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¿Debo cambiar de religión?La Atalaya 1988 | 1 de junio
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¿Debo cambiar de religión?
EL AVIÓN acababa de despegar del Aeropuerto Naha, en Okinawa, con 101 pasajeros a bordo. De súbito, el piloto notó que tres aviones de reconocimiento metereológicos se dirigían hacia él y era inminente un choque. Rápidamente, el piloto se desvió hacia la izquierda y evitó la colisión, salvando así su vida y la de sus pasajeros. Ese relato, dado en un periódico del norte de Japón, ilustra bien que a veces es necesario cambiar drásticamente de dirección si se quiere salvar vidas.
Sin embargo, muchas personas creen que el cambiar de religión es un asunto diferente. Entran en juego profundos temores. Hay el temor de emprender un camino poco conocido. La Sra. Tachi, quien estudió la Biblia con los testigos de Jehová, se expresó así: “Conozco a muchas personas que dudan de la religión y no aceptan bien su énfasis en el dinero. Pero todo lo que hemos conocido y visto desde jóvenes son fiestas y costumbres religiosas. No pensamos mucho en el significado espiritual del hoji [el servicio conmemorativo periódico de los budistas relativo a un difunto]. Más que otra cosa, el hoji es para nosotros una ocasión de alegría que compartimos con parientes y vecinos. Me asustaba la idea de abandonar todo aquello, o peor aún, de ser echada del círculo familiar”. Es probable que gente de su localidad piense lo mismo sobre la religión.
Hay otros temores. En muchos lugares la gente teme alguna forma de represalia divina si cambia de religión. Los parientes de una señora que empezó a estudiar la Biblia en Japón le dijeron que sus problemas de salud y familiares se debían a que había “descuidado a sus antepasados” y se había atraído su cólera por estudiar una “religión extranjera”.
Otro factor que hace vacilar a la gente respecto a cambiar de religión es el temor de desagradar a su cónyuge o a sus padres. En muchos países orientales, donde la lealtad a los padres y a la familia se considera muy importante, por lo general se espera que la joven que se vincula con la familia de su esposo por el matrimonio apoye el punto de vista religioso de esa familia. Hasta cuando el matrimonio no es muy religioso, se considera muy importante mantener una buena relación con la familia y no alterar la situación religiosa. Un matrimonio joven dejó de estudiar la Biblia por la intensa presión que recibió tras de una “conferencia de familia”. “Básicamente, nos dominó el temor al hombre —explica el esposo, quien después reanudó sus estudios bíblicos—, creíamos que teníamos que obedecer los deseos de nuestros padres, y no queríamos herirlos cambiando de religión.”
Esto nos lleva a otra razón por la cual muchos temen cambiar de religión: a nadie le gusta que lo señalen como diferente de los demás. En la familia ya mencionada, una de las razones que dieron los padres para que el matrimonio joven dejara de estudiar la Biblia fue que no querían que otros vieran a sus hijos como gente extraña o que los aislaran de las actividades de la comunidad.
Como se ve, hay profundos temores implicados en el asunto de si se debe cambiar de religión. Por eso muchos adoptan esta actitud filosófica: en verdad no importa qué religión uno tenga, pues, ¿no son todas las religiones solo diferentes caminos que llevan a Dios? En lo que toca a religión son como los tres monos proverbiales: no ven ningún mal ni oyen ningún mal ni hablan ningún mal.
Pero hay quienes han cambiado de religión. ¿Por qué? Para algunos fue un asunto simple de unirse a otra religión que prometía salud inmediata o beneficios financieros, mientras les permitía retener sus ideas y prácticas religiosas tradicionales. Pero para otros la experiencia ha sido un cambio verdadero y completo. Sin embargo, usted quizás se pregunte: ‘¿Habrá en verdad suficientes razones para que yo cambie de religión? ¿Por qué han estado dispuestos a cambiar algunos? ¿Pudiera tener verdadero efecto en mi vida un cambio?’. Para la respuesta, sírvase examinar el artículo siguiente.
[Fotografía en la página 3]
¿Por qué se apega la gente a sus costumbres religiosas tradicionales?
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Lo que ha llevado a algunos a cambiar de religiónLa Atalaya 1988 | 1 de junio
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Lo que ha llevado a algunos a cambiar de religión
CIERTAMENTE tiene que haber buenas razones para que alguien dé un paso tan drástico como el de cambiar de religión. Los beneficios tendrían que ser mayores que las desventajas.
