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“Yo estoy con ustedes”La Atalaya 2006 | 15 de abril
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“Yo estoy con ustedes”
“El mensajero de Jehová pasó a decir [...]: ‘“Yo estoy con ustedes”, es la expresión de Jehová’.” (AGEO 1:13.)
1. ¿A qué períodos proféticos paralelos a nuestros días se refirió Jesús?
VIVIMOS en tiempos trascendentales. De hecho, el cumplimiento de las profecías bíblicas demuestra que desde 1914 hemos estado viviendo en “el día del Señor” (Revelación [Apocalipsis] 1:10). Es probable que usted haya estudiado este tema y sepa que Jesús comparó “los días del Hijo del hombre” en el poder del Reino a “los días de Noé” y a “los días de Lot” (Lucas 17:26, 28). En efecto, la Biblia indica que se trata de paralelos proféticos. No obstante, hay otro paralelo que merece un examen cuidadoso.
2. ¿Qué encomendó Jehová a Ageo y Zacarías?
2 Veamos la situación que existía en tiempos de Ageo y Zacarías. ¿Qué mensajes de estos dos fieles profetas hebreos tienen una aplicación directa para el pueblo de Dios en la actualidad? Ambos fueron “mensajero[s] de Jehová” enviados a los judíos después de que estos regresaron de su cautiverio en Babilonia. Los dos recibieron la encomienda de asegurar a los israelitas que Dios respaldaba la reedificación del templo (Ageo 1:13; Zacarías 4:8, 9). Aunque los libros que escribieron son breves, forman parte de “toda Escritura [que ha sido] inspirada de Dios y [que es] provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia” (2 Timoteo 3:16).
Deben interesarnos
3, 4. ¿Por qué deben interesarnos los mensajes de Ageo y Zacarías?
3 No hay duda de que los mensajes de Ageo y Zacarías beneficiaron a los judíos de su época y de que sus profecías tuvieron un cumplimiento en aquel entonces. Pero ¿por qué deben interesarnos hoy? Encontramos una clave en Hebreos 12:26-29. Allí el apóstol Pablo cita de Ageo 2:6, donde dice que Dios “mecer[ía] los cielos y la tierra”, y acabaría “derriba[ndo] el trono de reinos y aniquila[ndo] la fuerza de los reinos de las naciones” (Ageo 2:22).
4 Pablo cita del libro de Ageo para mostrar lo que les ocurrirá a “los reinos de las naciones” y también para poner de relieve la superioridad del Reino indestructible que recibirán los cristianos ungidos (Hebreos 12:28). Está claro, pues, que las profecías de Ageo y Zacarías apuntaban a un tiempo posterior al siglo primero de nuestra era, cuando el apóstol escribió la carta a los Hebreos. Todavía queda en la Tierra un resto de cristianos ungidos, quienes son herederos del Reino Mesiánico con Jesús. Por consiguiente, los mensajes de Ageo y Zacarías deben ser importantes para nuestros tiempos.
5, 6. ¿En qué contexto histórico cumplieron su comisión Ageo y Zacarías?
5 El libro de Esdras aporta algunos datos históricos. Tras el regreso de los judíos del cautiverio en Babilonia, ocurrido en 537 antes de nuestra era, el gobernador Zorobabel y el sumo sacerdote Josué (también llamado Jesúa) supervisaron la colocación de los cimientos del nuevo templo en 536 (Esdras 3:8-13; 5:1). Aunque aquello fue un motivo de gran regocijo, el miedo no tardó en apoderarse de los judíos. Esdras 4:4 indica que “la gente de la tierra estuvo continuamente debilitando las manos del pueblo de Judá y desanimándolos de edificar”. Estos enemigos, en especial los samaritanos, lograron con acusaciones falsas que el rey de Persia ordenara el cese de la construcción (Esdras 4:10-21).
6 Por este motivo, el entusiasmo inicial por las obras decayó, y los judíos se concentraron en sus intereses personales. Sin embargo, en 520, dieciséis años después de haberse colocado los cimientos, Jehová comisionó a Ageo y Zacarías para que incitaran al pueblo a reanudar los trabajos (Ageo 1:1; Zacarías 1:1). Estimulados por estos mensajeros de Dios y por las pruebas claras de que contaban con el apoyo divino, los judíos reemprendieron las obras, las cuales quedaron finalizadas en el año 515 (Esdras 6:14, 15).
