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La epidemia pornográfica... ¿ve usted la amenaza?¡Despertad! 1986 | 22 de diciembre
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La epidemia pornográfica... ¿ve usted la amenaza?
USTED y las personas a quienes ama están amenazados por una epidemia que se esparce sin que muchos la noten. Ya afecta a millones de personas. Como la invisible, pero mortífera, precipitación radiactiva procedente de un accidente en un reactor nuclear, va posándose calladamente sobre poblaciones enteras antes que se den plena cuenta de lo que está sucediendo. Esta epidemia es la pornografía.
Los conceptos erróneos sobre esta peste hacen que la gente no esté al tanto del peligro que representa, y esto favorece su fácil propagación. Por ejemplo, usted y su familia pudieran ser víctimas de esta peste si la vieran únicamente como una enfermedad de las ciudades grandes. Hoy cunde también en pueblos pequeños. Ha penetrado en hogares, escuelas, bibliotecas, prisiones y lugares de empleo.
También es incorrecto pensar que solo “viejos verdes” serían la fuente de esta amenaza a su familia o estarían implicados en ella. Según se informa, han tenido que ver con ella líderes de jóvenes exploradores, abogados, actores, hombres de negocios, clérigos y hasta jovencitos que no han llegado a la adolescencia... personas de quienes menos esperaría uno tal cosa.
Son portadores de esta devastadora enfermedad muchas revistas, y libros, películas, la TV y los programas de televisión por cable, cintas y juegos de vídeo, la música y anuncios comerciales. Hasta su compañía telefónica puede contarse entre los portadores; ¡algunas de estas compañías tienen un servicio especial de contenido pornográfico! Proliferan los teatros, tiendas de videocintas y librerías “solo para adultos”.
En cierta ocasión el periódico de la industria pornográfica se jactó de que “en 1979 había [...] de tres a cuatro veces más librerías para adultos que restaurantes McDonald en los Estados Unidos”. A usted quizás le sorprenda lo mucho que se ha esparcido esta epidemia. Pero eso solo demuestra lo sigiloso, pero incesante, de su adelanto.
Por supuesto, la pornografía no es sencillamente una epidemia del siglo XX. Desde la antigüedad remota han existido los dibujos obscenos. Había prostitución religiosa y adoración de imágenes fálicas en culturas de la antigüedad. La envilecida ciudad de Pompeya se caracterizaba por su arte pornográfico en los tiempos del Imperio Romano. La pornografía tiene una larga historia.
La infección se propaga por lucro
La diferencia que existe en nuestro tiempo en cuanto a la pornografía es que esta infección ha llegado a ser una importante industria lucrativa. Los productores de la pornografía, con equipo moderno a su disposición, publican enormes cantidades de materia pornográfica, y por todo el mundo saturan el mercado en proporciones epidémicas. Esto se refleja en las sorprendentes cifras que siguen:
CANADÁ— La revista Chatelaine dice que las ventas de lo pornográfico en el Canadá alcanzan la suma de “aproximadamente $6.000 millones al año”. Un informe publicado en Pornography and Prostitution in Canada dice que de la industria pornográfica unos “$500.000.000 al año” pasan al crimen organizado. El comisario de la policía de Ottawa calcula que el valor de tan solo la pornografía de que se apoderan cada año las autoridades es de más de $20.000.000.
ESTADOS UNIDOS— El Departamento de Justicia de California calcula que en 1978 la pornografía en ese estado era un negocio de “$4.000 millones al año”. Otros informes muestran ganancias de $475.000.000 al año por “diez prominentes revistas pornográficas” y $365.000.000 al año por teatros de películas “para adultos”. Una librería “para adultos” en la zona de Times Square de la ciudad de Nueva York tiene un negocio de $10.000 por día. En la misma ciudad, un solo número que la gente marca para escuchar mensajes pornográficos le produce a la compañía telefónica $35.000 por día. Uno de esos “servicios”, que funciona en más de doce grandes ciudades estadounidenses, ¡obtiene como promedio medio millón de llamadas por día!
