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“Primero tienen que predicarse las buenas nuevas”La Atalaya 1988 | 1 de enero
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“Primero tienen que predicarse las buenas nuevas”
“También, en todas las naciones primero tienen que predicarse las buenas nuevas.” (MARCOS 13:10.)
1. ¿Qué actividad en particular hace que los testigos de Jehová difieran de todas las religiones de la cristiandad, y por qué?
DE TODOS los que afirman ser cristianos, solo los testigos de Jehová toman en serio el predicar las buenas nuevas. Son el único grupo en que todo miembro siente una obligación personal de ir a su prójimo con regularidad para hablarle de los propósitos de Dios. ¿A qué se debe esto? A que cada Testigo cree que, como cristiano, tiene que seguir los pasos de Cristo. (1 Pedro 2:21.) ¿Qué implica esto?
2. ¿Cómo consideran muchas personas a Jesucristo, pero cuál fue su actividad principal en la Tierra?
2 En la mente de muchos, Jesucristo fue simplemente un hombre que hizo cosas buenas. Sanó a los enfermos, alimentó a los hambrientos y mostró amor y bondad a los necesitados. Pero Jesús hizo mucho más. Ante todo, fue un celoso predicador de las buenas nuevas del Reino de Dios. Pocos meses después de su bautismo en el río Jordán, Jesús empezó a predicar públicamente: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado”. (Mateo 4:17.) El relato de Marcos dice: “Jesús entró en Galilea, predicando las buenas nuevas de Dios y diciendo: ‘El tiempo señalado se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y tengan fe en las buenas nuevas’”. (Marcos 1:14, 15.)
3, 4. a) Aunque Jesús sanó toda clase de enfermedad, ¿a qué dio énfasis en su ministerio? b) ¿Por qué fue enviado Jesús? c) ¿A qué asemejó Jesús su predicación, y qué dijo a sus discípulos que hicieran?
3 Jesús llamó a Pedro, Andrés, Santiago y Juan para que le siguieran, y leemos: “Y recorría toda Galilea, enseñando en sus sinagogas y predicando las buenas nuevas del reino y curando toda suerte de dolencia y toda suerte de mal entre el pueblo”. Cuando las muchedumbres de Galilea trataron de retenerlo consigo, dijo: “También a otras ciudades tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado”. Entonces se fue a predicar en las sinagogas de Judea. (Mateo 4:18-23; Lucas 4:43, 44.)
4 Al regresar de nuevo a Galilea, Jesús “iba viajando de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, predicando y declarando las buenas nuevas del reino de Dios”. (Lucas 8:1.) Asemejó su predicación a una siega, y dijo: “La mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por lo tanto, rueguen al Amo de la mies que envíe obreros a su siega”. (Mateo 9:35-38.) Hasta cuando las muchedumbres no le permitieron descansar, “los recibió amablemente y se puso a hablarles del reino de Dios, y sanó a los que tenían necesidad de curación”. (Lucas 9:11.)
5. Cuando Jesús envió a sus apóstoles y a otros discípulos al ministerio, ¿qué instrucciones les dio?
5 Es verdad que Jesús sanó a los enfermos y en ciertas ocasiones alimentó a los hambrientos. Pero en lo que más se ocupó fue en hablar a la gente acerca del Reino de Dios. Y quiso que sus seguidores hicieran lo mismo. Después de adiestrar a sus apóstoles, los envió de dos en dos a predicar, diciéndoles: “Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado’”. (Mateo 10:7.) Lucas dice: “Los envió a predicar el reino de Dios y a hacer curaciones”. (Lucas 9:2.) A los 70 discípulos, Jesús también dio el mandato de ‘curar a los enfermos y seguir diciéndoles que el reino de Dios se ha acercado’. (Lucas 10:9.)
6. Antes de ascender al cielo, ¿qué instrucciones dio Jesús a sus seguidores con relación al ministerio?
6 Antes de ascender al cielo, Jesús dio a sus seguidores la comisión de seguir predicando, y hasta dar expansión a la obra de predicar. Les mandó: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones [...] enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado”. (Mateo 28:19, 20.) Además, dijo: “Recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes, y serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea, y en Samaria, y hasta la parte más distante de la tierra”. (Hechos 1:8.) Así, tanto Jesús como sus apóstoles dieron primera atención a predicar las buenas nuevas del Reino de Dios.
