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Ayuda a las víctimas de la tragedia de Ruanda¡Despertad! 1994 | 22 de diciembre
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La sucursal zaireña de los testigos de Jehová comunicó a sus hermanos franceses que precisaban provisiones de auxilio. “Les solicitamos un contenedor con ropa usada —señala la sucursal de Zaire—, pero los hermanos de Francia nos enviaron cinco contenedores llenos de ropa y calzado, en su mayoría géneros nuevos.” Estas 65 toneladas se enviaron el 11 de junio. La sucursal de Kenia también mandó a los refugiados ropa, medicinas y revistas La Atalaya en su idioma.
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Ayuda a las víctimas de la tragedia de Ruanda¡Despertad! 1994 | 22 de diciembre
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Uno de los testigos de Jehová que colaboraron en la misión de socorro que envió Francia describe el panorama que halló su delegación el 30 de julio:
“Nos vimos ante escenas horripilantes. Kilómetros y kilómetros de caminos flanqueados de cadáveres. Fosas comunes repletas de miles de muertos. Al pasar entre el hervidero de gente, se respiraba un olor fétido insoportable, mientras los niños jugaban junto a los difuntos. Había cadáveres de padres que llevaban a sus hijos aún vivos colgados a la espalda. Estas escenas, que se repetían incesantemente, causaban un profundo impacto. Te sientes abrumado por la impotencia, y no puedes menos que conmoverte ante un horror y una desolación de tal calibre.”
A mediados de julio, cuando llegaron a Zaire decenas de miles de refugiados, los Testigos zaireños acudieron a la frontera y exhibieron las publicaciones bíblicas para que los identificaran sus hermanos cristianos y los simpatizantes. Se reunió a los refugiados ruandeses que eran Testigos y se les llevó al Salón del Reino de la cercana Goma, donde recibieron cuidados. Hubo Testigos con formación médica que se desvivieron por paliar las incomodidades de los enfermos, a pesar de la carencia de medicinas e instalaciones adecuadas.
Ayuda rápida para paliar el sufrimiento
El viernes 22 de julio, los testigos de Jehová de Francia recibieron un fax de África que pedía ayuda urgente. Explicaba con detalle las calamidades que padecían los hermanos cristianos que huían de Ruanda. A los cinco o diez minutos de llegar el memorando, se decidió llenar un avión de carga con provisiones humanitarias. Como consecuencia, durante el fin de semana hubo que hacer muchos preparativos, una labor que revistió un carácter extraordinario, sobre todo si se tiene en cuenta que nunca habían organizado una operación de auxilio con tan poca antelación.
Al plantearse la necesidad de fondos de socorro, la reacción fue magnífica. Tan solo en Bélgica, Francia y Suiza, los Testigos contribuyeron más de 1.600.000 dólares (E.U.A.). Una vez obtenidas las provisiones humanitarias, que comprendían alimentos, medicinas y equipo de supervivencia, se empaquetaron y etiquetaron en las instalaciones de los testigos de Jehová de Louviers (Francia) y de Bruselas (Bélgica). Se trabajó día y noche para preparar la remesa y enviarla a Ostende (Bélgica). El miércoles 27 de julio se embarcaron 35 toneladas en un reactor de carga del aeropuerto de esta ciudad. Al día siguiente se envió un cargamento mayor, compuesto principalmente de suministros médicos. El sábado, dos días después, se envió otro avión con más suministros médicos para las víctimas.
Algunos Testigos franceses, entre ellos un médico, viajaron a Goma antes de hacerse el envío principal. El lunes 25 de julio, a la llegada del Dr. Henri Tallet a la capital, ya habían fallecido de cólera unos veinte Testigos, y siguieron produciéndose muertes día tras día. Como el envío tuvo que realizarse vía Bujumbura (Burundi), que está a unos 250 kilómetros de Goma, no se recibió hasta la mañana del viernes 29 de julio.
