-
“Consuelen a mi pueblo”Las profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad I
-
-
Una promesa alentadora
3, 4. a) ¿Qué palabras de consuelo que el pueblo de Dios necesitará más adelante escribe Isaías? b) ¿Por qué serán desterrados a Babilonia los habitantes de Judá y Jerusalén, y cuánto durará su servidumbre?
3 En el siglo VIII a.E.C., el profeta Isaías escribe palabras de consuelo que el pueblo de Jehová necesitará más adelante. Inmediatamente después de decirle al rey Ezequías que se aproxima la destrucción de Jerusalén y la deportación del pueblo judío a Babilonia, Isaías transmite las palabras con las que Jehová promete una restauración: “Consuelen, consuelen a mi pueblo —dice el Dios de ustedes—. Hablen al corazón de Jerusalén y proclámenle que su servicio militar ha sido cumplido, que su error ha sido pagado por completo. Pues de la mano de Jehová ha recibido una cantidad plena por todos sus pecados” (Isaías 40:1, 2).
4 “Consuelen”, la primera palabra del capítulo 40, resume muy bien el mensaje de luz y esperanza contenido en el resto del libro de Isaías. Los habitantes de Judá y Jerusalén se han vuelto apóstatas, y por ese motivo serán desterrados a Babilonia en el año 607 a.E.C. Pero los judíos cautivos no servirán a los caldeos para siempre: su servidumbre solo durará hasta que su error haya sido “pagado por completo”. ¿Cuánto tiempo se requerirá para ello? Según el profeta Jeremías, setenta años (Jeremías 25:11, 12). Transcurrido ese plazo, Jehová conducirá a un resto arrepentido desde Babilonia hasta Jerusalén. Cuando se cumplan setenta años de la desolación de Judá, ¡cuánto alentará a los cautivos comprender que su prometida liberación está a las puertas! (Daniel 9:1, 2.)
5, 6. a) ¿Por qué podemos decir que la larga travesía desde Babilonia hasta Jerusalén no estorbará el cumplimento de la promesa de Dios? b) ¿Qué efecto tendrá en las demás naciones el que Jehová repatríe a los judíos?
5 Para viajar de Babilonia a Jerusalén hay que recorrer entre 800 y 1.600 kilómetros, dependiendo de la ruta que se tome. ¿Dificultará una travesía tan larga el cumplimiento de la promesa de Dios? De ningún modo. Isaías escribe: “¡Escuchen! Alguien está clamando en el desierto: ‘¡Despejen el camino de Jehová! Hagan recta la calzada para nuestro Dios a través de la llanura desértica. Que todo valle sea levantado y toda montaña y colina sea bajada. Y el terreno lleno de montículos tiene que llegar a ser tierra llana, y el terreno escabroso una llanura-valle. Y la gloria de Jehová ciertamente será revelada, y toda carne tendrá que verla juntamente, porque la mismísima boca de Jehová lo ha hablado’” (Isaías 40:3-5).
6 Antes de emprender un viaje, los gobernantes de Oriente solían enviar hombres para que prepararan el camino despejándolo de rocas y hasta construyendo pasos elevados y allanando colinas. En el caso de los judíos que regresen, será como si Dios mismo fuera delante de ellos eliminando todos los obstáculos. Al fin y al cabo, son el pueblo que lleva el nombre de Jehová, y el hecho de que Él cumpla su promesa de repatriarlos pondrá de manifiesto su gloria ante todas las naciones. Estas se verán obligadas, les guste o no, a reconocer que Jehová es Aquel que cumple sus promesas.
-
-
“Consuelen a mi pueblo”Las profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad I
-
-
8 Ahora bien, ¿qué cabe decir de los judíos cautivos en Babilonia, los potenciales beneficiarios del cumplimiento inicial de la promesa? ¿Realmente pueden confiar en la promesa de Jehová de hacerlos regresar a su amada tierra natal? Claro que sí. Con gráficas palabras e ilustraciones tomadas de la vida diaria, Isaías les da razones convincentes para que cifren plena confianza en que Jehová será fiel a su palabra.
Un Dios cuya palabra dura para siempre
9, 10. ¿Cómo señala Isaías el contraste que existe entre la fugacidad de la vida humana y la permanencia de “la palabra” de Dios?
