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  • ¿Están sus oraciones ‘preparadas como incienso’?
    La Atalaya 1999 | 15 de enero
    • ¿Están sus oraciones ‘preparadas como incienso’?

      “Que mi oración esté preparada como incienso delante de ti.” (SALMO 141:2.)

      1, 2. ¿Qué simbolizaba el quemar incienso?

      JEHOVÁ DIOS mandó a su profeta Moisés que preparara un incienso sagrado para el tabernáculo de adoración del pueblo de Israel. La fórmula divina consistía en una mezcla de cuatro especias aromáticas (Éxodo 30:34-38). Tenía una dulce fragancia.

      2 El pacto de la Ley que se había celebrado con la nación de Israel requería que se quemara incienso todos los días (Éxodo 30:7, 8). ¿Tenía un significado especial el uso del incienso? Sí, pues el salmista cantó: “Que mi oración esté preparada como incienso delante de ti [Jehová Dios]; el levantar las palmas de mis manos, como la ofrenda de grano al atardecer” (Salmo 141:2). En el libro de Revelación, el apóstol Juan ve a los que están alrededor del trono celestial de Dios con tazones de oro llenos de incienso. “Y —dice el relato inspirado— el incienso significa las oraciones de los santos.” (Revelación [Apocalipsis] 5:8.) Así, pues, quemar incienso de dulce fragancia simbolizaba las oraciones aceptables que ofrecen los siervos de Jehová día y noche (1 Tesalonicenses 3:10; Hebreos 5:7).

      3. ¿Qué debe ayudarnos a ‘preparar nuestras oraciones como incienso delante de Dios’?

      3 Para que nuestras oraciones sean aceptables a Dios, tenemos que orarle en el nombre de Jesucristo (Juan 16:23, 24). Pero ¿cómo podemos mejorar la calidad de nuestras oraciones? Pues bien, el repaso de algunos ejemplos bíblicos nos ayudará a preparar nuestras oraciones como incienso delante de Jehová (Proverbios 15:8).

      Ofrezcamos oraciones con fe

      4. ¿Qué relación tiene la fe con la oración aceptable?

      4 Para que nuestras oraciones asciendan a Dios como dulce incienso, tenemos que orar con fe (Hebreos 11:6). Cuando los ancianos cristianos ven que un enfermo en sentido espiritual es receptivo a su consejo bíblico, su “oración de fe sanará al indispuesto” (Santiago 5:15). Las oraciones que se ofrecen con fe son agradables a nuestro Padre celestial, como también lo es el estudio de su Palabra con oración. El salmista demostró una buena actitud cuando cantó: “Alzaré las palmas de las manos a tus mandamientos que he amado, y ciertamente me interesaré intensamente en tus disposiciones reglamentarias. Enséñame bondad, la sensatez y el conocimiento mismos, porque en tus mandamientos he ejercido fe” (Salmo 119:48, 66). ‘Extendamos nosotros las palmas’ en oración humilde y demostremos nuestra fe cumpliendo los mandamientos de Dios.

      5. ¿Qué debemos hacer si precisamos sabiduría?

      5 Imaginémonos que no tenemos la sabiduría necesaria para afrontar cierta prueba. Quizá no estemos seguros de que se está cumpliendo ahora una profecía bíblica en particular. En vez de dejar que lo antedicho nos desestabilice espiritualmente, pidamos sabiduría (Gálatas 5:7, 8; Santiago 1:5-8). Por supuesto, no podemos esperar que Dios nos conteste de manera espectacular. Tenemos que demostrar que nuestras oraciones son sinceras haciendo lo que él espera que hagan todos sus siervos. Es necesario que estudiemos las Escrituras para fortalecer nuestra fe con la ayuda de las publicaciones provistas mediante “el esclavo fiel y discreto” (Mateo 24:45-47; Josué 1:7, 8). También hemos de progresar en conocimiento participando en las reuniones del pueblo de Dios con asiduidad (Hebreos 10:24, 25).

      6. a) ¿Qué debemos reconocer todos sobre nuestros días y el cumplimiento de las profecías bíblicas? b) Además de pedir que el nombre de Dios sea santificado, ¿qué debemos hacer?

