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El enlace del Gran Belt danés¡Despertad! 1999 | 8 de febrero
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El enlace del Gran Belt danés
De nuestro corresponsal en Dinamarca
AL VER Dinamarca en el mapa, no cuesta entender que los daneses lleven siglos dedicados a la navegación y la construcción de puentes, pues como su nación abarca 483 islas y una península de Europa, siempre han tenido que cruzar agua para viajar por ella.
Sus antepasados vikingos ya sabían fabricar barcos muy marineros. Y parece que, a lo largo de la historia, todas las aldeas costeras han dispuesto de un servicio de transbordador que las conectaba con otra ciudad insular cercana.
Atravesar el Gran Belt
Pero navegar conlleva riesgos. Así ocurre al cruzar la amplia extensión marina que separa las dos principales islas danesas: Sjaelland y Fionia. Este paso, que se conoce como el Gran Belt (en danés, el Storebaelt, “Gran cinturón”), discurre de norte a sur como un ancho cinturón acuoso.
Hay que atravesar este estrecho para ir de Dinamarca occidental a Sjaelland, que alberga la capital, Copenhague. En la antigüedad, a veces había que esperar días enteros a que cambiaran los vientos, amainaran las tormentas o se quebrara el hielo para cruzarlo, lo que podía tomar mucho tiempo y ser peligroso. De hecho, en el siglo XVI, el hielo obligó a una comitiva real a quedarse una semana en la pequeña isla de Sprogø, en mitad del estrecho.
No es de extrañar que los daneses acariciaran desde hacía muchos decenios la idea de tender allí un puente. Pero ¿sería viable en el anchuroso Gran Belt? Como mínimo tendría una longitud de 18 kilómetros, contando la porción de Sprogø, y se extendería más allá de donde alcanza la vista en condiciones normales, a través del mar abierto (compárese con el Golden Gate de San Francisco, que no llega a los tres kilómetros).
Quebraderos de cabeza de los planificadores
En realidad, el Parlamento danés venía debatiendo la construcción del puente desde el siglo XIX. A lo largo de los años, los planificadores se plantearon preguntas como estas: ¿Convendrá un puente o un túnel? ¿Un enlace viario, ferroviario, o ambos? ¿No bastará seguir con los transbordadores?
Se hicieron miles de cómputos y se pronunciaron millones de palabras. En Dinamarca, la expresión debate del Gran Belt vino a ser sinónima de discusión interminable. Pero, por fin, se llegó a un acuerdo en 1987: la conexión, que uniría a las dos grandes islas por sus puntos más próximos, sería ferroviaria y también viaria, y la combinación de dos puentes y un túnel, que sumarían un total de 18 kilómetros, se denominaría Enlace del Gran Belt.
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El túnel doble
El túnel ferroviario, la segunda fase del enlace, es todo un logro. Consta de dos tubos de ocho metros de diámetro y atraviesa 7,4 kilómetros de arcilla, rocas y sedimentos marinos, materiales que no se conocían con detalle antes de iniciar la perforación.
Se encuentra a una profundiad de entre 10 y 40 metros bajo el lecho marino, dependiendo del terreno subacuático; la parte más profunda está a 75 metros bajo el nivel del mar. Cada tuneladora medía unos 200 metros de largo, trenes de apoyo incluidos. El túnel se revistió con 60.000 secciones curvas de hormigón, cada una de siete toneladas.
La excavación comenzó simultáneamente por los dos extremos, y los constructores lograron magistralmente reunirse en el medio con un desfase de apenas cuatro centímetros. El 15 de octubre de 1994 llegó la anhelada ocasión en que el príncipe Joaquín de Dinamarca conectó oficialmente las dos mitades al bajarse de una tuneladora y montar en la otra, que había estado escavando en dirección a ella. Desde Sprogø, en medio del Gran Belt, el túnel doble se extiende en dirección este hacia la costa de Sjaelland. Desde mediados de 1997 existe un servicio regular de trenes que cruzan con rapidez el Gran Belt.
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El significado del enlace
Concluidas las labores de miles de planificadores y empleados, ¿qué se ha logrado? Sin duda, Dinamarca ha ganado otra atracción turística, pues los puentes brindan un hermoso panorama, sea desde la tierra o desde el mar. Es una impactante experiencia cruzar en automóvil un puente tan largo que no suele verse uno de los extremos. Y, claro está, se ha reducido significativamente el tiempo que toma pasar de una orilla a otra. Mientras que el transbordador tardaba más de una hora, el tren apenas toma siete minutos.
El enlace ya está cambiando algunos patrones de conducta de la población. Ahora, muchos más daneses cruzan el estrecho para visitar a los amigos, hacer negocios o divertirse. También se han modificado el desarrollo de los negocios y la urbanización, pues ya es posible tener el empleo en una orilla y residir en la otra. Y el transporte de mercancías por el país es mucho más rápido.
Pero también se ha perdido algo. Los transbordadores eran una tradición secular que proporcionaba un agradable respiro a muchos viajeros. “Voy a echar de menos los transbordadores —dijo con pena un empresario—. El agua y los grandes barcos son fascinantes. Me encanta sentir que me lleva el viento en la cubierta.” De lo que no cabe duda es de que el nuevo enlace unirá más las diversas partes del reino insular danés y facilitará mucho los viajes entre Dinamarca y el norte de Europa.
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(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
DINAMARCA
FIONIA
SJAELLAND
FIONIA
PUENTE OCCIDENTAL
SPROGØ
TÚNEL
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SJAELLAND
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