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    ¡Despertad! 1988 | 22 de febrero
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      ¿Anhela usted la serenidad que se halla en lugares como este? Con el crecimiento de la población, un mayor número de personas se queja de que se está invadiendo su intimidad. Y con la proliferación de los ordenadores, la vida de toda persona se está convirtiendo en un libro abierto que muchos pueden leer.

      ¿Cómo considera usted su intimidad? ¿Como algo que debe salvaguardarse a toda costa? ¿Cuál es el punto de vista equilibrado?

  • ¿Está su intimidad en peligro?
    ¡Despertad! 1988 | 22 de febrero
    • ¿Está su intimidad en peligro?

      Por el corresponsal de ¡Despertad! en Japón

      UN CONOCIDO actor cómico japonés y once seguidores suyos irrumpieron en una casa de publicidad. Esgrimiendo extintores y paraguas, hirieron a cinco personas. ¿Cuál fue la razón de esas acciones? Este actor cómico alegó que la revista fotográfica de la compañía había violado su intimidad.

      En Japón han proliferado las revistas que invaden la intimidad de la gente. “Algunos fotógrafos jóvenes no vacilan en expoliar la intimidad de las personas, y los editores de sus revistas los encomian por su ‘valentía’”, dice un fotógrafo independiente.

      La proliferación de los ordenadores también incrementa la amenaza a la intimidad. Se dice que las agencias del gobierno de Estados Unidos tienen de dieciocho a veinte archivos sobre cada americano de término medio, y muchas personas tienen derecho a acceder a tales archivos. Pero se sabe de intrusos que, sin derecho a ello, también acceden a esos archivos.

      Ilustra este hecho el reportaje del periódico londinense The Times sobre un muchacho de veintidós años que accedió a los archivos confidenciales del ordenador del duque de Edimburgo y dejó algunos mensajes. En otra ocasión, un intruso accedió al procesador de palabras del ministro de Asuntos Exteriores israelí y salpicó el texto de uno de sus discursos con frases humorísticas.

      Esta amenaza no solo la sienten las altas personalidades, sino también los ciudadanos de a pie. Según una encuesta realizada en 1983 en Estados Unidos, el 77% de los encuestados expresó preocupación por su intimidad. El periódico danés Berlingske Tidende informa: “El 50% de los daneses se sienten inseguros o muy inseguros acerca de la manera como se usan los archivos privados y públicos”. Y en Japón, donde se ha valorado menos el derecho a la intimidad, muchos se sienten preocupados y temen que aumente la invasión de la intimidad.

      Es cierto que la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos dice que la automatización de la información personal no debe impedir que la gente pueda seguir disfrutando de sus derechos individuales. Sin embargo, mucha gente teme una sociedad inspectora, como la del Gran Hermano, representada en la novela 1984, de George Orwell.

      Pero hay otro aspecto de esta cuestión al margen de los ordenadores y del derecho a disponer de información personal. Masao Matsumura, de la Agencia de Gestión y Coordinación de Japón, lo describe como “el aspecto tradicional de la intimidad, el derecho a estar solo”.

      Hoy en día, incluso este “aspecto tradicional” está en peligro. Quizás usted haya tenido la experiencia de querer “estar solo”, pero otras personas han invadido su intimidad. ¿Cómo ve usted su intimidad? ¿Piensa que debe salvaguardarse celosamente a toda costa? Consideremos primero lo que se quiere decir por intimidad.

      [Fotografía en la página 3]

      El problema de la intimidad se hace más complejo con el adelanto de la tecnología de la información

  • ¿Qué es la intimidad?
    ¡Despertad! 1988 | 22 de febrero
    • ¿Qué es la intimidad?

      “EL DERECHO a la intimidad no se entiende con facilidad —explica The Guide to American Law (Guía de la ley americana)— porque no puede describirse con precisión.” David F. Linowes, profesor de Economía Política, añade: “No hay ninguna definición consensuada de la intimidad”.

      Desde el punto de vista legal, el derecho a la intimidad es una idea relativamente nueva, basada en un artículo jurídico escrito por Louis D. Brandeis y Samuel Warren en 1890. Este histórico artículo fue provocado por la indignación que sintieron debido al sensacionalismo periodístico falto de escrúpulos conocido como “prensa amarilla”.

      Así que la intimidad se definió como “el derecho a estar solo”. Sin embargo, el profesor Masanari Sakamoto, de la universidad de Hiroshima, escribió que esta definición “fue desafortunada para el posterior desarrollo de este derecho”. Él considera la intimidad como un concepto positivo que incluye tanto la separación de otros como la interrelación.

      El punto de vista del profesor Sakamoto corresponde con la definición de intimidad que da The Encyclopedia Americana. En esta enciclopedia se define la intimidad como “el derecho de los individuos, grupos o instituciones a poder determinar por sí mismos cuándo, cómo y a qué grado se debe comunicar a otros información sobre ellos”.

