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  • ¿Qué propósito tiene la vida?
    La Atalaya 1997 | 15 de febrero
    • ¿Qué propósito tiene la vida?

      “Conducía mi corazón con sabiduría [...] hasta que viera yo qué bien había para los hijos de la humanidad [...] por el número de los días de su vida.” (ECLESIASTÉS 2:3.)

      1, 2. ¿Por qué no está mal tener un interés razonable por uno mismo?

      TODOS nos interesamos por nosotros mismos, ¿no es verdad? Es normal que sea así. Por ello todos comemos a diario, dormimos cuando estamos cansados y nos agrada estar con nuestros amigos y seres queridos. A veces jugamos, nadamos o realizamos otras actividades que nos gustan, lo que refleja un interés equilibrado por nosotros mismos.

      2 Tal interés por uno mismo concuerda con lo que Dios impulsó a Salomón a escribir: “En cuanto al hombre, no hay nada mejor que el que coma y en realidad beba y haga que su alma vea el bien a causa de su duro trabajo”. Basándose en su experiencia, Salomón añadió: “Esto también lo he visto, yo mismo, que esto proviene de la mano del Dios verdadero. Pues, ¿quién come y quién bebe mejor que yo?”. (Eclesiastés 2:24, 25.)

      3. ¿Qué preguntas desconcertantes permanecen sin respuesta para la mayoría de la gente?

      3 No obstante, usted sabe que la vida no se circunscribe a comer, beber, dormir y hacer el bien. Tenemos sufrimientos, desilusiones y preocupaciones. Y parece que estamos demasiado ocupados para reflexionar en el significado de la vida. ¿No le sucede a usted? Vermont Royster, anterior editor de The Wall Street Journal, después de reparar en nuestros avances en el conocimiento y la técnica, escribió: “Hay un detalle curioso. Al pensar en el hombre mismo, en sus dilemas, su lugar en el universo, no hemos avanzado mucho desde el comienzo de los tiempos. Todavía nos preguntamos quiénes somos, por qué estamos aquí y adónde vamos”.

      4. ¿Por qué deberíamos interesarnos todos en poder contestar las preguntas que tienen que ver con nosotros?

      4 ¿Cómo contestaría usted estas preguntas: ¿Quiénes somos? ¿Por qué estamos aquí? Y ¿adónde vamos? El señor Royster murió el pasado mes de julio. ¿Cree usted que había encontrado para entonces respuestas convincentes? Más concretamente: ¿Puede usted lograrlo de alguna manera? Y ¿cómo puede ayudarle esto a disfrutar de una vida más feliz, con más sentido? Veamos.

      Una fuente principal de perspicacia

      5. ¿Por qué debemos acudir a Dios cuando queremos comprender las preguntas sobre el significado de la vida?

      5 Si buscáramos el propósito de la vida por nuestra cuenta, pudiera ser que no consiguiéramos apenas resultados o que fracasáramos por completo, como les ha ocurrido a la mayoría de los hombres y las mujeres, incluso a quienes tienen vastos conocimientos y amplia experiencia. Pero no se nos ha dejado solos. Nuestro Creador nos ha proporcionado ayuda. Pensemos en ello: ¿no es él el Origen de la perspicacia y la sabiduría, pues es de “tiempo indefinido a tiempo indefinido” y tiene conocimiento absoluto del universo y la historia? (Salmo 90:1, 2.) Él creó a los seres humanos y ha observado toda la vida de la especie humana, de modo que es Aquel a quien debemos acudir en busca de perspicacia, no a los hombres imperfectos, cuyo conocimiento y percepción son limitados. (Salmo 14:1-3; Romanos 3:10-12.)

      6. a) ¿Cómo ha suministrado el Creador la perspicacia necesaria? b) ¿De qué modo está implicado en ello Salomón?

      6 Claro está, no podemos esperar que el Creador nos susurre al oído una revelación sobre el significado de la vida; pero él ha suministrado una fuente de perspicacia: su Palabra inspirada. (Salmo 32:8; 111:10.) El libro de Eclesiastés es de especial valor a este respecto. Como Dios inspiró a Salomón, su escritor, “la sabiduría de [este] era más vasta que la sabiduría de todos los orientales”. (1 Reyes 3:6-12; 4:30-34.) “La sabiduría de Salomón” impresionó tanto a una reina que lo visitó, que esta dijo que no se le había referido ni la mitad y que los que la escuchaban deberían ser verdaderamente felices.a (1 Reyes 10:4-8.) La sabiduría divina que nuestro Creador suministró por medio de Salomón también puede darnos a nosotros perspicacia y felicidad.

      7. a) ¿Qué concluyó Salomón sobre la mayoría de las actividades que se hacen bajo los cielos? b) ¿Qué ponen de manifiesto los juicios realistas de Salomón?