¿Cree que sería buena razón para ese paso el llegar a conocer a su Creador y emprender una relación con él? Esa ha sido la razón de muchos. Si se busca una relación con alguien, es importante conocer bien a esa persona. Por ejemplo, puede que un niñito tema tomar la mano de un extraño hasta que llega a conocerlo. Así sucede con nosotros; tenemos que llegar a conocer a Dios antes de empezar a confiar en él. Es verdad que en la mayoría de las religiones se adora como Dios a alguna figura central. Pero ¿acaso no es cierto también que para la mayoría de las personas Dios es indistinto y remoto y no tiene personalidad claramente definida? Por eso, ¿cómo llegamos a conocerlo?
Cuando miramos a lo que nos rodea, nos llenamos de reverencia. Percibimos belleza, inteligencia y poder. Muchos están en perplejidad en cuanto al origen de todo ello, pero hay un libro que lo explica claramente. Ese libro es la Biblia. Al estudiarla, aprendemos que esas maravillas vinieron de un Creador que tiene nombre y personalidad. Por el estudio cuidadoso de la Biblia la personalidad de Dios se perfila claramente ante nosotros. Lo vemos como un Dios de amor que se interesa en sus criaturas. “Dios es amor”, dice la Biblia. (1 Juan 4:8.) Nos atrae esa magnífica personalidad, perfectamente equilibrada en amor, sabiduría, justicia y poder. Eso nos lleva a una relación estrecha con él.
Misae tuvo la experiencia de sentirse atraída a Jehová. Explicó: ‘De niña aprendí que había muchos dioses. Había un dios del agua, un dios de los árboles y uno de la casa. Aunque dudaba de la existencia de estos dioses, creía que tenía que haber un Dios verdadero. Mi familia me crió en un ambiente estricto de budismo y sintoísmo, y Dios así llegó a ser para mí alguien terrible, que nos castigaba por los malos hechos. Aunque quise ir a una iglesia y conocer al Dios cristiano, mis antecedentes budistas me lo impidieron. Entonces llegó a casa una señora que me ofreció lecciones bíblicas. Por el estudio de la Biblia supe que Dios tiene nombre; se llama Jehová. ¡Cuánto me alegró saber que no es un Dios que asuste, sino amoroso, uno que siempre nos vigila, pero no para castigarnos, sino para ayudarnos! Quise servir a ese Dios, y por eso cambié de religión’. Por unos 29 años ha estado disfrutando de una muy satisfaciente relación con Dios.
Una relación que da libertad y esperanza
La relación con Dios ha beneficiado a muchos de otra manera. A medida que las demás relaciones se han hecho menos importantes en su vida, se han ido librando del esclavizador temor al hombre y de costumbres opresivas que no tienen verdadero significado ni valor. Se han librado, así, de la costosa carga de guardar apariencias y tradiciones que mantienen constantemente endeudadas a muchas familias. “El temblar ante los hombres es lo que tiende un lazo”, advierte la Biblia, y añade este pensamiento confortante: “El que confía en Jehová será protegido”. (Proverbios 29:25.)
También uno se libra del temor a la muerte. Misae, a quien ya mencionamos, dice: “Cuando tenía 22 años contraje la fiebre tifoidea. Casi inconsciente, me enteré de que mis amigos y los miembros de mi familia creían que yo moriría pronto. Pero yo le tenía miedo a la muerte. Mi único deseo era vivir y, para mi alegría, mejoré. Después, por el estudio de la Biblia dejé de temer a la muerte. Aprendí que morir es sencillamente dejar de existir”. La Biblia dice: “En cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto”. (Eclesiastés 9:5, 10.) Si alguien muere, queda la maravillosa esperanza de la resurrección, porque Dios mantiene vivos en su memoria a los muertos. (Juan 5:28, 29.)
Para muchos otros que estudian la Biblia el conocimiento adquirido ha dado verdadero significado y esperanza a su vida. Para eso, entre otras razones, se escribió la Biblia, para que “tengamos esperanza”. (Romanos 15:4.) El budismo no enseña nada sobre un Creador o Dios. Se dice que el mal y el sufrimiento siempre han existido y continuarán para siempre por ciclos interminables de renacimiento. La mayoría de las religiones occidentales enseñan que los buenos irán al cielo, un lugar indefinido, pero no están muy seguras de lo que harán allí. En contraste con esas filosofías religiosas que dan poca esperanza o significado a la vida, la Biblia enseña que el hombre fue hecho para disfrutar de la vida para siempre en la Tierra como custodio de este planeta. (Génesis 2:15-17; Isaías 45:18.) Esto nos ayuda a reconocer que no debemos emplear la vida en solo adquirir posesiones y buscar nuestro propio provecho, sino en servir a Dios y a otros con altruismo. (Eclesiastés 12:13; Mateo 22:37-39.)
Adquiera la verdad y amigos verdaderos
Algunos se han sentido impelidos a cambiar de religión por otras razones. Una es el deseo de hallar la verdad religiosa. Por supuesto, muchos creen que no hay tal cosa como una verdad absoluta y, como dice la Biblia, ‘no hacen investigación’. (Salmo 10:4.)