7. ¿Qué paralelo existe entre nuestros tiempos y los de los profetas?
7 ¿Percibimos cuánta importancia tienen para nosotros estos sucesos? Nosotros también estamos ocupados en una tarea, la de predicar las “buenas nuevas del reino” (Mateo 24:14). Dicha actividad cobró especial auge tras la I Guerra Mundial. Tal como los antiguos judíos fueron liberados del cautiverio literal en Babilonia, así el pueblo de Jehová de nuestro tiempo fue liberado de Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa. Como resultado, los ungidos de Dios se dedicaron a la obra de predicar, enseñar y dirigir a la gente a la adoración pura. Esta obra sigue adelante hoy a una escala mayor, y probablemente usted esté participando en ella. Ahora es el momento de realizarla, pues el fin de este sistema malvado está a las puertas. La tarea que Jehová nos ha encomendado debe proseguir hasta que él intervenga en los asuntos humanos desatando la “gran tribulación” (Mateo 24:21). Esta barrerá la maldad y hará posible que la adoración verdadera florezca por toda la Tierra.
8. ¿Por qué podemos estar seguros de que Jehová apoya nuestra obra?
8 Como muestran las profecías de Ageo y Zacarías, podemos estar seguros de que Jehová nos apoya y bendice cuando participamos de todo corazón en la obra de evangelizar. Pese a los intentos de acabar con los siervos de Dios o de proscribir la labor que él les ha encomendado, ningún gobierno ha sido capaz de detener su avance. Pensemos en los aumentos con que Dios ha bendecido la obra del Reino desde que terminó la I Guerra Mundial hasta el presente. Sin embargo, aún queda mucho por hacer.
9. ¿Qué situación de la antigüedad hacemos bien en examinar, y por qué?
9 ¿Cómo nos incitan aún más los escritos de Ageo y Zacarías a obedecer el mandato divino de predicar y enseñar? Pues bien, tomemos nota de algunas lecciones que podemos extraer de estos dos libros bíblicos. Por ejemplo, examinemos algunos detalles relacionados con la edificación del templo que debían llevar a cabo los judíos repatriados. Como ya hemos visto, los que volvieron a Jerusalén desde Babilonia no perseveraron en su labor, ya que una vez que pusieron los cimientos, aflojaron el paso. ¿Qué punto de vista erróneo habían adoptado? ¿Y qué aprendemos de lo que sucedió?
El punto de vista apropiado
10. ¿Qué punto de vista erróneo llegaron a tener los judíos, y con qué consecuencias?
10 Los judíos repatriados se excusaban diciendo: “El tiempo no ha llegado” (Ageo 1:2). Llama la atención que no dijeron eso cuando comenzaron la reedificación del templo, ni cuando en 536 antes de nuestra era colocaron los cimientos. Pero se dejaron desanimar enseguida por la oposición de los vecinos y la intervención del gobierno. Empezaron a darle más importancia a sus propias casas y a sus propias comodidades. Al ver el contraste entre sus hogares revestidos de finas maderas y el templo inacabado, Jehová les preguntó: “¿Es tiempo para que ustedes mismos moren en sus casas revestidas de paneles, mientras que esta casa está desechada?” (Ageo 1:4).
11. ¿Por qué tuvo Jehová que aconsejar a los judíos del tiempo de Ageo?
11 Lo cierto es que sus prioridades habían cambiado. En vez de dar preferencia al propósito de Jehová de reconstruir el templo, los israelitas se centraron en sí mismos y en sus viviendas, hasta el punto de que abandonaron las obras de la casa de Dios. Con las palabras de Ageo 1:5, Jehová los animó a “pon[er] su corazón en sus caminos”. En otras palabras, les dijo que se pararan a pensar en lo que estaban haciendo y en el sufrimiento que les ocasionaba no dar prioridad a la reedificación del templo.
