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Aspectos sobresalientes del año pasadoAnuario de los testigos de Jehová 2003
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Erupción volcánica en África oriental. Muchos de nuestros hermanos de la República Democrática del Congo, en el este de África, han sufrido el azote de la guerra civil, las enfermedades, la pobreza y el desempleo. Algunos han sido, o siguen siendo, refugiados. A estas aflicciones se sumó la erupción repentina del volcán Nyiragongo, ubicado no muy lejos de la ciudad de Goma. La montaña comenzó a arrojar humo y fuego la mañana del 17 de enero de 2002. Por la noche, la lava que brotaba del volcán avanzaba hacia Goma. Miles de personas atemorizadas huyeron a la cercana ciudad de Gisenyi (Ruanda). Los caminos estaban atestados de gente que cargaba las pocas pertenencias que podía. Gisenyi también corría peligro, pero los hermanos del lugar acondicionaron el Salón del Reino para que sirviera de campo de refugiados para sus compañeros de la República Democrática del Congo; algunos Testigos de Gisenyi ofrecieron de inmediato sus hogares para albergar a quienes huían del volcán.
Un anciano de la localidad dijo: “Cuando vimos lo que sucedía, otros hermanos y yo nos dirigimos deprisa a la carretera principal que une las ciudades de Goma y Gisenyi; llevábamos en la mano revistas La Atalaya y ¡Despertad!, y las sosteníamos en alto. Estaba oscuro, pero nos pusimos en donde pudiéramos ser vistos. Al ver las revistas, los hermanos sabían que éramos Testigos, y los dirigíamos al Salón del Reino, que se había convertido en campo de refugiados. Nos quedamos de pie junto a la carretera hasta las primeras horas de la mañana. Hicimos lo mismo que nuestros hermanos de Goma habían hecho por nosotros unos años atrás: tras la guerra en Ruanda, cientos de miles huimos a Goma, y los hermanos de allí estuvieron día y noche parados al lado de los caminos, sosteniendo en alto las revistas para que pudiéramos reconocerlos y así llevarnos a los campos de refugiados organizados por los Testigos”.
La mayoría de los que huyeron del volcán tuvieron que pasar la noche a la intemperie, entre ellos hermanos que, por el caos o la oscuridad, no vieron a los que exhibían las revistas. Un anciano relata: “Temprano al día siguiente, hermanos y hermanas salieron otra vez con revistas en la mano. Recorrieron toda Gisenyi para que todos pudieran verlos. Así fue como encontraron a los demás hermanos de Goma que no habían visto a los Testigos la noche anterior. La lava seguía avanzando, y nuestro Salón del Reino también corría peligro, así que de inmediato decidimos que otros cinco Salones se usarían como refugios”. Algunos hermanos de las veinticuatro congregaciones de Goma huyeron al interior del país, pero la mayoría —unos dos mil— se refugiaron en Ruanda.
Rápidamente, la sucursal de Kigali (Ruanda) compró comida, medicamentos, mantas y recipientes plásticos para agua, y los envió sin demora a los campos. ¡Qué alegría sintieron los hermanos de Goma cuando, tan solo un día después del siniestro, llegó un camión con suministros de socorro! Hubo muchos comentarios favorables de parte de personas que no eran Testigos. Un hermano oyó decir: “Esta religión es buena. Ellos sí se aman unos a otros”.
Una tercera parte de Goma quedó devastada, y muchos hermanos lo perdieron todo. Pero los Testigos cuyas casas estaban intactas se ofrecieron para alojar a las familias de los hermanos que se habían quedado sin hogar (Rom. 12:12, 13). Después, los hermanos de Ruanda se encargaron de que todos los refugiados regresaran sanos y salvos a Goma. Los Testigos de Europa también ayudaron enviando desde Bélgica dos aviones cargados de suministros.
La erupción del volcán Nyiragongo fue una tragedia. Causó gran cantidad de muertes y daños materiales. Pero los cristianos verdaderos se distinguieron por el amor que se mostraron unos a otros (Juan 13:35).
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[Ilustración de la página 11]
Abajo: este Salón del Reino de Ruanda sirvió de campo de refugiados
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