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Sumo sacerdotePerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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SUMO SACERDOTE
Principal representante del pueblo ante Dios que tenía a su cargo la supervisión de los demás sacerdotes.
En la Biblia se usan diversos términos para designar al sumo sacerdote: “el sumo [literalmente, “gran”] sacerdote” (Nú 35:25, 28; Jos 20:6, nota), “el sacerdote, el ungido” (Le 4:3), “el sacerdote principal [o sumo; literalmente, “cabeza”]” (2Cr 26:20, nota; 2Re 25:18, nota), “el cabeza” (2Cr 24:6) o, simplemente, “el sacerdote” (2Cr 26:17). En este último caso, el contexto determina si se trata del sumo sacerdote o de otro. En las Escrituras Griegas Cristianas se usa la expresión “sacerdotes principales” para referirse a los hombres principales del sacerdocio. Entre estos estaban anteriores sumos sacerdotes ya depuestos y, posiblemente, los hombres adultos de las familias de los sumos sacerdotes y los cabezas de las 24 divisiones sacerdotales. (Mt 2:4; Mr 8:31.)
Jehová nombró a Aarón, el primer sumo sacerdote de Israel. (Heb 5:4.) El sumo sacerdocio de Israel empezó con Aarón, y se pasaba del padre al hijo primogénito, a menos que ese hijo muriese o se le inhabilitase, como sucedió en el caso de los dos hijos mayores de Aarón, que pecaron contra Jehová y murieron. (Le 10:1, 2; véase INSTALACIÓN.) El rey Salomón depuso a un sumo sacerdote en cumplimiento de la profecía divina, y colocó en su lugar a otro hombre cualificado de la línea de Aarón. (1Re 2:26, 27, 35.) Más adelante, cuando la nación estaba bajo la dominación gentil, los gobernantes gentiles destituían y nombraban sumos sacerdotes a voluntad. Sin embargo, parece ser que a lo largo de toda la historia de la nación, hasta la destrucción de Jerusalén en 70 E.C., los sumos sacerdotes fueron descendientes de Aarón, con pocas excepciones, como, por ejemplo, Menelao, llamado también Onías (véase Antigüedades Judías, libro XII, cap. V, sec. 1), de quien en 2 Macabeos 3:4, 5 y 4:23 se indica que era benjamita.
Aptitudes y requisitos. Los requisitos para desempeñar ese cargo eran muy rígidos, en vista de la dignidad de ese puesto, la intimidad de que disfrutaba el sumo sacerdote con Jehová al representar a la nación ante Él y también del significado típico del sumo sacerdocio.
En Levítico 21:16-23 se halla una lista de defectos físicos que inhabilitaban para el sacerdocio. El sumo sacerdote tenía otras restricciones: solo podía casarse con una virgen de Israel, no con una viuda. (Le 21:13-15.) Además, no se le permitía contaminarse con los muertos, es decir, tocar un cadáver humano, aunque fuese su padre o su madre, pues se haría inmundo. Tampoco debía dejar su cabello desaseado ni rasgar las vestiduras por causa de los muertos. (Le 21:10-12.)
La Biblia no especifica a qué edad se podía empezar a servir de sumo sacerdote. Dice que los levitas tenían que retirarse a los cincuenta años, pero no comenta nada en cuanto a los sacerdotes, a excepción del sumo sacerdote, de quien se dice que su nombramiento era vitalicio. (Nú 8:24, 25.) Aarón tenía ochenta y tres años cuando fue con Moisés ante Faraón, y al parecer fue ungido por sumo sacerdote al año siguiente. (Éx 7:7.) Tenía ciento veintitrés años cuando murió, y había permanecido en su puesto hasta el momento de su muerte. (Nú 20:28; 33:39.) La reglamentación de las ciudades de refugio mostraba que el sumo sacerdote ejercía sus funciones de por vida, pues se decía que el homicida involuntario tenía que permanecer en la ciudad hasta la muerte del sumo sacerdote. (Nú 35:25.)
Instalación. Un examen de los privilegios que le fueron conferidos a Aarón poco después de la salida de Egipto ofrece una idea del papel que Jehová tenía pensado asignarle. En el desierto, camino del Sinaí, se le mandó a Aarón que llenase una jarra con maná y la depositase delante del Testimonio como algo que debería guardarse. Por ese entonces aún no existían la tienda de reunión ni el arca del pacto. (Éx 16:33, 34, nota.) Posteriormente, a Aarón se le puso al cargo de la tienda sagrada y del Arca. Se dice específicamente que a Aarón y a sus hijos, además de a los 70 ancianos de Israel, se les concedió el privilegio de subir al monte Horeb hasta cierta altura, donde tuvieron una visión de Dios. (Éx 24:1-11.)
