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  • Ayudemos a los varones a progresar espiritualmente
    La Atalaya 2011 | 15 de noviembre
    • Ayudemos a los varones a progresar espiritualmente

      “De ahora en adelante estarás pescando vivos a [seres humanos].” (LUC. 5:10)

      1, 2. a) ¿Cómo reaccionaron muchos hombres ante la predicación de Jesús? b) ¿Qué veremos en este artículo?

      DURANTE una gira de predicación por Galilea, Jesús y sus discípulos subieron a una barca y se retiraron a un lugar apartado. Pero las multitudes los siguieron a pie. Entre los presentes había “unos cinco mil varones, además de mujeres y niñitos” (Mat. 14:21). Otro día, numerosas personas se acercaron a Jesús con el deseo de ser sanadas y oír su palabra. Eran “cuatro mil varones, además de mujeres y niñitos” (Mat. 15:38). Como vemos, entre quienes acudieron a Jesús y se interesaron por sus enseñanzas había muchos varones. Y él esperaba que bastantes más personas aceptaran su mensaje. ¿Cómo lo sabemos? Porque después de hacer que sus discípulos consiguieran una pesca milagrosa, le dijo a Simón: “De ahora en adelante estarás pescando vivos a hombres [o seres humanos]” (Luc. 5:10). Con estas palabras indicó que sus seguidores echarían las redes en el mar de la humanidad. Y de ellas tendría que salir una gran cantidad de varones.

      2 Hoy, como ayer, también hay hombres que reaccionan bien al mensaje bíblico que proclamamos y se interesan por conocerlo (Mat. 5:3). No obstante, muchos se quedan ahí y no continúan con su progreso espiritual. ¿Qué podemos hacer por ellos? Es cierto que Jesús no estableció un ministerio especial dedicado a la búsqueda de varones, pero trató temas que les concernían. Al igual que él, hacemos bien en ayudar a los hombres a enfrentarse a sus inquietudes. Centrémonos en tres muy comunes en la actualidad: 1) la responsabilidad de ganarse la vida, 2) el miedo a la opinión popular y 3) los sentimientos de ineptitud.

      La responsabilidad de ganarse la vida

      3, 4. a) ¿Cuál es una de las mayores preocupaciones de muchos hombres? b) ¿Por qué anteponen algunos varones el trabajo a los asuntos espirituales?

      3 En cierta ocasión un escriba le prometió a Jesús: “Maestro, te seguiré adondequiera que estés para ir”. Pero cuando Cristo le explicó que “el Hijo del hombre no [tenía] dónde recostar la cabeza”, ya no lo tuvo tan claro. Parece que al escriba no le gustó la incertidumbre sobre dónde iba a comer la próxima vez o dónde iba a alojarse, pues nada indica que se hiciera discípulo de Cristo (Mat. 8:19, 20).

      4 Muchos hombres anteponen la seguridad material a la espiritualidad. A menudo dan preferencia a la educación avanzada y los trabajos bien retribuidos. Creen que ganar dinero es más urgente y beneficioso que estudiar las Escrituras y forjar una buena relación con Dios. Puede que les gusten las enseñanzas bíblicas, pero “las inquietudes de este sistema de cosas y el poder engañoso de las riquezas” ahogan su interés (Mar. 4:18, 19). Veamos cómo ayudó Jesús a sus discípulos a tener el debido orden de prioridades.

      5, 6. ¿Qué ayudó a Andrés, Pedro, Santiago y Juan a modificar su orden de prioridades con respecto a la predicación y el trabajo?

      5 Andrés y su hermano Simón Pedro eran socios en una compañía pesquera, al igual que Juan, su hermano Santiago y su padre Zebedeo. Parece que no les iba mal, ya que tenían que contratar trabajadores (Mar. 1:16-20). Ahora bien, cuando Andrés y Juan entraron en contacto con Jesús gracias a Juan el Bautista, quedaron convencidos de que habían encontrado al Mesías. Andrés le dio la noticia a su hermano Simón Pedro, y probablemente Juan fue a avisar a su hermano Santiago (Juan 1:29, 35-41). En los meses que siguieron, los cuatro acompañaron a Jesús mientras predicaba en Galilea, Judea y Samaria, pero luego regresaron al negocio de la pesca. Aunque les interesaba lo espiritual, el ministerio no era su principal preocupación.