      De modo que lo que para uno supone una invasión de su intimidad, puede que no lo suponga para otro. Comparemos varios puntos de vista.

      Actitudes con respecto a la intimidad

      “La protección de la vida privada ni siquiera puede definirse en portugués con un término preciso. Los diccionarios no incluyen la palabra privacidade”, informaba el periódico brasileño O Estado de S. Paulo. Esto ocurría en 1979. Pero recientemente, en 1986, un diccionario brasileño incluyó la palabra privacidade, tomada del inglés. En coreano tampoco existe un término equivalente.

      La situación es similar en Japón. “No hay, de hecho, ninguna palabra japonesa para definir este concepto”, explica Donald Keene, un americano experto en temas japoneses. “En Japón, país con una desarrollada conciencia de grupo, tradicionalmente se ha dado menos importancia al derecho a la intimidad individual que al que tiene la familia, el grupo o la comunidad a conocer e intervenir en la vida privada del individuo”, observa la Enciclopedia de Japón Kodansha. Por ejemplo: si usted quiere un trabajo en una compañía japonesa, debería estar dispuesto a responder a preguntas como: ¿Se lleva bien con su esposa? ¿Dónde trabaja ella? ¿Cuánto gana? ¿Qué edad tienen sus hijos? ¿A qué colegio van? Una vez que haya conseguido el trabajo, si es soltero, puede que su jefe le diga: “Ya es tiempo para que se case y se asiente”.

      ¿Consideraría usted esto como una inexcusable invasión de su intimidad? Puede que el empleado japonés no piense así. Cuando se les preguntó en qué momentos disfrutan de paz mental, solo un 8% de los japoneses contestó: “Cuando estoy solo”. Casi dos terceras partes de los encuestados dijeron que disfrutaban de paz mental cuando estaban con la familia o con sus amigos.

      Sin embargo, una novia japonesa se asombró al ver lo que sucedió en su boda en Filipinas. Preguntó a su esposo, que era filipino, quiénes eran todos los invitados a la recepción. “No los conozco —contestó—. Preparamos mucha comida, y cualquiera puede venir y compartir nuestro gozo.” Los filipinos entienden así la hospitalidad. ¡Qué diferente de muchas sociedades europeas donde a uno se le tiene que invitar formalmente antes de presentarse en casa de alguien o asistir a una fiesta!

      Antes de rechazar los puntos de vista diferentes sobre la intimidad como inaceptables, trate de ver su lado positivo. Un europeo puede alegar que no hay intimidad en otras sociedades. Sin embargo, en estas otras sociedades se ha enseñado a la gente a compartir casi cualquier cosa con su familia y amigos. Se espera que la persona sacrifique su intimidad en vez de salvaguardarla.

      Problemas que deben superarse

      Es verdad que hay situaciones que algunos pudieran considerar problemáticas, en las que la gente, por lo general, tiene poca intimidad. Si las personas que viven en una sociedad de este tipo quieren estudiar o participar en cualquier otra actividad personal, tienen que cultivar un alto grado de concentración. Donald Keene observó en su libro Living Japan: “La única intimidad real se consigue separándose espiritualmente de otras personas que pueden estar a tan solo unos cuantos palmos de distancia, y este tipo de intimidad es necesaria en Japón”.

      El vivir en estrecha relación con los parientes y amigos puede crear otros problemas. Algunas parejas japonesas, por ejemplo, tienen que huir a los “hoteles de amor” para poder disfrutar de relaciones íntimas. De modo similar, en Brasil existe poca intimidad en las casas cuya puerta de entrada es tan solo una delgada cortina, o donde las habitaciones están formadas por biombos en vez de paredes. La conversación y otros sonidos se oyen por toda la casa.

      Pero no son solamente estas situaciones de la vivienda las que pueden crear lo que algunos consideran problemas. También puede hacerlo la naturaleza amigable de la gente. Esta naturaleza puede irritar a aquellos que son muy conscientes de su intimidad. Por ejemplo: si usted no tiene hijos, puede que sea bombardeado con preguntas personales como: “¿No tiene usted ningún hijo? ¿Por qué no?”.

      ¿Un precio mayor que pagar?

      Por el contrario, en Dinamarca se ve con cierto desdén la curiosidad por la vida privada de otros. De modo similar, en Gran Bretaña, algunas personas de mediana edad atesoran su intimidad, incluso en lo que respecta a sus propios hijos. En una sociedad de clases, cada grupo social intenta vivir protegido por el derecho a la intimidad.

      Sin embargo, en los países donde se valora el derecho a la intimidad, hay que pagar un precio por él. Por ejemplo: en Dinamarca, cuando a un hombre de ochenta años de edad se le cerró la puerta y no pudo entrar en su casa, no se atrevió a llamar al vecino. Estuvo dando vueltas por una hora y media con tiempo frío, hasta que un policía le ayudó y le llevó a un cerrajero.

