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Aspectos sobresalientes del año pasadoAnuario de los testigos de Jehová 2011
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MUESTRAS DE AMOR FRATERNAL EN HAITÍ
El 12 de enero de 2010, un fuerte terremoto devastó la capital de Haití, Puerto Príncipe, así como las zonas aledañas. Murieron cientos de miles de habitantes —entre ellos 154 hermanos—, y muchos perdieron sus hogares. Varios miles de Testigos también se quedaron sin techo y un buen número de ellos resultaron gravemente heridos o escaparon por poco.
Veamos el caso de Acloque, quien estaba en su casa cuando ocurrió el terremoto. Las paredes se pandearon y los bloques empezaron a caer como fichas de dominó, y Acloque quedó atrapado entre el suelo y el techo derrumbado. Con todo, no resultó herido de gravedad. En medio de la oscuridad se puso a tocar lo que había a su alrededor. “Di con un balde de agua —recuerda—. Como no podía moverlo, mojaba mis dedos para humedecerme los labios con unas gotitas. También encontré una piedra para dar golpes con la intención de que alguien escuchara y se diera cuenta de que yo estaba allí.” Acloque comenzó a pedir ayuda en oración y siguió esperando sin dejar de hacer ruido con la piedra.
“No tenía reloj, así que perdí la noción de la hora —prosigue—. Al principio lloraba y le suplicaba a Jehová que me salvara, pero conforme el tiempo pasó, mis oraciones cambiaron. Empecé a decir: ‘Yo sé que me resucitarás, pero todavía estoy joven. Si no muero, podría seguir sirviéndote’.”
Poco a poco, Acloque sintió que su vida se consumía, hasta que no tuvo fuerzas ni para seguir dando golpes con la piedra. Entonces se desmayó.
Cuando recobró el conocimiento, se dio cuenta de que unos hermanos rescatistas estaban tratando de encontrarlo. Él cuenta: “De pronto cayó un pedazo de hormigón junto a mi pierna. Pensé que en el siguiente intento de los hermanos recibiría un golpe en la rodilla, así que me estiré hasta un boquete en plena oscuridad y me agarré del brazo de uno de los rescatistas”. Al poco rato salió Acloque, quien había permanecido cuatro días bajo los escombros.
SE PRESTA AYUDA CON PRONTITUD
No habían pasado ni veinticuatro horas del terremoto cuando llegó de la sucursal de la República Dominicana el primer doctor Testigo. Después, más hermanos que participarían en dar ayuda médica y efectuar labores de socorro siguieron llegando con productos donados. Rápidamente se instaló un hospital de campaña en el terreno de la sucursal, donde más de mil hermanos y otras personas recibieron atención médica.
Entre los pacientes había dos muchachas que perdieron el brazo derecho. Mylène, una voluntaria que ayuda en la sucursal, recuerda: “Al igual que otros solteros que perdieron alguna extremidad, a ellas les preocupaba la posibilidad de no casarse ni tener hijos”. Así pues, Mylène las puso en contacto con una Testigo que conoció en Francia para que les diera ánimo. Dicha hermana, que de niña perdió un brazo en un accidente automovilístico, les envió por correo electrónico unas fotos de ella junto con su esposo y sus dos hermosos hijos. Las dos jóvenes, quienes se están adaptando a sus nuevas circunstancias, sintieron un gran alivio cuando vieron aquellas fotografías.
Además de comida, ropa y medicamentos, los damnificados necesitaban viviendas urgentemente. Nuestros hermanos voluntarios de Haití y del extranjero diseñaron y construyeron más de mil setecientas casas temporales a fin de brindar seguridad y proteger de la lluvia a las familias cristianas que se quedaron sin hogar. Para junio, los equipos de socorro habían empezado a hacer Salones del Reino provisionales, y en julio se obtuvieron los primeros permisos de las autoridades para construir salones permanentes.
ALIVIO FÍSICO, EMOCIONAL Y ESPIRITUAL
En marzo, un médico Testigo especializado en el tratamiento del trastorno de estrés postraumático se reunió con los ancianos de las 115 congregaciones afectadas. Les dio sugerencias prácticas para suministrar ayuda espiritual a los hermanos que hubieran quedado traumatizados. Posteriormente atendió de forma individual a más de cien Testigos que necesitaban terapia.
David Splane, un miembro del Cuerpo Gobernante que sabe francés, viajó a Haití poco después del terremoto para dar ánimo y consuelo a los hermanos. Pronunció un discurso en una asamblea de circuito y se reunió con la familia Betel, los misioneros y los superintendentes de circuito. Todos agradecieron de corazón su interés amoroso y el cuidado tierno del Cuerpo Gobernante.
Por otra parte, pese a los obstáculos aparentemente insuperables, la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en criollo haitiano se completó, se imprimió y llegó a la sucursal justo a tiempo. Se recibió apenas unas horas antes de que fuera presentada en la asamblea de distrito que se celebró en julio. Durante la vertiginosa cadena de acontecimientos que tuvieron lugar en 2010 —desde que empezaron las labores de socorro hasta la fecha—, todos los implicados han visto y experimentado la constante guía de Jehová, así como su apoyo en asuntos grandes y pequeños. Vez tras vez llegaban las provisiones, los medios de transporte y el personal necesarios en el momento más oportuno y de maneras demasiado precisas como para ser simples coincidencias. Un misionero de mucha experiencia comentó: “Había que estar aquí para ver la clara manifestación de la mano de Jehová”.
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[Ilustraciones de la página 33]
Poco después del terremoto llegaron Testigos para dar ayuda médica
[Ilustraciones de la página 33]
Testigos voluntarios de Haití y del extranjero diseñaron y construyeron más de mil setecientas viviendas temporales
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