      6 Tiempo después, Jesús invitó a Pedro y Andrés a ir detrás de él y convertirse en “pescadores de hombres”. ¿Cómo reaccionaron? “Abandonando en seguida las redes, le siguieron.” Y con Santiago y Juan sucedió lo mismo: “Dejando en seguida la barca y a su padre, le siguieron” (Mat. 4:18-22). ¿Qué les ayudó a emprender el ministerio de tiempo completo? ¿Fue una decisión tomada en un arrebato de emoción? No. En los meses anteriores habían escuchado a Jesús, lo habían visto realizar milagros, habían constatado su celo por la justicia y habían sido testigos de la maravillosa respuesta a su predicación. Como consecuencia, se habían fortalecido su fe y su confianza en Jehová.

      7. ¿Cómo ayudamos a nuestros estudiantes de la Biblia a fortalecer su confianza en el cuidado de Jehová?

      7 Siguiendo el ejemplo de Jesús, ¿cómo ayudamos a los estudiantes de la Biblia a confiar más en Jehová? (Pro. 3:5, 6.) En buena medida, con nuestra forma de enseñar. Siempre que les expliquemos algo, debemos destacar que Dios promete bendecirnos generosamente si ponemos su Reino en primer lugar (léanse Malaquías 3:10 y Mateo 6:33). Aunque podemos mostrarles con diversos pasajes que él cuida de su pueblo, nuestro propio ejemplo es muy poderoso. Un buen modo de fortalecer su confianza en Jehová es contarles cómo hemos percibido nosotros su apoyo en la vida. También es bueno relatarles experiencias alentadoras de nuestras publicaciones.a

      8. a) ¿Por qué es necesario que los estudiantes de la Biblia “gusten y vean que Jehová es bueno”? b) ¿Cómo ayudamos a nuestros estudiantes a experimentar por sí mismos la bondad de Jehová?

      8 Pero ningún estudiante desarrollará una fe firme tan solo leyendo o escuchando relatos de personas que han disfrutado de la bendición de Dios. Necesita comprobar por sí mismo su bondad. Bien dijo el salmista: “Gusten y vean que Jehová es bueno; feliz es el hombre físicamente capacitado que se refugia en él” (Sal. 34:8). ¿Cómo contribuimos a que un estudiante vea que Jehová es bueno? Imaginemos que está batallando con problemas económicos al tiempo que trata de vencer un vicio como el tabaco, el juego o la bebida (Pro. 23:20, 21; 2 Cor. 7:1; 1 Tim. 6:10). Debemos enseñarle a pedir en sus oraciones fortaleza para superar sus debilidades. Así le ayudaremos a experimentar la bondad de Dios. Además, conviene animarlo a dar prioridad a las cosas espirituales dedicando tiempo todas las semanas a estudiar la Biblia, prepararse para las reuniones y asistir al Salón del Reino. Cuando constate por sí mismo que Jehová bendice sus esfuerzos, su fe se hará más sólida.

      Miedo a la opinión popular

      9, 10. a) ¿A qué se debió que Nicodemo y José de Arimatea mantuvieran en secreto su interés por Cristo? b) ¿Por qué no se atreven algunos varones a seguir a Cristo?

      9 Debido a la presión social, algunos hombres no se atreven a seguir a Cristo de lleno. Les sucede igual que a Nicodemo y José de Arimatea. Ambos mantuvieron en secreto su interés en él por miedo a lo que pudieran decir o hacer los judíos (Juan 3:1, 2; 19:38). Y no eran temores imaginarios. Los líderes religiosos judíos le cobraron tanto odio a Jesús que llegaron a expulsar de las sinagogas a quienes confesaban fe en él (Juan 9:22).

      10 Hoy se da una situación semejante en algunos lugares. Si un hombre se interesa en serio por Dios, la Biblia o la religión, sufre el acoso de sus compañeros de trabajo, sus amistades o sus parientes. En otros lugares, corre peligro si tan solo menciona la idea de cambiar de religión. Y se enfrenta a una presión especialmente difícil si trabaja de forma activa en el ejército, la política o la comunidad. Sirva como ejemplo este comentario de un señor de Alemania: “Lo que ustedes los Testigos predican de la Biblia es la verdad. Pero si me hago Testigo hoy, mañana todo el mundo lo sabrá. ¿Qué pensarían en el trabajo, en el vecindario y en el club al que pertenecemos mi familia y yo? No podría soportarlo”.