El Reino que se ha de predicar en nuestro tiempo
7. ¿Qué dijo Jesús sobre una predicación que se efectuaría en “la conclusión del sistema de cosas”?
7 En su profecía sobre los sucesos de “la conclusión del sistema de cosas”, Jesús dijo: “Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”. (Mateo 24:3, 14.) O, como se declara en Marcos 13:10: “También, en todas las naciones primero tienen que predicarse las buenas nuevas”. (Véase también Revelación 14:6, 7.)
8. a) ¿Qué estaba incluido en las buenas nuevas del tiempo de los apóstoles? b) ¿Qué está incluido hoy día en el mensaje de las buenas nuevas?
8 En “los últimos días” las buenas nuevas del Reino envuelven más de lo que envolvían cuando Jesús estuvo en la Tierra. Jesús predicó que el Reino se había acercado, y llamó atención a que él estaba entre el pueblo como el Mesías y Rey. (2 Timoteo 3:1; Mateo 4:17; Lucas 17:21.) En las buenas nuevas que predicaron los cristianos primitivos se incluyó el asunto de la resurrección y ascensión de Jesús al cielo, y se estimuló a los mansos a poner fe en el Reino venidero. (Hechos 2:22-24, 32; 3:19-21; 17:2, 3; 26:23; 28:23, 31.) Ahora que hemos llegado a “la conclusión del sistema de cosas”, en la predicación de las buenas nuevas del Reino se incluye el sorprendente mensaje de que el Reino está establecido en los cielos. (Revelación 11:15-18; 12:10.)
¿Quiénes predicarán las buenas nuevas?
9. a) ¿Cómo quizás arguyan algunos que hoy no es obligatorio para todos los cristianos predicar las buenas nuevas? b) ¿A quiénes utilizó Jehová en el pasado para predicar su palabra, y qué significa eso para nosotros hoy?
9 Hoy, ¿quiénes deberían participar en la predicación? Parece obvio que la cristiandad cree que esa obligación no es para todos, y es cierto que cuando Jesús dijo que las buenas nuevas se predicarían no especificó quiénes harían la obra. Sin embargo, ¿a quiénes utilizaría Jehová para tal obra sino a los que han puesto fe en Su Palabra y han empezado a aplicarla en su vida? En los días de Noé, cuando Jehová decidió dar advertencia al mundo inicuo de la humanidad respecto a la destrucción venidera, utilizó a un hombre que “andaba con el Dios verdadero”. (Génesis 6:9, 13, 14; 2 Pedro 2:5.) Cuando quiso que se enviaran mensajes proféticos a Israel, envió ‘a sus siervos, los profetas’. (Jeremías 7:25; Amós 3:7, 8.) La nación dedicada de Israel era una nación de testigos Suyos. (Éxodo 19:5, 6; Isaías 43:10-12.) Sí, Jehová utiliza a sus siervos dedicados como Sus testigos.
10. ¿Cómo se puede ver por la fraseología de Mateo 28:19, 20 que el mandato de hacer discípulos aplica a todos los cristianos?
10 Algunos han dicho que el mandato de hacer discípulos, dado en Mateo 28:19, 20, fue dado únicamente a los apóstoles, y que por lo tanto no aplica a los cristianos en general. Pero note lo que Jesús dijo: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones [...] enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado”. Los seguidores de Jesús habrían de enseñar a los nuevos discípulos a observar todas las cosas que Jesús había mandado. Y una de las cosas que él mandó fue ‘ir a hacer discípulos’. De seguro a todos los nuevos discípulos se les tendría que enseñar a observar este mandato particular también.
11. a) ¿Qué obligación tenía la congregación cristiana del primer siglo? b) ¿Qué se necesita para que uno sea salvo, y qué abarca eso?
