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RescatePerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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De modo que Cristo “se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos”. (1Ti 2:5, 6.)
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RescatePerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Aunque el sacrificio de rescate de Cristo está disponible a todos, no todos lo aceptan, por lo que “la ira de Dios permanece” sobre ellos, así como sobre los que lo aceptan y luego lo rechazan. (Jn 3:36; Heb 10:26-29; contrástense con Ro 5:9, 10.) Estos no consiguen liberación de la esclavitud a los reyes Pecado y Muerte. (Ro 5:21.) La Ley no contemplaba rescate alguno para el homicida deliberado. Por su proceder voluntarioso, Adán trajo la muerte a toda la humanidad, de modo que fue un homicida. (Ro 5:12.) Por consiguiente, Dios no acepta como rescate por el pecador Adán la vida que Jesús sacrificó.
No obstante, Dios se complace en aprobar la aplicación del rescate para redimir a los hijos de Adán que se valen de tal liberación. Pablo declara: “Como mediante la desobediencia del solo hombre muchos fueron constituidos pecadores, así mismo, también, mediante la obediencia de la sola persona muchos serán constituidos justos”. (Ro 5:18, 19.) Cuando Adán pecó y fue sentenciado a muerte, su prole o descendencia todavía estaba por nacer, ‘en sus lomos’, y, por lo tanto, todos murieron con él. (Compárese con Heb 7:4-10.) Jesús, como hombre perfecto, “el último Adán” (1Co 15:45), era el único ser humano capaz de suministrar el precio de redención de la descendencia o prole por nacer de Adán. Jesús se ofreció voluntariamente para morir en inocencia como sacrificio humano perfecto, en armonía con la voluntad de Jehová. (Heb 10:5.) Jesús se valdrá de la autoridad concedida por Jehová en virtud de su rescate, para dar vida a todos los que aceptan esta disposición. (1Co 15:45; compárese con Ro 5:15-17.)
Jesús fue en verdad un “rescate correspondiente”, no para redimir al pecador Adán, sino para redimir a toda la humanidad descendiente de él. Al presentar el valor completo de su sacrificio de rescate al Dios de justicia absoluta en el cielo, recompró a los seres humanos para que pudieran llegar a ser su familia. (Heb 9:24.)
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