12, 13. ¿Cómo describe Ageo 1:6 la situación de los judíos, y cuál es su significado?
12 Como era de imaginar, el desatino de los judíos a la hora de fijar sus prioridades los perjudicó en el plano personal. Observemos el asunto desde la perspectiva divina, expresada en Ageo 1:6: “Ustedes han sembrado mucha semilla, pero poco es lo que se trae. Hay comer, pero no es a satisfacción. Hay beber, pero no hasta el punto de embriagarse. Hay ponerse ropa, pero no resulta en que alguien se caliente; y el que se alquila se alquila por una bolsa que tiene agujeros”.
13 Los judíos cultivaban la tierra que Dios les había dado, pero, aun así, no producía lo que ellos hubieran deseado. Tal como Jehová les había advertido, ya no los estaba bendiciendo (Deuteronomio 28:38-48). Sin su apoyo, la mísera cosecha no les llegaba a aplacar el hambre. Sin su bendición, la ropa no los abrigaba. Hasta parecía que tuvieran su salario en una bolsa llena de agujeros por donde este se escurría. ¿Y qué significa la frase “Hay beber, pero no hasta el punto de embriagarse”? No es que embriagarse fuera indicio de la bendición de Dios, pues él condena la borrachera (1 Samuel 25:36; Proverbios 23:29-35). Más bien, la expresión es otra referencia a que los judíos no disfrutaban del favor divino. El vino que elaboraran sería escaso, insuficiente para emborrachar a nadie. La Nueva Versión Internacional vierte así esta parte de Ageo 1:6: “Beben, pero no llegan a saciarse”.
14, 15. ¿Qué lección nos enseña Ageo 1:6?
14 La lección que se desprende de todo esto no tiene que ver con la construcción o la decoración del hogar. Mucho antes del exilio, el profeta Amós había reprendido a los israelitas ricos que vivían en “casas de marfil” y se acostaban en “lechos de marfil” (Amós 3:15; 6:4). Poco les duraron sus lujosas casas y sus hermosos muebles, pues los enemigos los conquistaron y saquearon todos sus bienes. Con todo, tras un destierro de setenta años, muchos judíos aún no habían escarmentado. ¿Qué puede decirse de nosotros? A todos y cada uno nos convendría preguntarnos: “Sinceramente, ¿cuánta importancia le doy a mi hogar y su decoración? ¿Y qué decir de obtener una educación avanzada para ascender en la escala social, pese a que quizás me tome varios años y me impida cumplir con aspectos esenciales de mi vida espiritual?” (Lucas 12:20, 21; 1 Timoteo 6:17-19).
15 Las palabras de Ageo 1:6 deben hacernos conscientes de que necesitamos la bendición de Dios. Aquellos judíos de la antigüedad sufrieron las consecuencias de no tenerla. La verdad es que sin la bendición de Jehová decaeremos espiritualmente, sin importar que nuestras posesiones materiales sean muchas o pocas (Mateo 25:34-40; 2 Corintios 9:8-12). Ahora bien, ¿cómo podemos recibir la bendición divina?
Jehová nos ayuda mediante su espíritu
16-18. ¿Qué significaron las palabras de Zacarías 4:6 para los judíos de la antigüedad?
16 Zacarías, compañero de Ageo en su labor profética, resalta por inspiración divina el medio que Jehová empleó para motivar y bendecir a sus fieles de aquel entonces, el mismo medio que empleará para bendecirnos a nosotros. Leemos: “‘No por una fuerza militar, ni por poder, sino por mi espíritu’, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zacarías 4:6). Quizá hayamos oído muchas veces las palabras de este versículo, pero ¿qué significaron para los contemporáneos de Ageo y Zacarías? ¿Y qué significan para nosotros?
17 Recordemos que los mensajes inspirados de Ageo y Zacarías tuvieron un efecto maravilloso en aquel tiempo: renovaron las fuerzas de los judíos fieles. Ageo comenzó a profetizar en el sexto mes del año 520 antes de nuestra era, y Zacarías, en el octavo mes de ese mismo año (Zacarías 1:1). En Ageo 2:18 leemos que la tarea de colocar los cimientos se reanudó con intensidad en el noveno mes, lo que muestra que los judíos se sintieron impulsados a obedecer a Jehová, seguros de que contaban con su apoyo. De hecho, las palabras de Zacarías 4:6 se refieren a dicho respaldo.
