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“Nadie tiene amor más grande”“Ven y sé mi seguidor”
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9 Jesús tenía otro motivo para dar su vida: su amor por la humanidad. Mucho antes de que viniera a la Tierra —de hecho, desde el comienzo de la historia humana—, él sentía ese amor. La Biblia lo revela así: “Les tenía un cariño especial a los seres humanos” (Proverbios 8:30, 31). Su amor se hizo evidente durante toda su vida en la Tierra. Como aprendimos en los tres capítulos anteriores, Jesús demostró de muchas maneras que amaba a la humanidad en general y, en especial, a sus seguidores. Pero el 14 de nisán del año 33 demostró ese amor de una forma especial: entregó su vida por nosotros (Juan 10:11). Esa es la muestra más poderosa del amor que él nos tiene.
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“Nadie tiene amor más grande”“Ven y sé mi seguidor”
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La Biblia nos dice: “Por esto hemos llegado a conocer el amor: porque él entregó la vida por nosotros, y nosotros tenemos la obligación de entregar la vida por nuestros hermanos” (1 Juan 3:16). Al igual que Jesús, tenemos que estar dispuestos a morir los unos por los otros si es necesario. En tiempos de persecución, preferiríamos sacrificar nuestra vida antes que traicionar a nuestros hermanos y ponerlos en peligro. En países divididos por conflictos étnicos o raciales, arriesgaríamos la vida para protegerlos sin importar a qué grupo pertenezcan. Y, si estallara una guerra, preferiríamos ir a prisión o hasta morir antes que tomar las armas para atacar a nuestros hermanos o a cualquier otra persona (Juan 17:14, 16; 1 Juan 3:10-12).
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