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  • ¿Qué contestaría Jesús?
    La Atalaya 2012 | 1 de mayo
    • ¿Qué contestaría Jesús?

      ¿Está bien mezclar religión y política? Muchos creyentes sinceros piensan que sí, que la religión no solo puede intervenir en política, sino que debe hacerlo para ayudar a resolver los problemas de la humanidad. Sin embargo, otros piensan que es mejor mantener la religión y la política separadas. ¿Qué piensa usted? ¿Deberían sumar fuerzas?

      JESUCRISTO es para muchos “la figura religiosa [...] más influyente en la historia de la humanidad”. ¿Qué cree usted que diría él si le preguntaran su opinión sobre combinar religión y política? ¿Sabía que él ya contestó esa pregunta cuando estuvo en la Tierra? Es más, probó lo que pensaba con hechos. En su famoso Sermón del Monte, por citar un caso, dio una serie de pautas que permiten determinar hasta qué grado deben intervenir sus seguidores en los asuntos de su comunidad. Analicemos algunas de tales pautas.

      Deben influir en la vida de otros

      Jesús explicó cuál debía ser la actitud de sus seguidores respecto al mundo cuando dijo: “Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal pierde su fuerza, ¿cómo se le restaurará su salinidad? Ya no sirve para nada, sino para echarla fuera para que los hombres la huellen. Ustedes son la luz del mundo. [...] Así mismo resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres, para que ellos vean sus obras excelentes y den gloria al Padre de ustedes que está en los cielos” (Mateo 5:13-16). ¿Por qué comparó Jesús a sus discípulos con la sal y la luz?

      Para empezar, no dijo que sus seguidores tenían que ser la sal y la luz para unas pocas personas. Al contrario, dio a entender que tenían que ser la sal de toda la humanidad y dar luz a todo el que quisiera conocer a Dios. Así pues, es obvio que Jesús no quería que sus seguidores se aislaran de la sociedad.

      Al fin y al cabo, ¿cómo va la sal a conservar los alimentos si no está en contacto con ellos? ¿O cómo va una lámpara a iluminar un sitio oscuro si no está ahí? Por eso, Jesús nunca mandó a sus discípulos que se mudaran a un apartado rincón del planeta y formaran allí su propia comunidad. Tampoco los animó a vivir encerrados en un recinto religioso. Para cumplir su función, la sal tiene que estar en contacto con los alimentos y la luz debe estar rodeada de oscuridad. De igual modo, los cristianos tienen que estar en contacto con los demás para poder influir positivamente en sus vidas.

      “No son parte del mundo”

      Claro, lo que dijo Jesús hace que algunos se planteen cuál debería ser la actitud de los cristianos hacia la política. ¿Por qué? Porque poco antes de morir, mientras oraba por sus discípulos, Jesús le pidió a Dios: “Te solicito, no que los saques del mundo, sino que los vigiles a causa del inicuo. Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo” (Juan 17:15, 16). Entonces, ¿cómo iban los cristianos a influir positivamente en la vida de otros y, al mismo tiempo, no ser parte del mundo? Para obtener la respuesta, antes hay que contestar otras tres preguntas:

      • ¿Qué opinión tenía Jesús de la política?

      • ¿Qué deben hacer los cristianos de hoy?

      • ¿Qué efecto tienen las enseñanzas cristianas en la comunidad?

      [Comentario de la página 4]

      Jesús no quería que sus seguidores se aislaran de la sociedad

  • ¿Qué opinión tenía Jesús de la política?
    La Atalaya 2012 | 1 de mayo
    • ¿Qué opinión tenía Jesús de la política?

      EN LOS Evangelios se narran varios episodios del ministerio de Jesús que nos aclaran su opinión respecto a la política. Por ejemplo, cuando tenía unos 30 años y acababa de bautizarse, el Diablo le ofreció ser el gobernante de la humanidad. Más tarde, una muchedumbre quiso hacerlo rey. Y tiempo después quisieron convertirlo en un activista político. ¿Cómo reaccionó él en cada caso?

      Gobernante de la humanidad. Según los relatos de los evangelistas, el Diablo le ofreció a Jesús gobernar sobre “todos los reinos del mundo”. ¿Se imagina todo lo que Jesús podría haber hecho por los seres humanos si hubiera aceptado ese puesto? ¿Habría dejado escapar semejante oportunidad si hubiera creído que con la política podía lograr algo? Curiosamente, él rechazó la oferta (Mateo 4:8-11).

      Rey. En tiempos de Jesús, muchos ansiaban encontrar a alguien que pudiera poner fin a la inestabilidad política y económica. Impresionados por todo lo que Jesús era capaz de hacer, quisieron que entrara en la carrera política. ¿Qué hizo él? El evangelista Juan escribió: “Sabiendo que estaban a punto de venir y prenderlo para hacerlo rey, se retiró otra vez a la montaña, él solo” (Juan 6:10-15). De nuevo, se negó a intervenir en política.