Pero hay quienes han querido investigar. Sakae, del centro de Japón, pasó 25 años buscando la verdad mediante ir de una secta budista a otra. Nunca quedó satisfecha. Al ascender en cada organización, siempre vio cosas que le repugnaron, como mercantilismo, inmoralidad y explotación. Hasta viajó a la India para investigar las raíces del budismo en los lugares donde Buda vivió y enseñó. El poco interés en el budismo en aquel país hindú la desilusionó mucho. Entonces, en sus conversaciones con testigos de Jehová, se enteró de que hay religiones que no son de Dios, sino del enemigo de Dios, Satanás el Diablo. (1 Corintios 10:20.)
Esto sacudió a Sakae, pero la impulsó a pensar e investigar. Leyó el libro ¿Qué ha hecho la religión para la humanidad?a y otras publicaciones bíblicas. Empezó a ver que, mientras que el budismo, como se practica en Japón, experimentó muchos cambios con el transcurso de los años, la Biblia ha permanecido sin cambios por miles de años. Con el tiempo su investigación le dio lo que deseaba. Halló la verdad. Su gozo fue como el gozo del hombre de la parábola de Jesús que halló un tesoro escondido en un campo: “Por el gozo que tiene, va y vende cuantas cosas tiene, y compra aquel campo”. (Mateo 13:44.)
Los que han hallado la verdad religiosa muestran ‘sentimientos de compañeros’ para con otros que la buscan. (1 Pedro 3:8.) De hecho, el afecto y el amor genuinos de los que tienen la verdad han sido lo que originalmente ha movido a muchos a estudiar la Biblia. “Todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí”, dijo Jesús. (Juan 13:35.) ¿Dónde podemos hallar ese ambiente amoroso hoy día? Kazuhiko Nagoya, en su columna para el periódico Daily Yomiuri, de Tokio, mencionó el afecto de que fue objeto cuando visitó un lugar de reuniones de los testigos de Jehová. Dice: “Sonrieron como si me hubieran conocido en una reunión anterior y estuvieran muy alegres de verme de nuevo”. Pero no había sido así. “Observé con cuidado sus rostros y descubrí que no los conocía en absoluto.” Cuando otras dos personas también sonrieron, “me sentí muy feliz —recuerda Nagoya—. Así es como esas personas le sonríen a un extraño, cuando lo ven en cualquiera de sus reuniones”.
El afecto y el amor no se deben a que las personas se conozcan bien por reunirse con regularidad en cierto lugar. Más bien, son el resultado del estudio regular de la Biblia y la aplicación de sus principios en la vida. A muchos invitados a las Asambleas de Distrito “Mantenedores de Integridad” celebradas en 1985 y 1986 por los testigos de Jehová en países extranjeros les conmovió profundamente el amor y la hospitalidad de sus anfitriones. Un joven matrimonio japonés que asistió a la asamblea de las Filipinas dijo: “Nos conmovió mucho la canción final, cuando todos cantamos juntos, cada uno en su propio idioma. Por primera vez sentimos lo que significa ser parte de una verdadera hermandad internacional”.
Finalmente, muchos pueden contarle de los grandes cambios que han hecho en su vida por el estudio y la aplicación de la Biblia. Individuos cuyas personalidades anteriores variaban tanto como la oveja difiere del lobo, se llevan en paz ahora en las reuniones cristianas. (Isaías 11:6.) Algunos eran melancólicos y hostiles, de mal genio y hasta temerosos. Otros tendían a sentirse deprimidos. Otros eran introvertidos y egotistas. Muchos tuvieron que vencer malas costumbres. Pero por esfuerzo diligente, junto con el deseo de agradar a Dios, lograron cambios drásticos en la vida.
¿Qué hay de usted? ¿Le convence alguna de las razones que hemos considerado para hacer cambios? Si así es, lo animamos a estudiar seriamente la Biblia. Ella muestra que todas las religiones falsas chocarán de frente con el Dios de la Biblia. Como el piloto mencionado en el artículo anterior, usted quizás tenga que tomar acción drástica para salvarse la vida y salvar la vida de personas a quienes ama. “Ancho y espacioso es el camino que conduce a la destrucción —dijo Jesús—, y muchos son los que entran por él; mientras que angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida.” (Mateo 7:13, 14.) Sí, si usted anda por ese camino “ancho y espacioso”, ¡hay buena razón para que cambie de religión!
[Nota a pie de página]
a Publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
[Fotografía en la página 5]
La crianza estricta en el budismo y el sintoísmo me llevó a ver a Dios como una deidad terrible
[Ilustración en la página 7]
‘Estrecho es el camino que conduce a la vida’
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