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¿Estará usted en el Paraíso?La Atalaya 2004 | 15 de octubre
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7. ¿Qué sucedería tras los setenta años de desolación?
7 Aquello ocurrió una vez transcurridos los setenta años. Con la bendición de Jehová, las condiciones mejoraron. Imagine la escena: “El desierto y la región árida se alborozarán, y la llanura desértica estará gozosa, y florecerá como el azafrán. Sin falta florecerá, y realmente estará gozosa con gozo y con alegre gritería. [...] [El] cojo trepará justamente como lo hace el ciervo, y la lengua del mudo clamará con alegría. Pues en el desierto habrán brotado aguas, y torrentes en la llanura desértica. Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para ellos, habrá hierba verde con cañas y papiros” (Isaías 35:1-7).
Un pueblo restaurado y transformado
8. ¿Qué indica que el capítulo 35 de Isaías se estaba refiriendo principalmente a personas?
8 De la desolación al paraíso: ¡qué transformación! No obstante, tanto esta como otras profecías confiables indicaban que también se produciría un cambio en la gente, un cambio comparable a que un yermo estéril se convirtiera en tierra fértil. ¿En qué nos basamos para afirmar esto? Pues bien, Isaías estaba hablando de “los mismísimos redimidos por Jehová”, quienes volverían a su patria “con clamor gozoso” y alcanzarían “alborozo y regocijo” (Isaías 35:10). Estas palabras no se cumplirían en el terreno, sino en sus pobladores. Además, en otros pasajes del libro de Isaías se predijo que el pueblo volvería a Sión: “Se les tiene que llamar árboles grandes de justicia, el plantío de Jehová [...]. Porque como la tierra misma produce su brote, [...] Jehová hará brotar justicia y alabanza enfrente de todas las naciones”. Isaías también dijo respecto al pueblo de Dios: “Jehová no podrá menos que guiarte constantemente [...], y vigorizará tus mismísimos huesos; y tendrás que llegar a ser como un jardín bien regado” (Isaías 58:11; 61:3, 11; Jeremías 31:10-12). De modo que, tal como las condiciones de la tierra literal mejorarían, se producirían cambios en el pueblo judío restaurado.
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Pero piense en el paraíso espiritual del que disfrutamos. En contraste con el estado de enfermedad en que una vez nos hallamos, se nos ha sanado espiritualmente. Y compare la inanición que sufríamos con la nutrición espiritual que ahora recibimos. En vez de subsistir penosamente como si nos encontráramos en una tierra espiritual árida, los siervos de Dios gozamos de Su aprobación y de una lluvia de bendiciones (Isaías 35:1, 7). En lugar de vivir a oscuras como en una mazmorra, vemos la luz espiritual de la libertad y el favor divino. Muchos que eran sordos a las profecías bíblicas han llegado a oír y entender lo que dicen las Escrituras (Isaías 35:5). Por ejemplo, millones de testigos de Jehová de todo el mundo han estudiado versículo por versículo las profecías de Daniel. Luego han examinado a fondo cada capítulo del libro bíblico de Isaías. ¿No es este reconfortante alimento espiritual prueba palpable de que vivimos en un paraíso espiritual?
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18. ¿Qué imagen de la Tierra Prometida sin duda transmitieron a los israelitas exiliados las palabras de Isaías 35:2?
18 La frondosa belleza y la fertilidad de la Tierra Prometida eran tales que la simple mención de algunos lugares evocaba condiciones paradisíacas. Este hecho se hace evidente en la profecía del capítulo 35 de Isaías, que tuvo su cumplimiento inicial cuando los israelitas regresaron de Babilonia. Isaías predijo: “Sin falta florecerá, y realmente estará gozosa con gozo y con alegre gritería. La gloria del Líbano mismo tendrá que serle dada, el esplendor del Carmelo y de Sarón. Habrá los que verán la gloria de Jehová, el esplendor de nuestro Dios” (Isaías 35:2). Las referencias al Líbano, el Carmelo y Sarón sin duda transmitieron a los israelitas un cuadro sumamente placentero y halagüeño.
19, 20. a) Describa la antigua región de Sarón. b) ¿De qué manera podemos acrecentar nuestra esperanza de vivir en un paraíso?
19 Piense por ejemplo en Sarón, la llanura costera que se extiende entre las colinas de Samaria y el mar Grande, o Mediterráneo (véase la foto de la pág. 10). Era una región conocida por su belleza y fertilidad. La abundancia de agua la hacía idónea para el pastoreo, pero también tenía bosques de robles en su parte norte (1 Crónicas 27:29; El Cantar de los Cantares 2:1, nota; Isaías 65:10). Por consiguiente, lo que Isaías 35:2 predijo fue una restauración, una tierra que florecería con esplendor para llegar a ser como un paraíso. Además, sus palabras apuntaban al placentero paraíso espiritual, en armonía con la visión que posteriormente tuvo Pablo. Y por último, esta profecía se suma a otras para fortalecer nuestra esperanza de que la humanidad vivirá en un paraíso terrestre.
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