Es difícil obtener cifras exactas en cuanto a la pornografía debido a la naturaleza clandestina de algunos de sus productos. Pero una fuente dice que las ventas de pornografía en la América del Norte oscilan “entre los $12.000 millones y los $50.000 millones al año, sin incluir los vídeos”.
OTROS PAÍSES— En 1984, en Japón, la “próspera industria del sexo” inundó las librerías con “revistas de contenido sexual explícito para las adolescentes”. El gobierno se apresuró a eliminar de las tiendas estas publicaciones. La industria pornográfica de Suecia obtiene ganancias de muchos millones de dólares, y vende “medio millón de revistas francamente pornográficas” por mes. India, Malaysia y Bulgaria han sentido la influencia de la pornografía de los vídeos en sus jóvenes. Y, según un despacho de Prensa Asociada, en 1985 el gobierno de China tuvo que proscribir la pornografía debido a una ola de publicaciones de contenido lascivo que se habían hecho “fácilmente accesibles”.
Queda claro que esta epidemia cunde a su alrededor. Sepa que existe en formas que le permiten entrar fácilmente en su hogar o que pueden conseguirse en tiendas cercanas.
Pero ¿será en verdad justo decir que la pornografía es una “epidemia”? ¿Acaso se ha establecido que sea dañina? ¿Podemos honradamente decir que es una verdadera amenaza para usted y sus amados? Si se impusiera una censura estricta o una proscripción a la pornografía, ¿no sería eso un ataque contra los derechos de la gente a leer y observar lo que quiera?
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La epidemia pornográfica... ¡la amenaza es un hecho!¡Despertad! 1986 | 22 de diciembre
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La epidemia pornográfica... ¡la amenaza es un hecho!
LO QUE usted tal vez lea abajo es una muestra de lo que la pornografía presenta hoy. ¿Le escandaliza? ¿Le repugna? Sin embargo, viene de publicaciones que dan una descripción leve del contenido de parte de la pornografía que circula en la actualidad. Aunque las fuentes citadas usaron lenguaje que les parecía apropiado para ser leído por el público, todavía, por consideración al lector, ¡Despertad! tuvo que alterar parte de ese lenguaje.
Por eso, el decir que ‘siempre ha habido pornografía, así que no hay razón para preocuparse’ revela que la persona que dice eso no está al tanto de un cambio significativo en el contenido de la pornografía en los últimos años. Ya no se trata solo de escenas de desnudez o relaciones sexuales. Lo de hoy día es un repugnante derrame de suciedad, perversiones y cruda violencia. Hay escenas de ultraje heterosexual y homosexual; actos sexuales entre mujeres, entre varones, orales, anales y de grupos; incesto; bestialidad; tortura, mutilación y asesinato... muchas veces con la participación de jóvenes que no han alcanzado la adolescencia. Es importante tener esto presente mientras consideramos el punto de vista de algunos de que la pornografía es inofensiva y por eso no es una amenaza para usted.
¿Dañina, o provechosa?
Hay dos teorías generales acerca del efecto de la pornografía. Una es la idea de catarsis, o “liberación”. Sus proponentes alegan que la pornografía no tiene mal efecto en las personas normales, sino que suministra un modo sano de librarse de inquietudes para las personas de agresividad sexual, y por eso es inocua y hasta puede ser provechosa. Por supuesto, los que presentan este argumento admiten así que lo que se lee o se ve sí afecta a uno. Con todo, dicen que no hay prueba sólida de un enlace entre la pornografía y las violaciones u otros actos violentos.
Pero voces que se expresan con igual vigor afirman que sí hay un enlace. Son las voces de la experiencia: de personas que tienen que tratar directamente con los efectos deprimentes de la pornografía. Estas rechazan como engañosos los muchos argumentos que exigen ‘datos científicos exactos’ para probar un enlace, e insisten en la otra teoría: que hay personas que imitan y han imitado lo que ven en la pornografía.
En una carta al periódico The New York Times, el redactor asociado de Police Times dio una lista de ejemplos de lo que convence a muchos que trabajan con la policía del hecho de que “la pornografía ayuda a crear un clima moral y social que conduce al abuso y explotación sexual”. Estos fueron algunos de los ejemplos:
● “En un estudio publicado por William Marshall sobre violadores canadienses en prisión, él informa que ‘varias formas de fantasías pornográficas pueden conducir al crimen’. De 18 violadores de mujeres, diez confesaron que la pornografía los movió a obligar a las mujeres a entrar en relaciones sexuales con ellos”.