      Activista político. Algo parecido ocurrió días antes de que Jesús muriera. Un grupo formado por discípulos de los fariseos y por miembros del partido de los herodianos lo abordaron. Los primeros estaban a favor de independizarse del Imperio romano, mientras que los segundos eran más tolerantes con el dominio extranjero. Tratando de obligarlo a tomar partido, le preguntaron si los judíos debían pagar impuestos a Roma.

      Marcos registra la respuesta de Cristo: “‘¿Por qué me ponen a prueba? Tráiganme un denario para verlo’. Trajeron uno. Y él les dijo: ‘¿De quién es esta imagen e inscripción?’. Ellos le dijeron: ‘De César’. Jesús entonces dijo: ‘Paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios’” (Marcos 12:13-17). A propósito de esta respuesta, el libro Teología Moral dice: “Él era en verdad el Mesías, pero no el tipo de ‘mesías político’ que ellos [los judíos] se habían ideado. [...] Jesús enseña una doctrina que distingue y separa la religión de la política”.

      ¿Significa eso que Cristo era indiferente ante la pobreza, la corrupción y el sufrimiento? Al contrario, la Biblia dice que le dolía ver el penoso estado de la gente (Marcos 6:33, 34). Aun así, no emprendió una campaña para acabar con las injusticias del mundo, ni siquiera cuando insistieron en que se implicara activamente en las controversias de aquel tiempo.

      Estos tres ejemplos demuestran que Jesús siempre se negó a participar en la política. ¿Y los cristianos de hoy? ¿Cuál debe ser su postura?

  • ¿Qué deben hacer los cristianos de hoy?
    La Atalaya 2012 | 1 de mayo
    • ¿Qué deben hacer los cristianos de hoy?

      LOS cristianos verdaderos siguen el modelo de Jesús y no intervienen en política. Jesús fue claro cuando afirmó: “Yo no soy parte del mundo”. A sus discípulos les dijo: “Ustedes no son parte del mundo” (Juan 15:19; 17:14). Pues bien, ¿por qué los cristianos no deben mezclarse en política?

      1. El poder del hombre es limitado. La Biblia explica que el ser humano no tiene ni la capacidad ni el derecho de gobernarse a sí mismo. En palabras del profeta Jeremías, “no pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso” (Jeremías 10:23).

      Tal como el ser humano no fue creado con la capacidad de volar, tampoco fue creado con la capacidad de gobernar con éxito. El historiador David Fromkin reconoce las limitaciones de los gobiernos y declara: “Los gobiernos están compuestos por seres humanos y, dado que pueden equivocarse, sus perspectivas de éxito son inciertas. Tienen poder, pero limitado” (The Question of Government [La cuestión del gobierno]). ¡Con razón la Biblia nos aconseja que no depositemos nuestra confianza en el ser humano! (Salmo 146:3.)

      2. Los espíritus malvados trabajan en las sombras. Cuando Satanás le ofreció todos los gobiernos del mundo a Jesús, este no negó que él pudiera hacerle semejante oferta. De hecho, en otra ocasión, Jesús identificó al Diablo como “el gobernante del mundo”. Y años después, el apóstol Pablo lo llamó “el dios de este sistema de cosas” (Juan 14:30; 2 Corintios 4:4). En una carta a sus hermanos cristianos, Pablo escribió: “Tenemos una lucha [...] contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales” (Efesios 6:12). Así pues, los verdaderos gobernantes del mundo son en realidad espíritus malvados que trabajan en las sombras. ¿Cómo debe influir esto en la visión de los cristianos sobre la política?

      Ilustrémoslo con un ejemplo. Los sistemas políticos humanos son como pequeños botes arrastrados por una poderosa corriente: los espíritus malvados. Al igual que los marineros de esos botes no pueden evitar que la corriente se los lleve, los políticos tampoco pueden hacer mucho contra la poderosa influencia de esos malvados espíritus. Este ejército demoníaco está resuelto a corromper sin remedio a los seres humanos y causarles el mayor daño posible (Revelación [Apocalipsis] 12:12). Por tanto, solo alguien mucho más poderoso que Satanás y sus demonios puede cambiar las cosas. ¿Quién? Jehová Dios (Salmo 83:18; Jeremías 10:7, 10).

      3. Los cristianos verdaderos solo son partidarios del Reino de Dios. Jesús y sus discípulos sabían que, al debido tiempo, Dios establecería un gobierno en el cielo que regiría sobre toda la Tierra: el Reino de Dios. La Biblia dice que Jehová nombró Rey de este Reino a Jesucristo (Revelación 11:15). Consciente de que este gobierno actuaría sobre toda la humanidad, Jesús hizo que su ministerio girara alrededor de “las buenas nuevas del reino de Dios” (Lucas 4:43). También enseñó a sus discípulos a pedir en sus oraciones: “Venga tu reino”. ¿Por qué? Porque bajo ese Reino, la voluntad de Dios se hará en la Tierra como ya se está haciendo en el cielo (Mateo 6:9, 10).

