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    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • En repetidas ocasiones se menciona que Jehová redimió a la nación de Israel de Egipto para que fuera su “propiedad particular” (Dt 9:26; Sl 78:42), y que muchos siglos después los redimió del exilio en Asiria y Babilonia. (Isa 35:10; 51:11; Jer 31:11, 12; Zac 10:8-10.) En esos casos la redención también implicaba un precio, un canje. Al redimir a Israel de Egipto, obviamente Jehová hizo que el precio lo pagase Egipto. Israel era el “primogénito” de Dios, y Jehová le advirtió a Faraón que tendría que pagar su terca negativa de liberar a Israel con la vida de su primogénito y la de los primogénitos de todo Egipto, tanto hombres como animales. (Éx 4:21-23; 11:4-8.) De manera similar, a cambio de que Ciro conquistara Babilonia y liberara a los judíos del exilio, Jehová dio a “Egipto como rescate [una forma de kó·fer] por [su pueblo], a Etiopía y Sebá” en lugar de ellos. Por lo tanto, más tarde el Imperio persa conquistó esas regiones, y así ‘se dieron grupos nacionales en lugar de las almas de los israelitas’. (Isa 43:1-4.)

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    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • Más adelante, debido a que los israelitas continuaron “vendiéndose a hacer lo que era malo” (2Re 17:16, 17), Jehová en varias ocasiones ‘los vendió en manos de sus enemigos’. (Dt 32:30; Jue 2:14; 3:8; 10:7; 1Sa 12:9.) Su arrepentimiento hizo que Dios los recomprase o reclamase de la angustia o el exilio (Sl 107:2, 3; Isa 35:9, 10; Miq 4:10), y de este modo desempeñó la función de un Go·ʼél, un Recomprador emparentado con ellos, puesto que había desposado a la nación consigo mismo. (Isa 43:1, 14; 48:20; 49:26; 50:1, 2; 54:5-7.) Cuando los “vendió”, Jehová no recibió en cambio ninguna compensación material de las naciones. Su pago fue ver cumplidos su justicia y su propósito de corregirlos y disciplinarlos por su rebelión y falta de respeto. (Compárese con Isa 48:17, 18.)

      De igual manera, Dios no tenía que pagar nada tangible para efectuar una ‘recompra’. Cuando Jehová recompró a los israelitas exiliados en Babilonia, Ciro los liberó voluntariamente, sin ninguna compensación tangible durante su vida. Sin embargo, al redimir a su pueblo de las naciones opresoras que habían actuado con malicia contra Israel, Jehová exigió el precio a los mismos opresores, haciéndoles pagar con sus propias vidas. (Compárese con Sl 106:10, 11; Isa 41:11-14; 49:26.) Cuando el pueblo del reino de Judá fue “vendido” o entregado a los babilonios, Jehová no recibió ninguna compensación. Y los judíos deportados no pagaron nada a los babilonios ni a Jehová para comprar su libertad. Fueron vendidos “por nada” de dinero, y fueron recomprados “sin dinero”. Por lo tanto, Jehová no tuvo que pagarles nada en compensación. Más bien, efectuó la recompra por medio del poder de “su santo brazo”. (Isa 52:3-10; Sl 77:14, 15.)

      Por lo tanto, la función de Jehová como Go·ʼél supuso la venganza de los males cometidos contra sus siervos y resultó en que su nombre se limpiara de las acusaciones lanzadas por los que se valieron de la angustia de Israel como excusa para vituperarlo. (Sl 78:35; Isa 59:15-20; 63:3-6, 9.) Como el Gran Pariente cercano y Redentor tanto de la nación en conjunto como de cada uno de sus miembros, Dios dirigió su “causa judicial” para hacer justicia. (Sl 119:153, 154; Jer 50:33, 34; Lam 3:58-60; compárense con Pr 23:10, 11.)

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