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    Anuario de los testigos de Jehová 1990
    • De nuevo la sucursal a Bogotá

      Para mediados de los años setenta, las instalaciones de la sucursal de Barranquilla resultaban insuficientes. Cuando comenzó a buscarse una propiedad adecuada, nadie imaginaba que terminaríamos de nuevo en Bogotá, el mismo lugar donde se abrió la sucursal en 1946, ni que pronto dispondríamos de un nuevo hogar Betel y una fábrica donde se imprimirían revistas para cuatro países vecinos, además de Colombia.

      Se adquirió un terreno en Bogotá y se trazaron los planos de una residencia confortable capaz de acomodar a 60 trabajadores de la sucursal y de una fábrica con espacio suficiente para dos rotativas offset. Se pensaba que estas instalaciones serían suficientes durante años.

  • Colombia
    Anuario de los testigos de Jehová 1990
    • “¡Imposible! Ni lo intenten”

      Durante años, Colombia había recibido las revistas de la Sociedad desde Brooklyn, primero por correo y después mediante contenedores enviados por barco. A causa de la lentitud de este tipo de transporte, Colombia siempre llevaba meses de retraso con respecto a otros países tanto en las fechas de distribución de las revistas como en las del estudio semanal de La Atalaya. ¡Qué excelente sería que algún día Colombia imprimiera sus propias revistas!

      Pues bien, ya lo hacen. El superintendente de la fábrica, William, Bill, Lensink, nos va a explicar cómo sucedió esto. Bill reside en Colombia desde 1969, cuando, siendo un joven, se trasladó aquí con su familia desde Canadá para servir donde la necesidad era mayor.

      Bill comienza: “En junio de 1982 nos escribieron de Brooklyn para comunicarnos que enviarían una prensa offset a Colombia en enero de 1983. Estábamos encantados y empezamos a hacer los planes necesarios. Entonces, a principios de noviembre, nos enteramos de que los aranceles sobre equipo de impresión aumentarían hasta el 15% el 1 de enero de 1983. ¿Accedería Brooklyn a adelantar el envío de la prensa?, ¿podrían hacerlo antes de acabar el año? Profesionales de la importación y agentes aduaneros nos dijeron: ‘¿En menos de dos meses y durante las vacaciones de fin de año? ¡Imposible! Ni lo intenten’.

      ”‘Si es la voluntad de Jehová —razonamos⁠—, podemos hacerlo.’ Antes la sucursal de Colombia había presentado a Brooklyn un plan y un presupuesto para transportar la prensa en camión hasta la ciudad estadounidense de Miami, y de allí hasta Bogotá en aviones Jumbo 747. Eso sería más sencillo, más económico, mucho más rápido y más seguro para el cargamento. Pedimos a la Sociedad que tomara una decisión, y el Comité de Publicación del Cuerpo Gobernante aprobó la propuesta.

      ”Los hermanos supervisaron esta gran tarea por sí solos. El 16 de noviembre presentamos la licencia a la Junta de Importaciones para su aprobación. Tardaría un mes como mínimo, si es que la aprobaban, lo que nos haría ir bastante apurados de tiempo. A continuación nuestro equipo de hermanos elaboró una lista de los trámites aduaneros, así como de planes de emergencia para cada paso del proceso. Pensé que lo mejor sería llevar un diario de los acontecimientos.”

      Diario de acontecimientos

      “LUNES, 20 DE DICIEMBRE: Nos informaron desde Miami que los camiones habían llegado de Nueva York y que las torres y las piezas de la rotativa estaban listas para embarcar en los aviones. Todavía no teníamos ni una sola noticia sobre la licencia de importación.

      ”MARTES, 21 DE DICIEMBRE: El betelita José Granados y un agente aduanero fueron a la aduana para solicitar que se nacionalizara la importación en el mismo aeropuerto. En un principio el secretario ejecutivo no quería acceder a una propuesta tan poco ortodoxa, pero entonces el hermano Granados intervino para explicar el propósito de nuestra sociedad no lucrativa. ‘La Sociedad se encargará de toda la operación —añadió⁠—. El primer envío llega de Miami el jueves.’ Nos concedieron una autorización mecanografiada, firmada y sellada.

      ”MIÉRCOLES, 22 DE DICIEMBRE: El betelita Bill Neufeld y yo salimos por la mañana temprano hacia la Junta de Importaciones. ‘¿Y si no nos conceden la licencia?’ Despedimos la idea de nuestra mente. Cuando llegamos a la oficina, la secretaria nos recibió con una amplia sonrisa. ‘La Junta aprobó ayer su licencia —nos dijo⁠—. Pueden recogerla en el piso de abajo.’

      ”JUEVES, 23 DE DICIEMBRE POR LA MAÑANA: Nuestro equipo de Testigos ya estaba en el aeropuerto de El Dorado con la grúa y los camiones a punto, cuando aterrizó el primero de los tres aviones 747 cargados con maquinaria pesada. Uno tras otro, funcionarios de aduana, inspectores y auditores, expresaron sus objeciones, pero las fotocopias de la autorización oficial eliminaron toda resistencia.

      ”VIERNES, 24 DE DICIEMBRE: Llegó el segundo cargamento y se nacionalizó. No hubo ningún problema pese a ser la víspera de una fiesta de la cristiandad.

      ”MIÉRCOLES, 29 DE DICIEMBRE: El último envío aterrizó según el horario previsto y se trasladó desde la aduana hasta la sucursal sin el menor contratiempo. La operación concluyó justo a tiempo para evitar el retraso y la interrupción a final de año de las actividades oficiales.

      ”¡Se había logrado lo ‘imposible’! La alegría reinante durante aquel fin de año en el hogar Betel no tenía nada que ver con la celebración mundana del Año Nuevo; más bien, se debía a que Jehová nos había ayudado a conseguir que la prensa offset de Colombia llegara a la fábrica antes de la fecha tope del 31 de diciembre de 1982.”

      Por fin estamos al día

      “Nuestras primeras Atalayas —prosigue Bill Lensink⁠— empezaron a salir de la rotativa tres meses y medio más tarde, con el número del 15 de abril de 1983. Los hermanos no cabían en sí de gozo. Poco después, La Atalaya y ¡Despertad! se estaban despachando en los mostradores de revistas de los Salones del Reino por todo el país antes de la fecha de edición. Ya no había ninguna confusión sobre ‘qué Atalaya estudiar esta semana’. A finales de año, nuestra prensa producía 200.000 revistas al mes para Colombia. En 1984 empezamos a imprimir para las repúblicas vecinas de Venezuela, Panamá, Ecuador y Perú.

      ”Y en mayo de aquel mismo año, cuando se comenzaron a imprimir simultáneamente las revistas en inglés y español, por fin nos pusimos al día con la organización teocrática.”

  • Colombia
    Anuario de los testigos de Jehová 1990
    • [Fotografías en la página 124]

      Aunque los entendidos advirtieron: “¡Imposible! ¡Ni lo intenten!”, la rotativa para Colombia se trajo en aviones Jumbo, con un ahorro considerable. Colombia imprime “La Atalaya” y “¡Despertad!” para cinco países latinoamericanos

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