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¿A quién debemos ser leales?La Atalaya 2002 | 15 de agosto
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Un conflicto de lealtades
Una mujer que creció en Zambia recuerda: “Sentí inclinaciones religiosas desde niña. La oración diaria en la capilla familiar, la observancia de las festividades religiosas y la asistencia al templo formaron parte de mi crianza. Mi religión estaba muy entrelazada con la familia, la comunidad y la cultura a las que pertenezco”.
Sin embargo, cuando ella tenía cerca de 20 años comenzó a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová, y poco después optó por cambiar de religión. ¿Constituyó tal decisión un acto de deslealtad?
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¿A quién debemos ser leales?La Atalaya 2002 | 15 de agosto
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La respuesta que usted dé a estas preguntas dependerá de su punto de vista. La mujer mencionada anteriormente señala: “Entre las personas de mi pueblo, cambiar de religión era un estigma imperdonable, una deslealtad, una traición a la familia y a la comunidad”.
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¿A quién debemos ser leales?La Atalaya 2002 | 15 de agosto
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La lealtad a Jehová se basa en el amor. Motiva a la persona a amar lo que Dios ama y odiar las cosas malas que él odia (Salmo 97:10). Dado que la cualidad predominante de Jehová es el amor, la lealtad a él impide que tratemos sin amor a los demás (1 Juan 4:8). Por lo tanto, el hecho de que alguien cambie sus creencias religiosas por lealtad a Dios no significa que ya no ame a su familia.
La lealtad a Dios nos impulsa a hacer el bien
La mujer citada anteriormente explica su decisión de esta manera: “Mediante mi estudio de la Biblia aprendí que Jehová es el Dios verdadero y establecí una relación personal con él. Jehová no se parece a ninguno de los dioses que yo adoraba antes; su amor, justicia, sabiduría y poder están perfectamente equilibrados. Puesto que él requiere devoción exclusiva, tuve que abandonar a las demás deidades.
”Mis padres me dijeron en varias ocasiones que se hallaban muy disgustados conmigo y que los estaba decepcionando. Aquello se me hizo muy difícil, pues su aprobación significaba mucho para mí. Pero a medida que adquiría más conocimiento de la verdad bíblica, la elección me resultaba obvia. No podía darle la espalda a mi Creador.
”Optar por ser leal a Dios en vez de a las tradiciones religiosas no quiere decir que sea desleal a mi familia. Procuro demostrarles con mis palabras y hechos que comprendo sus sentimientos. Pero si no fuera leal a Jehová, podría impedirles que lo conocieran, y eso sí sería una verdadera deslealtad.”
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