● “Según [...] [el] fundador de Ciudadanos a Favor de la Decencia por la Ley, con base en Phoenix: ‘Escuadrones de la policía contra el vicio informan que el 77% de las personas que cometen abusos sexuales contra niños y el 87% de los que abusan de niñas confesaron que seguían el modelo de comportamiento sexual ilustrado en la pornografía’”.
● “El Departamento de la Policía de Los Ángeles señala que en los más de 40 casos de abuso sexual de niños que investigó [...] en todos se notó la presencia de fotos pornográficas”.
● “Se usa la pornografía de adultos y niños [...] para seducir a los niños y llevarlos a actos sexuales. En cierto caso una niña de 6 años testificó que su padre había usado pornografía para seducirla”.
Además, según The New York Times del 14 de mayo de 1986, tras un año de estudio la comisión sobre pornografía del Departamento de Justicia de los Estados Unidos ha llegado a la conclusión de “que hay cierta relación causal entre el mucho exponerse a materia de este tipo y el nivel de violencia sexual, coacción sexual o agresión sexual indeseada en la población expuesta”.
Es cierto que hay quienes no concuerdan con esta conclusión, pero hasta esas personas reconocen la necesidad de controlar la violencia innecesaria y el envolvimiento de niños en la pornografía, en efecto una admisión de que la pornografía en verdad afecta a sus usuarios. Debe ser obvio que hay conexión entre lo que uno ve y lee, y lo que piensa y hace.
A pesar de los astutos argumentos contra la idea de que existen enlaces, un hecho queda claro: Los pornógrafos saben con exactitud por qué producen la pornografía, y los usuarios saben con exactitud por qué la compran. Los pornógrafos confiesan su propósito: excitación sexual. Lo que tras eso sucede, sea masturbación o algo peor, no puede ser después rechazado con insensibilidad como algo que es únicamente responsabilidad del usuario. Por su mismo diseño el producto abusa del consumidor. Tanto él como los que lo proveen son tan absolutamente reprensibles como cualquier droga adictiva y los que fomentan su uso.
‘¿Y nuestros derechos?’
No obstante, hay quienes objetan contra el privar a la gente de sus derechos de poseer, leer y observar lo que se desee en el ambiente privado del hogar propio, así como de los derechos de publicar y distribuir esa materia. Se teme el abuso de la censura.
Generalmente, estas son preocupaciones válidas. Pero aunque exista libertad de expresión, no se pueden decir ni publicar cosas que difamen a otras personas, ni hacer una declaración pública falsa que ponga en peligro la seguridad y vida de otros. Ningún gobierno humano garantiza libertad absoluta. Los derechos y libertades de otros merecen consideración.
Los que preguntan: “¿Qué tiene de malo ver en privado materia pornográfica si la gente no la imita ni causa daño a otros?”, pasan por alto un aspecto importante de los derechos humanos. Puesto que la pornografía se usa para seducir a personas muy jóvenes y envolverlas en incesto y otras formas de abuso sexual de menores, y puesto que frecuentemente se obliga tanto a los adultos como a los niñitos que aparecen en fotografías y películas a participar en la producción de la pornografía, ¿cómo puede alguien negar que se les causa daño a ellos?
Además, ¿no se sufre violencia cuando se ata, tortura, mutila y somete a actos sexuales dolorosos y contranaturales a las personas a quienes se usa para producir la pornografía? ¿Y qué hay del hecho de que niños a quienes se usa después son entregados a grupos de personas que hacen negocio con ellos en su lucrativo comercio internacional? “¡Repugnante!”, dice usted. Pero ¿se consideran los derechos de ellos? ¿Es ese el precio que debe pagarse para que otros tengan derecho a “disfrutar” de la pornografía? ¿Es eso ‘hacer a otros como uno quisiera que le hicieran’? (Mateo 7:12.)