11 La congregación cristiana del primer siglo fue llamada ‘el pueblo de Dios para posesión especial, para que declaren en público las excelencias de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa’. (1 Pedro 2:9.) Sus miembros dieron celoso testimonio acerca del Reino de Dios. (Hechos 8:4, 12.) A todos los “santos” —cristianos ungidos— de Roma se les dijo que “con la boca se presenta declaración pública para salvación” y que “todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo”. (Romanos 1:7; 10:9, 10, 13.) Esta declaración pública para salvación, hecha cuando uno se bautiza, también abarca el predicar públicamente las buenas nuevas del Reino de Jehová.
12, 13. a) ¿Qué está incluido en “la declaración pública de nuestra esperanza” mencionada en Hebreos 10:23? b) ¿Cómo muestra el Salmo 96 que es necesario hacer una declaración pública fuera de la congregación, y cómo apoya esto Revelación 7:9, 10?
12 El apóstol Pablo escribió a los cristianos hebreos: “Tengamos firmemente asida la declaración pública de nuestra esperanza sin titubear, porque fiel es el que ha prometido”. (Hebreos 10:23.) Esta declaración pública no se limita a las reuniones de la congregación. (Salmo 40:9, 10.) En Salmo 96:2, 3, 10 vemos claramente un mandato profético de predicar fuera de la congregación, a las naciones, en estas palabras: “De día en día anuncien las buenas nuevas de salvación por él. Declaren entre las naciones su gloria, entre todos los pueblos sus maravillosas obras. Digan entre las naciones: ‘Jehová mismo ha llegado a ser rey’”. Sí, en Mateo 28:19, 20 y Hechos 1:8 Jesús dio a los cristianos el mandato de predicar a las naciones.
13 A esta predicación pública se hace referencia en otras palabras de Pablo a los cristianos hebreos ungidos: “Mediante él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre”. (Hebreos 13:15.) En el libro de Revelación también se ve que la “gran muchedumbre”, reunida de todas las naciones, clama con voz fuerte: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero”. (Revelación 7:9, 10.) Así, en este tiempo de la conclusión del sistema de cosas los que predican las buenas nuevas son los Testigos dedicados de Jehová, el resto de los hermanos espirituales de Cristo y sus compañeros semejantes a ovejas que componen la “gran muchedumbre”. Pero ¿cómo deben realmente hacer este trabajo?
“Públicamente y de casa en casa”
14. ¿Dónde predicó Jesús, y qué principio podemos aprender de ello?
14 Jesús predicó directamente a las personas. Por ejemplo, leemos que predicó en las sinagogas. ¿Por qué? Porque allí se reunía la gente en el día de descanso o sábado y escuchaba una lectura y consideración de las Escrituras. (Mateo 4:23; Lucas 4:15-21.) Jesús también le predicó a la gente al lado del camino, a orillas del mar, en la falda de una montaña, al lado de un pozo a las afueras de una ciudad, y en los hogares. Dondequiera que hubiera gente, Jesús le predicaba. (Mateo 5:1, 2; Marcos 1:29-34; 2:1-4, 13; 3:19; 4:1, 2; Lucas 5:1-3; 9:57-60; Juan 4:4-26.)
15. a) ¿Qué instrucciones dio Jesús a sus discípulos cuando los envió a predicar? b) ¿Cómo han explicado esto algunos comentadores de la Biblia?
15 Cuando Jesús envió a sus discípulos a predicar, también los envió directamente a las personas. Esto se ve en sus instrucciones registradas en Mateo 10:1-15, 40-42. En el Mt 10 versículo 11 declaró: “En cualquier ciudad o aldea que entren, busquen hasta descubrir quién en ella es merecedor, y quédense allí hasta que salgan”. La Biblia de Jerusalén presenta este versículo así: “Informaos de quién hay en ella digno”, como si los discípulos hubieran de preguntar a alguna persona prominente o informada de la aldea para averiguar quién tenía buena reputación y por lo tanto fuera merecedor del mensaje. (Véase también Straubinger y Reina-Valera Revisada, 1977.) Y esa es la explicación que algunos comentadores de la Biblia dan del Mt 10 versículo 11.