      6 Hoy algunos cristianos siguen tras intereses y carreras que indican que han perdido la conciencia de que estamos muy adentrados en “el tiempo del fin” (Daniel 12:4). Los hermanos en la fe pueden pedir en oración que estos reaviven o reafirmen su fe en las pruebas bíblicas de que la presencia de Cristo empezó en 1914, cuando Jehová lo instaló como Rey celestial, y que desde entonces está gobernando en medio de sus enemigos (Salmo 110:1, 2; Mateo 24:3). Todos debemos darnos cuenta de que esos acontecimientos predichos, como la destrucción de la religión falsa —“Babilonia la Grande”—, el ataque satánico de Gog de Magog contra el pueblo de Jehová y la liberación de que este será objeto por parte de Dios el Todopoderoso en la guerra de Armagedón, pueden azotar de manera sorprendente y repentina, y puede suceder todo en muy poco tiempo (Revelación 16:14, 16; 18:1-5; Ezequiel 38:18-23). De modo que pidamos a Dios que nos ayude a mantenernos despiertos en sentido espiritual. Pidamos todos con fervor la santificación del nombre de Jehová, que venga su Reino y que se haga su voluntad en la Tierra así como en el cielo. Sí, continuemos teniendo fe y demostrando que nuestras oraciones son sinceras (Mateo 6:9, 10). Que todos los que aman a Jehová, busquen primero el Reino y Su justicia, y tengan una participación tan amplia como sea posible en la predicación de las buenas nuevas antes de que venga el fin (Mateo 6:33; 24:14).

      Alabemos a Jehová y démosle gracias

      7. ¿Qué le impresiona de la oración de David recogida en parte en 1 Crónicas 29:10-13?

      7 Una manera importante de ‘preparar nuestras oraciones como incienso’ es alabando en ellas sinceramente a Dios y expresándole nuestra gratitud. El rey David ofreció una oración de este tipo cuando contribuyó junto con el pueblo de Israel para la construcción del templo de Jehová. David oró: “Bendito seas, oh Jehová el Dios de Israel nuestro padre, desde tiempo indefinido aun hasta tiempo indefinido. Tuya, oh Jehová, es la grandeza y el poderío y la hermosura y la excelencia y la dignidad; porque todo lo que hay en los cielos y en la tierra es tuyo. Tuyo es el reino, oh Jehová, Aquel que también te alzas como cabeza sobre todo. Las riquezas y la gloria las hay debido a ti, y tú lo estás dominando todo; y en tu mano hay poder y potencia, y en tu mano hay facultad para hacer grande y para dar fuerzas a todos. Y ahora, oh Dios nuestro, te damos las gracias y alabamos tu hermoso nombre” (1 Crónicas 29:10-13).

      8. a) ¿Qué palabras de alabanza de los Salmos 148 a 150 le conmueven especialmente? b) ¿Qué haremos si compartimos los sentimientos expresados en Salmo 27:4?

      8 ¡Qué hermosa oración de alabanza y gratitud! Es posible que nuestras oraciones no sean tan elocuentes, pero sí pueden ser tan sinceras. El libro de los Salmos contiene muchas oraciones de agradecimiento y alabanza. En los Salmos 148 a 150 hallamos palabras escogidas de alabanza. Otros muchos salmos expresan gratitud. “Una cosa he pedido a Jehová —cantó David— es lo que buscaré, que pueda morar en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la agradabilidad de Jehová y para mirar con aprecio a su templo.” (Salmo 27:4.) Actuemos en armonía con estas oraciones participando celosamente en todas las actividades de las multitudes congregadas de Jehová (Salmo 26:12). Si lo hacemos así y meditamos sobre la Palabra de Dios diariamente, tendremos muchas razones para acercarnos a Jehová con alabanza y gratitud sinceras.

      Pidamos humildemente la ayuda de Jehová

      9. ¿Cómo oró el rey Asá, y con qué resultado?

      9 Si servimos a Jehová de todo corazón como sus Testigos, podemos tener la seguridad de que él escucha nuestras oraciones por ayuda (Isaías 43:10-12). Examinemos el caso del rey Asá de Judá. Los diez primeros de sus cuarenta y un años de reinado (977-937 a.E.C.) fueron pacíficos. Luego, un ejército de un millón de hombres al mando de Zérah, el etíope, invadió Judá. Aunque muy inferiores en número, Asá y sus hombres salieron al encuentro de los invasores. Sin embargo, antes de la batalla, Asá oró a Dios con fervor. Sabía que Jehová podía librarlos. El rey pidió ayuda y dijo: “De veras nos apoyamos en ti, y en tu nombre hemos venido contra esta muchedumbre. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios. No permitas que el hombre mortal retenga fuerza contra ti”. Jehová salvó a Judá por causa de su gran nombre y le dio la victoria (2 Crónicas 14:1-15). Ya sea que Dios nos libre de una prueba o nos fortalezca para superarla, no hay duda de que él nos oye cuando le suplicamos su ayuda.