      Problemas como estos animaron a los daneses a empezar una campaña de puerta en puerta en la década de los setenta. ¿Cuál era el objetivo de esa campaña? Animar a las personas que se encontraban solas a comunicarse más con sus vecinos. En el transcurso de unos cuantos meses participaron en esta campaña unos cincuenta mil daneses. En una sociedad orientada hacia la intimidad, tal fenómeno muestra la necesidad de preocuparse por otros.

      No obstante, el 62% de los alemanes encuestados por el instituto Allensbacher consideró que su felicidad privada era el propósito principal de la vida. Pero como observó el instituto: “Si consideramos una tontería el dar a otros y solo pensamos en nuestra propia felicidad y la de nuestra familia, puede que ya hayamos llegado a la edad glacial de la sociedad”. La despreocupación por los demás ciertamente va emparejada con el egoísmo.

      De igual manera, en Japón se observa una tendencia al egoísmo que concede gran importancia a la intimidad. “Entre los muchos cambios que se han producido en la sociedad japonesa, forjados por el rápido crecimiento económico de la nación —escribe Tetsuya Chikushi, un renombrado periodista japonés—, está el fenómeno de los niños que crecen con su habitación propia, un fenómeno que muchos consideran que representa el mayor cambio histórico de la sociedad japonesa.”

      El cambio tiene un lado positivo y otro negativo. La intimidad puede ayudar al niño a desarrollar un sentido de responsabilidad y proporcionarle un reducto para el estudio y la meditación. Pero también puede hacer que se recluya en su propia habitación y renuncie a la comunicación con su familia. Señalando a estos aspectos negativos, Hiroshi Nakamura, del Instituto Japonés de Cultura del Niño, dijo: “Cuanto antes la independencia, mejor; cuanto mayor la abundancia, mejor; cuanto más perfecta la intimidad, mejor: son estas mismas ideas las que han causado la brecha psicológica en la familia”.

      La creciente actitud egoísta de su sociedad está alarmando a muchos japoneses. Este problema nos ayuda a ver la necesidad de equilibrio.

  • Un punto de vista equilibrado sobre la intimidad
    ¡Despertad! 1988 | 22 de febrero
    • Un punto de vista equilibrado sobre la intimidad

      LAS razones por las que la gente quiere intimidad son muchas y diversas. Los jóvenes pueden desear intimidad para afirmar su independencia. Algunos quieren que no se conozcan sus finanzas con el fin de mantener encubierta la malversación. Las personas que se han sometido a pruebas del virus del SIDA a menudo se preocupan de que no se conozcan los resultados. Y muchos quieren alrededores tranquilos e íntimos para meditar.

      Cuando se necesita intimidad

      Las personas que se enfrentan a situaciones difíciles atesoran los momentos que pueden estar solos. Esos períodos de intimidad, según Yoko, una joven de Tokio (Japón), son vitales para ella. Por ejemplo: cuando un día el carnicero le entregó su pedido en su domicilio, su suegra le tiró un pollo entero a la basura, solo para perjudicarla. A fin de hacer frente a tales incidentes día tras día, Yoko dice que es de incalculable valor el tiempo que dedica a estar a solas.

      El reflexionar a solas puede ayudar a que una persona se decida a actuar del modo debido. “Agítense, pero no pequen —aconseja sabiamente la Biblia—. Digan lo que quieran en su corazón, sobre su cama, y callen.” (Salmo 4:4.) “Realmente —dice luego el salmista bíblico—, durante las noches mis riñones me han corregido.” (Salmo 16:7.) Sus “riñones” o emociones más profundas lo corrigieron al reflexionar sobre las cosas.

      Jesucristo, el fundador del cristianismo, valoró la intimidad. Después de recibir la noticia de que su primo Juan el Bautista había sido decapitado, “se retiró de allí en una barca a un lugar solitario en busca de aislamiento”. (Mateo 14:13.) La noche antes de su muerte también dedicó tiempo para orar a solas. (Mateo 26:36-47.) Con anterioridad había instruido a sus discípulos sobre esta cuestión: “Cuando ores, entra en tu cuarto privado y, después de cerrar tu puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto”. (Mateo 6:6.)

      Se requiere equilibrio

      Aunque la intimidad es necesaria, el que se le dé demasiada importancia puede crear problemas. “El exceso de intimidad o su defecto —dice The Encyclopedia Americana— puede crear desequilibrios que pongan en peligro el bienestar de la persona.” ¿Cómo puede ser eso?

