera en el futuro a la humanidad que muere. Sabían que Eclesiastés 9:5 dice: “Los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto”. Jesús dijo a sus seguidores: “Viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán”. (Juan 5:28, 29.) Para los verdaderos ministros de Dios, la vida y la muerte no son un misterio.

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