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  • La epidemia pornográfica... ¡la amenaza es un hecho!
    ¡Despertad! 1986 | 22 de diciembre
    • ¿Dañina, o provechosa?

      Hay dos teorías generales acerca del efecto de la pornografía. Una es la idea de catarsis, o “liberación”. Sus proponentes alegan que la pornografía no tiene mal efecto en las personas normales, sino que suministra un modo sano de librarse de inquietudes para las personas de agresividad sexual, y por eso es inocua y hasta puede ser provechosa. Por supuesto, los que presentan este argumento admiten así que lo que se lee o se ve sí afecta a uno. Con todo, dicen que no hay prueba sólida de un enlace entre la pornografía y las violaciones u otros actos violentos.

      Pero voces que se expresan con igual vigor afirman que sí hay un enlace. Son las voces de la experiencia: de personas que tienen que tratar directamente con los efectos deprimentes de la pornografía. Estas rechazan como engañosos los muchos argumentos que exigen ‘datos científicos exactos’ para probar un enlace, e insisten en la otra teoría: que hay personas que imitan y han imitado lo que ven en la pornografía.

      En una carta al periódico The New York Times, el redactor asociado de Police Times dio una lista de ejemplos de lo que convence a muchos que trabajan con la policía del hecho de que “la pornografía ayuda a crear un clima moral y social que conduce al abuso y explotación sexual”. Estos fueron algunos de los ejemplos:

      ● “En un estudio publicado por William Marshall sobre violadores canadienses en prisión, él informa que ‘varias formas de fantasías pornográficas pueden conducir al crimen’. De 18 violadores de mujeres, diez confesaron que la pornografía los movió a obligar a las mujeres a entrar en relaciones sexuales con ellos”.

      ● “Según [...] [el] fundador de Ciudadanos a Favor de la Decencia por la Ley, con base en Phoenix: ‘Escuadrones de la policía contra el vicio informan que el 77% de las personas que cometen abusos sexuales contra niños y el 87% de los que abusan de niñas confesaron que seguían el modelo de comportamiento sexual ilustrado en la pornografía’”.

      ● “El Departamento de la Policía de Los Ángeles señala que en los más de 40 casos de abuso sexual de niños que investigó [...] en todos se notó la presencia de fotos pornográficas”.

      ● “Se usa la pornografía de adultos y niños [...] para seducir a los niños y llevarlos a actos sexuales. En cierto caso una niña de 6 años testificó que su padre había usado pornografía para seducirla”.

      Además, según The New York Times del 14 de mayo de 1986, tras un año de estudio la comisión sobre pornografía del Departamento de Justicia de los Estados Unidos ha llegado a la conclusión de “que hay cierta relación causal entre el mucho exponerse a materia de este tipo y el nivel de violencia sexual, coacción sexual o agresión sexual indeseada en la población expuesta”.

      Es cierto que hay quienes no concuerdan con esta conclusión, pero hasta esas personas reconocen la necesidad de controlar la violencia innecesaria y el envolvimiento de niños en la pornografía, en efecto una admisión de que la pornografía en verdad afecta a sus usuarios. Debe ser obvio que hay conexión entre lo que uno ve y lee, y lo que piensa y hace.

      A pesar de los astutos argumentos contra la idea de que existen enlaces, un hecho queda claro: Los pornógrafos saben con exactitud por qué producen la pornografía, y los usuarios saben con exactitud por qué la compran. Los pornógrafos confiesan su propósito: excitación sexual. Lo que tras eso sucede, sea masturbación o algo peor, no puede ser después rechazado con insensibilidad como algo que es únicamente responsabilidad del usuario. Por su mismo diseño el producto abusa del consumidor. Tanto él como los que lo proveen son tan absolutamente reprensibles como cualquier droga adictiva y los que fomentan su uso.