Jehová hizo la primera referencia a su intención de apartar a Aarón y a sus hijos para el sacerdocio cuando dio instrucciones a Moisés para confeccionar las prendas sacerdotales. (Éx 28.) Después de comunicarle estas instrucciones, Jehová le explicó el procedimiento que debería seguir para la instalación del sacerdocio y luego dio a conocer claramente su propósito: “El sacerdocio tiene que venir a ser de ellos como estatuto hasta tiempo indefinido”. (Éx 29:9.)
De acuerdo con la majestad y pureza de Jehová, Aarón y sus hijos no podían realizar función sacerdotal alguna hasta que fuesen santificados y facultados mediante la ceremonia de la instalación (Éx 29), que ofició Moisés en calidad de mediador del pacto de la Ley. La ceremonia de santificación duró siete días, del 1 al 7 de Nisán de 1512 a. E.C., a cuyo término el sacerdocio quedó instalado y las manos de los sacerdotes se llenaron de poder para actuar como tales. (Le 8.) Al día siguiente, el 8 de Nisán, tuvo lugar un sacrificio de expiación a favor del pueblo (muy similar al Día de Expiación anual que se mandó celebrar el 10 de Tisri; la narración de este primer servicio sacerdotal se halla en Levítico 9). Esta primera actuación era conveniente y necesaria, pues el pueblo de Israel tenía que limpiarse de sus pecados, entre los que se hallaba su reciente transgresión relacionada con el becerro de oro. (Éx 32.)
Vestiduras del sumo sacerdote de Israel
Uno de los aspectos más significativos de la ceremonia de la instalación del sumo sacerdote fue la unción de Aarón al derramar sobre su cabeza el aceite santo, cuya preparación se hizo de acuerdo con las instrucciones dadas por Dios. (Le 8:1, 2, 12; Éx 30:22-25, 30-33; Sl 133:2.) A los sumos sacerdotes que sucedieron a Aarón se les llama “ungidos”. Aunque la Biblia no menciona directamente ningún caso más de unción con aceite literal, enuncia la siguiente ley: “Y las prendas de vestir santas que son de Aarón servirán para sus hijos después de él para ungirlos en ellas y para llenarles la mano de poder en ellas. Siete días las llevará puestas el sacerdote que le suceda de entre sus hijos y que entre en la tienda de reunión para ministrar en el lugar santo”. (Éx 29:29, 30.)
Las prendas de vestir oficiales. Además de las prendas de vestir de lino que llevaba regularmente, similares a las de los sacerdotes, el sumo sacerdote tenía para ciertas ocasiones otras prendas de vestir especiales de mayor gloria y belleza. Los capítulos 28 y 39 de Éxodo describen el diseño y la confección de estas bajo la dirección de Moisés según el mandato de Dios. La prenda más interior (aparte de los calzoncillos de lino, que iban “desde las caderas hasta los muslos” y que todos los sacerdotes llevaban “para cubrir la carne desnuda”; Éx 28:42) era el traje talar (heb. kut·tó·neth), hecho de lino fino (probablemente blanco) tejido en obra escaqueada. Al parecer, este traje talar tenía mangas largas, llegaba hasta los tobillos y estaba tejido en una sola pieza. Alrededor del cuerpo, probablemente por encima de la cintura, llevaba una banda de lino fino torcido tejido con hilo azul, púrpura rojiza y fibra escarlata carmesí. (Éx 28:39; 39:29.)
El turbante, que era diferente de las prendas para la cabeza que llevaban los sacerdotes, también era de lino fino. (Éx 28:39.) Tenía adherida a la parte delantera una lámina resplandeciente de oro puro, sobre la que estaban grabadas las palabras: “La santidad pertenece a Jehová”. (Éx 28:36.) Esta lámina se llamaba “la santa señal de dedicación”. (Éx 29:6; 39:30.)
Encima del traje talar de lino llevaban la vestidura azul sin mangas (heb. meʽíl). Parece ser que también estaba tejida en una sola pieza, con un borde fuerte alrededor de la apertura de la parte superior a fin de evitar que se rasgase; para ponérsela se la pasaban por la cabeza. Era más corta que el traje talar de lino, y alrededor de su dobladillo inferior llevaba campanillas de oro y granadas alternadas, hechas de hilo azul, púrpura rojiza y fibra escarlata. Cuando el sumo sacerdote se ocupaba de su trabajo en el santuario, se podía oír el tintineo de esas campanillas. (Éx 28:31-35.)