      11. ¿Cómo preparó Jesús a sus discípulos para afrontar el temor al hombre?

      11 Aunque ninguno de los apóstoles de Jesús era cobarde, todos lucharon con el temor al hombre (Mar. 14:50, 66-72). ¿De qué manera les ayudó Cristo a progresar a pesar de la intensa presión de sus contemporáneos? Preparándolos para la oposición que sufrirían. En primer lugar, les advirtió que, por ser discípulos suyos, iban a venirles críticas: “Felices son ustedes cuando los hombres los odien, y cuando los excluyan y los vituperen y desechen su nombre como inicuo por causa del Hijo del hombre” (Luc. 6:22). Además, les garantizó que recibirían ánimo y fortaleza si se lo pedían a Dios (Luc. 12:4-12). Por otra parte, invitó a los recién interesados en su mensaje a relacionarse libremente con sus discípulos y entablar amistad con ellos (Mar. 10:29, 30).

      12. ¿De qué maneras podemos ayudar a los nuevos a superar el temor al hombre?

      12 Nosotros también tenemos que ayudar a los estudiantes de la Biblia a superar el temor al hombre. Sin duda, les será más fácil mantenerse firmes si se adelantan al problema (Juan 15:19). Pudiéramos enseñarles a preparar respuestas bíblicas simples y lógicas para las preguntas que probablemente les hagan sus compañeros de trabajo y otras personas. Y además de brindarles nuestra amistad, deberíamos presentarles a otros miembros de la congregación, en particular a quienes se encuentren en circunstancias afines a las suyas. Sobre todo, tenemos que animarlos a orar con frecuencia y de todo corazón. Así podrán acercarse a Jehová y hacer de él su Roca y Refugio (léanse Salmo 94:21-23 y Santiago 4:8).

      Sentimientos de ineptitud

      13. ¿Cómo pueden frenar el progreso espiritual de algunos varones los sentimientos de ineptitud?

      13 Hay hombres que no se implican en los asuntos espirituales porque no leen bien, no se expresan con soltura o son tímidos. Algunos no se sienten cómodos explicando en público sus opiniones y creencias. Quizás les abrume la idea de estudiar, comentar en las reuniones o difundir su fe. “De niño me acercaba rápidamente a la puerta, fingía tocar el timbre y me alejaba silenciosamente, esperando que nadie me viera u oyera”, admitió un hermano, quien luego agregó: “La idea de ir de casa en casa me enfermaba”.

      14. ¿Por qué no consiguieron los discípulos de Jesús curar a un niño poseído por un demonio?

      14 Pensemos en lo inseguros que debieron de sentirse los discípulos de Cristo al ver que no lograban curar a un niño poseído por un demonio. El padre del joven acudió a Jesús y le explicó: “Mi hijo [...] es epiléptico y está mal, pues muchas veces cae en el fuego y muchas veces en el agua; y lo traje a tus discípulos, pero ellos no pudieron curarlo”. Cristo expulsó al demonio y así le devolvió la salud al muchacho. Más tarde, los discípulos le preguntaron al Maestro: “¿Por qué no pudimos expulsarlo nosotros?”. Él les respondió: “Por su poca fe. Porque en verdad les digo: Si tienen fe del tamaño de un grano de mostaza, dirán a esta montaña: ‘Transfiérete de aquí allá’, y se transferirá, y nada les será imposible” (Mat. 17:14-20). No cabe duda: la fe en Jehová es imprescindible para superar obstáculos comparables a montañas. Quien olvida este hecho y trata de resolver los problemas con sus propios recursos fracasa, lo que a su vez lo lleva a perder la confianza en sí mismo.

      15, 16. ¿Cómo podemos ayudar a los estudiantes de la Biblia a superar los sentimientos de ineptitud?

      15 Una buena forma de aliviar los sentimientos de ineptitud de los estudiantes es animándolos a centrarse en Jehová, y no en sí mismos. Esa es la actitud que recomendó Pedro: “Humíllense [...] bajo la poderosa mano de Dios, para que él los ensalce al tiempo debido; a la vez que echan sobre él toda su inquietud” (1 Ped. 5:6, 7). Para que consigan este objetivo, tenemos que enseñarles a cultivar la espiritualidad. La persona espiritual valora las cosas de Dios, ama la Biblia y manifiesta “el fruto del espíritu” en su vida (Gál. 5:22, 23). Recurre con frecuencia a la oración (Fili. 4:6, 7). Y le pide a Jehová valor y fortaleza para afrontar los problemas y cumplir sus responsabilidades (léase 2 Timoteo 1:7, 8).