16. ¿Qué consideración más objetiva de las palabras de Jesús en Mateo 10:11 indica cómo deberían buscar los apóstoles a los dignos o merecedores?
16 No obstante, debe tenerse presente que en la mayoría de los casos los teólogos de la cristiandad no van de casa en casa, y muchos comentadores de la Biblia tienden a interpretar las Escrituras fundándose en sus propias experiencias. Una consideración más objetiva de las instrucciones de Jesús indica que estaba diciendo que sus discípulos deberían buscar a las personas una a una, fuera de casa en casa o en público, y presentarles el mensaje del Reino. (Mateo 10:7.) La respuesta de las personas indicaría si eran merecedoras o no. (Mateo 10:12-15.)
17. ¿Qué prueba que los discípulos de Jesús no estaban simplemente visitando a personas merecedoras por recomendación o cita?
17 Esto se ve en las palabras de Jesús en Mateo 10:14: “Dondequiera que alguien no los reciba ni escuche sus palabras, al salir de aquella casa o de aquella ciudad, sacúdanse el polvo de los pies”. Jesús describía allí el hecho de que sus discípulos visitarían sin invitación a la gente para predicarle. Es verdad que también aceptarían alojamiento de uno de los amos de casa que respondieran al mensaje. (Mateo 10:11.) Pero lo principal era la predicación. En Lucas 9:6 dice: “Partiendo entonces, ellos recorrieron el territorio de aldea en aldea, declarando las buenas nuevas y ejecutando curaciones por todas partes”. (Véase también Lucas 10:8, 9.) Los merecedores que recibieran a los discípulos en sus hogares como profetas, y quizás les dieran “un vaso de agua fría” o hasta alojamiento, no perderían su recompensa. Oirían el mensaje del Reino. (Mateo 10:40-42.)
18, 19. a) Según Hechos 5:42, ¿cómo efectuaron su predicación los cristianos primitivos? b) ¿Cómo muestran las palabras de Pablo en Hechos 20:20, 21 que hablaba de un ministerio a no creyentes, no de una obra interna de pastoreo?
18 Leemos que, después de fundada la congregación cristiana, los apóstoles hacían lo siguiente: “Y todos los días en el templo, y de casa en casa, continuaban sin cesar enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús”. (Hechos 5:42; véase la nota en la Biblia con referencias.) La expresión griega traducida “de casa en casa” es kat’ ói·kon. Aquí ka·tá está en sentido distributivo. Por eso, pudiera decirse que la predicación de los discípulos se distribuía de casa en casa. No estaban simplemente haciendo visitas sociales para las cuales hubieran hecho arreglos de antemano. Un uso similar de ka·tá se encuentra en Lucas 8:1, en la expresión: “de ciudad en ciudad y de aldea en aldea”.
19 El apóstol Pablo usa la misma expresión en plural, kat’ ói·kous, en Hechos 20:20. Allí él dijo: “No me retraje de [...] enseñarles públicamente y de casa en casa”. La expresión “de casa en casa” se vierte “en sus casas” en algunas traducciones. Por eso, algunos voceros de la cristiandad dicen en sus comentarios sobre la Biblia que Pablo se refiere aquí a visitas de pastoreo en los hogares de creyentes. Pero las palabras de Pablo a continuación muestran que hablaba de un ministerio a no creyentes, porque declara: “Antes bien, di testimonio cabalmente, tanto a judíos como a griegos, acerca del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesús”. (Hechos 20:21.)
20. a) ¿Hasta qué grado han predicado los testigos de Jehová las buenas nuevas del Reino en nuestro tiempo? b) ¿Cómo quizás vean algunos el asunto de seguir adelante predicando?
20 Por lo tanto, este método de llegar a la gente debe usarse en nuestro tiempo en que las “buenas nuevas del reino” tienen que ‘predicarse en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones’. (Mateo 24:14.) Por más de 65 años, públicamente y de casa en casa los testigos de Jehová han estado predicando con celo las buenas nuevas del Reino establecido de Dios... y ahora lo hacen en 210 países. ¡Qué magnífica obra de testimonio está realizándose! Y esto a pesar de que la mayoría de la gente oye el mensaje “sin responder”, algunos hasta con molestia. (Mateo 13:15.) ¿Por qué persisten los testigos de Jehová en predicar en lugares donde la gente rehúsa escuchar o hasta les presenta oposición? Esta pregunta se considerará en el artículo siguiente.