El efod era una prenda de vestir parecida a un delantal que constaba de una parte delantera y una trasera y que llegaba hasta la mitad del muslo. Lo llevaban todos los sacerdotes y, a veces, también otras personas no vinculadas al sacerdocio. (1Sa 2:18; 2Sa 6:14.) No obstante, el efod de la hermosa indumentaria de los sumos sacerdotes era una obra de bordado especial. Estaba hecho de lino fino torcido con lana teñida de púrpura rojiza, fibra escarlata carmesí e hilos de oro (para hacerlos batían el oro en hojas delgadas y, después, las cortaban en hilos). (Éx 39:2, 3.) El efod tenía dos piezas que posiblemente bajaban desde los hombros hasta el cinturón. Las dos partes del efod se mantenían juntas en los hombros por medio de broches de oro engastados con dos piedras de ónice, cada una de las cuales tenía grabados sobre ella seis nombres de los hijos de Israel (Jacob) según el orden de sus nacimientos. Un cinturón del mismo material ataba el efod alrededor de la cintura; el cinturón estaba “sobre” el efod, posiblemente sujeto al efod como parte de él. (Éx 28:6-14.)
El pectoral de juicio era sin duda la parte más costosa y gloriosa de la vestidura del sumo sacerdote. Estaba hecho del mismo material que el efod, su forma era rectangular y su longitud, doble que su anchura, pero estaba doblado de manera que formaba un cuadro de algo más de 22 cm. de lado. El doblez formaba una especie de bolsillo o bolsa. (Véase PECTORAL.) Lo adornaban doce piedras preciosas engastadas en oro, cada una de las cuales tenía grabado el nombre de uno de los hijos de Israel. El rubí, el topacio, la esmeralda y las otras piedras preciosas estaban ordenadas en cuatro filas. En cada una de las cuatro esquinas había un anillo de oro. Los dos anillos de la parte superior estaban unidos a las hombreras del efod por medio de unas cadenillas de oro enroscadas en forma de cordel, y los dos anillos de la parte inferior estaban unidos con cuerdecitas azules al efod, por encima del cinturón. (Éx 28:15-28.)
Moisés puso el Urim y el Tumim “en el pectoral”. (Le 8:8.) No se sabe exactamente qué eran el Urim y el Tumim. Algunos eruditos creen que eran unas suertes que se echaban o se sacaban del pectoral por mandato de Jehová, y que, básicamente, daban un “sí” o un “no” como respuesta a una pregunta. De ser así, puede que hayan estado colocadas dentro de la “bolsa” que formaba el doblez del pectoral. (Éx 28:30; CJ, comentario; NC, nota.) Quizás este sea el procedimiento que se indica en 1 Samuel 14:41, 42. No obstante, también se ha dicho que el Urim y el Tumim tenían que ver de alguna manera con las piedras del pectoral, aunque este punto de vista parece menos probable. Otras referencias al Urim y Tumim se hallan en Números 27:21; Deuteronomio 33:8; 1 Samuel 28:6; Esdras 2:63 y Nehemías 7:65; véase URIM Y TUMIM.
El sumo sacerdote llevaba estas hermosas vestiduras cuando se acercaba a Jehová para inquirir sobre algún asunto importante. (Nú 27:21; Jue 1:1; 20:18, 27, 28.) Además, después de terminar las ofrendas por el pecado en el Día de Expiación, se cambiaba las vestiduras de lino blanco y se ponía las vestiduras de gloria y hermosura. (Le 16:23, 24.) Al parecer también llevaba estas prendas en otras ocasiones.
Las instrucciones sobre el Día de Expiación registradas en el capítulo 16 de Levítico no especifican que el sumo sacerdote tuviera que levantar sus manos y bendecir al pueblo después de ponerse su indumentaria gloriosa. Sin embargo, cuando se llevó a cabo el servicio de expiación el día después de la instalación del sacerdocio, de manera muy similar a como se haría en el Día de Expiación, el registro dice: “Entonces Aarón alzó sus manos hacia el pueblo y lo bendijo”. (Le 9:22.) Jehová había indicado lo que se debería solicitar con esa bendición cuando le dijo a Moisés: “Habla a Aarón y sus hijos, diciendo: ‘De esta manera deben bendecir a los hijos de Israel, diciéndoles: “Jehová te bendiga y te guarde. Jehová haga brillar su rostro hacia ti, y te favorezca. Jehová alce su rostro hacia ti y te asigne paz”’”. (Nú 6:23-27.)
