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Cómo hacer frente al desafío moral de ser pobreLa Atalaya 1990 | 15 de noviembre
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Sin embargo, son muchos los pobres que de ninguna manera son perezosos. Por ejemplo, considere el caso del hombre que escribió esto: “Hasta la hora actual continuamos padeciendo hambre y también sed y estando escasamente vestidos y siendo maltratados y estando sin hogar”. (1 Corintios 4:11.) ¿Se trataba de un holgazán sin remedio? Difícilmente. Esas palabras las escribió el apóstol Pablo. Él escogió una vida de escasos recursos económicos con el fin de efectuar con mayor eficacia su ministerio cristiano. Algunas de sus privaciones se debieron también a circunstancias fuera de su control, como la persecución religiosa.
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Cómo hacer frente al desafío moral de ser pobreLa Atalaya 1990 | 15 de noviembre
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Aunque a veces el apóstol Pablo se hallaba en escasez de provisiones materiales, nunca toleró la falta de honradez ni recurrió a ella. En vez de eso, escribió: “El que hurta, ya no hurte más, sino, más bien, que haga trabajo duro, haciendo con las manos lo que sea buen trabajo, para que tenga algo que distribuir a alguien que tenga necesidad”. (Efesios 4:28.)
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Como ministro de Dios, el apóstol Pablo experimentó dificultades como ‘hambre y sed, abstinencia de alimento, frío y desnudez’. (2 Corintios 11:27.) ¡No hay duda de que Pablo debe haberse preguntado cómo habría de sobrevivir! Pero después de unos 25 años de experiencia como cristiano pudo escribir lo siguiente: “Realmente sé estar en escasez de provisiones, realmente sé tener abundancia. En toda cosa y en toda circunstancia he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, tanto de tener abundancia como de padecer necesidad. Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder”. (Filipenses 4:12, 13.) Sí, Pablo confiaba en Dios.
Pablo comprendía que los principios bíblicos no son palabras vanas e idealistas. Son instrucciones de un Dios vivo que desea ayudar y apoyar a los que se esfuerzan por aplicarlas. Un profeta de la antigüedad dijo: “En cuanto a Jehová, sus ojos están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él”. (2 Crónicas 16:9.)
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Es cierto que los que confían en Dios quizás sigan experimentando presiones económicas, como en el caso de Pablo. Pero no tienen que recurrir a violar las leyes de Dios para sobrevivir en sentido económico. El salmista David dijo: “Un joven era yo, también he envejecido, y sin embargo no he visto a nadie justo dejado enteramente, ni a su prole buscando pan”. (Salmo 37:25.) Sí, Dios se interesa por los que ponen los intereses de él en primer lugar en la vida, y los bendice. (Mateo 6:25-33.)
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