18 Cuando los judíos regresaron a su tierra, en 537 antes de nuestra era, no poseían ninguna fuerza militar. Sin embargo, Jehová los protegió y los guió en el viaje desde Babilonia. Poco después, su espíritu los dirigió para que comenzaran las obras del templo. Y una vez que se pusieran nuevamente a trabajar de todo corazón, él los apoyaría con su espíritu santo.
19. ¿Qué poderosa influencia fue superada por el espíritu de Dios?
19 Mediante una serie de ocho visiones, Jehová garantizó a Zacarías que estaría con su pueblo y que este trabajaría fielmente hasta que el templo quedara finalizado. La cuarta visión, que se encuentra en el capítulo 3, muestra que Satanás estaba ocupado en estorbar los esfuerzos de los judíos por completar la edificación (Zacarías 3:1). Sin duda, al Diablo no le agradaría ver al sumo sacerdote Josué oficiando en el nuevo templo a favor del pueblo. Aunque procuró por todos los medios impedir la construcción, el espíritu de Jehová desempeñó un papel clave en eliminar los obstáculos y vigorizar a los judíos para seguir adelante hasta que el templo se terminó.
20. ¿Cómo ayudó el espíritu santo a los judíos para que llevaran a cabo la voluntad de Dios?
20 Parecía como si los funcionarios gubernamentales que prohibieron los trabajos hubieran levantado una barrera invencible de oposición. Sin embargo, Jehová prometió que esta aparente “montaña” se convertiría en “tierra llana” (Zacarías 4:7). Y así sucedió. El rey Darío I investigó el caso y descubrió el documento en el que Ciro autorizó que los judíos reconstruyeran el templo. Ante aquello, Darío anuló la prohibición y dio permiso para que se destinaran fondos del tesoro real a sufragar las obras. ¡Qué giro tan radical de los acontecimientos! ¿Tuvo algo que ver en ello el espíritu de Dios? Podemos estar seguros de que sí. El templo se completó en el año 515 antes de nuestra era, el sexto del reinado de Darío (Esdras 6:1, 15).
21. a) En la antigüedad, ¿de qué manera ‘meció Dios a todas las naciones’, y cómo salieron “las cosas deseables”? b) ¿Cómo se cumple hoy esa profecía?
21 En Ageo 2:5, el profeta recordó a los judíos el pacto que Dios había establecido con ellos en el monte Sinaí, cuando “toda la montaña [tembló] muchísimo” (Éxodo 19:18). Pues bien, Jehová iba a provocar otro temblor en los días de Ageo y Zacarías, tal como indican en lenguaje simbólico los versículos 6 y 7. La situación del Imperio persa se volvería inestable, pero los trabajos en el templo proseguirían hasta completarse. “Las cosas deseables de todas las naciones” serían personas que, aun sin ser judías, glorificarían a Dios junto con su pueblo en aquel lugar de adoración. Hoy día, a una escala mucho mayor, Jehová ha ‘mecido a las naciones’ mediante nuestra predicación cristiana, y “las cosas deseables de todas las naciones” han “entra[do]” para adorarlo junto al resto ungido. Ciertamente, ahora los ungidos y las otras ovejas llenan de gloria la casa de Jehová. Tales adoradores verdaderos aguardan con fe el momento en que Jehová “mecer[á] los cielos y la tierra” en otro sentido, esta vez para derribar y aniquilar a los reinos de las naciones (Ageo 2:22).
22. ¿Cómo se está meciendo a las naciones, con qué resultado, y qué tiene que ocurrir aún?