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Siga predicando el ReinoLa Atalaya 1988 | 1 de enero
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Siga predicando el Reino
“Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (MATEO 24:14.)
1, 2. a) ¿Cuál es la obra más importante de este siglo, y hasta qué grado se está efectuando? b) ¿Qué prueba hay de que Jehová está bendiciendo esta obra?
LA PREDICACIÓN de las buenas nuevas del Reino de Dios es la obra más importante de este siglo. Es lo que el Dios Todopoderoso quiere que se haga ahora, y se efectúa en cumplimiento de su Palabra profética. La respuesta de usted a esa predicación afectará su destino eterno. (1 Corintios 9:16, 23.)
2 Es emocionante ver que la cantidad de personas que participa en esta obra de predicar continúa aumentando, de modo que ahora más de tres millones de personas participan en ella. Nunca antes se ha visto a tantas personas emprender el ministerio de tiempo completo. Y muchas otras personas que se interesan en la verdad aceptan tener un estudio bíblico en su hogar y se esfuerzan por aprender a hacer la voluntad de Dios.
3. ¿Qué pudieran decir algunos en cuanto a que se tengan que continuar predicando las buenas nuevas?
3 Sin embargo, a veces algunos quizás ‘desistan de hacer lo que es excelente’ y ‘se cansen’ en cuanto a la obra de predicar. (Gálatas 6:9; Hebreos 12:3.) Quizás digan que las buenas nuevas ya se han predicado extensamente en su territorio y que la gente ya ha indicado qué lado favorece, y que les molesta el que visitemos sus hogares. Los que van a predicarles tienen poco éxito, o ninguno. Por eso piensan que, fundamentalmente, quizás la obra ya está hecha y no hay razón para continuar. ¿Por qué no es correcto pensar así?
¿Por qué persistir?
4. ¿Qué debería movernos a seguir predicando hasta en territorio donde hay poca respuesta?
4 En primer lugar, el que perseveremos fielmente en la obra de predicar no debe depender de si la gente nos escucha o no. Jeremías predicó por 40 años en Jerusalén aunque muy pocas personas escucharon, y muchos se le opusieron violentamente. ¿Por qué persistió? Porque hacía una obra que Jehová había mandado, y porque su conocimiento de profeta sobre lo que le sucedería a Jerusalén lo obligaba a seguir hablando. (Jeremías 1:17-19.) Dijo: “En mi corazón resultó ser como un fuego ardiente, encerrado en mis huesos; y me cansé de contener, y no pude aguantarlo”. (Jeremías 20:7-10.) Nuestra situación es similar. Es Jehová, mediante Jesucristo, quien ha mandado que las “buenas nuevas” se prediquen en toda la tierra habitada. (Mateo 24:14.) Cuando la gente rehúsa escuchar, tenemos la oportunidad de probar la profundidad de nuestro amor y devoción a Jehová al persistir en hacer lo correcto. (1 Juan 5:3.) Además, cuando meditamos en lo que dentro de poco le espera a la humanidad, ¿cómo podemos dejar de esforzarnos por avisar a nuestro prójimo? (2 Timoteo 4:2.)
5. a) ¿Qué otra razón hay para que perseveremos en la predicación? b) ¿Cómo es base para juicio la predicación?
