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    Anuario de los testigos de Jehová 1990
    • Los discursos públicos reúnen a multitudes

      A continuación, estos dos amigos fieles decidieron emprender una gira para pronunciar discursos públicos. Con ese propósito viajaron al centro industrial de Finlandia, Tampere, y alquilaron el mejor auditorio disponible. Después encargaron prospectos para el discurso, titulado “El magnífico galardón”, y lo anunciaron en el diario. Presentó el discurso el hermano Harteva, mientras que Österman le sirvió de ayudante. Este último explica los resultados en una de sus cartas:

      “Una hermana finlandesa se consagró de toda alma y lo simbolizó en el lago Pyhäjärvi. Después se marchó a Vyborg, donde ahora esparce las buenas nuevas como repartidora. Se organizó una clase bíblica en Tampere con cinco o seis personas muy interesadas, que después dejamos al cuidado de Dios. Ahora estamos en Turku. Aquí celebramos nuestra primera reunión pública en finlandés en el auditorio del edificio del Cuerpo de Bomberos, que tiene capacidad para 1.800 asistentes. Al igual que en otros lugares, aquí también tuvo que quedarse fuera casi la misma cantidad de personas.”

      Animados por unos resultados tan buenos, los dos repartidores viajaron a Helsinki, la capital, e hicieron los preparativos necesarios para pronunciar un discurso público en el auditorio de la Casa del Pueblo (ahora Casa de los Trabajadores) el 22 de noviembre de 1910. El hermano Harteva era bien conocido en los círculos religiosos de Helsinki, así que muchos ministros y creyentes de varias organizaciones religiosas fueron a oírle hablar movidos por la curiosidad. En su discurso, Harteva desafió a cualquiera del auditorio que fuese capaz de mostrar en público un versículo de la Biblia donde se afirmara que el alma es inmortal. Todas las miradas se clavaron en las primeras filas de la sala, donde estaban sentados los ministros religiosos. Se hizo un silencio absoluto. Entonces leyó Ezequiel 18:4, dio un puñetazo en el atril y exclamó: “¡Así pues, el alma muere!”. Se estaban delimitando con claridad las líneas de batalla entre los líderes religiosos de Finlandia y los defensores de la verdad bíblica. De esta manera se sembró la verdad en la capital, así como en otras dos ciudades principales del país.

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    Anuario de los testigos de Jehová 1990
    • El Parque Kaisaniemi se hallaba en el centro de Helsinki, cerca de la oficina. Sobre un montículo de ese parque el hermano Harteva pronunció todos los domingos de aquel verano un discurso público, “los sermones del monte”, como solía llamarlos en tono humorístico y con un brillo en los ojos. Al concluir los discursos, invitaba a la oficina a cualquiera que quisiera mantener una conversación más profunda sobre temas bíblicos. Algunos empezaron a asistir todas las semanas, de modo que se formó un grupo de Estudiantes de la Biblia en Helsinki.

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