      10. ¿Cómo puede ayudarnos la oración del rey Jehosafat cuando no sabemos cómo afrontar cierta crisis?

      10 Si no sabemos cómo afrontar cierta crisis, podemos tener la confianza de que Jehová oirá nuestras peticiones de ayuda. Este hecho se ilustró en los días del rey Jehosafat de Judá, cuyo reinado de veinticinco años empezó en 936 a.E.C. Cuando las fuerzas combinadas de Moab, Ammón y la región montañosa de Seír amenazaron a Judá, Jehosafat suplicó: “Oh Dios nuestro, ¿no ejecutarás juicio contra ellos? Porque no hay en nosotros poder delante de esta gran muchedumbre que viene contra nosotros; y nosotros mismos no sabemos qué debemos hacer, pero nuestros ojos están hacia ti”. Jehová contestó aquella humilde oración y luchó por Judá confundiendo a las filas enemigas de modo que los soldados se mataron unos a otros. Las naciones vecinas se atemorizaron por ello y Judá tuvo paz (2 Crónicas 20:1-30). Cuando no tenemos la sabiduría necesaria para enfrentarnos a una crisis, podemos orar como Jehosafat: ‘No sabemos qué debemos hacer, pero nuestros ojos están hacia ti, Jehová’. Es posible que el espíritu santo nos haga recordar ideas bíblicas necesarias para resolver el problema, o Dios puede ayudarnos de maneras que superan el razonamiento humano (Romanos 8:26, 27).

      11. ¿Qué nos enseña en cuanto a la oración lo que Nehemías hizo con relación al muro de Jerusalén?

      11 Puede que tengamos que perseverar en la oración para recibir la ayuda de Dios. Nehemías se lamentó, lloró, ayunó y oró durante días con relación al muro derruido de Jerusalén y la situación desesperada de los habitantes de Judá (Nehemías 1:1-11). Es evidente que sus oraciones ascendieron a Dios como un incienso de dulce fragancia. Un día que Nehemías se sentía abatido, el rey persa Artajerjes le preguntó: “‘¿Qué es esto que tratas de conseguir?’. Al instante —dice Nehemías— oré al Dios de los cielos”. Esta oración corta y silenciosa fue contestada, pues se le permitió cumplir el deseo de su corazón de ir a Jerusalén y reconstruir el muro derruido (Nehemías 2:1-8).

      Permita que Jesús le enseñe a orar

      12. ¿Cómo resumiría con sus propias palabras las ideas principales de la oración modelo de Jesús?

      12 De todas las oraciones recogidas en las Escrituras, es especialmente instructiva la oración modelo que Jesucristo presentó como dulce incienso. El Evangelio de Lucas dice: “Cierto discípulo [de Jesús] le dijo: ‘Señor, enséñanos a orar, así como Juan también enseñó a sus discípulos’. Entonces él les dijo: ‘Cuando oren, digan: “Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Danos nuestro pan para el día según la necesidad del día. Y perdónanos nuestros pecados, porque nosotros mismos también perdonamos a todo el que nos debe; y no nos metas en tentación”’” (Lucas 11:1-4; Mateo 6:9-13). Repasemos esta oración, que no se dio para que se recitara, sino para que sirviera de guía.

      13. ¿Cómo explicaría el significado de las palabras “Padre, santificado sea tu nombre”?

      13 “Padre, santificado sea tu nombre.” Dirigirse a Jehová como Padre es un privilegio especial de sus siervos dedicados. Tal como los hijos se acercan con presteza a un padre misericordioso con cualquier preocupación que tengan, deberíamos apartar tiempo regularmente para orar a Dios con dignidad y reverencia (Salmo 103:13, 14). Nuestras oraciones deben reflejar el interés que tenemos en la santificación del nombre de Jehová porque anhelamos verlo libre de todo el oprobio que se ha amontonado sobre él. En efecto, queremos que el nombre de Jehová se distinga y se tenga por santo o sagrado (Salmo 5:11; 63:3, 4; 148:12, 13; Ezequiel 38:23).

      14. ¿Qué significa orar “venga tu reino”?

      14 “Venga tu reino.” El Reino es la gobernación de Jehová expresada mediante el gobierno mesiánico celestial en manos de su Hijo y de los “santos” que con él están (Daniel 7:13, 14, 18, 27; Revelación 20:6). Pronto ‘vendrá’ contra todos los opositores terrestres de la soberanía de Dios, eliminándolos de la existencia (Daniel 2:44). Entonces se hará la voluntad de Jehová en la Tierra, como se hace en el cielo (Mateo 6:10). ¡Qué gozo supondrá esto para todas las criaturas que sirven lealmente al Soberano Universal!