Sin embargo, muchos dicen que la respuesta al problema no es la censura. En primer lugar, para someter a juicio a los pornógrafos hay que determinar lo que es pornografía, y lo que no lo es. Pero ni siquiera los tribunales han podido hacer eso.
Lo que queda claro es que usted y su familia se enfrentan con la amenaza de esta peste pornográfica. No parece que la policía, los grupos que se oponen a la pornografía, los agentes aduanales ni los censores puedan dominar ni eliminar la epidemia. ¿Pueden de alguna manera proteger a sus amados las personas a quienes preocupa esta situación?
[Recuadro de la página 5]
“En actos sucesivos, tres hombres secuestran a una mujer, a una niña de doce años de edad y a una abuela, las golpean sin sentido, pateándolas en la cara, la cabeza y el cuerpo. Cuando las víctimas han perdido el sentido, los hombres las violan y golpean de nuevo.”
‘Cuerpos desnudos y mutilados de unas mujeres suspendidos cabeza abajo en cercas de alambre de púas, y una mujer obligada a [participar en un acto de bestialidad].’
“Niñitas [que participan en actos sexuales que envuelven el uso de la boca, y bestialidad], y niños de ocho o nueve años, víctimas de [...] sodomía.”
[Recuadro en la página 6]
Una encuesta que la Organización Gallup condujo para la revista Newsweek en marzo de 1985, en los Estados Unidos, da los siguientes puntos de vista interesantes de los estadounidenses en lo referente a la pornografía:
● Un arrollador 73% de los estadounidenses opinaron que la materia explícitamente sexual “conduce a algunos a cometer ultrajes o violencia sexual”.
● Solo el 34% opina que la pornografía suministra “un sano desfogue para personas que tienen problemas sexuales”.
● La mayoría, el 76%, creía que la materia explícita “hace que algunos les pierdan el respeto a las mujeres”.
● Más de dos terceras partes, 67%, creían que la pornografía puede “resultar en un desplome de la moralidad pública”.
● De 63 a 73%, una cantidad notable, pensaban que debería imponerse una proscripción total de vídeos, películas o revistas en que se presente violencia sexual.
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La epidemia pornográfica... ¡luche contra ella!¡Despertad! 1986 | 22 de diciembre
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La epidemia pornográfica... ¡luche contra ella!
PERSONAS que aman el dinero, y otras que han “ido en pos de carne para uso contranatural” han llenado el mundo de materia sumamente contagiosa en películas, vídeos, dramas, libros, revistas y la música... una epidemia de pornografía. (Judas 7.) Así, la Comisión sobre Pornografía del Ministerio de Justicia de los Estados Unidos, en visitas a solo 16 tiendas, pudo preparar una lista de “2.325 diferentes revistas, 725 libros y 2.370 películas” de materia pornográfica.
Sin pensar en el estrago que causan en la vida de otros, estos “pornócratas” endurecidos degradan el ambiente moral de la sociedad y contribuyen a las epidemias de fornicación, adulterio, incesto, enfermedades transmitidas por contacto sexual, perversiones, divorcios, hogares deshechos, niños perturbados y cónyuges que sufren daño físico y síquico.
¿Puede usted proteger a su familia de esta epidemia? Si usted ha caído en la adicción a la pornografía, ¿puede liberarse de alguna manera? La respuesta a ambas preguntas es: ¡Sí! ¿Cómo?
Los problemas relacionados con la pornografía medran en un ambiente de infecciosas actitudes incorrectas en que se presenta poca resistencia a “las obras de la carne”. (Gálatas 5:19.) Dichos problemas florecen cuando la gente carece de conocimiento exacto, o lo pasa por alto, y permite que le contaminen la mente con información incorrecta. En vista de eso, la mejor defensa contra la pornografía es edificar inmunidad espiritual e individual por el cultivo de actitudes sanas basadas en conocimiento sólido. Para lograr esto, tenemos que abrazar firmemente, como antídotos contra la pornografía, los siguientes puntos de vista bíblicos.
