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Puerto Rico y las Islas VírgenesAnuario de los testigos de Jehová para 1987
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AYUDA MISIONAL PROCEDENTE DE LA REPÚBLICA DOMINICANA
Cuando la severa persecución hizo que los cristianos del primer siglo fuesen dispersados de Jerusalén a otras zonas, el resultado fue que las buenas nuevas se esparcieron. (Hech. 8:1, 4.) De manera similar, cuando la República Dominicana proscribió la obra de los testigos de Jehová y deportó a los misioneros, esto contribuyó a la expansión en el campo puertorriqueño.
El 3 de agosto de 1957 llegaron al aeropuerto de Isla Verde, en San Juan, diez de estos misioneros. Eran cuatro matrimonios y dos hermanas solteras: Lennart y Virginia Johnson, Raymond y Rhudelle Johnson, George y Nellie Droge, Roy y Juanita Brandt, Kathryn Glass y Dorothy Lawrence. Rápidamente fueron asignados a diversas ciudades de la isla y se abrieron nuevas casas misionales.
Uno de estos misioneros, Raymond Johnson, estuvo en Caguas, su nueva asignación, por muy poco tiempo. Una mañana estaba haciendo su última visita de casa en casa con su esposa, y acababa de colocar el libro “Sea Dios veraz” cuando, al sentarse en una silla, le sobrevino un ataque al corazón y murió. Tal como él había dado un fiel testimonio durante su vida, se dio un buen testimonio en la ceremonia funeral con motivo de su muerte, a la que asistieron 192 personas.
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Puerto Rico y las Islas VírgenesAnuario de los testigos de Jehová para 1987
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Cuando Edwin Bobb y su esposa fueron allí para dar a conocer el mensaje del Reino, algunas personas respondieron con aprecio, y en 1949 se formó la primera congregación de los testigos de Jehová. Más tarde, Ted Klein y su esposa participaron en seguir edificando sobre aquel fundamento. Otros hermanos de los Estados Unidos vinieron para cooperar en la obra. Como resultado, actualmente hay en Santa Cruz cuatro congregaciones, dos inglesas y dos españolas, que alaban unidamente a Jehová.
CAMBIOS EN UNA ORGANIZACIÓN CRECIENTE
La organización estaba establecida firmemente para finales de la década de 1950. Los misioneros eran muy queridos y se apreciaba mucho su labor. Pero había llegado el tiempo de trasladar de Puerto Rico a otros campos a muchos de ellos para el beneficio de otros. Por consiguiente, algunos fueron asignados a Argentina. Otros fueron enviados a la República Dominicana, ya que había sido levantada la proscripción y aún quedaba allí mucho trabajo por hacer.
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