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    Anuario de los testigos de Jehová 2008
    • IMPRENTAS CLANDESTINAS EN SIBERIA

      La labor de copiar publicaciones bíblicas era difícil, pero Jehová la bendijo. Tan solo entre 1949 y 1950, los hermanos copiaron y entregaron a las congregaciones 47.165 publicaciones bíblicas. Además, pese a la intensa oposición, el Comité del País informó que durante ese mismo período se celebraron en la Unión Soviética 31.488 reuniones.

      Como la demanda de publicaciones seguía en aumento, se necesitaban más imprentas. Stakh Savitsky dice: “En 1955 instalamos una imprenta clandestina en nuestra casa. Como mi padre no era testigo de Jehová, primero tuvimos que pedirle permiso. Durante unos dos meses estuvimos excavando debajo de nuestro porche para hacer un cuarto de 4 metros [13 pies] de largo por 2 metros [7 pies] de ancho. Llegamos a sacar unos 30 metros cúbicos [40 yardas cúbicas] de tierra, y tuvimos que arreglárnoslas para ocultarla y no despertar sospechas. Cuando alcanzamos una profundidad de un metro y medio [cuatro pies y medio], nos topamos con el permafrost [capa de tierra permanentemente congelada]. Así que de día, mientras estábamos en nuestro lugar de empleo, mamá prendía una pequeña fogata en el suelo para que se derritiera, procurando no atraer la atención de los vecinos. Finalmente, recubrimos con tablas el hueco que habíamos excavado a fin de que tuviera piso y techo. Tan pronto como dejamos listo el cuarto, se mudó allí un matrimonio. Los dos iban a trabajar y a vivir en aquel sótano. Mamá cocinaba para ellos, les lavaba la ropa y los cuidaba. Aquella imprenta estuvo funcionando hasta 1959.

      ”En 1957, el hermano que supervisaba la producción de publicaciones me preguntó: ‘¿Podrías trabajar en la imprenta? Necesitamos producir por lo menos doscientas revistas al mes’. Al principio hacía doscientas y después quinientas. Pero la demanda seguía aumentando. Por si fuera poco, todo esto teníamos que hacerlo de noche, pues los deportados trabajábamos bajo un supervisor asignado por las autoridades que nos exigía una producción constante todos los días. Además, solo nos daban un día libre a la semana.

      ”Al llegar a casa después de terminar la jornada, bajaba a la imprenta. Casi nunca podía dormir porque cuando se empezaba una tirada había que terminarla; no era posible parar el proceso y continuarlo en otro momento, pues la tinta se secaba. A veces tenía que imprimir quinientas páginas, revisarlas y hacerles pequeñas correcciones con una aguja para que el texto se pudiera leer bien. Como apenas había ventilación, costaba mucho secar las páginas que salían de la prensa.

      ”Una vez impresas las revistas, las llevaba por la noche a la ciudad de Tulun, a 20 kilómetros [12 millas] de casa. No sabía exactamente adónde las transportaban desde allí, pero sí sabía que las utilizaban los Testigos de Krasnoyarsk, Bratsk, Usolje-Sibirskoje y otras ciudades.

      ”En 1959, los hermanos que dirigían la obra me pidieron que ayudara a construir una nueva imprenta en Tulun, cerca de la estación de ferrocarril. Así que me encontré de nuevo excavando, instalando el sistema de iluminación eléctrica y haciendo otros trabajos que ya había realizado para la primera imprenta. No cabe duda de que Jehová nos capacitaba para todo aquello. Cuando quedó lista, una familia se mudó al lugar y trabajaron allí alrededor de un año. Con el tiempo, la KGB descubrió la imprenta. El periódico local publicó que ‘el sistema de iluminación estaba ideado de tal manera que hasta electricistas de experiencia tuvieron dificultades para averiguar cómo lo habían instalado’.

      ”Aparte de nuestra familia, solo unos cuantos hermanos sabían que yo trabajaba en la imprenta. Como nadie me veía por las noches, a los hermanos de la congregación les preocupaba mi espiritualidad. Venían a casa para animarme, pero yo nunca estaba. No hay que olvidar que en aquellos tiempos de estricta vigilancia, la imprenta tenía que funcionar bajo absoluta confidencialidad.”

