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SacerdotePerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Los sacerdotes tenían que mantenerse limpios y observar normas morales elevadas. Cuando entraban en la tienda de reunión y antes de presentar una ofrenda en el altar, tenían que lavarse las manos y los pies en la palangana que estaba en el patio, ‘para que no murieran’. (Éx 30:17-21; 40:30-32.)
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SacerdotePerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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No podían contaminarse tocando un cadáver o lamentándose por los muertos; esto los dejaría temporalmente inmundos para el servicio. Sin embargo, todo sacerdote, excepto el sumo sacerdote, podía contaminarse por la muerte de alguien con quien tuviera un estrecho vínculo familiar: madre, padre, hijo, hija, hermano y hermana virgen que fuese próxima a él (al parecer que viviese con él o cerca de él); posiblemente, la esposa también estaba incluida entre las personas próximas a él. (Le 21:1-4.) El sacerdote que quedase inmundo debido a lepra, a un flujo, a un cadáver u otra cosa inmunda, no podía comer de las cosas santas o llevar a cabo un servicio en el santuario hasta ser limpio; de lo contrario, debía morir. (Le 22:1-9.)
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