BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • “Fue declarada justa por obras”
    La Atalaya 2013 | 1 de noviembre
    • Ese era el caso de Jericó. ¿Cómo habrá sido para Rahab vivir en una de aquellas ciudades condenadas? Solo podemos imaginar lo que debió sentir al oír hablar de los israelitas. Escuchó que décadas atrás Jehová le había dado a Israel —aquella nación de esclavos oprimidos— una aplastante victoria sobre el ejército de Egipto, la potencia militar número uno del planeta. ¡Esa era la nación que estaba a punto de atacar Jericó, y sin embargo sus habitantes insistían en hacer el mal! Se comprende que la Biblia diga que los compatriotas de Rahab “obraron desobedientemente” (Hebreos 11:31).

      Pero Rahab era distinta. Es probable que a lo largo de los años hubiera escuchado los informes que llegaban sobre Israel y su Dios. ¡Qué diferente era de los dioses cananeos! Este Dios luchaba por sus adoradores, no los oprimía; elevaba sus normas morales, no las rebajaba. Este Dios valoraba a las mujeres, no las veía como objetos sexuales que se podían comprar, vender y humillar en ritos pervertidos. En cuanto Rahab escuchó que Israel había llegado al Jordán y que estaba preparando un ataque, debió de sentirse aterrada por lo que le esperaba a su pueblo. ¿Se habrá fijado Jehová en esta mujer? ¿Habrá leído su corazón?

  • “Fue declarada justa por obras”
    La Atalaya 2013 | 1 de noviembre
    • De pronto llegan unos mensajeros del rey de Jericó. Corre el rumor de que hay unos espías israelitas en casa de Rahab. ¿Qué hará ella? Si protege a estos enemigos, ¿no pondrá en peligro a su familia entera? ¿No los matarán a todos por su traición? Por otro lado, Rahab sabe a ciencia cierta quiénes son estos hombres. Si reconoce que el Dios de Israel es mejor que el suyo, ¿no será esta una buena oportunidad de ponerse de parte de él?

      Aunque no hay mucho tiempo para pensar, Rahab es ingeniosa y actúa enseguida. Esconde a los espías entre los tallos de lino que tiene secándose en la azotea. Entonces les dice a los mensajeros del rey: “Sí, es cierto que los hombres vinieron a mí, y yo no sabía de dónde eran. Y aconteció que, al tiempo de cerrar la puerta, al oscurecer, los hombres salieron. Simplemente no sé adónde se habrán ido los hombres. Corran tras ellos rápidamente, porque los alcanzarán” (Josué 2:4, 5). Imagine a Rahab mirando a los emisarios a la cara. ¿Percibirán el miedo que siente por dentro?

      Rahab arriesgó su vida escondiendo a dos siervos de Jehová entre tallos de lino

      ¡El engaño funciona! Los hombres del rey salen corriendo hacia los vados del Jordán (Josué 2:7). Rahab debe de dar un tenue suspiro de alivio. Con esa sencilla estrategia ha logrado despistar a aquellos asesinos que no tienen derecho a conocer la verdad. Y así ha salvado la vida de dos siervos del Dios verdadero.

      Rahab sube corriendo a la azotea y les cuenta a los espías lo que ha hecho. Pero además les revela un dato crucial: Jericó está desmoralizada y tiembla de miedo a causa de los invasores. ¡Qué buenas noticias para estos dos israelitas! ¡Los malvados cananeos están aterrados ante el poder de Jehová, el Dios de Israel! Luego, la mujer dice algo que es de mucha más trascendencia para nosotros. Ella asegura: “Jehová su Dios es Dios en los cielos arriba y en la tierra abajo” (Josué 2:11). Los informes que ha escuchado le han bastado para entender que el Dios de Israel merece su confianza, así que decide poner su fe en él.

      No hay dudas en la mente de Rahab: Jehová le dará la victoria a su pueblo. De modo que pide misericordia a los espías; les ruega que les perdonen la vida a ella y a su familia. Ellos aceptan, pero con una condición: tiene que guardar su secreto y debe colgar un cordón rojo escarlata de su ventana, sobre la muralla de la ciudad. De ese modo, los soldados podrán protegerla (Josué 2:12-14, 18).

      El caso de Rahab nos enseña una verdad fundamental sobre la fe. Como indica la Biblia, “la fe sigue a lo oído” (Romanos 10:17). Rahab oyó informes confiables sobre el poder y la justicia de Jehová, lo cual la llevó a ejercer fe y confiar en él. Nosotros tenemos muchísima más información disponible sobre Jehová. ¿Nos esforzaremos por llegar a conocerlo? ¿Nos impulsará lo que hemos aprendido en la Biblia a poner fe en él?

  • “Fue declarada justa por obras”
    La Atalaya 2013 | 1 de noviembre
    • Pero ocurre algo curioso: al asentarse la nube de humo, se observa una sección de la muralla que ha quedado en pie. Es la casa de Rahab, un monumento solitario a la fe de una mujer sobresaliente. Imagine cómo debe sentirse al ver que Jehová la ha protegido.a ¡Su familia está sana y salva! (Josué 6:10, 16, 20, 21.)

      El pueblo de Jehová también actuó con respeto ante la fe de Rahab. Al ver que su hogar sobresalía entre las ruinas de la muralla como una palmera en el desierto, los israelitas reconocieron que Jehová estaba con ella. Rahab y su familia sobrevivieron a la ejecución de aquella impía ciudad. Tras la batalla, se le permitió a Rahab acomodarse cerca del campamento de Israel, y con el tiempo se integró a la nación. Se casó con un hombre llamado Salmón, y su hijo, Boaz, fue un hombre de gran fe que se casó con Rut, la moabita (Rut 4:13, 22).b De hecho, el rey David y hasta Jesucristo —el Mesías— descendieron de esta extraordinaria familia (Josué 6:22-25; Mateo 1:5, 6, 16).

      La historia de Rahab demuestra que nadie es insignificante a la vista de Jehová. Él nos ve a todos y lee nuestros corazones. Y cuando descubre una chispa de fe, como la que había en el corazón de Rahab, se llena de alegría. La fe de esta mujer la movió a actuar. Tal como dice la Biblia, “fue declarada justa por [sus] obras” (Santiago 2:25). ¡Sin duda, un ejemplo de fe digno de imitar!

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir