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Algo que ninguna tormenta pudo llevarse¡Despertad! 2003 | 8 de agosto
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A continuación, la cuadrilla pasó a ayudar a los vecinos. El dueño de un restaurante que está frente al salón quedó muy agradecido cuando los Testigos quitaron todo el lodo y los escombros del sótano y de la planta baja de su local.
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Algo que ninguna tormenta pudo llevarse¡Despertad! 2003 | 8 de agosto
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Frank y Elfriede, un matrimonio de Testigos, trabajaron junto a sus vecinos durante los días previos a las inundaciones, llenando y amontonando sacos de arena para reforzar las orillas del río. Cuando las aguas bajaron, Frank y Elfriede visitaron a los damnificados para llevarles alimentos y consolarlos. Frank recuerda: “Una señora que visitamos no podía creer que, sin conocerla, le lleváramos comida y no se la cobrásemos. Nos dijo que ningún miembro de su Iglesia la había visitado y que la organización que le había llevado alimentos se los había cobrado todas las veces. La gente estaba asombrada de ver a los testigos de Jehová con comida caliente en lugar de con publicaciones bíblicas”.
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Algo que ninguna tormenta pudo llevarse¡Despertad! 2003 | 8 de agosto
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También se hizo todo lo posible por ayudar a muchos no Testigos. Por ejemplo, a una mujer le conmovió en gran manera que un testigo de Jehová fuera a su casa a las 7.30 de la mañana y le preguntara si necesitaba ayuda. La señora tuvo que ser evacuada, pues las aguas ya estaban inundando su hogar. Pero cuando regresó, encontró una nota de los Testigos en la verja del jardín que decía: “Si necesita ayuda, díganoslo enseguida”. Lo hizo, y ellos la ayudaron a limpiar de lodo y escombros tanto su casa como su terreno.
Un grupo de 100 Testigos se desplazaron al municipio de Au para ayudar a los Testigos locales y sus vecinos. Los encargados del grupo fueron de puerta en puerta preguntando a las personas si necesitaban algo. La gente quedaba atónita al ver llegar a los Testigos con equipo para retirar el agua y para limpiar, como bombas, escobas y palas. Lo que a los residentes les habría tomado una semana se terminó en cuestión de horas. La gente se quedaba mirando con lágrimas en los ojos.
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Algo que ninguna tormenta pudo llevarse¡Despertad! 2003 | 8 de agosto
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Una mujer dijo: “Me habría gustado que mi Iglesia hubiese brindado ayuda como lo han hecho ustedes, los Testigos”. Y otra señora, que fue rescatada por los Testigos, declaró: “Gracias a los testigos de Jehová no estamos muertos. Ellos nos demostraron su amor, arriesgando la vida por rescatarnos cuando nuestra casa quedó inundada”.
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