      16 Algunos estudiantes tienen que mejorar sus habilidades de leer, conversar o hablar en público. Otros no se sienten dignos de servir a Dios por las malas acciones que cometieron antes de conocer a Jehová. En cualquiera de estas dos situaciones, nuestra ayuda afectuosa y paciente puede ser justo lo que necesitan. Bien dijo Jesús: “Las personas [que están] en salud no necesitan médico, pero los enfermizos sí” (Mat. 9:12).

      Lleguemos a más varones con la verdad

      17, 18. a) ¿Cómo podemos llegar con el mensaje a más hombres? b) ¿Qué veremos en el próximo estudio?

      17 Nuestro sincero deseo es que muchos varones acepten lo único que puede saciar su sed espiritual: el mensaje de la Biblia (2 Tim. 3:16, 17). Por eso, ¿cómo llegaremos a un mayor número de hombres en el ministerio? Haciendo nuestras visitas en los momentos en que suelen estar en casa, como al anochecer, por las tardes de los fines de semana o en los días festivos. Si es pertinente, preguntemos por el cabeza de familia. Y, siempre que sea conveniente, no dejemos de dar testimonio informal a los varones en el lugar de empleo ni a los esposos no creyentes de nuestra congregación.

      18 Sigamos predicando a todas las personas, con la seguridad de que si tienen un corazón bien dispuesto escucharán la verdad. Y ayudemos con paciencia a quienes demuestren interés sincero. Ahora bien, ¿qué puede decirse de los varones bautizados? ¿Cómo podemos contribuir a que un mayor número reúna los requisitos para desempeñar responsabilidades en la organización de Dios? Esto es lo que veremos en el próximo estudio.

      [Nota]

      a Por ejemplo, las que aparecen publicadas en las distintas ediciones del Anuario de los testigos de Jehová y en La Atalaya y ¡Despertad!

  • Hay que ayudarlos a aceptar responsabilidades
    La Atalaya 2011 | 15 de noviembre
    • Hay que ayudarlos a aceptar responsabilidades

      “Todo el que esté perfectamente instruido será como su maestro.” (LUC. 6:40)

      1. Durante su ministerio en la Tierra, ¿cómo dejó sentadas Jesús las bases de una extraordinaria congregación?

      EN LA conclusión de su Evangelio, el apóstol Juan señaló: “Hay, de hecho, muchas otras cosas también que Jesús hizo, que, si se escribieran alguna vez en todo detalle, supongo que el mundo mismo no podría contener los rollos que se escribieran” (Juan 21:25). Una de las labores que Cristo realizó en su breve y dinámico ministerio fue seleccionar, preparar y organizar a varones que asumieran la dirección de la obra una vez que terminara su vida en la Tierra. Así, cuando ascendió al cielo en el año 33, ya había dejado sentadas las bases de una extraordinaria congregación que en poco tiempo contó con miles de miembros (Hech. 2:41, 42; 4:4; 6:7).

      2, 3. a) ¿Por qué es muy urgente que más varones bautizados se esfuercen por estar capacitados? b) ¿Qué vamos a examinar en este artículo?

      2 Hoy, la cifra de proclamadores del Reino supera con creces los siete millones en más de cien mil congregaciones, por lo que sigue habiendo una gran necesidad de hombres que lleven la dirección espiritual. Hacen falta, por ejemplo, muchos superintendentes. Todo hermano que trabaja duro para poder asumir esta responsabilidad es digno de elogio y “desea una obra excelente” (1 Tim. 3:1).

      3 No obstante, nadie reúne automáticamente las condiciones necesarias para ocupar una posición de servicio en la congregación. No es cuestión de poseer una buena formación académica o mucha experiencia en la vida. Más bien, hay que cumplir requisitos espirituales. No importan tanto las aptitudes y logros como las cualidades cristianas. ¿De qué manera se puede ayudar a los varones a estar capacitados? Cristo dijo: “Todo el que esté perfectamente instruido será como su maestro” (Luc. 6:40). Este artículo mostrará varias formas en las que Jesús, el Gran Maestro, preparó a sus discípulos para aceptar más responsabilidades, y extraeremos lecciones de la manera como él actuó.

      “Los he llamado amigos”

      4. ¿De qué formas mostró Jesús que era el amigo de sus discípulos?