5 También, la predicación de Jeremías fue realmente una obra de juicio. En 607 a.E.C. ninguno de los que murieron o fueron a la esclavitud cuando Jerusalén cayó podía alegar que no sabía por qué le estaba ocurriendo aquello. Antes de aquella fecha, por 40 años Jeremías les había estado advirtiendo con precisión lo que les pasaría si continuaban en rebelión contra Jehová. (Compárese con Ezequiel 2:5.) Hoy sucede algo similar: la predicación de las buenas nuevas como “testimonio a todas las naciones” es base para juicio. El apóstol Pablo aclara esto cuando indica que Cristo Jesús traerá venganza sobre “los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús”. (2 Tesalonicenses 1:8, 9.) Se juzgará a las personas por cómo responden a las buenas nuevas. Por eso, la predicación tiene que continuar con vigor y claridad hasta el mismo fin. (Revelación 14:6, 7.) Nada debe impedir que este mensaje vital sea llevado a la gente con la mayor frecuencia posible. Esto pone una gran responsabilidad sobre todos los siervos dedicados de Jehová.
6. Aunque nuestro mensaje sea ampliamente conocido, ¿por qué tenemos que seguir predicando?
6 Es verdad que quizás ya hayamos predicado las buenas nuevas extensamente en nuestra localidad. Pero en el mundo suceden tantas cosas que, aunque muchas personas hayan oído nuestro mensaje, pronto lo olvidarían si dejáramos de predicar. Piense en las revoluciones, los actos de terrorismo, las huelgas, los escándalos y otros sucesos que reciben extensa publicidad. Piense también en las muchas formas de entretenimiento popular y otras distracciones. Tenemos que continuar predicando para mantener nuestro mensaje ante la gente a pesar de todas estas otras cosas que atraen su atención.
7. ¿Cómo se asemeja la reacción de muchos hoy a la de los israelitas ante el profetizar de Isaías?, pero ¿por qué no debería esto impedir que predicáramos?
7 Si son muchos los que no nos hacen caso, debemos recordar la clase de personas a quienes tuvo que predicar el profeta Isaías. Jehová le dijo: “Porque es un pueblo rebelde, hijos mentirosos, hijos que no han querido oír la ley de Jehová; que han dicho a los que ven: ‘No deben ver’, y a los que tienen visiones: ‘No deben ver en visiones para nosotros cosas de derechura. Háblennos cosas melosas; vean en visiones cosas engañosas. Apártense del camino; desvíense de la senda. Hagan cesar al Santo de Israel simplemente a causa de nosotros’”. No obstante, con fidelidad Isaías dijo a la gente: “Jehová es un Dios de juicio. Felices son todos los que se mantienen en expectativa de él”. (Isaías 30:9-11, 18.) Nosotros debemos hacer lo mismo. Mientras persistamos, nuestro mensaje tendrá algún efecto. Algunas personas escucharán y otras no. Pero todas tendrán la oportunidad de oír.
‘¿Cómo oirán?’
8. Aunque parezca que la gente se haya declarado en contra de la verdad, ¿qué factores pudieran llevarla a cambiar de opinión?
8 Quizás pensemos que la gente de cierto territorio ha adoptado una postura clara y está resuelta a rechazar nuestro mensaje o hasta a oponerse a él. Pero recuerde que las circunstancias de la vida de la gente cambian constantemente. Puede que mañana, la semana próxima o el mes siguiente se enfrenten con nuevos problemas y circunstancias que los lleven a recibir la verdad. Puede que oigan sobre sucesos perturbadores en el mundo o quizás experimenten reveses económicos, enfermedades o muerte en su familia. Estas circunstancias pudieran hacer que despertaran y desearan aprender a qué se debe la angustia que experimentan. Si seguimos predicando, sabrán dónde buscar la respuesta.
9. ¿Cómo pudiéramos comparar la predicación con la obra de socorristas en alguna zona en que haya ocurrido un desastre?
9 Nuestra situación pudiera compararse con la de socorristas en una zona de desastre, como pudiera suceder después de un terremoto. Algunos quizás trabajaran en una sección donde se encontrara a pocos sobrevivientes, pero el que sus compañeros socorristas hallaran más sobrevivientes en otra sección no haría que ellos trabajaran con menos empeño ni abandonaran el trabajo. Más bien, todos los socorristas perseveran sin cansarse hasta cuando les parece que quizás no haya más sobrevivientes en su sección asignada. Y después, a veces hasta hallan otro sobreviviente. No se da la orden de abandonar la búsqueda sino hasta cuando ha pasado tanto tiempo que ya no hay más esperanza. Pues bien, todavía no se nos ha dado la orden de abandonar la búsqueda, y todavía hallamos a miles y miles de personas que desean ser rescatadas de este viejo mundo para sobrevivir a “la gran tribulación”. (Revelación 7:9, 14.) Hasta en áreas donde ya se ha trabajado cuidadosamente y donde la mayoría de la gente no responde, todavía se obtienen algunos resultados. Y hay más razones para que continuemos predicando.