22 No olvidemos las sacudidas que ya han sufrido diversos elementos representados por “los cielos y la tierra y el mar y el suelo seco”. Por un lado, Satanás y sus demonios fueron arrojados a la Tierra (Revelación 12:7-12). Además, no cabe duda de que la predicación encabezada por los ungidos de Dios ha mecido a los elementos terrestres de este sistema de cosas (Revelación 11:18). Pese a ello, “una gran muchedumbre” de las cosas deseables de todas las naciones se ha unido al Israel espiritual en el servicio a Jehová (Revelación 7:9, 10). En efecto, la gran muchedumbre colabora con los cristianos ungidos en proclamar la buena noticia de que Dios pronto mecerá a las naciones en Armagedón. Y ese acontecimiento hará posible que la adoración verdadera se lleve a su estado perfecto en toda la Tierra.
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“Que sus manos sean fuertes”La Atalaya 2006 | 15 de abril
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“Que sus manos sean fuertes”
“Que sus manos sean fuertes, ustedes los que están oyendo en estos días estas palabras de la boca de los profetas.” (ZACARÍAS 8:9.)
1, 2. ¿Por qué merecen nuestra atención los libros de Ageo y Zacarías?
AUNQUE se escribieron unos dos mil quinientos años atrás, las profecías de Ageo y Zacarías son importantes para nosotros. Los relatos que se hallan en estos dos libros no son simple historia. Forman parte de “todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado [...] para nuestra instrucción” (Romanos 15:4). Mucho de su contenido nos hace pensar en situaciones reales que se han venido produciendo desde 1914, cuando el Reino de Dios fue establecido en los cielos.
2 Al hablar sobre sucesos y circunstancias que el pueblo de Dios había vivido mucho antes, el apóstol Pablo explicó: “Pues bien, estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos, y fueron escritas para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado” (1 Corintios 10:11). Así que bien podríamos preguntarnos: “¿Cuánto valor tienen los libros de Ageo y Zacarías para nosotros hoy?”.
3. ¿En qué labor se centraron los mensajes de Ageo y Zacarías?
3 Como vimos en el artículo anterior, las profecías de Ageo y Zacarías se cumplieron cuando los judíos, tras su liberación del cautiverio en Babilonia, regresaron a la tierra que Dios les había dado. Los mensajes de ambos profetas se centraron en la reconstrucción del templo, cuyos cimientos se colocaron en el año 536 antes de nuestra era. En aquella ocasión, algunos de edad avanzada miraron con nostalgia al pasado, pero el pueblo en general se puso a “gritar de gozo”. Ahora bien, en nuestro tiempo ha ocurrido algo aún más trascendental. ¿A qué nos referimos? (Esdras 3:3-13.)
4. ¿Qué ocurrió poco después de la I Guerra Mundial?
4 Poco después de la I Guerra Mundial, los siervos ungidos de Jehová fueron liberados del cautiverio al que los tenía sometidos Babilonia la Grande. Aquello fue una notable indicación de que contaban con el apoyo divino. Antes de tal liberación, parecía que los líderes religiosos y sus compañeros políticos habían acabado con la predicación y la enseñanza pública que efectuaban los Estudiantes de la Biblia (Esdras 4:8, 13, 21-24). Sin embargo, Jehová allanó el camino para que siguieran predicando y haciendo discípulos. En las décadas transcurridas desde 1919, la obra del Reino ha florecido, y nada ha podido detener su avance.
5, 6. ¿A qué gran logro señala Zacarías 4:7?
5 Podemos estar seguros de que, gracias al apoyo de Jehová, la predicación y enseñanza que llevan a cabo sus obedientes siervos proseguirá en nuestro tiempo. En Zacarías 4:7 leemos: “Él ciertamente sacará la piedra de remate. Habrá gritos a ella: ‘¡Qué encantadora! ¡Qué encantadora!’”. ¿A qué gran logro de nuestros días se refieren estas palabras?
6 Zacarías 4:7 señala al tiempo en que la adoración del Señor Soberano se llevaría a su estado perfecto en los patios terrestres de su templo espiritual. Este templo es la provisión que Jehová ha dispuesto para acercarse a él y adorarlo sobre la base del sacrificio propiciatorio de Cristo Jesús. Es cierto que el gran templo espiritual ha existido desde el siglo primero de nuestra era, pero la adoración verdadera que se realiza en su patio terrestre aún tiene que ser perfeccionada. En dicho patio terrestre sirven ahora a Jehová millones de personas. Pues bien, tanto a ellas como a las multitudes que resucitarán se las llevará a la perfección durante el Reinado Milenario de Jesucristo. Al final de los mil años, todo el que viva en la Tierra, la cual habrá sido limpiada, será un adorador verdadero de Dios.
