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¿Cuánto amamos la Palabra de Dios?La Atalaya 1999 | 1 de noviembre
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18. Mencione un ejemplo de tiempos modernos de alguien que respetó la Palabra de Dios.
18 Muchos siervos fieles de Jehová de tiempos modernos han imitado de igual modo el amor que Jesús tuvo a la Palabra de Dios. A principios de este siglo, un joven recibió una Biblia de una amiga. Luego explicó el efecto que tuvo en él aquel valioso regalo: “Me resolví a leer sin falta una parte de la Biblia todos los días”. Aquel joven era Frederick Franz, y su amor a la Biblia le permitió disfrutar de una vida larga y satisfactoria de servicio a Jehová. Se le recuerda con cariño por recitar de memoria capítulos enteros de la Biblia.
19. ¿Cómo programan algunos hermanos su lectura semanal de la Biblia para la Escuela del Ministerio Teocrático?
19 Los testigos de Jehová conceden mucha importancia a la lectura regular de la Biblia. Todas las semanas leen varios capítulos de esta como parte de la preparación para una de sus reuniones, la Escuela del Ministerio Teocrático. Durante esta reunión se comentan algunos de los puntos principales de la lectura bíblica programada. A algunos Testigos les resulta práctico dividir esa lectura semanal en siete secciones más pequeñas y leer una de ellas todos los días. Después de hacerlo, reflexionan sobre lo que han leído. Y, de ser posible, buscan información complementaria en otras publicaciones bíblicas.
20. ¿Qué tenemos que hacer a fin de disponer de tiempo para la lectura regular de la Biblia?
20 Quizá tengamos que ‘comprar el tiempo’ de otras actividades a fin de leer la Biblia con regularidad (Efesios 5:16). Sin embargo, los beneficios superarán con creces cualquier sacrificio que haya que hacer. A medida que desarrollemos el hábito de leer la Biblia todos los días, nuestro amor por la Palabra de Dios crecerá. En poco tiempo nos veremos motivados a decir con el salmista: “¡Cómo amo tu ley, sí! Todo el día ella es mi interés intenso” (Salmo 119:97). Tal actitud nos será de gran beneficio ahora y en el futuro, como veremos en el siguiente artículo.
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¿Cuánto amamos la Palabra de Dios?La Atalaya 1999 | 1 de noviembre
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12. ¿Qué impidió que Ezequías repitiera los errores de su padre?
12 Con el tiempo, Acaz murió y Ezequías ascendió al trono a los 25 años de edad (2 Crónicas 29:1). Era relativamente joven, lo cual no impidió que fuera un buen rey. Ezequías no imitó la conducta de su padre infiel, sino que observó la Ley de Jehová, que incluía un mandato especial para los reyes: “Cuando [el rey] se siente sobre el trono de su reino, tiene que escribir para sí en un libro una copia de esta ley, de aquella que está a cargo de los sacerdotes, los levitas. Y esta tiene que continuar con él, y él tiene que leer en ella todos los días de su vida, a fin de que aprenda a temer a Jehová su Dios para guardar todas las palabras de esta ley” (Deuteronomio 17:18, 19). Al leer la Palabra de Dios todos los días, aprendería el temor de Jehová y evitaría los errores de su padre impío.
13. ¿Cómo puede estar seguro el cristiano de que, en sentido espiritual, todo lo que haga tenga éxito?
13 No se dijo solo a los reyes de Israel que meditaran constantemente sobre la Palabra de Dios, sino que este era el deber de todos los israelitas piadosos. El primer Salmo describe al hombre verdaderamente feliz como alguien cuyo “deleite está en la ley de Jehová, y día y noche lee en su ley en voz baja” (Salmo 1:1, 2). De tal hombre, el salmista dice: “Todo lo que haga tendrá éxito” (Salmo 1:3). Por el contrario, del que no tiene fe en Jehová Dios la Biblia dice: “Es un hombre indeciso, inconstante en todos sus caminos” (Santiago 1:8). Todos queremos ser felices y tener éxito. La lectura regular y con sentido de la Biblia puede contribuir a nuestra felicidad.
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