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¿Realmente ayuda el orar?¡Despertad! 1987 | 22 de marzo
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Pero ¿será verdad que tales oraciones ayudan? Una joven llamada Peggy opinó que sí. Después de haber orado a Dios respecto a sus problemas, dijo: “Me sentía mejor y me dormía; después despertaba al día siguiente y no pensaba en los problemas. Lo olvidaba todo”.
Quizás debido a algún problema personal tú también hayas acudido a Dios como el último recurso. Como Peggy, tal vez hasta te sentiste mejor como resultado de ello.
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¿Realmente ayuda el orar?¡Despertad! 1987 | 22 de marzo
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Una joven llamada Kay dice: “La oración me ayuda a ser muy feliz. A veces uno sencillamente quiere expresarle a alguien sus sentimientos íntimos, y no hay mejor persona a quien decírselos que a Jehová, porque él comprende, y uno sabe que él es el único que en verdad puede ayudar”. La joven Peggy (no la mencionada al principio de este artículo) también opina que alguien escucha sus oraciones. Nota cómo ella trató con un problema personal: “Lloré mucho en cuanto a mi problema. Pero cuando dejé de llorar me encontré hablándole a Jehová como si él estuviera sentado allí mismo a mi lado escuchándome”.
Cómo ayuda la oración
Estas jóvenes han aprendido a seguir el consejo del salmista: “Arroja tu carga sobre Jehová mismo”. (Salmo 55:22.) Sin embargo, la oración nos ayuda de maneras que van más allá de solo suministrar alivio emocional. Una joven llamada María habla por experiencia personal: “Sé que siempre que tengo un problema puedo acudir a Jehová por dirección, y que él me ayudará”.
María —como Peggy y Kay— es testigo de Jehová. Por algún tiempo las tres han ido desarrollando una íntima amistad personal con Dios mediante la oración y el estudio de la Biblia. Para ellas Dios verdaderamente es un “refugio y fuerza, una ayuda que puede hallarse prontamente durante angustias”. (Salmo 46:1.) No obstante, nota que María no pide en oración que sus problemas le sean quitados milagrosamente. Más bien, ora “por dirección”. Esto señala uno de los principios fundamentales de la oración.
En Santiago 1:2-5 la Biblia dice: “Considérenlo todo gozo, mis hermanos, cuando se encuentren en diversas pruebas, puesto que ustedes saben que esta cualidad probada de su fe obra aguante [...] Por lo tanto, si alguno de ustedes tiene deficiencia en cuanto a sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente a todos, y sin echar en cara; y le será dada”. Santiago no nos animó a orar por un escape de las “diversas pruebas”. Sin embargo, ¡sí podemos ‘seguir pidiéndole a Dios’ la sabiduría que necesitamos para enfrentarnos a esa prueba! Dios no nos ‘lo echa en cara’ como si fuéramos tontos porque pedimos esa sabiduría. Más bien, generosamente promete que dicha sabiduría “será dada”.
Imagínate que te encaras a una situación difícil... un problema con un maestro, o un desacuerdo con tus padres. Trata de orarle a Dios. Por lo menos la oración fijará tu corazón y mente en lo que es importante ante la vista de Dios. Esto ayudará a poner tu problema en la perspectiva debida. Jesús también prometió que Su espíritu santo nos ‘haría recordar todas las cosas que él ha dicho’. (Juan 14:26.) De manera parecida, si oras por dirección, Dios puede hacerte recordar textos bíblicos o principios piadosos que tienen que ver con el asunto que te preocupa. Por supuesto, Dios esperará algún esfuerzo de tu parte, como investigar lo que dice la Biblia o buscar consejo de personas maduras. Dios puede bendecir tus esfuerzos y a veces hasta dar “el poder que es más allá de lo normal” para que puedas aguantar. (2 Corintios 4:7.)
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