  • La epidemia pornográfica... ¡la amenaza es un hecho!
    ¡Despertad! 1986 | 22 de diciembre
    • Los que preguntan: “¿Qué tiene de malo ver en privado materia pornográfica si la gente no la imita ni causa daño a otros?”, pasan por alto un aspecto importante de los derechos humanos. Puesto que la pornografía se usa para seducir a personas muy jóvenes y envolverlas en incesto y otras formas de abuso sexual de menores, y puesto que frecuentemente se obliga tanto a los adultos como a los niñitos que aparecen en fotografías y películas a participar en la producción de la pornografía, ¿cómo puede alguien negar que se les causa daño a ellos?

      Además, ¿no se sufre violencia cuando se ata, tortura, mutila y somete a actos sexuales dolorosos y contranaturales a las personas a quienes se usa para producir la pornografía? ¿Y qué hay del hecho de que niños a quienes se usa después son entregados a grupos de personas que hacen negocio con ellos en su lucrativo comercio internacional?

  • La epidemia pornográfica... ¡la amenaza es un hecho!
    ¡Despertad! 1986 | 22 de diciembre
    • [Recuadro en la página 6]

      Una encuesta que la Organización Gallup condujo para la revista Newsweek en marzo de 1985, en los Estados Unidos, da los siguientes puntos de vista interesantes de los estadounidenses en lo referente a la pornografía:

      ● Un arrollador 73% de los estadounidenses opinaron que la materia explícitamente sexual “conduce a algunos a cometer ultrajes o violencia sexual”.

      ● Solo el 34% opina que la pornografía suministra “un sano desfogue para personas que tienen problemas sexuales”.

      ● La mayoría, el 76%, creía que la materia explícita “hace que algunos les pierdan el respeto a las mujeres”.

      ● Más de dos terceras partes, 67%, creían que la pornografía puede “resultar en un desplome de la moralidad pública”.

      ● De 63 a 73%, una cantidad notable, pensaban que debería imponerse una proscripción total de vídeos, películas o revistas en que se presente violencia sexual.

  • La epidemia pornográfica... ¡luche contra ella!
    ¡Despertad! 1986 | 22 de diciembre
    • La epidemia pornográfica... ¡luche contra ella!

      PERSONAS que aman el dinero, y otras que han “ido en pos de carne para uso contranatural” han llenado el mundo de materia sumamente contagiosa en películas, vídeos, dramas, libros, revistas y la música... una epidemia de pornografía. (Judas 7.) Así, la Comisión sobre Pornografía del Ministerio de Justicia de los Estados Unidos, en visitas a solo 16 tiendas, pudo preparar una lista de “2.325 diferentes revistas, 725 libros y 2.370 películas” de materia pornográfica.

      Sin pensar en el estrago que causan en la vida de otros, estos “pornócratas” endurecidos degradan el ambiente moral de la sociedad y contribuyen a las epidemias de fornicación, adulterio, incesto, enfermedades transmitidas por contacto sexual, perversiones, divorcios, hogares deshechos, niños perturbados y cónyuges que sufren daño físico y síquico.

  • La epidemia pornográfica... ¡luche contra ella!
    ¡Despertad! 1986 | 22 de diciembre
    • La actitud correcta para con las mujeres

      Mucha de la pornografía actual pinta a las mujeres como objeto de violaciones, degradación y violencia. Por eso, su familia debe considerar la pornografía como un cruel ataque contra las mujeres. La pornografía comunica la provocativa idea de que se supone que se maltrate a las mujeres, y que hasta ellas desean ese trato... que en realidad experimentan placer cuando son víctimas de ultraje y de otros daños. Esa es una gran mentira.

      Ningún varón decente puede tener tal actitud para con las mujeres. Dios hizo tanto al hombre como a la mujer. La mujer había de ser el complemento del hombre, no una criatura inferior a él que mereciera maltrato. (Génesis 2:18.) En vez de que maltraten el cuerpo de alguna mujer, la Biblia dice a los hombres que traten a “las mujeres de más edad como a madres, a las de menos edad como a hermanas, con toda castidad”. (1 Timoteo 5:2.) Y en vez de someter a las esposas a las perversiones que promueve la pornografía, “los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos”. (Efesios 5:28, 29.)