      7 Eclesiastés refleja la sabiduría divina, que afectó el corazón y el intelecto de Salomón. Como tenía el tiempo, los recursos y la perspicacia para hacerlo, Salomón analizó “todo cuanto se ha hecho bajo los cielos”. Comprendió que la mayor parte “era vanidad y un esforzarse tras viento”, un juicio inspirado que deberíamos tener en cuenta cuando pensamos en nuestro propósito en la vida. (Eclesiastés 1:13, 14, 16.) Salomón fue franco, realista. Por ejemplo, reflexionemos en las palabras de Eclesiastés 1:15, 18. Sabemos que los hombres han probado diversas formas de gobierno a través de los siglos, a veces con la sincera intención de resolver los problemas y mejorar la calidad de vida de la gente. Ahora bien, ¿ha enderezado realmente algún gobierno todas las cosas ‘torcidas’ de este sistema imperfecto? Y tal vez hayamos observado que cuanto más conocimiento tiene una persona, más consciente se hace de la imposibilidad de corregir por completo los problemas durante una vida de corta duración. Tal conocimiento frustra a muchas personas, aunque no necesariamente a nosotros.

      8. ¿Qué ciclos han existido por mucho tiempo?

      8 Otro punto que analizar tiene que ver con ciclos naturales que nos afectan, como la salida y la puesta del Sol o el movimiento del viento y el agua. Existían en los días de Moisés, Salomón, Napoleón y nuestros bisabuelos, y siguen existiendo. Del mismo modo, “una generación se va, y una generación viene”. (Eclesiastés 1:4-7.) Desde la óptica humana, poco ha cambiado. La gente de la actualidad tiene actividades, esperanzas, ambiciones y logros equiparables a los del pasado. Aun cuando la humanidad ha producido algunas personas que han conseguido la fama o han destacado por su belleza o talento, ¿dónde están ahora? Se fueron, y probablemente han caído en el olvido. Esta no es una manera de pensar pesimista. La mayoría de la gente ni siquiera conoce el nombre de sus bisabuelos ni sabe dónde nacieron y están enterrados. Podemos comprender por qué Salomón vio con realismo la vanidad de los esfuerzos y las tareas del hombre. (Eclesiastés 1:9-11.)

      9. ¿Cómo puede ayudarnos conseguir una comprensión realista de la situación de la humanidad?

      9 En lugar de frustrarnos, esta comprensión divina de la situación fundamental de la familia humana puede tener un efecto positivo, al motivarnos a no valorar indebidamente metas y afanes que pronto desaparecerán y se olvidarán. Debería ayudarnos a evaluar cómo estamos aprovechando la vida y qué tratamos de lograr. Para ilustrarlo: en lugar de ser ascetas, podemos disfrutar de comer y beber con moderación. (Eclesiastés 2:24.) Y, como veremos, Salomón llega a una conclusión optimista y muy positiva. Expresada brevemente: debemos apreciar profundamente nuestra relación con el Creador, quien puede ayudarnos a tener un futuro eternamente feliz y con propósito. Salomón enfatizó: “La conclusión del asunto, habiéndose oído todo, es: Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque este es todo el deber del hombre”. (Eclesiastés 12:13.)

      Nuestro propósito a la luz de los ciclos vitales

      10. ¿En qué sentido comparó Salomón a los animales con los seres humanos?

      10 La sabiduría divina que se refleja en Eclesiastés puede ayudarnos también en el análisis de nuestro propósito en la vida. ¿Por qué? Porque Salomón se centró con realismo en otras verdades en las que quizá raras veces pensamos. Una de ellas tiene que ver con las similitudes que hay entre los seres humanos y los animales. Aunque por lo general a la gente no le gusta que se la asemeje a animales, Jesús comparó a sus seguidores con ovejas. (Juan 10:11-16.) Ahora bien, Salomón llamó la atención sobre ciertos hechos innegables: “El Dios verdadero va a [seleccionar a los hijos de la humanidad], para que vean que ellos mismos son bestias. Porque hay un suceso resultante respecto a los hijos de la humanidad y un suceso resultante respecto a la bestia, y ellos tienen el mismo suceso resultante. Como muere el uno, así muere la otra; [...] de modo que no hay superioridad del hombre sobre la bestia, porque todo es vanidad [...]. Del polvo han llegado a ser todos, y todos vuelven al polvo”. (Eclesiastés 3:18-20.)

      11. a) ¿Cómo podría describirse el ciclo vital típico de un animal? b) ¿Qué le parece tal análisis?