      15. ¿Qué indica pedir a Jehová “nuestro pan para el día”?

      15 “Danos nuestro pan para el día según la necesidad del día.” Pedir a Jehová el alimento “para el día” indica que no solicitamos provisiones en gran abundancia, sino solo aquellas que nos permitan satisfacer nuestras necesidades diarias. Aunque confiamos en que Dios proveerá, también trabajamos y nos valemos de todos los medios apropiados que tenemos a nuestra disposición para obtener el alimento y otras necesidades (2 Tesalonicenses 3:7-10). Claro está que debemos dar gracias a nuestro Proveedor celestial porque detrás de esas provisiones están su amor, sabiduría y poder (Hechos 14:15-17).

      16. ¿Cómo podemos recibir el perdón de Dios?

      16 “Perdónanos nuestros pecados, porque nosotros mismos también perdonamos a todo el que nos debe.” Como somos imperfectos y pecadores no podemos vivir a la altura de las normas perfectas de Jehová. Por ello, necesitamos pedir su perdón sobre la base del sacrificio redentor de Jesús. Pero si queremos que el “Oidor de la oración” aplique el mérito de ese sacrificio a nuestros pecados, debemos arrepentirnos y estar dispuestos a recibir la disciplina que nos dé (Salmo 65:2; Romanos 5:8; 6:23; Hebreos 12:4-11). Además, solo podemos esperar que Dios nos perdone si nosotros “hemos perdonado a nuestros deudores”, los que han pecado contra nosotros (Mateo 6:12, 14, 15).

      17. ¿Qué significan las palabras “no nos metas en tentación”?

      17 “No nos metas en tentación.” La Biblia a veces dice que Jehová hace cosas, cuando en realidad solo las permite (Rut 1:20, 21). Dios no nos tienta a cometer pecados (Santiago 1:13). Las tentaciones para hacer el mal se originan del Diablo, nuestra carne pecaminosa y este mundo. Satanás, el Tentador, procura influir en nosotros para que pequemos contra Dios (Mateo 4:3; 1 Tesalonicenses 3:5). Al decir “no nos metas en tentación”, estamos pidiendo a Dios que no permita que caigamos cuando se nos tiente para que lo desobedezcamos. Él puede dirigirnos para que no sucumbamos y seamos alcanzados por Satanás, “el inicuo” (Mateo 6:13; 1 Corintios 10:13).

      Obremos en armonía con nuestras oraciones

      18. ¿Cómo podemos obrar en armonía con nuestras oraciones sobre casarnos y tener una vida de familia feliz?

      18 En la oración modelo de Jesús se incluyen algunas ideas principales, pero podemos orar sobre cualquier asunto. Por ejemplo, podemos orar en cuanto a nuestro deseo de casarnos y ser felices. Para mantenernos castos hasta la boda, podemos pedir autodominio. Pero luego debemos obrar en armonía con nuestras oraciones evitando las publicaciones y el entretenimiento inmoral. Estemos también resueltos a ‘casarnos solo en el Señor’ (1 Corintios 7:39; Deuteronomio 7:3, 4). Una vez casados, tendremos que obrar en armonía con nuestra petición de felicidad acatando el consejo de Dios. Y si tenemos hijos, no basta con pedir en oración que sean fieles siervos de Jehová. Debemos hacer todo lo que podamos por inculcar las verdades de Dios en su mente mediante el estudio de la Biblia y la asistencia regular a las reuniones cristianas junto con ellos (Deuteronomio 6:5-9; 31:12; Proverbios 22:6).

      19. ¿Qué debemos hacer si oramos sobre nuestro ministerio?

      19 ¿Pedimos que Dios bendiga nuestro ministerio? Entonces actuemos en conformidad con esas oraciones participando activamente en la predicación del Reino. Si pedimos oportunidades para ayudar a otras personas a andar en la senda que conduce a la vida eterna, debemos llevar un buen registro de las personas interesadas y estar dispuestos a incluir la obra de estudios bíblicos en nuestro horario. ¿Y si deseamos emprender la predicación de tiempo completo como precursores? En ese caso tomemos medidas consecuentes con nuestras oraciones, incrementando nuestra predicación y participando en el ministerio con los precursores. Tales medidas demostrarán que obramos en armonía con nuestras oraciones.

      20. ¿Sobre qué tratará el próximo artículo?

