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  • La protección de datos, una lucha que nos concierne a todos
    ¡Despertad! 2009 | agosto
    • Vivimos en una sociedad digital en la que actividades bancarias, transferencias y pagos, así como bases de datos médicos, empresariales y gubernamentales cuentan con la protección de códigos complejos. A su vez, el texto codificado solo se puede leer si se tiene la clave necesaria para restaurar los datos a su forma original.

      Mientras que una típica llave de metal tiene una serie de dientes, una clave digital está constituida por una sucesión de números —ceros y unos— combinados de diversas formas. Las claves más largas poseen más combinaciones, o permutaciones, y por lo tanto son más difíciles de descifrar. Por ejemplo, una clave de ocho dígitos tiene 256 posibles combinaciones, mientras que una de 56 dígitos cuenta con más de 72.000 billones. Para navegar por páginas codificadas de Internet, en la actualidad se requieren claves de 128 dígitos, con 4.700 trillones de permutaciones más que las claves de 56 dígitos.b

      Aun así, hay fallas de seguridad. Por poner un caso, en el año 2008 se produjo el robo de identidad que se considera el más importante hasta la fecha. Fiscales federales de Estados Unidos se lo imputaron a un grupo de once hombres. Estos supuestamente se valieron de computadoras portátiles, tecnología inalámbrica y programas informáticos especiales a fin de obtener los números de tarjetas de crédito y débito utilizadas para pagar en cajas registradoras.

      ¿Están seguros nuestros datos confidenciales?

      Es un hecho que los códigos que protegen nuestras cuentas bancarias y transacciones por Internet son extremadamente difíciles de descifrar. No obstante, mucho depende de nosotros también. La Biblia dice: “Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a ocultarse, pero los inexpertos han pasado adelante y tienen que sufrir la pena” (Proverbios 22:3). Así que seamos sagaces y ocultémonos, por así decirlo, del fraude y el robo siguiendo al menos las siguientes sugerencias:

      ◼ Instalar en la computadora un programa antivirus.

      ◼ Emplear un spyware (detector de programas espías).

      ◼ Instalar un firewall (barrera de control de accesos).

      ◼ Mantener al día todo lo anterior y realizar actualizaciones de seguridad para las aplicaciones y el sistema operativo utilizados.

      ◼ Tener cuidado con enlaces o documentos adjuntos al correo electrónico o a la mensajería instantánea, sobre todo si se trata de correo no solicitado que pide información personal o verificación de contraseñas.

      ◼ Utilizar conexiones seguras para el envío de datos confidenciales (como los incluidos en las tarjetas de crédito) y cerrar la página al terminar de enviarlos.c

      ◼ Elegir contraseñas difíciles de averiguar y protegerlas.

      ◼ No copiar ni ejecutar programas de procedencia desconocida.

      ◼ Hacer regularmente copias de seguridad de los archivos y guardarlas en un lugar seguro.

      Si uno toma estas precauciones básicas y otras que sean recomendables ahora o en el futuro, tendrá más oportunidades de ganar su propia lucha por proteger los datos confidenciales.

  • La protección de datos, una lucha que nos concierne a todos
    ¡Despertad! 2009 | agosto
    • b Un billón es un 1 seguido de 12 ceros. Un trillón es un 1 seguido de 18 ceros.

      c Una página de Internet es segura cuando en el buscador aparece un icono en forma de candado, o cuando la dirección se ve precedida por “https://”. La s final confirma la seguridad de una página.

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