      11 Piense en un animal que le guste contemplar, pongamos por caso el damán o el conejo. (Deuteronomio 14:7; Salmo 104:18; Proverbios 30:26.) O puede que prefiera imaginarse una de las trescientas especies de ardillas que hay en el mundo. ¿Cuál es su ciclo vital? Después de nacer, su madre la alimenta durante algunas semanas. Al poco tiempo ya tiene pelo, y puede aventurarse a salir de la madriguera. Quizá la veamos correteando, aprendiendo a buscar comida. Pero muchas veces parece que simplemente está jugando, disfrutando de su juventud. Tras crecer por más o menos un año, encuentra pareja. Entonces debe hacer un nido o madriguera y cuidar de sus crías. Si encuentra suficientes bayas, nueces y semillas, la familia de la ardilla puede medrar y tener tiempo para agrandar la madriguera. Pero a los pocos años, el animal envejece y se hace más propenso a sufrir accidentes y contraer enfermedades. Más o menos a los 10 años, muere. Este es el ciclo vital de la ardilla, con ligeras variaciones dependiendo de la especie.

      12. a) Siendo realistas, ¿por qué se parece el ciclo vital de muchos seres humanos al de un animal típico? b) ¿En qué pudiéramos reflexionar la próxima vez que viésemos a nuestro animal preferido?

      12 La mayoría de las personas no cuestionarían ese ciclo en el caso de un animal, y difícilmente esperarían que una ardilla tuviera un propósito racional en la vida. Pues bien, ¿no es cierto que la vida de muchos seres humanos no es muy diferente de esa? Nacen, y sus padres los cuidan mientras son niños. Comen, crecen y juegan cuando son jóvenes. Poco tiempo después se han convertido en adultos, encuentran un cónyuge y buscan un lugar donde vivir y un medio de mantenerse. Si les va bien, su familia tal vez crezca y agrande su hogar (su nido), en el que crían a su prole. Pero las décadas pasan rápidamente, y envejecen. Si no fallecen antes, tal vez mueran después de setenta u ochenta años llenos de “penoso afán y cosas perjudiciales”. (Salmo 90:9, 10, 12.) La próxima vez que vea una ardilla (o su animal preferido), puede pararse a reflexionar sobre estos aleccionadores hechos.

      13. ¿Cuál es el final tanto de los animales como de los hombres?

      13 Podemos entender por qué Salomón comparó la vida de la gente a la de los animales. Escribió: “Para todo hay un tiempo señalado [...]: tiempo de nacer y tiempo de morir”. Este último suceso resultante, la muerte, es similar en el caso del hombre y la bestia: “Como muere el uno, así muere la otra”. Añadió: “Del polvo han llegado a ser todos, y todos vuelven al polvo”. (Eclesiastés 3:1, 2, 19, 20.)

      14. ¿Cómo intentan cambiar el ciclo vital común algunos seres humanos, pero con qué resultado?

      14 No hay por qué considerar que esta evaluación realista constituye un modo de pensar negativo. Es verdad que algunos tratan de cambiar la situación, para lo cual trabajan horas extraordinarias a fin de mejorar su nivel económico y llegar a vivir mejor que sus padres. Tal vez prolonguen sus estudios con la intención de asegurarse un nivel de vida más elevado, al mismo tiempo que procuran ampliar su comprensión de la vida. O quizá se concentren en hacer ejercicio o seguir dietas para conseguir una salud mejor o alargar un poco la vida, esfuerzos que pueden traer ciertos beneficios. Pero ¿quién puede tener la seguridad de que estos conseguirán los resultados deseados? Aun en ese caso, ¿por cuánto tiempo?

      15. ¿Qué valoración franca de la vida de la mayoría de la gente es convincente?

      15 Salomón preguntó: “Dado que existen muchas cosas que causan mucha vanidad, ¿qué ventaja tiene el hombre? Pues, ¿quién hay que sepa cuál es el bien que el hombre tiene en la vida por el número de los días de su vida vana, cuando él los pasa como una sombra? Pues, ¿quién puede decir al hombre lo que sucederá después de él?”. (Eclesiastés 6:11, 12.) Puesto que la muerte pone fin a los afanes de las personas con relativa rapidez, ¿es realmente muy ventajoso luchar por hacerse con más bienes materiales o proseguir los estudios durante largos años principalmente para conseguir más posesiones? Y como la vida es tan breve, pues pasa como una sombra, muchos comprenden que no hay tiempo para reorientar los esfuerzos hacia otra meta humana una vez que perciben el fracaso; tampoco puede un hombre saber con seguridad qué será de sus hijos “después de él”.

      El momento de hacerse un buen nombre

      16. a) ¿Qué podemos hacer nosotros que les resulta imposible a los animales? b) ¿Qué otra verdad debería afectar nuestro modo de pensar?