      La actitud correcta para con los niños

      Año tras año se cometen abusos sexuales contra miles de niños —frecuentemente jovencitos en su tierna infancia—, a veces los que abusan de ellos son sus vecinos y amigos de la familia, o sus propios padres y otros miembros de la familia que cometen con ellos actos de incesto. La pornografía contribuye mucho a esto al dar a entender que este abuso es aceptable. Otros miles de jóvenes son secuestrados, sometidos a ultraje sexual y encaminados a la prostitución por pornógrafos depravados. ¡Qué insensibilidad se despliega en esta traición contra niños inocentes e indefensos!

      “Los hijos son una herencia de parte de Jehová”, dice la Biblia. (Salmo 127:3.) Es necesario que los miembros de su familia respeten esa herencia y su Fuente y no tengan actitudes malsanas para con los jóvenes de su propia familia o de otras familias. El abuso sexual de menores causa daño físico y emocional y corrompe. Es una vil mentira decir que el abuso beneficia a los niños.

      Como vemos, la pornografía se basa en mentiras que deshonran a Dios, tergiversaciones inicuas en cuanto al sexo, las mujeres y los niños. El repugnante fruto de la propagación de esas mentiras nos dice quién es el padre de ellas. (Juan 8:44.) Por esto, ¡los cristianos genuinos que desean mantener limpia su relación con su Padre celestial no pueden tener nada que ver con la pornografía!

      Otras actitudes peligrosas

      Se presentan varias excusas para justificar y tolerar el uso de la pornografía. Para inmunizarse contra esta epidemia, usted tiene que conocer el peligro que representan estas excusas.

      ‘El uso de la pornografía puede mejorar su vida sexual de casado.’ Lo contrario de esto —degeneración— ha sido lo que les ha sucedido a muchos. Personas que se han alimentado de pornografía no pueden después disfrutar de vidas sexuales normales. Cierto esposo que fantaseaba con revistas eróticas pasó de obligar a su esposa a cometer perversiones con él a aventuras amorosas de carácter bisexual. Su esposa se queja: “¿[Por qué puede] mi esposo tener relaciones sexuales con revistas, pero no conmigo?”. Otra esposa dice que su esposo se mantiene despierto toda la noche viendo pornografía televisada, pero ‘no tiene ningún interés en las relaciones sexuales normales’. En otros casos se han desintegrado matrimonios al insistir los esposos en practicar las perversiones que han visto en películas o revistas.

      ‘Un poco de pornografía “leve” no le causa daño a nadie.’ Eso es tan engañador como decir que ‘el uso limitado de las drogas “no tan fuertes” no le causa daño a nadie’. Un sicólogo clínico explica lo siguiente: “Hay un factor de progreso gradual que hace crecer en la persona el deseo de ver y exponerse a materia obscena cada vez más desviada de lo normal [...] materia más explícita que satisfaga el deseo de excitación de la persona”. Otras personas concuerdan con eso, y señalan a la tendencia actual hacia pornografía más violenta.

      ‘En algunas de las revistas pornográficas de mejor clase hay algunos artículos bien escritos acerca de temas interesantes. Mientras me limite a leer esos artículos y solo admire la excelente fotografía, no recibiré ningún daño.’ Pero ¿por qué buscar alimento sano en un cubo de basura? Y no olvide el peligro verdadero para “todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella”. (Mateo 5:28.) En cuanto a la excelente fotografía, el buen papel y la reproducción de primera clase, recuerde que el cubrir con oro un cubo de basura no cambia el contenido.

  • La epidemia pornográfica... ¡luche contra ella!
    ¡Despertad! 1986 | 22 de diciembre
    • [Recuadro en la página 10]

      “Como ha señalado el profesor Ernest van den Haag, de la Escuela de Derecho de Nueva York: ‘Algunos afirman que la pornografía no tiene influencia. Eso no me convence. La literatura —desde la Biblia hasta Karl Marx y hasta el Mein Kampf de Hitler— sí ejerce influencia en las actitudes y acciones de la gente, como lo hace toda comunicación’.”—Revista Family Circle.

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