      4 Jesús no trató a sus discípulos como inferiores, sino como amigos. Pasó mucho tiempo con ellos y les demostró plena confianza. Tanto es así que les dijo: “Todas las cosas que he oído de mi Padre se las he dado a conocer a ustedes” (léase Juan 15:15). Sin duda se sintieron muy emocionados cuando él les contestó la pregunta que le habían planteado: “[¿]Qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?” (Mat. 24:3, 4). Además, Cristo no les ocultó sus pensamientos y sentimientos más íntimos. Por ejemplo, la noche que fue traicionado llevó consigo a Pedro, Santiago y Juan al jardín de Getsemaní, donde lo vieron expresar en una oración fervorosa las angustias de su corazón. Puede que los tres apóstoles no escucharan las palabras que pronunciaba, pero comprendieron la seriedad de la ocasión (Mar. 14:33-38). Pensemos también en cuánto debió de conmoverlos que anteriormente les hubiera permitido estar con él durante la transfiguración (Mar. 9:2-8; 2 Ped. 1:16-18). Sin duda, gozaban de una estrecha relación con Jesús, la cual les sirvió de ancla tiempo después, cuando tuvieron que asumir grandes responsabilidades.

      5. ¿Cuáles son algunas formas en las que los ancianos se ponen a disposición de los demás?

      5 Al igual que Jesús, los superintendentes brindan su ayuda y amistad a sus compañeros en la fe. Cultivan una relación cálida y afectuosa con ellos, interesándose por su bienestar y dedicándoles tiempo. Aunque reconocen la importancia de mantener la confidencialidad, no son secretistas. Confían en sus hermanos y les transmiten las verdades bíblicas que han aprendido. Jamás tratan como inferiores a los siervos ministeriales, incluso si son jóvenes. Más bien, los ven como hombres espirituales que tienen potencial y llevan a cabo un valioso servicio a favor de la congregación.

      “Yo les he puesto el modelo”

      6, 7. ¿Qué ejemplo dejó Jesús a sus discípulos, y qué efecto tuvo en ellos?

      6 Aunque los discípulos de Jesús eran muy espirituales, su manera de ver las cosas estaba condicionada por su crianza y su cultura (Mat. 19:9, 10; Luc. 9:46-48; Juan 4:27). Pero él nunca los sermoneó ni amenazó. Tampoco les impuso exigencias irrazonables ni les mandó: “Hagan lo que yo digo y no lo que yo hago”. Más bien, les enseñó con el ejemplo (léase Juan 13:15).

      7 ¿Qué modelo dejó Jesús a sus discípulos? (1 Ped. 2:21.) Llevó una vida sencilla que le permitió servir sin trabas al prójimo (Luc. 9:58). Consciente de que su autoridad tenía límites, basó siempre sus enseñanzas en las Escrituras (Juan 5:19; 17:14, 17). Fue accesible y bondadoso, y todo lo hizo por amor (Mat. 19:13-15; Juan 15:12). Sus apóstoles se beneficiaron mucho de su ejemplo. Tomemos por caso a Santiago. Nunca se acobardó ante la persecución, sino que sirvió lealmente a Dios hasta el día que fue ejecutado (Hech. 12:1, 2). De igual modo, el fiel Juan siguió las huellas del Maestro durante más de sesenta años (Rev. 1:1, 2, 9).

      8. ¿Qué ejemplo dan los ancianos a los hombres más jóvenes y a otros hermanos?

      8 Los ancianos sacrificados, humildes y cariñosos ponen el modelo que necesitan los hombres más jóvenes (1 Ped. 5:2, 3). Y dado que son ejemplares en su confianza en Dios, arte de enseñar, vida cristiana y destreza en el ministerio, tienen la satisfacción de saber que otros hermanos pueden imitar su fe (Heb. 13:7).

      “Jesús los envió, dándoles estas órdenes”

      9. ¿Qué muestra que Jesús preparó a sus discípulos para la obra de evangelización?

      9 Tras dos años de celoso ministerio, Jesús amplió su obra al enviar a los doce apóstoles a predicar. Claro, primero les dio instrucciones (Mat. 10:5-14). Y antes de realizar un milagro por el que alimentó a miles de personas, les explicó a los apóstoles cómo quería que organizaran a los presentes y distribuyeran la comida (Luc. 9:12-17). Como vemos, siempre los preparó dándoles explicaciones claras y precisas. Esa formación, unida a la poderosa influencia del espíritu santo, les permitió más tarde organizar la extensa campaña que se llevó a cabo desde el año 33.