10. ¿De qué único modo sabrá la gente adónde acudir si desea buscar la verdad, según Romanos 10:13, 14?
10 Es necesario recordarle de continuo a la gente que “todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo”. Sin embargo, como pasa a decir Pablo en su carta a los romanos: “¿Cómo invocarán a aquel en quien no han puesto fe? ¿Cómo, a su vez, pondrán fe en aquel de quien no han oído? ¿Cómo, a su vez, oirán sin alguien que predique?”. (Romanos 10:13, 14.) Esas palabras deberían grabar en cada uno de nosotros la necesidad de persistir en predicar las buenas nuevas del Reino de Dios.
11. ¿Qué nueva generación surge, y qué responsabilidad tenemos para con los jóvenes que se van desarrollando en adultos?
11 Mientras ha ido adelantando el tiempo del fin, han nacido niños que han llegado a ser adultos o han alcanzado una edad de responsabilidad. Muchas veces sucede que estos jóvenes no han prestado ninguna atención a la verdad. Puede que sus padres hayan rechazado el mensaje y hasta se hayan expresado en contra de él. Pero ahora estos jóvenes tienen suficiente madurez para pensar seriamente por sí mismos sobre las condiciones mundiales, el futuro y su propósito en la vida. Ellos, también, tienen que invocar el nombre de Jehová para salvarse. Pero “¿cómo [...] pondrán fe en aquel de quien no han oído?”. (Romanos 10:14.) En muchos casos estos adolescentes y adultos jóvenes responden a la verdad, de modo que tenemos que buscarlos y predicarles.
12. ¿Cómo constituye una expresión de la misericordia de Jehová el que continuemos predicando?
12 El hecho de que todavía se pueda predicar es una expresión de la misericordia de Jehová. El apóstol Pedro escribe: “Jehová no es lento respecto a su promesa, como algunas personas consideran la lentitud, pero es paciente para con ustedes porque no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento. Además, consideren la paciencia de nuestro Señor como salvación”. (2 Pedro 3:9, 15.) El deseo de Jehová de que hombres de toda clase se salven no se expresa solamente porque él ejerce paciencia y permite tiempo antes de ejecutar su juicio, sino también porque continuamente se dirige a los hombres pidiéndoles que se vuelvan a él y reciban salvación. (1 Timoteo 2:4.) A medida que continuamos predicando las buenas nuevas, hacemos que se destaque la misericordia de Dios, y de ese modo lo alabamos.
Evitación de culpa por sangre
13, 14. a) ¿Cómo puede compararse nuestra predicación con la obra de un atalaya, como se menciona en la profecía de Ezequiel? b) ¿Por qué podía decir Pablo que estaba “limpio de la sangre de todo hombre”, y solo si hacen qué pueden decir lo mismo los testigos de Jehová hoy?
13 La responsabilidad de los Testigos dedicados de Jehová de advertir a la gente sobre el juicio divino venidero se puede comparar con la de Ezequiel en su tiempo. Él fue designado atalaya para la casa de Israel. Tenía la asignación de dar aviso a los israelitas de que les vendría ejecución si no se apartaban de sus malos caminos. Si él como atalaya no daba la advertencia, todavía la ejecución vendría sobre los inicuos, pero la sangre de ellos estaría sobre la cabeza del atalaya negligente. En esto Jehová muestra su actitud respecto a la ejecución de juicio: “No me deleito en la muerte del inicuo, sino en que alguien inicuo se vuelva de su camino y realmente siga viviendo. Vuélvanse, vuélvanse de sus malos caminos, pues, ¿por qué deberían morir, oh casa de Israel?”. (Ezequiel 33:1-11.)