      20 Si servimos fielmente a Jehová, podemos tener la confianza de que él contestará nuestras oraciones que estén en armonía con su voluntad (1 Juan 5:14, 15). No cabe duda de que hemos aprendido algunas ideas provechosas al repasar estas oraciones que se recogen en la Biblia. En el próximo artículo se exponen otras directrices bíblicas para los que desean ‘preparar sus oraciones como incienso delante de Jehová’.

  • Alcemos manos leales en oración
    La Atalaya 1999 | 15 de enero
    • Alcemos manos leales en oración

      “Deseo que en todo lugar los hombres se ocupen en orar, alzando manos leales, libres de ira y debates.” (1 TIMOTEO 2:8.)

      1, 2. a) ¿Qué indica 1 Timoteo 2:8 sobre la oración en el pueblo de Jehová? b) ¿De qué hablaremos a continuación?

      JEHOVÁ espera que sus siervos le sean leales y también lo sean unos a otros. El apóstol Pablo relacionó la lealtad con la oración cuando escribió: “Deseo que en todo lugar los hombres se ocupen en orar, alzando manos leales, libres de ira y debates” (1 Timoteo 2:8). Al parecer Pablo se refería a la oración pública “en todo lugar” donde se reunían los cristianos. ¿Quiénes debían representar al pueblo de Dios en las reuniones de la congregación? Solo hombres santos, justos y reverentes que observaban cuidadosamente todos los deberes bíblicos para con Dios (Eclesiastés 12:13, 14). Tenían que estar espiritual y moralmente limpios, y dedicados sin reservas a Jehová Dios.

      2 Los ancianos de la congregación, en especial, debían ‘alzar las manos leales en oración’. Sus oraciones sinceras por medio de Jesucristo demuestran lealtad a Dios y les ayudan a evitar debates y arrebatos de ira. De hecho, todo hombre que tiene el privilegio de representar a la congregación en oración pública tiene que estar libre de ira, mala voluntad y deslealtad a Jehová y su organización (Santiago 1:19, 20). ¿Qué otras directrices bíblicas hay para los que tienen el privilegio de representar a los demás en oración pública? ¿Y qué principios bíblicos debemos tener en cuenta en nuestras oraciones privadas y familiares?

      Piense de antemano lo que va a decir

      3, 4. a) ¿Por qué es provechoso pensar de antemano lo que vamos a decir en las oraciones públicas? b) ¿Qué indican las Escrituras en cuanto a la duración de las oraciones?

      3 Si se nos pide que oremos en público, probablemente podamos pensar de antemano lo que vamos a decir. Así podremos mencionar asuntos que sean adecuados e importantes sin extendernos demasiado ni divagar en la oración. Por supuesto, nuestras oraciones privadas también pueden decirse en voz alta y pueden extenderse cuanto sea necesario. Jesús pasó una noche entera orando antes de escoger a sus doce apóstoles. Sin embargo, cuando instituyó la Conmemoración de su muerte, sus oraciones sobre el pan y el vino parece que fueron más bien cortas (Marcos 14:22-24; Lucas 6:12-16). Y, sin lugar a dudas, estas oraciones breves de Jesús también fueron totalmente aceptables a Dios.

      4 Supongamos que tenemos el privilegio de representar a la familia en oración para una comida. Esa oración puede ser relativamente corta y debería incluir alguna expresión de gratitud por el alimento. Si oramos en público al empezar o terminar una reunión cristiana, no es necesario que nos extendamos y hablemos sobre muchos asuntos. Jesús criticó a los escribas quienes ‘hacían largas oraciones por pretexto’ (Lucas 20:46, 47). Nunca debería hacer eso la persona piadosa. No obstante, a veces puede ser pertinente una oración pública algo más larga. Por ejemplo, el anciano elegido para hacer la oración final en una asamblea debería pensarla de antemano y podría incluir en ella diferentes ideas. Aun así, incluso esa oración no debería ser excesivamente larga.

      Acerquémonos a Dios con reverencia

      5. a) ¿Qué debemos tener en cuenta cuando oramos en público? b) ¿Por qué debemos orar con dignidad y respeto?