      16 A diferencia de los animales, los seres humanos tenemos la capacidad de preguntarnos: ‘¿Cuál es el significado de mi existencia? ¿Se trata simplemente de un ciclo fijo, con un tiempo para nacer y un tiempo para morir?’. Recuerde a este respecto las veraces palabras de Salomón sobre el hombre y la bestia: “Todos vuelven al polvo”. ¿Quieren decir estas palabras que la muerte pone fin totalmente a la existencia del ser humano? Pues bien, la Biblia indica que los seres humanos no tienen un alma inmortal que sobrevive al cuerpo. Los hombres son almas, y el alma que peca muere. (Ezequiel 18:4, 20.) Salomón dio más detalles: “Los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto, ni tienen ya más salario, porque el recuerdo de ellos se ha olvidado. Todo lo que tu mano halle que hacer, hazlo con tu mismo poder, porque no hay trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría en el Seol, el lugar adonde vas”. (Eclesiastés 9:5, 10.)

      17. ¿Qué pregunta deberíamos hacernos en vista de lo que dice Eclesiastés 7:1, 2?

      17 En vista de este hecho inevitable, considere esta declaración: “Mejor es un nombre que el buen aceite, y el día de la muerte que el día en que uno nace. Mejor es ir a la casa del duelo que ir a la casa del banquete, porque ese es el fin de toda la humanidad; y el que está vivo debe poner esto en su corazón”. (Eclesiastés 7:1, 2.) Tenemos que concordar en que la muerte ha sido “el fin de toda la humanidad”. Ningún humano ha conseguido vida eterna bebiendo un elixir, tomando un complejo vitamínico, siguiendo una dieta o haciendo un determinado ejercicio físico. Y por lo general, ‘el recuerdo de ellos se olvida’ no mucho después de su muerte. Entonces, ¿por qué es un nombre ‘mejor que el buen aceite, y el día de la muerte que el día en que uno nace’?

      18. ¿Por qué estamos seguros de que Salomón creía en la resurrección?

      18 Como se indicó, Salomón era realista. Él sabía de sus antepasados Abrahán, Isaac y Jacob, que ciertamente se habían hecho un buen nombre a los ojos del Creador. Jehová Dios conocía bien a Abrahán, por lo que le prometió bendecirlos a él y a su descendencia. (Génesis 18:18, 19; 22:17.) Sí, Abrahán tenía un buen nombre ante Dios, y llegó a ser su amigo. (2 Crónicas 20:7; Isaías 41:8; Santiago 2:23.) Sabía que su vida y la de su hijo no eran simplemente parte de un ciclo interminable de nacimiento y muerte. Había sin duda más que eso. Ellos tenían la segura perspectiva de vivir de nuevo, no porque tuvieran un alma inmortal, sino porque serían resucitados. Abrahán estaba convencido de que “Dios podía levantarlo [a Isaac] hasta de entre los muertos”. (Hebreos 11:17-19.)

      19. ¿Cómo puede ayudarnos el libro de Job a comprender el significado de Eclesiastés 7:1?

      19 Esta es la clave para entender cómo es que ‘un nombre es mejor que el buen aceite, y el día de la muerte que el día en que uno nace’. Salomón, al igual que Job tiempo antes, estaba convencido de que el Creador de la vida humana puede devolverla. Puede dar vida de nuevo a los seres humanos que han muerto. (Job 14:7-14.) El fiel Job dijo: “Tú [Jehová] llamarás, y yo mismo te responderé. Por la obra de tus manos sentirás anhelo”. (Job 14:15.) Piense en ello: nuestro Creador siente “anhelo” por sus siervos leales muertos. (“Querrías volver a contemplar lo que tus manos hicieron” [Agustín Magaña].) Al aplicar el sacrificio de rescate de Jesucristo, el Creador puede resucitar a los seres humanos. (Juan 3:16; Hechos 24:15.) Está claro que los hombres pueden diferir de los simples animales, cuyo final es la muerte.

      20. a) ¿En qué caso es mejor el día de la muerte que el día del nacimiento? b) ¿Qué efecto debió tener en muchas personas la resurrección de Lázaro?

      20 Esto significa que el día de la muerte puede ser mejor que el día en que uno nace si para entonces la persona se ha hecho un buen nombre a los ojos de Jehová, quien puede resucitar a los fieles que mueran. El Salomón Mayor, Jesucristo, lo demostró. Por ejemplo, devolvió la vida al fiel Lázaro. (Lucas 11:31; Juan 11:1-44.) Como puede imaginarse, a muchos de los que estaban presentes cuando Lázaro volvió a la vida les impactó ese suceso, y pusieron fe en el Hijo de Dios. (Juan 11:45.) ¿Piensa que ellos se sentían sin propósito en la vida, que no tenían ni idea de quiénes eran ni adónde iban? Al contrario, podían ver que no tenían por qué ser como simples animales, que nacen, viven por un tiempo y luego mueren. Su propósito en la vida estaba directa e íntimamente ligado con conocer al Padre de Jesús y hacer Su voluntad. ¿Qué puede decirse de nosotros? ¿Nos ha ayudado este estudio a comprender, tal vez con más claridad, cómo nuestra vida puede y debe tener un verdadero propósito?