La actitud correcta hacia lo sexual
La primera actitud general incorrecta contra la cual luchar es una actitud incorrecta respecto a lo sexual. Jehová Dios creó al hombre y la mujer con el deseo sexual para que procrearan, así como para que tuvieran placer como pareja casada. (Génesis 1:27, 28; 2:18; Mateo 19:4-6.) Por eso, si se adopta el punto de vista de que las relaciones sexuales sirven para que personas casadas se expresen amor mutuamente, y no como un medio de explotar a otros o simplemente de gratificación particular, eso nos ayudará a rechazar la pornografía. (1 Corintios 7:3; Hechos 20:35.)
El abuso del sexo deshonra a su Diseñador y causa daño al perpetrador del abuso. Por diseño de Dios tenemos también hambre de alimento, para nuestro bien y placer. Pero si se abusa del deseo de alimentarse y se incurre en excesos, o se ingiere alimento contaminado, puede resultar en daño. Por eso, no llegue a ser una persona dominada por la avidez, una que idolatre el sexo. Más bien, domine “los miembros de su cuerpo [...] en cuanto a [...] apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría”. (Colosenses 3:5, 6; Efesios 5:5.)
Cuando pueblos de la antigüedad idolatraron el sexo, “cambiaron la verdad de Dios por la mentira y veneraron y rindieron servicio sagrado a la creación más bien que a Aquel que creó”. Eso llevó a “apetitos sexuales vergonzosos”, excesos que los contaminaron. Así, pues, “sus féminas cambiaron el uso natural de sí mismas a uno que es contrario a la naturaleza; y así mismo hasta los varones dejaron el uso natural de la fémina”. (Romanos 1:25-27.)
La actitud correcta para con las mujeres
Mucha de la pornografía actual pinta a las mujeres como objeto de violaciones, degradación y violencia. Por eso, su familia debe considerar la pornografía como un cruel ataque contra las mujeres. La pornografía comunica la provocativa idea de que se supone que se maltrate a las mujeres, y que hasta ellas desean ese trato... que en realidad experimentan placer cuando son víctimas de ultraje y de otros daños. Esa es una gran mentira.
Ningún varón decente puede tener tal actitud para con las mujeres. Dios hizo tanto al hombre como a la mujer. La mujer había de ser el complemento del hombre, no una criatura inferior a él que mereciera maltrato. (Génesis 2:18.) En vez de que maltraten el cuerpo de alguna mujer, la Biblia dice a los hombres que traten a “las mujeres de más edad como a madres, a las de menos edad como a hermanas, con toda castidad”. (1 Timoteo 5:2.) Y en vez de someter a las esposas a las perversiones que promueve la pornografía, “los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos”. (Efesios 5:28, 29.)
La actitud correcta para con los niños
Año tras año se cometen abusos sexuales contra miles de niños —frecuentemente jovencitos en su tierna infancia—, a veces los que abusan de ellos son sus vecinos y amigos de la familia, o sus propios padres y otros miembros de la familia que cometen con ellos actos de incesto. La pornografía contribuye mucho a esto al dar a entender que este abuso es aceptable. Otros miles de jóvenes son secuestrados, sometidos a ultraje sexual y encaminados a la prostitución por pornógrafos depravados. ¡Qué insensibilidad se despliega en esta traición contra niños inocentes e indefensos!
“Los hijos son una herencia de parte de Jehová”, dice la Biblia. (Salmo 127:3.) Es necesario que los miembros de su familia respeten esa herencia y su Fuente y no tengan actitudes malsanas para con los jóvenes de su propia familia o de otras familias. El abuso sexual de menores causa daño físico y emocional y corrompe. Es una vil mentira decir que el abuso beneficia a los niños.
Como vemos, la pornografía se basa en mentiras que deshonran a Dios, tergiversaciones inicuas en cuanto al sexo, las mujeres y los niños. El repugnante fruto de la propagación de esas mentiras nos dice quién es el padre de ellas. (Juan 8:44.) Por esto, ¡los cristianos genuinos que desean mantener limpia su relación con su Padre celestial no pueden tener nada que ver con la pornografía!
Otras actitudes peligrosas
Se presentan varias excusas para justificar y tolerar el uso de la pornografía. Para inmunizarse contra esta epidemia, usted tiene que conocer el peligro que representan estas excusas.
