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UcraniaAnuario de los testigos de Jehová 2002
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Imprentas subterráneas
Pese a la atenta mirada de los espías comunistas y de las autoridades, el alimento espiritual seguía distribuyéndose a los que tenían hambre y sed de justicia. Los enemigos de la verdad no consiguieron impedir que nuestras publicaciones entraran en la URSS, y tuvieron que admitirlo. A finales de 1959, el periódico Gudok, de los ferroviarios soviéticos, llegó a afirmar que los testigos de Jehová utilizaban globos para introducir publicaciones bíblicas en la Unión Soviética.
Obviamente, nuestras publicaciones no entraban en Ucrania por esa vía. Se reproducían localmente en casas particulares. Con el tiempo, los hermanos descubrieron que el lugar más seguro y práctico para imprimir publicaciones era un búnker bien camuflado. Así que empezaron a construir ese tipo de refugios en sótanos y en el monte.
En la década de 1960 construyeron uno en el este de Ucrania que estaba provisto de ventilación y electricidad. Habían camuflado tan bien la entrada, que en cierta ocasión unos policías pasaron el día entero sobre él agujereando el suelo con varas de metal, sin localizarlo.
En otra ocasión, una imprenta secreta se encontraba bajo estrecha vigilancia. Los servicios de seguridad sospechaban que en cierta casa se imprimían publicaciones, y querían atrapar a los que lo hacían. Los hermanos no sabían cómo introducir papel en la casa y luego sacar las publicaciones sin ser descubiertos. Finalmente encontraron la manera. Un Testigo envolvía un montón de hojas de papel en una manta de bebé y entraba en la casa como si llevara una criatura en brazos. Una vez dentro, dejaba el papel, colocaba en la manta las revistas recién impresas y salía de la casa con su “bebé”. Los agentes del KGB veían al hermano entrar y salir, pero no sospechaban nada.
Las congregaciones de Dónetzk, Crimea, Moscú y Leningrado (ahora San Petersburgo) recibían publicaciones impresas en ese búnker. En la ciudad de Novovolynsk (Volinia), unos cuantos hermanos jóvenes construyeron uno similar. Era tal su empeño por mantener secreta la ubicación de su búnker, que no permitieron que lo viera nadie hasta nueve años después de haberse legalizado nuestra obra en Ucrania.
Había otra imprenta de ese tipo en plena cordillera de los Cárpatos. Desde un arroyo cercano traían agua a través de una manguera con el objeto de accionar un pequeño generador con el que producían electricidad solo para tener luz, pues la prensa funcionaba haciendo girar una manivela. En aquel búnker se imprimieron tantas publicaciones, que cuando el KGB se dio cuenta, se puso a buscar la imprenta. La policía excavó mucho terreno para localizar el búnker. Hasta recorrieron las montañas haciéndose pasar por geólogos.
Cuando todo indicaba que las autoridades estaban a punto de encontrarlo, Ivan Dziabko se ofreció para supervisar los trabajos de impresión que allí se realizaban, pues al no estar casado, no dejaría hijos desatendidos si lo detenían. A finales del verano de 1963, el búnker fue descubierto y el hermano Dziabko fue ejecutado de inmediato cerca del lugar. Las autoridades locales estaban contentísimas y enseñaban gratuitamente a adultos y niños “el lugar desde el que los testigos de Jehová se comunicaban con América mediante un radiotransmisor”. Aunque era una acusación falsa, aquel lamentable incidente fue un testimonio para los habitantes de la localidad, y muchos empezaron a manifestar interés en nuestro mensaje. Actualmente hay más de veinte congregaciones en esa zona de los Cárpatos.
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UcraniaAnuario de los testigos de Jehová 2002
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[Ilustración de la página 214]
En búnkeres como este, de la región oriental de Ucrania, se imprimían publicaciones para Ucrania y otras partes de la Unión Soviética
[Ilustración de la página 216]
Parte superior: monte arbolado en plena cordillera de los Cárpatos, donde Ivan Dziabko supervisaba los trabajos de imprenta realizados en un búnker
[Ilustración de la página 216]
Arriba: Mykhailo Dioloh, sentado junto a lo que había sido la entrada del búnker al que llevaba papel para Ivan Dziabko
[Ilustración de la página 216]
Derecha: Ivan Dziabko
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