      21. ¿Qué aspecto sobre hallar sentido a la vida nos queda por examinar?

      21 No obstante, tener en la vida un propósito verdadero y que valga la pena significa mucho más que pensar en volver a vivir después de la muerte. Implica lo que hacemos con nuestra vida a diario. Salomón también dejó clara esta idea en Eclesiastés, como veremos en el siguiente artículo.

  • “Todo el deber del hombre”
    La Atalaya 1997 | 15 de febrero
    • “Todo el deber del hombre”

      “Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque este es todo el deber del hombre.” (ECLESIASTÉS 12:13.)

      1, 2. ¿Por qué es apropiado que reflexionemos sobre nuestro deber para con Dios?

      “¿QUÉ es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti?” Un profeta de la antigüedad formuló esta pregunta. Luego especificó lo que Jehová requería: Ejercer la justicia, amar la bondad y ser modesto al andar con Dios. (Miqueas 6:8.)

      2 En estos días en los que se fomenta el individualismo y la independencia, muchas personas se sienten incómodas con la idea de que Dios requiera algo de ellas. No quieren saber nada de deberes. Pero ¿qué puede decirse de la conclusión a la que llegó Salomón en Eclesiastés? “La conclusión del asunto, habiéndose oído todo, es: Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque este es todo el deber del hombre.” (Eclesiastés 12:13.)

      3. ¿Por qué debemos meditar con detenimiento sobre el libro de Eclesiastés?

      3 Sean cuales sean nuestras circunstancias en la vida y lo que pensamos de ella, el examen de los antecedentes de esa conclusión puede beneficiarnos mucho. El rey Salomón, escritor de este libro inspirado, analizó algunos de los muchos aspectos que forman parte de nuestra vida cotidiana. Hay quien ha llegado a la conclusión precipitada de que su análisis es fundamentalmente negativo. Pero fue inspirado por Dios, y puede ayudarnos a evaluar nuestras actividades y prioridades, y a obtener más gozo como consecuencia.

      Las principales preocupaciones de la vida

      4. ¿Qué examinó y comentó Salomón en Eclesiastés?

      4 Salomón examinó profundamente ‘la ocupación de los hijos de la humanidad’. “Puse mi corazón a buscar y explorar la sabiduría con relación a todo cuanto se ha hecho bajo los cielos.” Cuando Salomón habló de “ocupación” no se refirió necesariamente a un trabajo o empleo, sino a todo el ámbito de las ocupaciones del hombre y la mujer a lo largo de su vida. (Eclesiastés 1:13.) Veamos algunas de las principales preocupaciones, u ocupaciones, y luego comparémoslas con nuestras propias actividades y prioridades.

      5. ¿Cuál es una de las principales ocupaciones del ser humano?

      5 No cabe duda de que el dinero es el centro de muchas de las preocupaciones y actividades humanas. Nadie puede decir con justicia que Salomón tenía una actitud despreocupada en cuanto al dinero, similar a la de algunas personas acaudaladas. Reconoció sin vacilar que es necesario disponer de dinero; poseer suficientes medios es mejor que vivir austeramente o en la pobreza. (Eclesiastés 7:11, 12.) Pero quizá haya observado que el dinero, con los bienes que compra, en ocasiones se convierte en el objetivo primordial de la vida, tanto en el caso de los pobres como en el de los ricos.

      6. ¿Qué aprendemos sobre el dinero en una de las parábolas de Jesús y de la propia experiencia de Salomón?

      6 Recuerde al rico insatisfecho de la parábola de Jesús que trabajó más y más para acumular posesiones. Según el juicio de Dios, ese hombre fue un irrazonable. ¿Por qué? Porque ‘nuestra vida no resulta de las cosas que poseemos’. (Lucas 12:15-21.) La experiencia de Salomón, probablemente más extensa que la nuestra, confirma las palabras de Jesús. Lea el relato de Eclesiastés 2:4-9. Por algún tiempo, Salomón se dedicó a adquirir riquezas. Edificó mansiones y se hizo jardines. Pudo permitirse el lujo de tomar para sí mujeres hermosas. ¿Le reportaron las riquezas, y lo que con ellas consiguió, una gran satisfacción, un sentido de logro verdadero y una vida con significado? Salomón respondió francamente: “Yo, yo mismo, me volví hacia todas las obras mías que mis manos habían hecho, y hacia el duro trabajo que yo había trabajado duro para lograr, y, ¡mira!, todo era vanidad y un esforzarse tras viento, y no había nada que sirviera de ventaja bajo el sol”. (Eclesiastés 2:11; 4:8.)