7. ¿Qué papel desempeña Jesús en llevar la adoración verdadera a su estado perfecto en nuestro tiempo, y por qué debe animarnos este hecho?
7 El gobernador Zorobabel y el sumo sacerdote Josué presenciaron la finalización de las obras del templo, que tuvo lugar en 515 antes de nuestra era. Pues bien, Zacarías 6:12, 13 predijo que Jesús desempeñaría un papel similar en llevar la adoración verdadera a su estado perfecto: “Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘Aquí está el hombre cuyo nombre es Brote. Y de su propio lugar brotará, y ciertamente edificará el templo de Jehová. Y [...] él, por su parte, llevará la dignidad; y tiene que sentarse y gobernar en su trono, y tiene que llegar a ser sacerdote sobre su trono’”. Jesús, por medio de quien brota el linaje real de David, está en el cielo y respalda la obra del Reino en el templo espiritual. Por lo tanto, ¿podrá alguien impedir que tal obra progrese? ¡Claro que no! ¿No nos anima este hecho a seguir adelante en nuestro ministerio, sin dejarnos desviar por las preocupaciones de la vida diaria?
Prioridades
8. ¿Por qué debemos dar a la obra que se realiza en el templo espiritual el primer lugar en la vida?
8 Para contar con el apoyo y la bendición de Jehová, debemos mantener en primer lugar en la vida la obra que se realiza en el templo espiritual. A diferencia de los judíos que dijeron que “el tiempo no [había] llegado”, nosotros tenemos que recordar que vivimos en “los últimos días” (Ageo 1:2; 2 Timoteo 3:1). Jesús predijo que sus discípulos leales predicarían las buenas nuevas del Reino y harían discípulos. Por eso, debemos guardarnos de descuidar tan privilegiado servicio. La obra de predicar y enseñar que se detuvo por un tiempo a causa de la oposición del mundo se reanudó en 1919, pero aún no ha finalizado. Ahora bien, podemos estar seguros de que se completará.
9, 10. ¿De qué depende la bendición de Jehová, y qué significará eso para nosotros?
9 Si seguimos trabajando con ahínco, cosecharemos bendiciones como pueblo y a nivel individual. Observemos la garantía que encierra la promesa de Jehová. Una vez que los judíos volvieron a adorarlo de todo corazón y reanudaron los trabajos en los cimientos del templo, Jehová les dijo: “Desde este día otorgaré bendición” (Ageo 2:19). En efecto, de nuevo disfrutarían a plenitud del favor de Dios. Veamos ahora las bendiciones que encierra Su promesa: “Habrá la semilla de la paz; la vid misma dará su fruto, y la tierra misma dará su producto, y los cielos mismos darán su rocío; y ciertamente haré que los restantes de este pueblo hereden todas estas cosas” (Zacarías 8:9-13).
10 Tal como Jehová bendijo a aquellos judíos espiritual y materialmente, así nos bendecirá a nosotros si con diligencia y gozo realizamos la tarea que nos ha encomendado. Entre otras cosas, disfrutaremos de paz entre nosotros y de seguridad, prosperidad y crecimiento espirituales. Sin embargo, no debemos olvidar que la bendición de Jehová depende de que trabajemos en la obra del templo espiritual de la manera que él quiere.
11. ¿Qué examen podríamos hacernos?
11 Ahora es el momento de que cada uno de nosotros “[ponga] su corazón en sus caminos” (Ageo 1:5, 7). Para ello es preciso que nos detengamos a evaluar nuestras prioridades en la vida. La bendición de Jehová sobre quienes le servimos hoy depende de la intensidad con que glorifiquemos su nombre y sigamos trabajando en su templo espiritual. Podríamos preguntarnos: “¿Sigo teniendo las mismas prioridades? ¿Muestro el mismo celo por Jehová, su verdad y su obra que cuando me bauticé? ¿Se está viendo perjudicado mi servicio a Jehová y su Reino por mi deseo de llevar una vida cómoda? ¿Me está refrenando de alguna forma el temor al hombre, la preocupación por el qué dirán?” (Revelación 2:2-4).