      5 Cuando oramos en público debemos recordar que no nos estamos dirigiendo a seres humanos. Todo lo contrario, somos criaturas imperfectas que elevamos una petición al Señor Soberano Jehová (Salmo 8:3-5, 9; 73:28). Deberíamos, por lo tanto, evidenciar un temor reverencial de desagradarle por lo que decimos o cómo lo decimos (Proverbios 1:7). El salmista David cantó: “En cuanto a mí, en la abundancia de tu bondad amorosa entraré en tu casa, me inclinaré hacia tu santo templo en temor de ti” (Salmo 5:7). Si compartimos esta actitud, ¿cómo nos expresaremos cuando se nos pida que oremos públicamente en una reunión de los testigos de Jehová? Pues bien, si habláramos con un rey humano, lo haríamos con respeto y dignidad. ¿No deberían nuestras oraciones ser todavía más dignas y respetuosas dado que nos dirigimos a Jehová, el “Rey de la eternidad”? (Revelación 15:3.) De modo que al orar evitaríamos expresiones tales como, “Buenos días, Jehová”, “Te mandamos nuestro amor” o “Que te vaya bien”. La Biblia muestra que el Hijo unigénito de Dios, Jesucristo, nunca se dirigió de este modo a su Padre celestial.

      6. ¿Qué debemos tener presente cuando nos ‘acercamos al trono de bondad inmerecida’?

      6 Pablo dijo: “Acerquémonos [...] con franqueza de expresión al trono de la bondad inmerecida” (Hebreos 4:16). Podemos acercarnos a Jehová con “franqueza de expresión” a pesar de nuestra condición pecaminosa debido a nuestra fe en el sacrificio redentor de Jesucristo (Hechos 10:42, 43; 20:20, 21). No obstante, esta “franqueza de expresión” no significa que podemos charlar con Dios y menos hablarle irrespetuosamente. Para que nuestras oraciones públicas agraden a Jehová deben ofrecerse con el debido respeto y dignidad, y no sería apropiado valerse de ellas para hacer anuncios, aconsejar a individuos o sermonear a un auditorio.

      Oremos con espíritu humilde

      7. ¿Cómo demostró humildad Salomón cuando oró en la dedicación del templo de Jehová?

      7 Sea que oremos en público o en privado, un importante principio bíblico que tener presente es que las oraciones deben ofrecerse con una actitud humilde (2 Crónicas 7:13, 14). El rey Salomón hizo una humilde oración pública en la dedicación del templo de Jehová ubicado en Jerusalén. Salomón había terminado uno de los edificios más majestuosos que jamás se habían construido en la Tierra. Sin embargo, oró con humildad: “¿Verdaderamente morará Dios sobre la tierra? ¡Mira! Los cielos, sí, el cielo de los cielos, ellos mismos no pueden contenerte; ¡cuánto menos, pues, esta casa que yo he edificado!” (1 Reyes 8:27).

      8. ¿De qué maneras se demuestra la humildad en las oraciones públicas?

      8 Al igual que Salomón, debemos ser humildes cuando representamos a los demás en una oración pública. Aunque no debemos hablar con misticismo, el tono de la voz puede reflejar nuestra humildad. Las oraciones humildes no son grandilocuentes ni teatrales. No atraen la atención a la persona que las hace, sino a Aquel a quien van dirigidas (Mateo 6:5). La humildad también se demuestra por lo que decimos en la oración. Si oramos humildemente, no parecerá que exigimos a Dios que haga ciertas cosas a nuestra manera. Antes bien, pediremos a Jehová que actúe de tal modo que armonice con su sagrada voluntad. El salmista ejemplificó la actitud apropiada cuando rogó: “¡Ay, pues, Jehová, salva, sí, por favor! ¡Ay, pues, Jehová, otorga éxito, sí, por favor!” (Salmo 118:25; Lucas 18:9-14).

      Oremos desde el corazón

      9. ¿Qué buen consejo da Jesús en Mateo 6:7, y cómo puede acatarse?

      9 Para que nuestras oraciones públicas o privadas agraden a Jehová, tienen que nacer del corazón. Así, no repetiremos una y otra vez una simple oración aprendida sin pensar en lo que decimos. Jesús aconsejó en el Sermón del Monte: “Al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces, así como la gente de las naciones, porque ellos se imaginan [equivocadamente] que por su uso de muchas palabras se harán oír”. En otras palabras, Jesús dijo: “No farfulles palabras; no profieras repeticiones vacías” (Mateo 6:7; nota).

      10. ¿Por qué sería propio orar sobre el mismo asunto más de una vez?

      10 Por supuesto, es posible que tengamos que orar sobre el mismo asunto repetidas veces. Esto no sería impropio, pues Jesús exhortó: “Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá” (Mateo 7:7). Quizá se necesite un nuevo Salón del Reino porque Jehová esté haciendo prosperar la predicación en determinada localidad (Isaías 60:22). En tal caso sería apropiado mencionar repetidas veces esa necesidad en nuestras oraciones privadas o en las públicas en las reuniones del pueblo de Jehová. Eso no supondría ‘proferir repeticiones vacías’.