      7. a) ¿Qué prueba la experiencia en cuanto al valor del dinero? b) ¿Qué ha visto usted personalmente que respalda la conclusión a la que llegó Salomón?

      7 Estas palabras son realistas, una verdad que se evidencia en la vida de muchas personas. Debemos admitir que tener más dinero no soluciona todos los problemas. Puede resolver algunos, como facilitar la obtención de ropa y alimento. Pero solo podemos llevar un conjunto de prendas a la vez, y consumir cierta cantidad de alimento y bebida. Por otra parte, hemos leído acerca de algunas personas acaudaladas que viven amargadas debido al divorcio, el alcoholismo o la drogadicción y las rencillas familiares. El multimillonario J. P. Getty dijo: “El dinero no está relacionado necesariamente con la felicidad; si acaso con la infelicidad”. Con buena razón, Salomón consideró que amar la plata era vanidad. Contraste este hecho con lo que dice después: “Dulce es el sueño del que rinde servicio, sin importar que sea poco o mucho lo que coma; pero la abundancia que pertenece al rico no le permite dormir”. (Eclesiastés 5:10-12.)

      8. ¿Por qué razón no debemos dar demasiada importancia al dinero?

      8 El dinero y las posesiones tampoco reportan un sentido de satisfacción en lo que respecta al futuro. Si usted tuviera más dinero y bienes materiales, posiblemente estaría más preocupado por protegerlos, al desconocer lo que puede depararle el futuro. ¿Pudiera ser que lo perdiera todo, incluso su vida? (Eclesiastés 5:13-17; 9:11, 12.) Por ello, no es difícil entender por qué nuestra vida, u ocupación, debe tener un significado más profundo y permanente que el dinero y las posesiones.

      Familia, fama y poder

      9. ¿Por qué fue apropiado que Salomón incluyera la vida de familia en su investigación?

      9 El análisis que hizo Salomón de la vida incluyó la inquietud por la familia. La Biblia concede importancia a la vida familiar, y también al gozo de tener hijos y criarlos. (Génesis 2:22-24; Salmo 127:3-5; Proverbios 5:15, 18-20; 6:20; Marcos 10:6-9; Efesios 5:22-33.) ¿Es ese, de todos modos, el aspecto más importante de la vida? Parece que algunos así lo creen, dado el acento que ponen algunas culturas en el matrimonio, los hijos y los lazos familiares. No obstante, Eclesiastés 6:3 muestra que ni siquiera tener cien hijos es la clave de la felicidad en la vida. Piense en los muchos padres que se han sacrificado por sus hijos para que tengan buenas oportunidades en la vida y esta les resulte más fácil. Aunque este es un fin noble, ciertamente nuestro Creador no se propuso que el objetivo primordial de nuestra existencia fuera la transmisión de la vida a la siguiente generación, como hacen los animales instintivamente para la perpetuación de las especies.

      10. ¿Por qué es vanidad centrarse exclusivamente en la vida de familia?

      10 Salomón sacó a relucir con perspicacia algunas realidades de la vida familiar. Por ejemplo, es posible que un hombre se concentre en proveer lo necesario para sus hijos y nietos. Pero, ¿actuarán estos con sensatez? ¿O despilfarrarán todo aquello que tanto le costó acumular para ellos? En este último caso, sería para él una “vanidad y gran calamidad”. (Eclesiastés 2:18-21; 1 Reyes 12:8; 2 Crónicas 12:1-4, 9.)

      11, 12. a) ¿En qué metas se han concentrado algunas personas? b) ¿Por qué puede decirse que buscar prominencia es “un esforzarse tras viento”?

      11 Algunas personas se han ido al otro extremo y han subordinado la vida natural de familia a su objetivo de conseguir fama o poder sobre otros. Este suele ser un defecto más común en los hombres. ¿Lo ha observado en sus condiscípulos, compañeros de trabajo o vecinos? Muchos se esfuerzan desesperadamente por sobresalir, por ser alguien, o por tener autoridad sobre otros. Pero ¿vale realmente la pena?

