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El relato de un hijo perdidoLa Atalaya 1989 | 1 de febrero
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Ahora da otra ilustración: la de un padre amoroso y cómo trata con sus dos hijos, que tienen, cada uno, faltas serias.
Primero está el hijo menor, el protagonista del relato. Él pide su herencia, y su padre, sin vacilar, se la da. Entonces el joven se va de su hogar y se entrega a un estilo de vida muy inmoral. Pero escuche, mientras Jesús cuenta lo que sucede, y vea si puede determinar a quiénes representan los personajes.
“Cierto hombre tenía dos hijos —empieza Jesús—. Y el más joven de ellos dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte que me corresponde de la hacienda’. Entonces [el padre] les dividió su medio de vivir.”
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El relato de un hijo perdidoLa Atalaya 1989 | 1 de febrero
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Jesús sigue su narración así: “[Se] dijo: ‘¡Cuántos asalariados de mi padre tienen pan en abundancia, mientras yo aquí perezco de hambre! Me levantaré y haré el viaje a donde mi padre, y le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Hazme como uno de tus asalariados”’. De modo que se levantó y fue a donde su padre”.
Aquí hay algo en lo cual meditar: si el padre se hubiera encolerizado con el hijo y le hubiera gritado enfurecido cuando este salió del hogar, es probable que el hijo no hubiera estado tan resuelto en cuanto a qué hacer. Pudiera haber decidido regresar a su país y tratar de hallar trabajo en otro lugar para no tener que enfrentarse con su padre. Sin embargo, no pensó así. ¡Quería volver a su hogar!
Está claro que el padre de la ilustración de Jesús representa a nuestro amoroso y misericordioso Padre celestial, Jehová Dios.
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