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Sirvo con alegría a pesar de las enfermedadesLa Atalaya 2006 | 1 de junio
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Ante tal encrucijada sentí más que nunca la necesidad de acudir a Jehová en oración y contarle, con total franqueza, todas mis preocupaciones e inquietudes. Oraba día y noche con lágrimas en los ojos, y enseguida me sentía consolado. Las tranquilizadoras palabras de Filipenses 4:6, 7 resultaron muy ciertas en mi caso: “No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo, por oración y ruego junto con acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús”.
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Sirvo con alegría a pesar de las enfermedadesLa Atalaya 2006 | 1 de junio
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Otro maravilloso medio por el que Jehová fortalece a sus siervos es la oración (Salmo 65:2). En respuesta a mis sinceras súplicas, Jehová me ha dado fuerzas para seguir en la fe todos estos años. Sobre todo cuando me siento desanimado, la oración me alivia y me ayuda a mantener el gozo. Comunicarme constantemente con Jehová me reanima y fortalece mi determinación de seguir adelante. No me cabe duda de que Jehová escucha las oraciones de sus siervos y les concede la paz interior que precisan (Salmo 51:17; 1 Pedro 5:7).
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