      10, 11. ¿De qué manera se entrena progresivamente a los nuevos?

      10 Hoy en día, la instrucción espiritual de un hombre comienza cuando acepta estudiar la Biblia. En ocasiones habrá que ayudarle a mejorar en la lectura. En cualquier caso, al ir avanzando, necesitará preparación progresiva. Cuando adquiera la costumbre de asistir todas las semanas a las reuniones, debe animársele a seguir progresando matriculándose en la Escuela del Ministerio Teocrático, haciéndose publicador no bautizado y así por el estilo. Una vez bautizado, el entrenamiento incluirá permitirle colaborar en tareas como el mantenimiento del Salón del Reino. Y con el tiempo podrá explicársele qué requisitos debe cumplir para ser nombrado siervo ministerial.

      11 Cada vez que se encomiende una tarea a un hombre bautizado, un anciano le explicará con gusto los procedimientos organizativos e instrucciones que correspondan. Como parte de la preparación, le aclarará lo que se espera de él. Si el hermano tiene dificultades para hacer lo que se le pide, el superintendente bondadoso no concluirá a la primera que no está capacitado. Más bien, le señalará en qué aspectos debe mejorar y repasará los objetivos y la forma de alcanzarlos. Sin duda, los ancianos sienten mucha felicidad cuando un varón responde a la ayuda que le brindan y disfruta por ello del gozo de servir (Hech. 20:35).

      “El que escucha el consejo es sabio”

      12. ¿Por qué surtían efecto los consejos de Jesús?

      12 Al instruir a sus discípulos, Jesús adaptaba los consejos a las necesidades de cada uno. Por ejemplo, corrigió a Santiago y Juan por haber pensado en pedir que cayera fuego del cielo sobre algunos samaritanos que no habían querido recibirlos (Luc. 9:52-55). Y cuando la madre de estos dos apóstoles le rogó que les concediera posiciones de favor en el Reino, él atacó de raíz el problema hablando directamente con los dos hermanos. Les dijo: “Esto de sentarse a mi derecha y a mi izquierda no es cosa mía darlo, sino que pertenece a aquellos para quienes ha sido preparado por mi Padre” (Mat. 20:20-23). Cristo no solo hacía siempre recomendaciones claras, prácticas y fieles a los principios divinos, sino que enseñaba a sus discípulos a razonar basándose en tales principios (Mat. 17:24-27). Nunca olvidaba que tenían limitaciones ni esperaba perfección de ellos. Si los aconsejaba, era porque los amaba de verdad (Juan 13:1).

      13, 14. a) En particular, ¿quiénes necesitan recibir consejos? b) Mencione ejemplos de recomendaciones que pudiera hacer un anciano a quien no esté progresando espiritualmente.

      13 Todo hombre que desea asumir responsabilidades en la congregación cristiana necesita recibir sugerencias y consejos bíblicos en un momento u otro. En efecto, Proverbios 12:15 señala: “El que escucha el consejo es sabio”. Así lo comprobó un hermano joven, quien explica: “Mi punto débil era que me costaba asumir mis propias imperfecciones. Las recomendaciones que me hizo un anciano me ayudaron a ver las cosas con más equilibrio”.

      14 Cuando los ancianos observan que un hombre tarda en progresar debido a su conducta poco sabia, han de tomar la iniciativa y corregirlo con apacibilidad (Gál. 6:1). Por otro lado, tal vez tengan que aconsejar a un hermano por algún rasgo de personalidad. ¿Qué puede hacer un superintendente si un varón suele guiarse por la ley del mínimo esfuerzo? Recordarle que Jesús proclamó el Reino con celo y dio el mandato de hacer discípulos (Mat. 28:19, 20; Luc. 8:1). ¿Qué hay si se trata de un problema de ambición? Sería muy útil repasar con el implicado cómo Jesús les hizo ver a sus seguidores el peligro de querer sobresalir (Luc. 22:24-27). ¿Y cuál sería una buena forma de ayudar a quien le cuesta perdonar las ofensas? Examinar con él la impactante parábola del esclavo que se negó a perdonar una deuda pequeña pese a que le habían cancelado una mucho mayor (Mat. 18:21-35). Siempre que se necesite un consejo, lo mejor es darlo cuanto antes (léase Proverbios 27:9).