      En Canadá se reemplazó una valla de medio metro de altura que rodeaba una propiedad por otra de dos metros con el fin de tener más intimidad. ¿Cuál fue el resultado? La afectuosa relación con los vecinos se perdió. En otro caso más extremo, una familia se fue a vivir a una zona despoblada para aislarse de los demás. El matrimonio hizo que sus hijos estudiaran mediante cursos por correspondencia. Pero, tristemente, el matrimonio se separó, y los hijos sufrieron las consecuencias, ya que no estaban preparados para ganarse la vida.

      No es sabio aislarse de otros. La gente se necesita. Todos necesitamos la fuerza y ayuda que podemos conseguir de otros. “El que se aísla buscará su propio anhelo egoísta —dice el proverbio bíblico—; contra toda sabiduría práctica estallará.” (Proverbios 18:1.)

      Jesús demostró un equilibrio ejemplar en estos aspectos. Después de un día muy agotador, reconoció que sus discípulos necesitaban estar a solas, de modo que les dijo: “Vengan, ustedes mismos, en privado, a un lugar solitario, y descansen un poco”. Sin embargo, la muchedumbre se adelantó y les estaba esperando cuando ellos llegaron. ¿Cómo reaccionó Jesús? “Se enterneció por ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Y comenzó a enseñarles muchas cosas.” Sí, Jesús dio prioridad a ayudar a la gente. (Marcos 6:31-34.)

      Es necesario respetar la intimidad de otros

      Sin embargo, el interés por los demás debe mantenerse dentro de unos límites. Las suaves olas que rompen en la arena de la playa son tranquilizadoras, pero un maremoto puede ser devastador. Interesarse por los demás está muy bien, pero entremeterse en los asuntos de otras personas puede romper una buena relación. La Biblia aconseja sabiamente: “Haz cosa rara tu pie en la casa de tu semejante, para que no tenga su suficiencia de ti y ciertamente te odie”. (Proverbios 25:17.)

      Una visita amigable de vez en cuando puede asemejarse al tranquilizante vaivén del mar, pero en exceso puede resultar en que la otra persona edifique un rompeolas psicológico para protegerse de los embates de las incesantes visitas. La sucesión de estas sin un propósito específico es un caldo de cultivo para las semillas del chisme y del rumor. Si usted quiere que otros respeten su intimidad, también debe respetar la intimidad de los demás, absteniéndose de hacer preguntas personales embarazosas y de los chismes.

      “Que ninguno de ustedes sufra [...] como entremetido en asuntos ajenos”, advierte la Biblia. (1 Pedro 4:15.) Con referencia a algunos entremetidos del primer siglo, el apóstol cristiano Pablo escribió: “También aprenden a estar desocupadas, andorreando por las casas; sí, no solo a estar desocupadas, sino también a ser chismosas y entremetidas en asuntos ajenos, hablando de cosas que no debieran”. (1 Timoteo 5:13.)

      ¿Qué futuro hay para la intimidad?

      “Intimidad, un escondrijo aislado para mí. Quiero que hasta Dios se olvide de mí”, escribió el poeta inglés Robert Browning. Sin embargo, la intimidad absoluta es solo un espejismo. En el Oriente existe un viejo adagio: “El cielo sabe, la Tierra sabe, yo sé y tú sabes”. El apóstol Pablo escribió: “Todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. (Hebreos 4:13.)

      Más bien que querer que Dios nos olvide, ¡cuán felices podemos sentirnos de que nuestro amoroso Creador se interese por nosotros! Ya que Él es la Fuente de nuestra vida, el que nos olvidara significaría perder la vida misma. (Salmo 36:9; 73:27, 28.) Y hay que decir que el interés de Jehová no coarta nuestra intimidad; Él no vigila cada uno de nuestros movimientos con la intención de hallar faltas. “No ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros pecados —dice su Palabra—; ni conforme a nuestros errores ha traído sobre nosotros lo que merecemos. Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen.” (Salmo 103:10, 13.)

      ¡Qué agradable es que la familia y los amigos respeten nuestra intimidad, a la vez que nos demuestran su interés amoroso! Ciertamente, el disfrutar de intimidad de modo equilibrado es lo más conveniente.

      Bajo el Reino que Dios promete, con Cristo Jesús como rey, todas las personas se interesarán unas por otras. (Daniel 2:44; Revelación 21:4.) Sin embargo, al mismo tiempo se reconocerá la necesidad que otros tienen de, en ocasiones, estar solos para el estudio, la meditación y la oración. Las palabras predichas por el profeta Miqueas tendrán entonces un cumplimiento completo: “Se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar; porque la boca misma de Jehová de los ejércitos lo ha hablado”. (Miqueas 4:4.)

      [Fotografía en la página 8]

      ‘Que nadie sufra como entremetido en los asuntos ajenos’

      [Ilustración en la página 9]

      El tiempo de disfrutar de intimidad de modo equilibrado está cerca

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