‘El uso de la pornografía puede mejorar su vida sexual de casado.’ Lo contrario de esto —degeneración— ha sido lo que les ha sucedido a muchos. Personas que se han alimentado de pornografía no pueden después disfrutar de vidas sexuales normales. Cierto esposo que fantaseaba con revistas eróticas pasó de obligar a su esposa a cometer perversiones con él a aventuras amorosas de carácter bisexual. Su esposa se queja: “¿[Por qué puede] mi esposo tener relaciones sexuales con revistas, pero no conmigo?”. Otra esposa dice que su esposo se mantiene despierto toda la noche viendo pornografía televisada, pero ‘no tiene ningún interés en las relaciones sexuales normales’. En otros casos se han desintegrado matrimonios al insistir los esposos en practicar las perversiones que han visto en películas o revistas.
‘Un poco de pornografía “leve” no le causa daño a nadie.’ Eso es tan engañador como decir que ‘el uso limitado de las drogas “no tan fuertes” no le causa daño a nadie’. Un sicólogo clínico explica lo siguiente: “Hay un factor de progreso gradual que hace crecer en la persona el deseo de ver y exponerse a materia obscena cada vez más desviada de lo normal [...] materia más explícita que satisfaga el deseo de excitación de la persona”. Otras personas concuerdan con eso, y señalan a la tendencia actual hacia pornografía más violenta.
‘En algunas de las revistas pornográficas de mejor clase hay algunos artículos bien escritos acerca de temas interesantes. Mientras me limite a leer esos artículos y solo admire la excelente fotografía, no recibiré ningún daño.’ Pero ¿por qué buscar alimento sano en un cubo de basura? Y no olvide el peligro verdadero para “todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella”. (Mateo 5:28.) En cuanto a la excelente fotografía, el buen papel y la reproducción de primera clase, recuerde que el cubrir con oro un cubo de basura no cambia el contenido.
Cómo librarse de la adicción a la pornografía
Pero ¿qué sucede si la pornografía le es muy atractiva y se le hace difícil romper con ella? El sicólogo ya citado dijo también: “Hay adicción a la pornografía. La persona [...] ‘se aficiona’ [...] y sigue buscándola”. Sin embargo, como sucede con otras adicciones, uno puede librarse de esta.
Si usted tiene este problema, el primer paso que obviamente debe dar es dejar de alimentar la mente con la suciedad misma, cortar la fuente de la contaminación. (Mateo 5:29, 30.) Sí; líbrese de todo lo que lo lleve a fantasear. ¿Toleraría usted una imagen fálica de la antigüedad en su hogar? Entonces, ¿por qué permite estas expresiones modernas de la adoración del sexo allí? Los cristianos primitivos se apresuraron a librarse hasta de artículos costosos que pudieran impedirles una relación limpia con Jehová. (Hechos 19:19.)
Y, como sucede en el caso de otras adicciones, el librarse de esta exige que el adicto admita humildemente que tiene el problema, que realmente desea librarse de esta debilidad, y entonces se esfuerce sinceramente por hallar ayuda apropiada. Los cristianos de quienes ya hablamos estuvieron dispuestos a buscar ayuda de creyentes maduros de su tiempo. (Hechos 19:18.) Sus propias oraciones sinceras, así como las de sus hermanos espirituales, le proveerán una fuente de fortaleza que no se puede encontrar en ningún otro lugar. (Santiago 5:13-16.)
El limpiar la mente con las aguas limpias de la verdad y mantenerla llena de la enseñanza pura que expresa la “perfecta voluntad de Dios” hará que gradualmente se borren las imágenes mentales insalubres. De este modo se borrarán los circuitos mentales que mantendrían vívidas y todavía infecciosas estas imágenes mentales. (Romanos 12:2; Efesios 4:17-24.)
El amor genuino a Dios y al prójimo le ayudará a romper el hábito de la pornografía y lo protegerá de envolverse de nuevo en él. La pornografía es el mensaje de la adoración moderna del sexo. Representa todo lo que está opuesto a Dios y a la justicia. Hay que rechazarla por completo. ¡Evítela como la epidemia que es!
