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El prejuicio, un problema mundialLa Atalaya 2013 | 1 de junio
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JONATHAN, un estadounidense de padres coreanos, fue víctima del prejuicio racial cuando era niño. Al crecer, buscó un lugar en el que la gente no lo discriminara por sus rasgos faciales ni su raza. Estudió medicina y se mudó a un pueblo del norte de Alaska (Estados Unidos), donde el aspecto de muchos de sus pacientes era parecido al suyo. Creía que en la frialdad del Ártico encontraría refugio de la frialdad aún más intensa del prejuicio.
Lamentablemente, su esperanza se vino abajo mientras atendía a una joven de 25 años que se encontraba en coma. Cuando ella despertó y vio el rostro de Jonathan, le soltó una palabrota. ¿Por qué? Porque odiaba a los coreanos. Este doloroso incidente le hizo ver a Jonathan que todo su afán por huir de la discriminación había sido totalmente en vano.
La historia de Jonathan subraya una triste realidad: el prejuicio existe hasta en el rincón más apartado del planeta. Parece que donde hay gente, hay prejuicio.
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