      Recordemos la gratitud y la alabanza

      11. ¿Cómo aplica Filipenses 4:6, 7 a la oración privada y a la pública?

      11 Mucha gente ora hoy solo para pedir algo, pero nuestro amor a Jehová Dios debe motivarnos a darle gracias y alabanza tanto en nuestras oraciones privadas como públicas. “No se inquieten por cosa alguna —escribió Pablo—, sino que en todo, por oración y ruego junto con acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús.” (Filipenses 4:6, 7.) En efecto, además de las súplicas y peticiones, debemos dar gracias a Jehová por las bendiciones espirituales y materiales (Proverbios 10:22). El salmista cantó: “Ofrece acción de gracias como tu sacrificio a Dios, y paga al Altísimo tus votos” (Salmo 50:14). Y una oración melodiosa de David incluyó estas conmovedoras palabras: “Alabaré el nombre de Dios con canción, y lo engrandeceré, sí, con acción de gracias” (Salmo 69:30). ¿No deberíamos hacer lo mismo en las oraciones públicas y privadas?

      12. ¿Cómo se cumple hoy Salmo 100:4, 5, y por qué podemos entonces dar gracias y alabar a Dios?

      12 El salmista cantó con respecto a Dios: “Entren en sus puertas con acción de gracias, en sus patios con alabanza. Denle gracias, bendigan su nombre. Porque Jehová es bueno; su bondad amorosa es hasta tiempo indefinido, y su fidelidad hasta generación tras generación” (Salmo 100:4, 5). Hoy está entrando en los patios del santuario de Jehová gente de todas las naciones, y por ello podemos alabarlo y darle gracias. ¿Damos gracias a Dios por el Salón del Reino local y demostramos nuestro agradecimiento reuniéndonos regularmente con aquellos que lo aman? Mientras estamos allí, ¿elevamos la voz con entusiasmo en cánticos de alabanza y agradecimiento a nuestro amoroso Padre celestial?

      Nunca se avergüence de orar

      13. ¿Qué ejemplo bíblico muestra que debemos suplicar a Jehová aunque nos sintamos indignos por alguna culpa?

      13 Aunque nos sintamos indignos por alguna culpa, debemos suplicar a Dios de todo corazón. Cuando los judíos pecaron al tomar para sí esposas extranjeras, Esdras se arrodilló, extendió sus manos leales a Dios, y oró humildemente: “Oh Dios mío, de veras me da vergüenza y bochorno levantar mi rostro a ti, oh Dios mío, porque nuestros errores mismos se han multiplicado sobre nuestra cabeza y nuestra culpabilidad se ha hecho grande, aun hasta los cielos. Desde los días de nuestros antepasados hemos estado en gran culpabilidad hasta este día [...]. Y después de todo lo que nos ha sobrevenido por nuestras malas acciones y nuestra gran culpabilidad —porque tú mismo, oh Dios nuestro, has estimado nuestro error en menos de lo que es, y nos has dado quienes hayan escapado, tales como estos— ¿vamos a ponernos de nuevo a quebrantar tus mandamientos y a formar alianzas de matrimonio con los pueblos de estas cosas detestables? ¿No te enojarás contra nosotros hasta el límite, de modo que no haya quien quede ni quien escape? Oh Jehová el Dios de Israel, tú eres justo, porque nosotros hemos quedado como pueblo escapado, como en este día. Aquí estamos delante de ti en nuestra culpabilidad, pues es imposible estar de pie delante de ti a causa de esto” (Esdras 9:1-15; Deuteronomio 7:3, 4).

      14. ¿Qué se requiere para recibir el perdón de Dios, como se demostró en tiempo de Esdras?

      14 Para que Dios nos perdone, nuestra confesión a él debe ir acompañada de contrición y “frutos propios del arrepentimiento” (Lucas 3:8; Job 42:1-6; Isaías 66:2). En tiempo de Esdras, el arrepentimiento vino acompañado de una acción para corregir el mal: despedir a las esposas extranjeras (Esdras 10:44; compárese con 2 Corintios 7:8-13). Si queremos que Dios nos perdone un mal grave, confesémoslo en oración humilde y produzcamos los frutos propios del arrepentimiento. El espíritu arrepentido y el deseo de corregir el mal también nos motivarán a pedir ayuda espiritual a los ancianos cristianos (Santiago 5:13-15).

      Obtengamos consuelo de la oración

      15. ¿Cómo muestra la experiencia de Ana que la oración puede consolarnos?