9 En primer lugar, la palabra de Aquel que promete la restauración dura para siempre. Isaías escribe: “¡Escucha! Alguien está diciendo: ‘¡Clama!’. Y uno dijo: ‘¿Qué he de clamar?’. ‘Toda carne es hierba verde, y toda su bondad amorosa es como la flor del campo. La hierba verde se ha secado, la flor se ha marchitado, porque el mismísimo espíritu de Jehová ha soplado sobre ella. De seguro la gente es hierba verde. La hierba verde se ha secado, la flor se ha marchitado; pero en cuanto a la palabra de nuestro Dios, durará hasta tiempo indefinido’” (Isaías 40:6-8).
10 Los israelitas saben muy bien que la hierba no dura para siempre. En la estación seca, el intenso calor del sol torna su verdor en un chamuscado color pardo. En algunos aspectos, la vida del hombre es como la hierba, efímera por naturaleza (Salmo 103:15, 16; Santiago 1:10, 11). Isaías contrasta la fugacidad de la vida humana con la permanencia de “la palabra” de Dios, es decir, su propósito declarado. En efecto, “la palabra de nuestro Dios” dura para siempre. Cuando Dios habla, nada puede anular sus palabras o impedir que se cumplan (Josué 23:14).
-
-
“Consuelen a mi pueblo”Las profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad I
-
-
Un Dios fuerte que cuida con ternura a sus ovejas
12, 13. a) ¿Por qué se puede confiar en la promesa de restauración? b) ¿Qué buenas noticias existen para los judíos exiliados, y por qué hay razón para confiar en ellas?
12 Isaías añade un segundo motivo para confiar en la promesa de restauración: Quien la ha hecho es un Dios fuerte que cuida con ternura a su pueblo. El profeta continúa: “Súbete aun a una montaña alta, mujer que traes buenas nuevas para Sión. Levanta la voz hasta con poder, mujer que traes buenas nuevas para Jerusalén. Levántala. No tengas miedo. Di a las ciudades de Judá: ‘Aquí está su Dios’. ¡Mira! El Señor Soberano Jehová mismo vendrá aun como un fuerte [“aun con fuerza”, nota], y su brazo estará gobernando para él. ¡Mira! Su galardón está con él, y el salario que él paga está delante de él. Como pastor pastoreará su propio hato. Con su brazo juntará los corderos; y en su seno los llevará. Conducirá con cuidado a las que están dando de mamar” (Isaías 40:9-11).
13 En tiempos bíblicos era costumbre que las mujeres celebraran las victorias, ya fuera gritando o cantando las buenas noticias de batallas ganadas o de una liberación venidera (1 Samuel 18:6, 7; Salmo 68:11). Isaías indica proféticamente que existen buenas noticias para los judíos exiliados, un mensaje que puede proclamarse a voz en cuello sin temor, incluso desde lo alto de las montañas: Jehová hará que su pueblo regrese a su amada Jerusalén. Hay razón para confiar en ello, pues Él llegará “aun con fuerza”. No existe nada, por tanto, capaz de impedir que cumpla su promesa.
14. a) ¿Cómo ilustra Isaías la ternura con que Jehová conducirá a su pueblo? b) ¿Qué ejemplo tenemos del tierno cuidado que los pastores dan a sus ovejas? (Véase el apartado de la pág. 405.)
14 Sin embargo, este Dios fuerte es bondadoso al mismo tiempo. Isaías da una cálida descripción de la forma en que Jehová conducirá a su pueblo de vuelta a su tierra. Dios es como un pastor amoroso que junta a sus corderos y los lleva en su “seno”. Al parecer, el término “seno” se refiere a los pliegues superiores de la prenda de vestir. Ahí es donde los pastores suelen llevar a los corderos recién nacidos que son incapaces de mantener el paso del rebaño (2 Samuel 12:3). Sin duda, esta conmovedora escena pastoril garantiza al pueblo exiliado de Jehová que su Dios siente un amoroso interés por ellos. De seguro pueden confiar plenamente en que un Dios tan fuerte y compasivo cumplirá lo que les ha prometido.
-