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    Anuario de los testigos de Jehová 1990
    • La visita del hermano Russell fue una ocasión emocionante para aquel grupito de hermanos. Se hicieron muchos preparativos a fin de anunciar el discurso público, presentado en la mejor sala de Helsinki, el auditorio del parque de bomberos. Elis Salminen, un fiel siervo de Jehová hasta su muerte, en 1981, era por aquel entonces un jovencito de diez años. Cuenta que los hermanos expusieron unos dibujos del hermano Russell de una altura de más de un piso. “Después de aquello, oía a mis compañeros de escuela decir que se trataba de ese americano que anunciaba religión”, dijo Salminen.

      El propio hermano Russell relató su visita en el número del 1 de octubre de 1912 de The Watch Tower: “Durante un par de años dos hermanos finlandeses han estado muy activos en ofrecer la verdad a los que la anhelan. Han traducido tres volúmenes de Estudios de las Escrituras y también el Everybody’s Paper (El periódico de todos), para distribuirlo gratis a sus expensas. Ahora hay unos quince repartidores que llevan la verdad hasta el último rincón del país. Durante la reunión pública, la sala (con capacidad para 1.000 personas) estuvo totalmente abarrotada. Muchos tuvieron que permanecer de pie y otros casi lloraban por no poder entrar en el local. [...] Los hechos muestran que Dios tiene algunos hijos verdaderos en Finlandia, a quienes ahora corresponde el mensaje divino de la cosecha”.

      Durante su visita, el hermano Russell autorizó al hermano Harteva a publicar en finlandés la revista La Torre del Vigía a partir del número de noviembre de 1912. Se recomendó ofrecer la nueva revista como regalo de Navidad a parientes y conocidos.

      Se esparce el testimonio

      Los hermanos Österman y Harteva se encaraban a la dificultad que planteaba llegar a una población dispersa por un vasto territorio de más de 1.000 kilómetros de largo y unos 500 de ancho. ¿Cómo lograrían dar un testimonio eficaz? Con miras a solucionar este problema, el hermano Österman corrió con los gastos de anunciar las publicaciones de la Sociedad en varios periódicos. Por otra parte, Harteva decidió concentrar su atención en pronunciar discursos públicos, que produjeron muy buenos resultados. Ahora bien, ¿cómo organizaría la presentación de esos discursos? Dejemos que él mismo nos lo explique:

      “Después de haberme decidido por una ciudad, escribía al editor del periódico más conocido y le preguntaba cuál sería el mejor auditorio de la zona para presentar un discurso público y con quién debería ponerme en contacto para alquilarlo. Una vez obtenida esta información, hacía una solicitud por escrito, y si recibía una respuesta favorable, redactaba y enviaba al periódico un anuncio y le pedía que imprimiera prospectos similares y los colocara entre sus páginas con el fin de que el discurso llegara a ser de conocimiento público. Hecho todo esto, me ponía en camino con algunos libros. Por lo general, los lugares de reunión estaban completamente llenos. [...] En cierta ocasión, cuando intenté entrar en un auditorio, me dijeron que era inútil, así que para que me dejaran pasar, tuve que explicar que yo era el orador. En otra ocasión, eran tantas las personas que deseaban entrar, que la sala se llenó tres veces aquella misma noche, y los interesados se quedaron esperando su turno pacientemente.”

      El éxito de estos discursos demuestra el hambre de la verdad que había en Finlandia por aquel entonces. Después de la celebración de la Conmemoración de 1913, se informó que la asistencia por todo el país había sido de 235 personas.

      La visita del hermano Rutherford

      Durante el verano de 1913 hubo una gran actividad en Finlandia debido a la visita de dos hermanos de la central mundial, A. N. Pierson y Joseph F. Rutherford, más tarde el segundo presidente de la Sociedad. El hermano Rutherford habló sobre el tema “¿Dónde están los muertos? (El punto de vista de un jurista)”. Algunos pensaron que el jurista era el propio Rutherford, pues él era juez, pero en realidad se refería al apóstol Pablo. La conferencia fue un éxito: la asistencia se calculó en más de 2.500 personas, y se bautizaron 33 nuevos discípulos.

      A este le siguió otro discurso público en el Parque Kaisaniemi, que el hermano Harteva había usado tiempo atrás. El hermano Rutherford dijo que era su primer discurso al aire libre y que le había parecido una experiencia interesante.

  • Finlandia
    Anuario de los testigos de Jehová 1990
    • [Fotografía en la página 150]

      Joseph F. Rutherford en el Parque Kaisaniemi, donde presentó su primer discurso público al aire libre en 1913

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