Lucha contra las enfermedades
Entretanto, 1.600 Testigos y simpatizantes se apiñaban en los terrenos del pequeño Salón del Reino de la ciudad de Goma. No tenían más que un retrete, carecían de agua y había muy poca comida. Las decenas de infectados de cólera se hacinaban en el Salón del Reino. La cantidad de muertos iba en rápido ascenso.
El cólera deshidrata por completo al enfermo. Los ojos se tornan vidriosos y acaban volviéndose hacia arriba. Si se empieza a tiempo la terapia de rehidratación, el paciente puede recuperarse al cabo de dos días. Por esta razón, se hizo todo lo posible por rehidratar a los hermanos con los escasos medicamentos de que se disponía.
Por otra parte, se trató de aislar a los infectados para que no contagiaran a los demás. Procuraron trasladar a los refugiados lejos de las terribles condiciones de Goma. Se halló un lugar adecuado cerca del lago Kivu, lejos del polvo y del intenso hedor de los cadáveres.
Se cavaron letrinas y se fijaron estrictas normas higiénicas, entre ellas lavarse las manos en una palangana con una solución de lejía (blanqueador) y agua cada vez que se hacía uso del retrete. Se hizo resaltar la trascendencia de estas medidas, de modo que los refugiados accedieron a cumplirlas. No tardó en remitir el ataque de esta enfermedad mortífera.
Tras recibir el envío de provisiones de socorro el viernes 29 de julio, se instaló un pequeño hospital en el Salón del Reino de la ciudad de Goma. Se prepararon unos sesenta catres de tijera y una depuradora de agua. Además, se entregaron tiendas de campaña a los Testigos que se hallaban a orillas del lago Kivu. En poco tiempo montaron 50 tiendas dispuestas en filas ordenadas.
En un momento dado, llegó a haber un total de 150 enfermos graves, entre Testigos y simpatizantes. De estos, más de cuarenta habían muerto en Goma para la primera semana de agosto. Pero los suministros médicos y la ayuda sanitaria llegaron a tiempo para salvar muchas vidas y remediar buena parte de los sufrimientos.
Un pueblo lleno de espiritualidad y gratitud
Los refugiados Testigos han quedado sumamente agradecidos por todo lo que se ha hecho por ellos. Les ha conmovido el amor de sus hermanos cristianos del extranjero y la prueba palpable de que pertenecen a una auténtica hermandad internacional.
A pesar de las dificultades, los refugiados conservan la espiritualidad. De hecho, un testigo presencial comentó: “Aunque tienen graves carencias de todo tipo, parece preocuparles más el alimento espiritual que la ayuda material”. Atendiendo a sus peticiones, se enviaron a los campos de refugiados 5.000 ejemplares del libro para el estudio de la Biblia Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra en kinyarwanda, uno de los idiomas ruandeses.b
Los refugiados analizaban todos los días un texto bíblico, y celebraban reuniones de congregación. Por otro lado, se tomaron medidas para que los niños asistieran a clases escolares, en las que los maestros inculcaban normas higiénicas, insistiendo en que tenían que seguirlas para sobrevivir.
Se requiere atención continua
Se localizó a centenares de refugiados Testigos en otros lugares aparte de Goma, tales como Rutshuru. Estos hermanos recibieron cuidados semejantes a los anteriores. El 31 de julio una delegación de siete Testigos embarcó en Goma en un avión que se dirigía al sur, con destino a Bukavu, donde estaban refugiados unos cuatrocientos cincuenta Testigos, muchos de ellos también de Burundi. Ante el brote de cólera que se había producido, se ayudó a los hermanos a evitar en lo posible las muertes.
Al día siguiente, la delegación recorrió casi 150 kilómetros de carretera para llegar a Uvira (Zaire), y de camino encontraron a unos mil seiscientos Testigos de siete poblaciones de Ruanda y Burundi, a quienes explicaron cómo prevenir la enfermedad. Como indica un informe basado en los comentarios de la delegación, “lo que se ha hecho hasta ahora no es más que el comienzo, y las 4.700 personas que reciben nuestra ayuda van a seguir necesitándola durante bastantes meses”.
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