      Entonces, ¿qué les ocurrirá a los gobiernos humanos? La Biblia explica que los sistemas políticos “de toda la tierra habitada” serán destruidos (Revelación 16:14; 19:19-21). Por eso, nadie que crea que el Reino de Dios pondrá fin a los gobiernos humanos va a depositar su confianza en ningún sistema político. Es más, si diera su apoyo a alguno sabiendo que todos están condenados a la destrucción, en realidad estaría poniéndose de parte de los enemigos de Dios.

      Ahora bien, dado que los cristianos verdaderos no intervienen en política, ¿significa eso que no les interesa contribuir al bienestar de la comunidad en la que viven? Esta pregunta se responderá en el siguiente artículo.

      [Comentario de la página 7]

      Los testigos de Jehová no promueven reformas políticas porque apoyan el Reino de Dios

  • ¿Qué efecto tienen las enseñanzas cristianas en la comunidad?
    La Atalaya 2012 | 1 de mayo
    • ¿Qué efecto tienen las enseñanzas cristianas en la comunidad?

      HASTA ahora hemos visto que los cristianos verdaderos no se meten en política. Entonces, ¿cómo demuestran que están interesados en contribuir al bienestar de su comunidad? Entre otras cosas, obedeciendo el mandato de Jesús: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado” (Mateo 28:19, 20).

      Es interesante destacar que existe una relación entre este mandato de hacer discípulos y la instrucción de ser la sal y la luz del mundo (Mateo 5:13, 14). ¿Cuál es esa relación? ¿Y qué efecto tiene en la gente la obra de hacer discípulos?

      El mensaje de Cristo conserva e ilumina

      La sal se distingue por sus propiedades conservantes, igual que el mensaje que proclaman los cristianos a gente de todas las naciones. Quienes escuchan y ponen en práctica las enseñanzas de Jesús se protegen del deterioro moral tan característico de nuestros días. Por un lado, evitan prácticas que dañan la salud —como fumar⁠—, y por otro, se esfuerzan por vivir en paz y cultivar amor, paciencia y bondad, entre otras cualidades (Gálatas 5:22, 23). Sin duda, todo esto los convierte en miembros valiosos para la sociedad. ¿No cree que, dando a conocer este mensaje, los cristianos hacen una valiosa aportación al bienestar de la comunidad entera?

      Pero ¿qué tiene que ver su mensaje con la luz? Bueno, tal como la Luna refleja la luz del Sol, los cristianos reflejan la “luz” de Jehová mediante el iluminador mensaje que predican y su buena conducta (1 Pedro 2:12).

      Jesús subrayó todavía más la similitud entre la luz y el modo de vida de sus discípulos al añadir: “No se enciende una lámpara y se pone debajo de la cesta de medir, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así mismo resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres”. La predicación y la buena conducta de los cristianos verdaderos deben ser visibles a toda la gente, como la luz que emite una lámpara colocada en alto. De este modo, quienes vean sus buenas obras no honrarán a los cristianos, sino que, como dijo Jesús, darán gloria a Dios (Mateo 5:14-16).

      Responsabilidad de grupo

      ¿En quiénes estaba pensando Jesús cuando dijo “ustedes son la luz del mundo” y “resplandezca la luz de ustedes”? Tuvo que referirse a todos sus seguidores, pues la comisión que les dejó no podían llevarla a cabo unos pocos discípulos esparcidos por diferentes religiones. Por tanto, todos los creyentes deben reflejar esa “luz”. Unos siete millones de testigos de Jehová en más de doscientos treinta países y territorios están convencidos de que todos son responsables de llevar a sus vecinos el mensaje que Cristo encomendó a sus seguidores.

      ¿Y cuál es el tema del mensaje que predican? Jesús no les encargó que predicaran reformas sociales o políticas, ni la unión entre Iglesia y Estado, ni ninguna otra ideología de este tipo. Él dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones” (Mateo 24:14). Y eso es lo que proclaman los cristianos verdaderos de la actualidad. De acuerdo con el mandato de Jesús, predican que el único gobierno capaz de poner fin al malvado dominio de Satanás y construir una sociedad justa es el Reino de Dios.

      Ahora bien, en los Evangelios se aprecian dos características importantes del ministerio de Jesús. En el próximo artículo se explica cuáles son y cómo influyen en la obra que llevan a cabo actualmente los cristianos verdaderos.

