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BrasilAnuario de los testigos de Jehová 1997
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La edición portuguesa de La Atalaya se imprimió por muchos años en una vieja prensa plana. En 1957, la labor de imprimir se transfirió a Nueva York debido a la creciente demanda, a problemas con la prensa (fabricada en 1918) y a la escasez de papel. Pero una vez resueltos los problemas de la prensa y el papel, los hermanos volvieron a imprimir en Brasil.
A fin de tener suficiente espacio para la imprenta, se comenzó a construir un anexo a la sucursal. Al mismo tiempo, se llevaron a cabo los preparativos para importar una prensa rotativa de alta velocidad. Debido al carácter educativo de nuestras revistas, se intentó conseguir una exención de los impuestos de importación de la prensa. Pero algunas organizaciones religiosas a las que se había otorgado exención de impuestos en la compra de algunos artículos, los habían vendido posteriormente y habían ganado bastante dinero. Como es de suponer, algunas autoridades no querían conceder más exenciones a las organizaciones religiosas. No obstante, llegó la ayuda de una fuente inesperada: un funcionario de gobierno agnóstico. Se interesó en nuestra petición y nos indicó cómo proceder. En noviembre de 1972, después de solo cuatro meses, se otorgó la exención de impuestos deseada. Augusto Machado, que trabajaba en la sucursal de la Sociedad, recuerda: “Comenzamos de cero, sin saber prácticamente nada; pero confiando en Jehová e investigando bien los asuntos, conseguimos lo que necesitábamos. No hay duda de que Jehová dirige a sus siervos”.
Había mucho que aprender
La perspectiva de imprimir en una prensa rotativa presentaba nuevos desafíos. En diciembre de 1972, la prensa llegó desmontada en 47 cajones de embalaje, algunos de los cuales pesaban hasta seis toneladas. Se envió a Milan Miller, de la sede mundial, para supervisar el montaje. Coordinó la instalación de la prensa con un grupo de nueve hermanos a quienes posteriormente les enseñó a manejarla. Al colaborar en la instalación de la prensa pudieron entender mejor cómo darle mantenimiento. Casi todos eran hermanos jóvenes que, hasta entonces, habían tenido poca o ninguna experiencia en el oficio de la impresión. Karl Rietz, que participó en la instalación, era el superintendente de la fábrica, y ha seguido en el mismo cargo hasta la actualidad.
El papel importado para imprimir las revistas llegó más o menos al mismo tiempo. “El primer envío fue de 150 toneladas”, recuerda Euclides Justino, que fue de Betel al puerto a buscarlo. “Nos encargamos de que hubiera camiones para transportar el papel del puerto de Santos al Betel de São Paulo. Lo que no sabíamos era que, puesto que la carretilla elevadora del puerto solo levantaba las bobinas de papel y las ponía encima de los camiones, necesitábamos hombres fuertes que las colocaran en orden. De modo que el hermano Machado y yo nos subimos a uno de los camiones y comenzamos a inclinar un poco las bobinas (de 400 kilogramos cada una) para empujarlas y colocarlas en su lugar. Los estibadores se rieron con ganas al ver a dos hombres encorbatados luchando con las bobinas. Afortunadamente, era casi hora de almorzar, así que lo dejamos enseguida. Durante el almuerzo contratamos a unos hombres para que terminaran el trabajo.” Con el tiempo, los hermanos fueron adquiriendo conocimientos básicos del trabajo implicado en imprimir con una rotativa.
En 1973 llegó una segunda prensa rotativa, con una capacidad de impresión aproximadamente igual a la de la primera: 12.500 revistas por hora. Desde entonces se han instalado más prensas, que imprimen a cuatro colores. Así que, a lo largo de los años, hemos logrado satisfacer la demanda de publicaciones bíblicas.
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BrasilAnuario de los testigos de Jehová 1997
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[Ilustraciones de la página 133]
Se pone en funcionamiento la rotativa en 1973 en São Paulo
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