Su responsabilidad y sus deberes. El hecho de que los pecados del sumo sacerdote pudieran acarrear culpabilidad sobre todo el pueblo, destacaba la dignidad, seriedad y responsabilidad de su puesto. (Le 4:3.) Solo el sumo sacerdote podía entrar en el compartimiento Santísimo del santuario, y debía hacerlo exclusivamente un día al año, el Día de Expiación. (Le 16:2.) Ese día, no podía haber en la tienda de reunión ningún otro sacerdote cuando él entraba en ella. (Le 16:17.) Oficiaba todos los servicios del Día de Expiación. Hacía expiación por su casa y por el pueblo en ocasiones especiales (Le 9:7), e intervenía ante Jehová a favor del pueblo cuando la cólera de Jehová ardía contra ellos. (Nú 15:25, 26; 16:43-50.) Cuando surgían asuntos de importancia nacional, él era el que se dirigía a Jehová con el Urim y el Tumim (Nú 27:21), y también era quien oficiaba cuando se degollaba y quemaba la vaca roja, cuyas cenizas se empleaban para el agua de limpieza. (Nú 19:1-5, 9.)
El sumo sacerdote podía participar en cualquier deber o ceremonia sacerdotal si lo deseaba. La cantidad de sacerdotes había aumentado mucho para el tiempo del rey David, y con el fin de que todos pudieran servir, este rey ordenó a los sacerdotes en 24 divisiones. (1Cr 24:1-18.) Este sistema continuó mientras duró el sacerdocio. Sin embargo, el sumo sacerdote no estaba restringido a ciertos períodos de servicio en el santuario, como era el caso de los sacerdotes. Su servicio era ininterrumpido. (Los sacerdotes podían ayudar en cualquier momento, pero ciertos deberes estaban reservados como privilegio exclusivo de la división de sacerdotes que estuviese desempeñando sus funciones ese día.) Al igual que en el caso de los sacerdotes, las temporadas de las fiestas eran las épocas de más ocupación para el sumo sacerdote.
El santuario, sus trabajos y la tesorería estaban bajo la supervisión del sumo sacerdote. (2Re 12:7-16; 22:4.) Parece ser que para atender esta tarea había un “segundo sacerdote”, que era su principal ayudante. (2Re 25:18.) En tiempos posteriores, el ayudante, llamado el “Sagán”, ejercía las funciones de sumo sacerdote cuando por alguna razón este no podía atender sus deberes. (El Templo: Su ministerio y servicios en tiempos de Cristo, de A. Edersheim, 1990, pág. 112.) A Eleazar, el hijo de Aarón, se le asignó una superintendencia especial. (Nú 4:16.)
El sumo sacerdote también llevaba la delantera en la instrucción religiosa de la nación. (Le 10:8-11; Dt 17:9-11.)
Él y los que gobernaban (Josué, los jueces y, durante la monarquía, el rey) constituían el tribunal supremo de la nación. (Dt 17:9, 12; 2Cr 19:10, 11.) Después que se formó el Sanedrín (en tiempos posteriores), el sumo sacerdote era el que presidía este consejo de ancianos. No obstante, según algunas tradiciones, solo lo hacía en algunas ocasiones. (Mt 26:57; Hch 5:21.) El sumo sacerdote Eleazar participó con Josué en dividir la tierra entre las doce tribus. (Jos 14:1; 21:1-3.)
La muerte del sumo sacerdote tenía que comunicarse a todas las ciudades de refugio, pues significaba la liberación de todos los homicidas involuntarios que estaban confinados dentro de sus límites. (Nú 35:25-29.)
La línea de los sumos sacerdotes. En el cuadro adjunto se muestra la línea de descendencia del sumo sacerdote y los nombres de los que sirvieron en ese puesto. La Biblia solo nombra específicamente a unos cuantos sumos sacerdotes, pero incluye los registros genealógicos de la línea de Aarón. Probablemente buena parte de los que se incluyen en las tablas genealógicas fueron sumos sacerdotes, aunque la Biblia no contenga un registro de sus actos ni los mencione específicamente como tales. Los pocos sumos sacerdotes de los que habla la Biblia son insuficientes para cubrir el lapso de tiempo particularmente entre el principio del sacerdocio, en 1512 a. E.C., y la destrucción de Jerusalén, en 607 a. E.C. Además, en las tablas genealógicas suelen pasarse por alto algunos nombres, de manera que puede que haya habido otros sumos sacerdotes cuyos nombres no se mencionan. El cuadro, por lo tanto, no intenta dar una lista completa y precisa, pero puede ayudar al lector a formarse una mejor idea de la línea de los sumos sacerdotes.
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