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¿Es posible un mundo sin violencia?La Atalaya (público) 2016 | Núm. 4
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Pongamos por caso a Álex,b quien ha pasado los últimos diecinueve años en el sistema penitenciario de Brasil por varios delitos con violencia. Se hizo testigo de Jehová en el año 2000, después de estudiar la Biblia. ¿De veras ha cambiado su comportamiento? Sí, y además, Álex lamenta muchísimo todo lo que hizo. Él mismo dice: “He llegado a amar a Dios por permitirme sentir que realmente me ha perdonado. La gratitud y el amor que siento por Jehová me han ayudado a cambiar mi manera de ser”.
César, también de Brasil, por quince años participó en asaltos y robos a mano armada. ¿Qué lo hizo cambiar? Mientras estaba preso, lo visitaron los testigos de Jehová y, al igual que Álex, aceptó estudiar la Biblia. “Por primera vez sentí que la vida tenía propósito —cuenta él—. Aprendí a amar a Jehová y a temerle, es decir, a tener un temor sano a volver a hacer lo malo y entristecerlo. Me había mostrado tanta bondad que no quería ser desagradecido. El amor y ese temor sano me hicieron cambiar”.
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¿Qué indican estos ejemplos? Que la Biblia tiene el poder de transformar profundamente la vida de las personas al cambiar su manera de pensar (Efesios 4:23). Álex, mencionado antes, dice: “Estudiar la Biblia fue como recibir un baño de agua limpia. Poco a poco, lo que aprendía iba purificando mis malos pensamientos. Nunca pensé que lo conseguiría”.
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