      12 Observe cómo intentan algunas personas alcanzar la fama, ya sea a pequeña o gran escala. Lo vemos en la escuela, en el vecindario y en diferentes grupos sociales. También motiva a aquellos que desean que se les reconozca en el campo de las artes, el entretenimiento y la política. ¿No es, sin embargo, un esfuerzo esencialmente vano? Salomón lo llamó correctamente “un esforzarse tras el viento”. (Eclesiastés 4:4.) Aunque un joven sobresalga en un club, en un equipo deportivo o en un conjunto musical, o un adulto consiga una buena reputación en una compañía o comunidad, ¿cuántos, en realidad, se enteran de ello? ¿Sabe la mayor parte de la gente de otros lugares del planeta (o incluso del mismo país) siquiera que esa persona existe? ¿O siguen su vida sin que les preocupe en absoluto la poca fama que esta ha alcanzado? Y lo mismo puede decirse del poder o la autoridad que se consigue en un empleo, una ciudad o una colectividad.

      13. a) ¿Cómo nos ayuda Eclesiastés 9:4, 5 a tener un punto de vista apropiado sobre la importancia personal o el poder? b) ¿A qué hechos debemos enfrentarnos si esta vida es todo cuanto hay? (Véase la nota.)

      13 ¿Qué reporta a largo plazo esa importancia o autoridad? Con el devenir de las generaciones, la gente importante y poderosa muere y es olvidada. Este hecho es cierto, trátese de constructores, músicos y otros artistas, reformadores sociales, etcétera, así como de la mayoría de los políticos y caudillos militares. De los que han sobresalido en esas ocupaciones, ¿cuántos individuos específicos conoce que vivieron entre los años 1700 y 1800? Salomón aquilató correctamente la realidad cuando dijo: “Un perro vivo está en mejor situación que un león muerto. Porque los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto, [...] el recuerdo de ellos se ha olvidado”. (Eclesiastés 9:4, 5.) Y si esta vida es todo cuanto hay, entonces esforzarse por conseguir prominencia o poder es realmente vanidad.a

      Nuestro interés principal y deber

      14. ¿Por qué debe ayudarnos a todos personalmente el libro de Eclesiastés?

      14 Salomón no comentó sobre muchas actividades, metas y placeres en los que el ser humano centra su vida. Sin embargo, lo que escribió fue suficiente. El examen de este libro no tiene por qué parecer lúgubre o negativo, pues hemos analizado de manera realista un libro de la Biblia que Jehová Dios inspiró a propósito para nuestro beneficio. Puede ayudarnos a todos a encauzar nuestra visión de la vida y nuestros principales intereses. (Eclesiastés 7:2; 2 Timoteo 3:16, 17.) Esto es especialmente así en vista de las conclusiones a las que Salomón llegó con la ayuda de Jehová.

      15, 16. a) ¿Qué pensaba Salomón sobre el disfrute de la vida? b) ¿Cómo definió apropiadamente Salomón el disfrute de la vida?

      15 Una idea que Salomón repite es que los siervos del Dios verdadero deben regocijarse en sus actividades. “He llegado a saber que no hay nada mejor para ellos que regocijarse y hacer el bien durante la vida de uno; y también que todo hombre coma y realmente beba y vea el bien por todo su duro trabajo. Es el don de Dios.” (Eclesiastés 2:24; 3:12, 13; 5:18; 8:15.) Tenga en cuenta que Salomón no fomentó la diversión estrepitosa, ni respaldó la actitud de ‘bebamos y comamos porque mañana moriremos’. (1 Corintios 15:14, 32-34.) Él quiso decir que debemos hallar gozo en los placeres normales, como el comer y el beber, a medida que ‘hacemos el bien durante nuestra vida’. De este modo centramos nuestra vida incuestionablemente en la voluntad del Creador, quien determina lo que es verdaderamente bueno. (Salmo 25:8; Eclesiastés 9:1; Marcos 10:17, 18; Romanos 12:2.)

      16 Salomón escribió: “Ve, come tu alimento con regocijo y bebe tu vino con buen corazón, porque ya el Dios verdadero se ha complacido en tus obras”. (Eclesiastés 9:7-9.) Sí, la persona que realmente tiene una vida significativa y plena se ocupa en las obras en las que Jehová se deleita. Esto requiere que lo tomemos en consideración constantemente. Esta actitud es muy diferente de la que tiene la mayoría de la gente, que se plantea la vida en términos estrictamente humanos.

      17, 18. a) ¿Cómo reacciona mucha gente ante las realidades de la vida? b) ¿Qué resultado debemos siempre tener presente?