      15 Cuando sentimos dolor en el corazón por algún motivo, la oración puede consolarnos (Salmo 51:17; Proverbios 15:13). Esa fue la experiencia de Ana, una mujer leal. En su tiempo las familias grandes eran comunes en Israel, pero ella no tenía hijos. Elqaná, su esposo, tenía hijos e hijas de su otra esposa, Peniná, que se burlaba de Ana por ser estéril. Ana oró con fervor y prometió que si se la bendecía con un hijo, ‘lo daría a Jehová todos los días de su vida’. Su oración y las palabras del sumo sacerdote Elí la consolaron, y Ana “no volvió a mostrar preocupación”. Dio a luz un niño a quien puso por nombre Samuel. Posteriormente, lo entregó para que sirviera en el santuario de Jehová (1 Samuel 1:9-28). Agradecida por la bondad de Dios, ofreció una oración de acción de gracias en la que alabó a Jehová como Aquel que no tiene igual (1 Samuel 2:1-10). A nosotros también puede consolarnos la oración, sabiendo que Dios contesta todas las peticiones que armonizan con su voluntad. Cuando le derramemos nuestro corazón, ‘no volvamos a mostrar preocupación’, porque él nos quitará la carga o nos ayudará a sobrellevarla (Salmo 55:22).

      16. ¿Por qué debemos orar cuando sentimos temor o ansiedad, según lo ilustra el caso de Jacob?

      16 Si una situación nos causa temor, dolor o ansiedad, no dejemos de buscar consuelo en la oración a Dios (Salmo 55:1-4). Jacob sintió miedo cuando estaba por encontrarse con su hermano distanciado, Esaú. Sin embargo, oró: “Oh Dios de mi padre Abrahán y Dios de mi padre Isaac, oh Jehová, tú que me estás diciendo: ‘Vuélvete a tu tierra y a tus parientes y yo ciertamente te trataré bien’, indigno soy de todas las bondades amorosas y de toda la fidelidad que has ejercido para con tu siervo, porque con solo mi bastón crucé este Jordán y ahora he llegado a ser dos campamentos. Líbrame, te ruego, de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque tengo miedo de él, que venga y ciertamente me asalte, a madre juntamente con hijos. Y tú, tú has dicho: ‘Indisputablemente te trataré bien y con certeza constituiré tu descendencia como los granos de arena del mar, que no pueden contarse por su multitud’” (Génesis 32:9-12). Esaú no asaltó a Jacob ni a su séquito. De modo que Jehová ‘trató bien’ a Jacob en aquella ocasión.

      17. ¿Cómo puede consolarnos la oración cuando nos vemos sometidos a pruebas severas, según Salmo 119:52?

      17 En nuestras súplicas puede consolarnos recordar ideas expresadas en la Palabra de Dios. En el salmo más largo —una hermosa oración musicada— posiblemente fue el príncipe Ezequías quien cantó: “Me he acordado de tus decisiones judiciales desde tiempo indefinido, oh Jehová, y hallo consuelo para mí mismo” (Salmo 119:52). Al orar humildemente cuando nos vemos sometidos a una prueba severa, tal vez recordemos un principio o una ley bíblicos que nos puedan ayudar a seguir un proceder que resulte en la consoladora seguridad de que estamos agradando a nuestro Padre celestial.

      Los leales perseveran en la oración

      18. ¿Por qué puede decirse que todo ‘el que es leal orará a Dios’?

      18 Todos los que son leales a Jehová Dios ‘perseveran en la oración’ (Romanos 12:12). En el Salmo 32, que posiblemente compuso David después de haber pecado con Bat-seba, describe su agonía por no pedir perdón ni buscar el alivio que el arrepentimiento y la confesión a Dios después le trajeron. Entonces David cantó: “Debido a esto [a que Jehová perdona a los que en verdad se arrepienten], todo el que es leal te orará tan sólo en el tiempo que se te pueda hallar” (Salmo 32:6).

      19. ¿Por qué debemos alzar manos leales en oración?

      19 Si valoramos nuestra relación con Jehová Dios, pediremos su misericordia sobre la base del sacrificio redentor de Jesús. Podemos acercarnos al trono de bondad inmerecida con fe y franqueza de expresión para conseguir la misericordia y la ayuda oportuna (Hebreos 4:16). Pero hay muchas más razones por las que orar. Por tanto, ‘oremos incesantemente’, e incluyamos al hacerlo palabras de alabanza y gratitud sinceras a Dios (1 Tesalonicenses 5:17). Alcemos las manos leales en oración día y noche.

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