      LA IMPRESIÓN DE PUBLICACIONES EN MOSCÚ

      Las autoridades sabían bien que los Testigos necesitaban con urgencia Biblias y publicaciones bíblicas. Cada vez que el Cuerpo Gobernante solicitaba permiso para que los hermanos de Rusia imprimieran o importaran publicaciones, el gobierno no atendía la solicitud o denegaba el permiso. Como había tanta escasez de publicaciones, los hermanos siempre estaban buscando maneras de copiarlas en diversas partes del país, hasta en Moscú, con el fin de suministrar alimento espiritual a las congregaciones y los grupos.

      En 1957, Stepan Levitsky fue sentenciado a diez años de prisión por posesión de una Atalaya, una sola, descubierta debajo del mantel de la mesa del comedor de su casa. Stepan relata: “Al cabo de tres años y medio, el Tribunal Supremo anuló mi sentencia. Antes de salir en libertad, los hermanos me recomendaron que me estableciera en algún lugar cerca de Moscú para predicar y apoyar otras actividades espirituales. Encontré un lugar para vivir a dos horas de Moscú y empecé a predicar en toda la capital. Jehová bendijo mis esfuerzos, y a los pocos años ya se había organizado un grupo de hermanos en Moscú. En 1970 me asignaron un circuito que incluía Moscú, Leningrado (actual San Petersburgo), Gorki (actual Nizni Nóvgorod), Orel y Tula. Tenía que encargarme de que las congregaciones recibieran publicaciones.

      ”Estaba convencido de que era la voluntad de Jehová que Moscú y otras partes de Rusia recibieran las publicaciones bíblicas en cantidades adecuadas. Así que le expresé en oración a Jehová mi deseo de hacer más por lograr ese objetivo. Poco después conocí a un experto en impresión que tenía conexiones con varias imprentas de Moscú. Como quien no quiere la cosa, le pregunté si era posible imprimir una pequeña cantidad de ejemplares de un libro en alguna imprenta de Moscú.

      —¿Qué libro? —preguntó.

      —De paraíso perdido a paraíso recobrado —le contesté nervioso.

      ”Un buen amigo suyo trabajaba en una imprenta. Era comunista y líder de una organización del partido. Pero por dinero, este impresor estuvo dispuesto a imprimir una pequeña cantidad de libros. ¡Qué contentos estaban los hermanos de recibir aquella ayuda para el estudio de la Biblia!

      ”Imprimir nuestras publicaciones en aquel lugar suponía un gran riesgo para mí y para el impresor. Tan pronto como se terminaba una tirada, normalmente de noche, había que sacarla de la imprenta a toda prisa sin que nadie se diera cuenta. Jehová bendijo la labor, y fueron muchas las publicaciones bíblicas que se imprimieron en aquel taller, entre ellas los libros ‘La verdad os hará libres’, La verdad que lleva a vida eterna y hasta el cancionero. Estábamos recibiendo alimento al tiempo apropiado (Mat. 24:45). Pudimos utilizar aquella imprenta durante nueve años.

      ”Pero un día entró la supervisora de improviso mientras se imprimía una de nuestras publicaciones. Aunque el impresor ajustó la prensa enseguida y empezó a imprimir una revista de salud, con las prisas incluyó accidentalmente seis páginas de nuestra publicación. La supervisora tomó una de las revistas recién salidas de la prensa, se la llevó a su oficina y, al leerla, le extrañó encontrar unas páginas que obviamente no correspondían a aquella revista. Llamó al impresor y le preguntó cómo había podido suceder aquello. El caso pasó a manos de la KGB, y el impresor, al verse amenazado con una larga sentencia, dijo todo lo que sabía. La KGB me localizó enseguida pues me conocían bien como el único testigo de Jehová en Moscú. Me sentenciaron a cinco años y medio de prisión.” El impresor recibió una pena de tres años.

  • Rusia
    Anuario de los testigos de Jehová 2008
    • [Ilustraciones de la página 150]

      Equipo de impresión casero

      Rotativa

      Prensa para el papel

      Guillotina

      Grapadora

      [Ilustración de la página 151]

      Stepan Levitsky, que trabajaba de tranviario, abordó valerosamente a un experto en impresión

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