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“La batalla no es de ustedes, sino de Dios”¡Despertad! 2000 | 22 de abril
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De 1944 a 1946, la cantidad de procesos judiciales por supuestas infracciones a los reglamentos se dispararon, de cuarenta a ochocientos.
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“La batalla no es de ustedes, sino de Dios”¡Despertad! 2000 | 22 de abril
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Las detenciones se multiplicaron. En vez de ochocientos procesos, pronto tuvimos 1.600. Muchos abogados y jueces se quejaron de que todos esos juicios de testigos de Jehová estaban atascando los tribunales de Quebec. En respuesta, les propusimos un remedio sencillo: que la policía detuviera a los delincuentes en lugar de a los cristianos, lo cual resolvería el problema.
Dos valerosos abogados de origen judío, A. L. Stein, de Montreal, y Sam S. Bard, de la ciudad de Quebec, nos dieron su apoyo al representarnos en muchos litigios, sobre todo antes de que yo fuera admitido en el Colegio de Abogados de Quebec en 1949. Pierre Elliott Trudeau, posterior primer ministro de Canadá, escribió que los testigos de Jehová de Quebec habían “sido ridiculizados, perseguidos y odiados por toda nuestra sociedad; pero se las han arreglado por medios legales para luchar contra la Iglesia, el gobierno, la nación, la policía y la opinión pública”.
Se dejó ver la postura de los tribunales de Quebec por la forma en que trataron a mi hermano, Joe, acusado de perturbar la paz. El juez municipal Jean Mercier le dio la pena máxima de sesenta días de cárcel. Entonces perdió el control por completo y gritó desde el estrado que le hubiera gustado encarcelarlo de por vida.
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