12. ¿Qué situación del pueblo judío se pone de relieve en Ageo 1:6, 9?
12 No queremos que Dios retenga sus abundantes bendiciones porque nosotros no estemos glorificando su nombre. Recordemos que aunque los judíos repatriados empezaron bien, Ageo 1:9 indica que luego se pusieron a vivir “de prisa, cada uno [preocupándose por] su propia casa”. Su interés se centró en sus necesidades diarias y en su estilo de vida. En consecuencia, sufrieron escasez de buena comida, bebida y prendas de abrigo. El profeta describió su situación con estas palabras: “Poco es lo que se trae” (Ageo 1:6). En efecto, Jehová les había retirado su bendición. ¿Nos enseñan algo aquellos sucesos?
13, 14. ¿Cómo podemos aplicarnos la lección que se extrae de Ageo 1:6, 9, y por qué es importante que lo hagamos?
13 Al pensar en lo que necesitamos para que Dios siga bendiciéndonos, ¿verdad que comprendemos que no debemos ir tras metas que estorben nuestra adoración a Jehová? Entre ellas figuran la búsqueda de riquezas, los proyectos para ganar mucho dinero en poco tiempo, los planes para conseguir una educación superior que permita el acceso a una carrera prestigiosa en este sistema, los programas para sentirse realizados como personas y cualquier actividad u objetivo que nos desvíe del servicio a Dios.
14 Esas cosas quizá no sean malas en sí mismas. Sin embargo, ¿no es cierto que, desde la perspectiva de la vida eterna, en realidad son “obras muertas”? (Hebreos 9:14.) ¿En qué sentido? Pues bien, espiritualmente son actividades muertas, vanas, infructíferas. Si uno persiste en ellas, podrían causarle la muerte espiritual. Así les sucedió a algunos cristianos ungidos del tiempo de los apóstoles (Filipenses 3:17-19). Y así les ha sucedido a algunos cristianos de nuestros días. Tal vez sepamos de personas que, poco a poco, abandonaron las actividades cristianas y la congregación, y que ahora no muestran ningún deseo de volver a servir a Jehová. Sinceramente esperamos que regresen a él, pero lo cierto es que ir tras “obras muertas” puede llevarnos a perder la aprobación y la bendición divinas. Eso sería muy lamentable, pues nos privaría del gozo y la paz que produce el espíritu de Dios. ¡Y pensemos en la pérdida que supondría dejar de formar parte de nuestra afectuosa hermandad cristiana! (Gálatas 1:6; 5:7, 13, 22-24.)
15. ¿Cómo muestra Ageo 2:14 que nuestra adoración es un asunto muy serio?
15 Este es un asunto muy serio. Observemos cómo consideró Jehová a los judíos que abandonaron su casa de adoración para revestir de paneles sus propios hogares, ya sea en sentido literal o metafórico. Ageo 2:14 dice de ellos: “Así es este pueblo, y así es esta nación delante de mí —es la expresión de Jehová—, y así es toda la obra de sus manos, y cualquier cosa que presentan allí. Es inmunda”. Mientras siguieran dándole la espalda a la adoración verdadera, cualquier sacrificio de muestra que los judíos ofrecieran sobre aquel altar provisional sería inaceptable para Jehová (Esdras 3:3).