      “Ve entrenándote”

      15. ¿Cómo contribuye la familia a que un hombre pueda servir a la congregación?

      15 Aunque los ancianos son los principales encargados de preparar a un varón para asumir más responsabilidades, otros aportan su granito de arena. Por ejemplo, su familia puede y debe ayudarlo a progresar. Y si alguien ya es superintendente, necesita el amoroso respaldo y la abnegación de su esposa y sus hijos. En efecto, nunca tendrá éxito en su labor a menos que ellos estén dispuestos a “compartirlo” con la congregación. La actitud sacrificada de su familia no solo permitirá que el hermano asuma sus tareas con gozo, sino que será apreciada por la congregación entera (Pro. 15:20; 31:10, 23).

      16. a) ¿Quién es el principal responsable por el progreso espiritual de un hermano? b) ¿De qué manera demuestra un varón que desea asumir responsabilidades en la congregación?

      16 Si bien es cierto que otros pueden darle asistencia y apoyo, el principal responsable por su progreso es el propio varón (léase Gálatas 6:5). Por supuesto, no es necesario ser siervo ministerial o anciano para ayudar a los demás y participar plenamente en el ministerio. No obstante, las Escrituras dejan claro que el hermano que desee trabajar en tales posiciones de servicio tendrá que esforzarse primero por cumplir ciertos requisitos (1 Tim. 3:1-13; Tito 1:5-9; 1 Ped. 5:1-3). Para alcanzar esta meta, debe examinar qué aspectos de su espiritualidad tienen que mejorar. Ha de leer la Biblia regularmente, ser diligente en el estudio personal, meditar con seriedad, orar con fervor y participar con celo en el ministerio cristiano. Así pondrá en práctica el consejo que Pablo le dio a Timoteo: “Ve entrenándote con la devoción piadosa como mira” (1 Tim. 4:7).

      17, 18. ¿Qué puede hacer el hermano que no progresa por culpa de la ansiedad, los sentimientos de ineptitud o la falta de motivación?

      17 Pero ¿y si un hermano no procura alcanzar una posición de servicio debido a la ansiedad o los sentimientos de ineptitud? En tal caso haría bien en reflexionar sobre cuánto hacen Jehová y Jesús a favor de nosotros. Sin duda, nuestro Padre celestial “diariamente nos lleva la carga” (Sal. 68:19). Por tanto, él puede ayudarle a asumir más responsabilidades. El hermano que aún no es siervo ministerial o anciano también se sentirá más animado a ponerse esa meta si medita en la gran necesidad que existe de hombres maduros que asuman tales funciones en la organización. Al analizar estos puntos, es probable que decida hacer todo lo posible por superar los sentimientos negativos. Además, debe pedir espíritu santo, teniendo presente que su fruto incluye la paz y el autodominio, cualidades necesarias para vencer la ansiedad y los sentimientos de ineptitud (Luc. 11:13; Gál. 5:22, 23). Y puede tener la certeza de que Jehová bendice a quienes se esfuerzan por progresar con el motivo adecuado.

      18 Hay varones bautizados que no se ofrecen para ayudar a los hermanos porque les falta motivación. Si no les atrae la idea de asumir más responsabilidades, ¿qué pueden hacer? El apóstol Pablo escribió: “[Dios] está actuando en ustedes a fin de que haya en ustedes tanto el querer como el actuar” (Fili. 2:13). Como vemos, es Jehová quien nos mueve a trabajar por los demás, y él puede fortalecer con su espíritu a cualquier cristiano para que le preste servicio sagrado (Fili. 4:13). Lo que es más, uno siempre puede pedirle que lo haga actuar como debe (Sal. 25:4, 5).

      19. ¿Qué nos garantiza la profecía que habla de levantar “siete pastores, sí, ocho adalides”?

      19 Jehová bendice a los ancianos en sus esfuerzos por preparar a más varones. Y también concede su favor a quienes se dejan ayudar y trabajan para alcanzar posiciones de servicio. Las Escrituras prometen que él se encargará de que se levanten “siete pastores, sí, ocho adalides”, es decir, todos los hombres capaces que hagan falta para atender su organización (Miq. 5:5). ¡Qué contentos estamos de que haya tantos hermanos recibiendo la preparación necesaria y haciendo humildemente todo lo posible por asumir más responsabilidades para gloria de Jehová!

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