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¿Deseamos como Jehová que la gente se salve?Vivamos muy pendientes del día de Jehová
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¿Y si un hermano peca gravemente, no se arrepiente y hay que expulsarlo? Así sucedía en el siglo primero: el cristiano que se volvía pecador y no se arrepentía tenía que ser echado de la congregación. Si esa situación se daba estando aún vivos los apóstoles de Jesús, no es de extrañar que hoy ocurra de vez en cuando. En tales casos, los hermanos leales siguen la norma bíblica de no tener ningún trato con el expulsado. Esta demostración de lealtad a Jehová tal vez lo ayude a darse cuenta de la gravedad de su conducta y lo mueva a arrepentirse. La Biblia habla de un hombre de Corinto que fue expulsado, pero que luego cambió y fue readmitido en la congregación (1 Corintios 5:11-13; 2 Corintios 2:5-8). Cuando esto pasa en la actualidad, ¿cómo nos sentimos, y cómo mostramos interés en que se salve quien ha regresado?
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¿Deseamos como Jehová que la gente se salve?Vivamos muy pendientes del día de Jehová
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En el caso del corintio que ya hemos mencionado, Pablo exhortó a la congregación a perdonarlo, animarlo y expresarle su cariño más sincero: “Esta reprensión dada por la mayoría es suficiente para tal hombre, de modo que [...] deben perdonarlo bondadosamente y consolarlo, para que de un modo u otro tal hombre no sea tragado por hallarse demasiado triste. Por lo tanto, los exhorto a que confirmen su amor para con él” (2 Corintios 2:6-8).
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