14 El apóstol Pablo reconoció su responsabilidad como atalaya, al declarar a los ancianos de Éfeso: “Por eso los llamo para que este mismo día sean testigos de que estoy limpio de la sangre de todo hombre”. ¿Por qué podía decir eso? Pasa a decir: “Porque no me he retraído de decirles todo el consejo de Dios”. (Hechos 20:26, 27.) Lo mismo sucede con relación a la clase del atalaya de hoy, el resto de seguidores ungidos de Jesucristo. Todos estos, junto con más de tres millones de compañeros que tienen la esperanza de sobrevivir al fin de este sistema de cosas y recibir vida eterna en la Tierra, tienen que perseverar sin aflojarse en predicar las buenas nuevas del Reino de Dios y avisar a otros que la ejecución de Su juicio se aproxima. De esta manera evitan llevar culpa por sangre.
15. Según el capítulo 9 de Ezequiel, ¿a quiénes se marcó, y quién lo hizo?
15 La predicación de hoy día se describe proféticamente en el capítulo 9 de Ezequiel. Allí se indica que Jehová había determinado castigar a la ciudad de Jerusalén. Antes de la ejecución de ese juicio, a un hombre vestido de lino y con un tintero de secretario a las caderas se le dice que pase por la ciudad y ponga una marca en la frente de todos los que suspiran por las cosas detestables que se hacen allí. Cuando esta obra de marcar terminara, se ejecutaría a toda persona de la ciudad excepto a las que hubieran sido marcadas para sobrevivir. Al completar con éxito su obra de marcar, el hombre informó: “He hecho tal como me has mandado”. (Ezequiel 9:11.) Cumplió fielmente su asignación hasta terminar.
16. a) ¿A quiénes de nuestro tiempo representa el hombre vestido de lino? b) ¿Qué razón conectada con la vindicación de la soberanía de Jehová nos impele a continuar predicando?
16 El hombre vestido de lino representa al resto ungido de los seguidores de Cristo, y a ellos se une la “gran muchedumbre” de “otras ovejas”. La gran cuestión hoy —como en el tiempo de Ezequiel— es la vindicación de la soberanía de Jehová. Sobre el fin del inicuo sistema de cosas actual en la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso, Jehová dice: “Y las naciones tendrán que saber que yo soy Jehová”. (Revelación 7:9; Juan 10:16; Ezequiel 39:7.) Para que las naciones sepan esto es necesario que los siervos de Jehová en la Tierra continúen predicando Su nombre y propósito como testimonio a todas las naciones.
17, 18. a) ¿Cómo nos ayuda a mantenernos vigilantes el seguir predicando? b) ¿Qué informe queremos dar todos a Jehová cuando él ponga fin a la predicación, y cómo, únicamente, podremos hacer eso?
17 Al seguir predicando las buenas nuevas del Reino, nosotros mismos nos mantenemos vigilantes. Permanecemos al tanto de la importancia del nombre y el propósito de Jehová. Si nos aflojamos, pudiera debilitarse nuestra esperanza del Reino, y quizás nos arrastraran las ‘inquietudes y las riquezas y los placeres de esta vida y no lleváramos nada a perfección’. (Lucas 8:14.) Al perseverar celosamente en la obra de declarar “las buenas nuevas”, seguimos fielmente los mandatos de nuestro Amo, Jesucristo: “Sigan mirando, manténganse despiertos, porque no saben cuándo es el tiempo señalado. Pero lo que les digo a ustedes, a todos lo digo: Manténganse alerta”. (Marcos 13:10, 33, 37.)
18 Por lo tanto, persistamos todos en buscar ‘a los que están suspirando’ mientras Jehová permita tiempo para ello. Que todos nosotros, seamos del resto ungido o de las “otras ovejas”, despleguemos fidelidad respecto a cumplir con nuestra asignación de predicar las buenas nuevas del Reino en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones. (Mateo 24:14.) Cuando Jehová mismo ponga fin a esta obra mediante dar comienzo a “la gran tribulación”, que cada uno de nosotros pueda decir a Jehová: ‘Hemos hecho tal como nos has mandado’.
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