      17 Aunque algunas religiones enseñan que hay un más allá, mucha gente cree que esta vida es en realidad la única que tiene segura. Es posible que la haya visto reaccionar como describió Salomón: “Por cuanto la sentencia contra una obra mala no se ha ejecutado velozmente, por eso el corazón de los hijos de los hombres ha quedado plenamente resuelto en ellos a hacer lo malo”. (Eclesiastés 8:11.) Aun aquellos que no se sumen en la maldad demuestran que su principal preocupación es únicamente el presente. Esta es una razón por la que el dinero, las posesiones, el prestigio, el poder sobre el semejante, la familia u otros intereses similares adquieren una importancia exagerada para ellos. Sin embargo, Salomón no terminó ahí su razonamiento. Añadió: “Aunque un pecador esté haciendo lo malo cien veces y continuando largo tiempo según le plazca, sin embargo también me doy cuenta de que les resultará bien a los que temen al Dios verdadero, porque le han tenido temor. Pero de ninguna manera le resultará bien al inicuo, ni prolongará sus días, que son como una sombra, porque no le tiene temor a Dios”. (Eclesiastés 8:12, 13.) Salomón estaba convencido, sin duda, de que nos resultaría bien si ‘temíamos al Dios verdadero’. ¿En qué sentido nos iría bien? Hallamos la respuesta en el paralelo que traza a continuación. Jehová puede ‘prolongar nuestros días’.

      18 En particular los que aún son relativamente jóvenes deberían reflexionar sobre el hecho absolutamente confiable de que les resultará bien si temen a Dios. Como es posible que haya observado, el corredor más rápido puede tropezar y perder la carrera. El ejército poderoso puede sufrir una derrota. El empresario prudente puede acabar en la pobreza. Y muchas otras incertidumbres hacen que la vida sea bastante impredecible. Pero puede tener la absoluta certeza de lo siguiente: el proceder más sensato y seguro es disfrutar de la vida haciendo el bien dentro del marco de las leyes morales de Dios en armonía con Su voluntad. (Eclesiastés 9:11.) Este proceder implica aprender lo que es la voluntad de Dios según la Biblia, dedicar la vida a él y bautizarse como cristiano. (Mateo 28:19, 20.)

      19. ¿Cómo pueden usar la vida los jóvenes, pero cuál es el proceder sensato?

      19 El Creador no va a forzar a los jóvenes ni a ninguna otra persona a seguir su guía. Pueden absorberse en la educación y hasta convertirse posiblemente en estudiantes vitalicios de un sinnúmero de libros de sabiduría humana, proceder que con el tiempo resulta fatigoso para la carne. O pueden andar en los caminos de su corazón humano imperfecto, o seguir aquello que les resulte atractivo a los ojos, lo que sin duda les acarreará vejación; y una vida dedicada a esos fines termina siendo mera vanidad. (Eclesiastés 11:9–12:12; 1 Juan 2:15-17.) De modo que Salomón hace un llamamiento a los jóvenes, un llamamiento que todos deberíamos tomar a pecho, sin importar la edad que tengamos: “Acuérdate, ahora, de tu Magnífico Creador en los días de tu mocedad, antes que procedan a venir los días calamitosos, o hayan llegado los años en que dirás: ‘No tengo en ellos deleite’”. (Eclesiastés 12:1.)

      20. ¿Cuál es la valoración equilibrada del mensaje de Eclesiastés?

      20 ¿A qué conclusión debemos llegar entonces? Pues bien, ¿a qué conclusión llegó Salomón? Él vio, o examinó, “todas las obras que se habían hecho bajo el sol, y, ¡mira!, todo era vanidad y un esforzarse tras viento”. (Eclesiastés 1:14.) En el libro de Eclesiastés no hallamos las palabras de un hombre cínico ni contrariado. Son parte de la Palabra inspirada de Dios y merecen que las examinemos.

      21, 22. a) ¿Qué aspectos de la vida tuvo en cuenta Salomón? b) ¿A qué sabia conclusión llegó? c) ¿Qué efecto ha tenido en usted el examen del contenido de Eclesiastés?

      21 Salomón investigó el trabajo arduo del hombre, sus desventuras y aspiraciones. Reflexionó en lo que resulta normalmente la vida, la frustración y el vacío que experimentan tantas personas. Analizó la realidad de la imperfección humana y de la muerte que esta trae consigo. Y también incluyó el conocimiento que Dios le concedió sobre la condición de los muertos y la perspectiva de volver a vivir en el futuro. Todo ello lo evaluó un hombre a quien Dios potenció su sabiduría, sí, uno de los hombres más sabios de la historia. Posteriormente, la conclusión a la que llegó se incorporó en las Sagradas Escrituras para beneficio de todos aquellos que desean que su vida tenga verdadero significado. ¿No deberíamos concordar con ella?

      22 “La conclusión del asunto, habiéndose oído todo, es: Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque este es todo el deber del hombre. Porque el Dios verdadero mismo traerá toda clase de obra a juicio con relación a toda cosa escondida, en cuanto a si es buena o es mala.” (Eclesiastés 12:13, 14.)

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