Hay quienes sostienen que se debe pasar por alto la pornografía como algo pasajero que se curará a sí mismo cuando la gente se ahíte con ella o se aburra de ella. Pero ¿es así como se trata con cualquier tipo de suciedad que amenaza la vida? No arreglamos un pozo negro que esté contaminando un terreno pasándolo por alto, permitiendo que rebose, esperando que de algún modo la situación se sane a sí misma. ¡Usted tiene que tomar acción!
¿Qué hará?
Puede que sea cierto que la materia pornográfica no afecte del mismo modo a toda persona. No obstante, si confesamos que la intención de esa materia y las razones por las cuales se observa no son sanas, entonces tenemos que tomar una decisión a conciencia, tal como tendríamos que hacerlo ante cualquier otra amenaza a nuestro bienestar. Hay que luchar contra esta epidemia.
Enfréntese al hecho de que la peste pornográfica es un reflejo de la moralidad en decadencia de nuestros tiempos, como se predijo en la Biblia. (2 Timoteo 3:1-6.) La historia y la experiencia nos dicen que a pesar de las leyes y los reglamentos, la gente que desea materia pornográfica halla la manera de hacerla, distribuirla y consumirla.
Así, hay feministas que vehementemente se quejan de la explotación y el maltrato que dan a las mujeres los pornógrafos y los adictos a la pornografía, pero que, con todo, a la misma vez expresan dudas en cuanto a una proscripción total de la suciedad pornográfica. Hablan favorablemente de materia “erótica” para su uso personal que pinta lo que ellas llaman “expresión sexual entre dos personas que se desean y que han entrado en esta relación por acuerdo mutuo”. Los hombres homosexuales también desean reservarse el derecho de hacer y ver su propia pornografía homosexual “sin víctimas”. (2 Pedro 2:18, 19.)
Está claro que si prestamos atención a las excusas egoístas de estas personas y otras que ‘siembran con miras a la carne’, pronto estaremos perdidos en un laberinto de argumentos filosóficos complicadísimos en cuanto a lo que es y lo que no es pornografía, expresión erótica y arte. (Gálatas 6:8.) Sin importar el nombre que la gente dé a esta materia, cuando para despertar excitación sexual se despliega lo que la Biblia llama contranatural y obsceno —la fornicación, el adulterio, la homosexualidad, la bestialidad, el incesto, el ultraje sexual— entonces el cristiano sabe que no es apropiado que él vea tales cosas, porque no deben ‘siquiera ser mencionadas entre’ los cristianos. (Efesios 5:3-5; Hebreos 13:4; 1 Corintios 6:9-11; Levítico 18:6-30.)
Visto todo lo anterior, debe estar claro que la pornografía tiene que estar entre las cosas de las cuales ‘hasta contar de ellas es vergonzoso’. Animaliza el sexo. Por eso, “que nadie los engañe con palabras vacías, porque a causa de las cosas susodichas viene la ira de Dios [...] Por lo tanto, no se hagan participantes con ellos [...] Cesen de participar con ellos en las obras infructíferas que pertenecen a la oscuridad, sino, más bien, hasta censúrenlas”. (Efesios 5:6-15.)
Sí, luche con éxito contra la epidemia de la pornografía viéndola por lo que es: un medio de adorar al sexo. Rechácela vigorosamente, y rechace sus mentiras, su inmundicia y su idolatría. Recuerde: “Los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”. Los cristianos verdaderos han “fijado en el madero la carne junto con sus pasiones y deseos”. Por eso, ‘siga andando por espíritu y no llevará a cabo ningún deseo carnal’. (Gálatas 5:16-24.) El sucumbir a la epidemia pornográfica significa muerte, pero el hacer la voluntad de Dios significa vida. (1 Juan 2:15-17.)
[Fotografía en la página 9]
La lectura ávida de literatura pornográfica ha impedido una vida sexual normal a parejas casadas
[Recuadro en la página 10]
“Como ha señalado el profesor Ernest van den Haag, de la Escuela de Derecho de Nueva York: ‘Algunos afirman que la pornografía no tiene influencia. Eso no me convence. La literatura —desde la Biblia hasta Karl Marx y hasta el Mein Kampf de Hitler— sí ejerce influencia en las actitudes y acciones de la gente, como lo hace toda comunicación’.”—Revista Family Circle.
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