Dios garantiza su apoyo
16. Teniendo en cuenta las visiones que Zacarías recibió, ¿de qué podían estar seguros los judíos?
16 Mediante una serie de ocho visiones que recibió Zacarías, a los judíos obedientes que trabajaron en la reconstrucción del templo se les garantizó que contaban con el apoyo de Jehová. La primera visión les aseguró que el templo se completaría, así como que Jerusalén y Judá disfrutarían de prosperidad durante el tiempo en que los judíos llevaran a cabo la obra encomendada (Zacarías 1:8-17). En la segunda visión, Jehová prometió acabar con todos los gobiernos opuestos a la adoración verdadera (Zacarías 1:18-21). Y las demás visiones les confirmaron que la protección divina estaría sobre las labores de construcción, que personas de muchas naciones afluirían a la casa de Jehová ya finalizada, que habría paz y seguridad, que se allanarían obstáculos aparentemente insalvables a la obra de Dios, que se eliminaría la maldad y que los ángeles proporcionarían supervisión y protección (Zacarías 2:5, 11; 3:10; 4:7; 5:6-11; 6:1-8). Con estas garantías del respaldo divino, podemos entender por qué los judíos obedientes cambiaron su modo de vivir y se concentraron en hacer la obra para la que Dios los había liberado.
17. En vista de la garantía que tenemos, ¿qué deberíamos preguntarnos?
17 De igual manera, nosotros tenemos la garantía de que la adoración verdadera triunfará, y este hecho debería incitarnos a actuar y a pensar seriamente en la casa de adoración de Jehová. Preguntémonos: “Si creo que este es el tiempo de predicar las buenas nuevas del Reino y hacer discípulos, ¿concuerdan mis metas y mi estilo de vida con esa convicción? ¿Dedico suficiente tiempo a estudiar la Palabra profética de Dios, a profundizar en ella y a compartir mi conocimiento con otros cristianos y con las demás personas?”.
18. Según el capítulo 14 de Zacarías, ¿qué encierra el futuro?
18 Zacarías hizo referencia también a la destrucción de Babilonia la Grande y la guerra de Armagedón que le seguirá. Leemos: “Tiene que llegar a ser un día que es conocido como perteneciente a Jehová. No será día, tampoco será noche; y tiene que ocurrir que al tiempo del atardecer se hará claro”. En efecto, el día de Jehová será realmente frío y oscuro para sus enemigos terrestres, pero significará claridad y bendiciones constantes para sus fieles adoradores. Zacarías también mostró que, en el nuevo mundo, todo proclamará la santidad de Jehová. La adoración verdadera en el gran templo espiritual de Dios será la única que existirá sobre la faz de la Tierra (Zacarías 14:7, 16-19). ¡Qué magnífica garantía! Presenciaremos el cumplimiento de lo que se predijo y la vindicación de la soberanía de Jehová. El día “perteneciente a Jehová” será inolvidable.
Bendiciones eternas
19, 20. ¿Por qué son tan animadoras las palabras de Zacarías 14:8, 9?
19 A ese gran logro le seguirá el confinamiento de Satanás y sus demonios en un abismo de inactividad (Revelación 20:1-3, 7). Y después, durante el Reinado Milenario de Cristo, fluirá todo un caudal de bendiciones. Zacarías 14:8, 9 dice: “En aquel día tiene que ocurrir que saldrán aguas vivas de Jerusalén, la mitad de ellas hacia el mar oriental y la mitad de ellas hacia el mar occidental. En verano y en invierno ocurrirá. Y Jehová tiene que llegar a ser rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová resultará ser uno solo, y su nombre uno solo”.
20 Desde la sede del Reino mesiánico fluirán constantemente “aguas vivas”, sí, “un río de agua de vida”, el cual representa todo lo que Jehová ha dispuesto para que tengamos vida (Revelación 22:1, 2). Una gran muchedumbre de adoradores de Jehová, sobrevivientes del Armagedón, serán liberados de la condena de la muerte adánica. Por su parte, los muertos serán resucitados. Así comenzará una nueva fase del gobierno de Jehová sobre la Tierra. Todos los seres humanos lo reconocerán como el Soberano Universal, el único al que se debe adorar.
21. ¿A qué debemos resolvernos?
21 En vista de todo lo que Ageo y Zacarías predijeron y de todo lo que ya se ha cumplido, tenemos razones sólidas para seguir adelante en la obra que Dios nos ha encomendado hacer en los patios terrestres de su templo espiritual. Hasta que la adoración verdadera sea llevada a su estado perfecto, luchemos por seguir dando a los intereses del Reino el primer lugar en nuestra vida. Zacarías 8:9 nos exhorta: “Que sus manos sean fuertes, ustedes los que están oyendo en estos días estas palabras de la boca de los profetas”.
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