  • Buenos cristianos y buenos ciudadanos
    La Atalaya 2012 | 1 de mayo
    • Buenos cristianos y buenos ciudadanos

      ¿CUÁLES fueron dos características importantes del ministerio de Jesús? En primer lugar, Jesús se esforzó por cambiar a las personas, no las instituciones políticas. Pongamos por caso algo que recalcó durante su Sermón del Monte. Poco antes de llamar a sus discípulos la sal y la luz del mundo, explicó a sus oyentes que quienes “tienen conciencia de su necesidad espiritual” son felices. Y no solo ellos, sino también “los de genio apacible”, “los de corazón puro” y “los pacíficos” (Mateo 5:1-11). Jesús quería que sus seguidores comprendieran dos cosas: que debían adaptar su forma de ser a las normas divinas sobre el bien y el mal, y que debían servir a Dios sin reservas.

      En segundo lugar, Jesús se compadeció de las personas que sufrían y se sintió motivado a aliviarlas. Con todo, no encabezó una campaña para erradicar el sufrimiento del mundo (Mateo 20:30-34). Es cierto que curó enfermos, pero las enfermedades no desaparecieron (Lucas 6:17-19). También consoló a los maltratados, pero las injusticias no cesaron. Hasta alimentó a los hambrientos, pero el hambre siguió plagando a la humanidad (Marcos 6:41-44).

      Cambian a las personas y alivian sus penas

      ¿Por qué se centró Jesús en cambiar el corazón de las personas y en aliviar sus penas? ¿Por qué no se concentró en cambiar las instituciones y en acabar de una vez por todas con el sufrimiento? Porque sabía que de esto se encargaría Dios en el futuro mediante su Reino (Lucas 4:43; 8:1). De ahí que, en una ocasión en que sus discípulos quisieron que dedicara más tiempo a curar a los enfermos, él les dijera: “Vamos a otra parte, a las villas cercanas, para que predique también allí, porque con este propósito he salido” (Marcos 1:32-38). En efecto, aunque Jesús también aliviaba el sufrimiento físico, su prioridad era predicar y enseñar la verdad acerca de Dios.

      En la actualidad, los testigos de Jehová imitan a Jesús realizando esa misma obra de educación bíblica. También hacen lo posible por aliviar el sufrimiento del prójimo ayudando de forma práctica a quienes saben que lo necesitan. Sin embargo, no emprenden iniciativas destinadas a erradicar las injusticias del mundo y acabar con toda causa de sufrimiento, pues están convencidos de que eso lo hará el Reino de Dios (Mateo 6:10). Más bien, adoptan una actitud realista como la de Jesús: tratan de cambiar a las personas, no las instituciones políticas. Y es que los principales problemas del hombre no son de carácter político, sino moral.

      Buenos ciudadanos

      Los testigos de Jehová creen que ser buenos cristianos también implica ser buenos ciudadanos. Por eso, honran y respetan a las autoridades, y a través de sus publicaciones y su predicación animan a los demás a hacer lo mismo. Eso sí, cuando los gobiernos exigen algo que Dios no acepta, los Testigos no transigen en sus principios. Optan por “obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres” (Hechos 5:29; Romanos 13:1-7).

      Además, van de casa en casa ofreciendo clases gratuitas de la Biblia a sus vecinos. Así, mediante esta campaña educativa han llegado al corazón de millones de personas y las han motivado a cambiar. Cada año, cientos de miles de personas abandonan la promiscuidad sexual y vicios como el tabaco, la bebida, las drogas y las apuestas. Todos ellos se han convertido en ciudadanos responsables y con valores morales gracias a que han puesto en práctica los principios bíblicos (lea el artículo “La Biblia les cambió la vida”, en la página 18 de esta revista).

      Esta instrucción bíblica también fortalece los vínculos familiares. Por un lado, fomenta el respeto en la familia, y por otro, mejora la comunicación entre cónyuges, entre padres e hijos y entre hermanos. Y familias fuertes y estables crean comunidades fuertes y estables.

      Tras leer esta serie de artículos, ¿a qué conclusión ha llegado usted? ¿Aprueba la Biblia que la religión se mezcle con la política? La respuesta es clara: no. Aun así, los cristianos verdaderos deben ser buenos ciudadanos. ¿Cómo? Siendo la sal y la luz del mundo, como mandó Jesús.

      Quienes siguen las instrucciones de Cristo se benefician a sí mismos, a sus familias y, en último término, a las comunidades donde viven. Si usted desea saber más acerca de cómo funciona este programa de educación bíblica en su comunidad, lo animamos a ponerse en contacto con los testigos de Jehová de su zona.a

      [Nota]

      a También puede comunicarse con ellos a través de www.watchtower.org/s.

      [Comentario de la página 10]

      Jesús se esforzó por cambiar a las personas, no las instituciones políticas

      [Comentario de la página 11]

      Los testigos de Jehová creen que ser buenos cristianos también implica ser buenos ciudadanos

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